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Las tetas de mamá y 12

en Amor filial

Miguel y Pilar salieron de la tienda y de encaminaron hacia el cine.

- Ha estado bien, eh mamá.

- Si, Miguel, si, ha sido una buena follada, el dependiente tenía un buen rabo.

- Pues la tarde no ha hecho nada más que empezar, seguro que en el cine también te lo pasas bien.

- Seguro que si hijo, tus ideas son todas maravillosas.

Miguel observaba como muchos de los paseantes con los que se cruzaban dirigían sus miradas hacia las tetas de su madre y como cuando pasaban se daban la vuelta para mirarla el culo y se sintió orgulloso del trabajo que había hecho, la había convertido en una auténtica puta, nada ver con la abnegada madre que era antes de comenzar su historia.

El cine iba a ser el culmen, tenía pensado llevarla a ver una película porno y dejar que se la follara cualquiera, a decir verdad últimamente disfrutaba más viendo cómo se la follaba que follándosela él.

Llegaron a la puerta del cine, su madre se quedó mirándo la cartelera.

,- ¿Es esto lo que vamos a ver, Miguel?

- Si, mamá, ¿Porque, no te gusta?

- Si, bueno, me había imaginado otra cosa.

- Ya verás como disfrutas, mamá.

Sacaron dos entradas y entraron en la oscuridad de la sala, en la pantalla una mujer se la chupaba a un hombre más joven que ella, se sentaron en la última fila.

El cine estaba medio vacío, las butacas se movían con un ritmo sospechoso, no hacía falta tener mucha imaginación para saber lo que su ocupante estaba haciendo.

- Ahora, mamá, te vas a sentar con la falda recogida.

Su madre así lo hizo, dejando ver sus muslos casi en su totalidad, estaba algo asustada por el ambiente sórdido del cine.

Se sentó y Miguel empezó a acariciarle la pierna, al poco tiempo al otro lado se sentó otro hombre que empezó a hacerle lo mismo en la otra pierna, es lo que Miguel había imaginado y deseaba.

Miguel siguió subiendo por la pierna de su madre hasta alcanzar su coño, empezó a acariciarle lo, mientras su madre maniobraba con la bragueta de su pantalón para agarrarle el pene.

- Haz lo mismo al desconocido, mamá.

- Pero hijo.

- Haz lo que te digo.

Pilar con su mano temblorosa empezó a acariciar la polla del desconocido por encima del pantalón.

- Así no, sacasela como a mí.

Pilar le hizo caso a su hijo y se vio con una polla en cada mano.

- Venga pajeanos, mamá, dijo Miguel mientras seguía acariciándole el coño, el desconocido mientras tanto había empezado a sobarla las tetas por encima de la blusa, Pilar.se retorcía sin poderlo evitar.

El desconocido no tenía bastante, quería vele las tetas a esa señora y acariciarselas directamente, empezó a desabrocharle los botones de la camisa y metió su mano por dentro, empezó a pellizcar las tetas de Pilar, la hacía daño, quería que parara,.

En ese momento sintió como sus manos se llenaban con la lefa de las dos pollas, las soltó y con apartó la mano del hombre que le pellizcaba las tetas.

- Deje mis tetas en paz, me hace daño.

El desconocido la miró con cara de asco.

- Eres una verdadera puta y te voy a follar aquí mismo, dijo mientras se levantaba con la polla fuera dispuesto a cumplir su amenaza.

Miguel se levantó también y le dió un empujón haciendo que cayese sobre su butaca.

- Ya está bien, has gozado lo suficientemente, te ha hecho una paja una mujer como mi madre y has sobado las mejores tetas de tu vida, márchate.

El desconocido se levantó .

- Me las vais a pagar, dijo.

Sacó una navaja del bolsillo y antes de que pudieran reaccionar se la clavó a Pilar en la teta que tenía más cercana, Miguel se quedó paralizado viendo la herida de su madre, el hombres volví a apuñalarla, esta vez en el corazón y huyó.

Pilar quedó espatarrada en la butaca, con la falda por la cintura y las tetas al aire, llena de sangre, mientras Miguel se abrazaba a ella y lloraba con desesperación.