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Las tetas de mamá 6

en Amor filial

Miguel se despertó, le costó recordar donde estaba, ah sí, en el pueblo, había ido a por su madre, estiró la mano para tocarla y vió que no estaba, era una pena, le hubiese encantado empezar la mañana follándosela, prestó atención y oyó la ducha, si, pensó sonriendo, necesitaba una ducha y algo más.

Se acercó al cuarto de baño, entró, por el sur estaba la ropa de su madre, el camisón, las bragas y el sujetador, cogió las bragas y se las llevó a la nariz, olían a su coño cosa mala, se estaba poniendo malo.

Vió a su madre a través de las cortinas, se veía su silueta, se estaba enjabonando, en un momento dado se agachó para enjabonar se las piernas y sus tetas empezaron a balancearse siguiendo sus movimientos, no pudo más y corrió las cortinas.

- Hola, mamá.

- ¡Ah!, Hola hijo, me has asustado.

- ¿Me haces un sitio?

- Claro, ven aquí mi niño.

Miguel se bajó los calzoncillos y se metió en la ducha con su madre, como siempre huevos derecho a sus pechos, estaban llenos de jabón pero no le importó, les dió un buen lenguetazo, los pezones de su madre se endurecieron y suspiró.

- Miguel, no tienes hartura.

- No, mamá, no.

Miguel la soltó y la dió la vuelta, la inclinó hacia delante, su madre se agarró a la barra del toallero, su culo y su coño estaban a la altura de la polla de Miguel y sus tetas colgaban que era lo que él quería.

Dirigió su miembro hacia el coño de su madre y se lo metió todo lo que pudo, agarrándola por la cintura, su madre suspiró.

Miguel empezó a moverse follando a su madre, sus tetas se balanceaban al ritmo de sus embestidas, estaba cachondísimo.

- ¡Ah! Mamá, tus tetas son como campanas, como se mueven,.

- Si hijo, si y tú tienes el badajo que las hace sonar. No digas nada y sigue follándome.

- Si mamá, si.

Miguel no tardó mucho en correrse, agarrando con fuerza las tetas de su madre. Se separó de ella y acabaron de ducharse, iban a perder el autocar.

- Hijo, elígeme tu la ropa, quiero que tu padre me vea guapa.

- Vale mamá, pero seguro que papá no se fija en eso, estará deseando quitarte la ropa.

Se dirigió al dormitorio, abrió el cajón de la ropa interior y excogio un sujetador blanca que solo le tapaba medio pecho. Abrió el armario y eligió un vestido gris de cuadritos con una cremallera en la parte superior, a la altura de las tetas y una raja en la parte lateral que dejaba los muslos al descubierto, solamente con rozar la tela de la ropa de su madre se volvió a excitar, pero no había tiempo que perder.

- Toma, mamá tú ropa.

- Gracias, hijo ¿Y las bragas?

- Mejor sin bragas, dijo guiñándole un ojo.

- Se me va a helar Bel coño, dijo su madre sonriendo.

- Tranquila, ya se me ocurrirá algo para calentártelo.

- Seguro que su hijo.

Salieron de la casa y se dirigieron a la calle donde paraba el autocar, en el pueblo le llamaban la viajera.

Sólo había otra persona esperándola, una prima lejana de su madre.

- Hola, Pilar, ¿Te vuelves ya para Madrid?

- Si, ya me vuelvo para casa.

- ¿Es este tu hijo?

- Si, Miguel.

- Vaya, está hecho todo un hombre.

- Si, Eugenia, no lo sabes tú muy bien.

Subieron al autocar, Miguel y Pilar fueron a la parte trasera y su prima se sentó detrás.

Cuando empezó la marcha Miguel puso su abrigo sobre sus piernas y sobre las de su madre aparentando frío y se acercó a su oído.

- Te dije que te iba a calentar el coño y lo voy a hacer le dijo susurrándome.

- Si, hijo calienta a tu madre.

Miguel metió la mano por la raja del vestido de su madre y llegó a su coño, que no llevará bragas facilitó la tarea, empezó a acariciarla por encima.

A su vez el se desabrochó el pantalón y llevó la mano de su madre hacia su miembro para que hiciese lo mismo.

Lo hacían despacio para que el abrigo no se moviera mucho, su prima estaba detrás y no querían que se enterará.

Miguel metió los dedos en el coño de su madre y empezó un mete-saca suave, su madre se removía en el asiento y se mordía los labios para no suspirar, al mismo tiempo acariciaba la polla de su hijo que ya estaba completamente tiesa, la agarró y empezó a masturbarse despacio.

No podían más ninguno de los dos, su corrida fue en silencio lo que la hizo si cabe más placentera, se arreglaron la ropa lo mejor que pudieron y esperaron a acabar el viaje.

Cuando se bajaron del autobús se despidieron de su prima y se fueron para casa.

- Vamos mamá que papá tendrá ganas de follarte, estará con la polla en la mano.

,- Si, vamos, que yo también tengo ganas de verle.

Jesús estaba impaciente, deseaba volver a ver a su mujer, tenía una erección de campeonato, pensó en masturbarse, pero no, tenía que aguantar, la iba a echar el mejor polvo de su vida, suponía que su hijo se la habría follado ya, pero no le importaba, le excitaba más incluso.

Abrieron la puerta, eran Miguel y Polar, Jesús se les quedó mirando, sonriendo, que buena que estaba Pilar, que tetas tenía y el vestido que llevaba que dejaba ver sus muslos le excitaron todavía más, que estúpido había sido echándola de cada, menos mal que había vuelto.

- Hola, Pilar estás guapísima, dijo Jesús acercándose para besar a su mujer.

- Hola, Jesús, me alegro de estar de vuelta, dijo Pilar, observando el bulto que tenía Jesús en la entrepierna, ya veo que te alegras de verme.

- Bueno, dijo Miguel, yo me voy que seguro tenéis muchas cosas de las que hablar, dijo guiñándole se un ojo.

- Me parece que vamos a hablar poco, dijo su padre riéndose.

Miguel salió.

Su padre se abalanzó sobre Pilar agarrándola bien del culo y apretándola contra la puerta. Pilar notaba la polla de su marido contra su abdomen, estaba tan dura como una barra.

Jesús empezó a morrear la y le subió la falda del vestido,.

- Vaya, estás sin bragas.

- Si, tu hijo dijo que era mejor así.

Jesús ya no dijo nada, se sacó la polla y se la metió de un solo empujón hasta el fondo, la aferró las tetas por encima del vestido y empezó a follarla contra la puerta.

- ¡Oh, Pilar cómo he echado de menos tu coño tan calentito y tus tetas!

- Y yo esta polla y la de tu hijo, pero ya todo ha terminado, no nos separaremos más, follársela con vosotros tanto como queráis. ¡Qué gusto! Sigue, sigue.

- Si, guarra, te vamos a follar por delante y por detrás todos los días.

- Si, si, cuanto queráis,?

Jesús se corrió apretándola más contra la puerta, le abrió la cremallera del vestido y sacó sus tetas, se las empezó a comer.

- Siguen igual de dulces, que tetas tienes, Pilar, me vuelven loco.

- Pues cómetelas que son tuyas.

- Y de tu hijo, no lo olvides.

- Descuida, si yo me olvidó seguro que él no lo hace. Vamos a descansar un poco que estoy agotada,vaya tendremos tiempo de seguir.

Está bien, dijo Jesús soltando las tetas.

Pilar se las metió dentro del sujetador y se subió la cremallera, se alisó el vestido y se fue hacia la cocina seguida de Jesús.