miprimita.com

Halloween

en Sexo con maduros

Semana intensa en actividades, por fin se acerca Halloween, todo planeado. Aprovecho de lo holgado de mi horario para ir a buscar los disfraces. Luego de mucho insistir primero un café con los chicos y luego salgo a la búsqueda de una fecha que presiento será memorable para ambos. Mucho nos costó decidirnos, al final la mejor opción fue la vencedora. Me apresuro a buscarlos, miro la hora todavía estas en el curro. De camino pienso en lo rápido que ha pasado el tiempo y la suerte que tuvimos de encontrarnos en nuestros caminos, no ha sido fácil pero cada minuto ha valido la pena. Rápido me dirijo a la tienda de disfraces pasando veloz al lado de transeúntes que recorren con más calma las calles, por lo visto algunas malas costumbres no se pierden y lo de caminar muy rápido es una maña de mis tiempos en Venezuela, recojo los disfraces y el maquillaje, vuelvo a checar el móvil mucho tiempo de sobra. Mientras más temprano mejor, así que sin perder mucho tiempo me dedico a darle los toques finales a los disfraces. El tuyo es de un piloto de avión, lo miro unas cuantas veces y varias ideas fugaces pasan por mi mente, sin duda los juegos de roles son lo nuestro y puedo admitir que tengo una debilidad cuando te veo uniformado o de traje. Trato de apartar esas ideas de mi mente, y me centro en darle los detalles finales, deben estar rasgados en partes estratégicas al final seremos zombies… Aunque seré la linda azafata que trata de huir del piloto… Desde mi humilde opinión en sexy piloto zombie de ojos verdes.

Semana dura, pero viene halloween. Hoy toca juegos y txutxes con los niños por la tarde, cenita popular ¡y fiesta! Sacaras tu mejor artillería. Los disfraces serán geniales. Camino a casa, lo planeas todo en tu mente. Al llegar a casa, lo tengo casi todo preparado. Mientras  termino de preparar los disfraces, decoras el exterior para hacer saber que nos unimos al truco-trato. Tus jóvenes primos y primitas pasaran por aquí con sus calderitos, pero estaremos preparados. Tenemos un montón de txutxes para repartir. Y sustos... Se acerca la hora. Nos ponemos los disfraces "Mi vida, te queda genial. Y muy muy sexy. No sé si voy a poder contenerme" Lo preparamos todo, pero nos pilla el toro. Los primeros niños tocan a la puerta y yo aún no estas. Abro  y les doy txutxes, mientras terminas el maquillaje y las lentillas. A penas reconoces a la persona tras el espejo. Das miedo. Todo listo. Me preparas un par de cosillas justo a tiempo. Llaman al timbre y abres la puerta gimiendo y gruñendo. El grupito de tres preciosas princesitas de unos 6 añitos salen gritando. Mientras tú te quedas sin aire de la risa, tengo que salir tras ellas para calmarlas y darles las txutxes.

Te recuerdo que aunque debemos asustar la idea no es que los peques salgan corriendo, "eres todo un liante" te dijo luego de darles a las pequeñas muchos dulces como recompensa por el susto que les has dado. Tengo que admitir que el maquillaje ha quedado de lo mejor y que te luce muy bien el traje de piloto. Muerdo mi labio inferior cuando te veo, me atraes incluso con la pinta de zombie y todo ese maquillaje encima. Vuelven a tocar la puerta esta, vuelves a salir y asustas a otro grupo esta vez son dos pequeños y una princesa, uno de ellos es tu primo. No puedes parar de reír cada que salen corriendo cuando te vez, admito que también da mucha risa su inocencia y recuerdo años atrás mi infancia, no fue buena pero si hubo momentos de risas. Antes de seguir con la ronda de sustos te acomodo un poco el maquillaje en una zona para que quedes perfecto y seguir "atormentando" a los niños

La tarde se ha pasado en un suspiro asustando a los peques. Incluso tus primos, conociendo donde vives y que eres tú, estaban atemorizados. “Creo que tendré que responder ante la family más  tarde, jeje” Pero, los niños vienen a por más. Se ha corrido la voz de que damos miedo de verdad, y es una marea de niñ@s. Tras un par de horas de sustos y golosinas, empieza la merienda popular y todo el mundo baja a la plaza. Allí nos juntamos con amigos y vecinos, y la mayor parte se nos queda mirando por nuestros elaborados disfraces, y sobre todo mis bonitas piernas. Incluso para camina por el pueblo, vamos actuando, tu persiguiéndome y yo huyendo con mi bolsito de mano listo, para la transformación. Cuando me das la señal me uno a tu búsqueda insaciable por carne humana, la expresión de los peques es de no creer, están completamente asustados incluso más de uno ha salido corriendo, las felicitaciones no se hacen esperar y en mi mente pasa que esta fiesta nos va como anillo al dedo al fin y al cabo los disfraces son lo nuestro.

Tras jugar un rato con los niños, nos unimos a la cena popular, donde hay varias deliciosas cosas. Tenemos que comer con cuidado para no estropear el maquillaje. Terminada la cena, empieza el desfile. Entramos al baño, a retocarnos, y preparas el salpicador. Cuando empezamos el desfile, todo son risas y juegos. Yo sigo huyendo, y tu persiguiéndome y justo en el momento en que me das caza, me muerdes en el cuello y disparas el salpicador, dejándome el cuello y la parte superior del uniforme empapada de sangre falsa. Me tiras en el suelo, mientras finges morder todo mi cuerpo, al tiempo que lo salpicas de sangre y me pones algunas tiras de silicona por la cara y brazos. Cuando me levanto, soy otra zombie, y tú, tu un no muerto con una potente erección por el hecho de haber estado toqueteando mi cuerpo. Ambos nos hemos acalorado un poco pero tratamos de mantenernos en el papel mientras pasa todo el relajo, admiro tu capacidad para controlarte y se lo mucho que te cuesta mantenerte alejado de mi cuando estas en ese estado de excitación que logras disimular muy bien las miradas mutuas no se hacen esperar pensando lo que viene. Continúa el desfile que termina en un baile. Ahí es donde entra en juego el disfraz de zombie, ya que disimula tus torpes movimientos occidentales, totalmente opuestos a mis perfectos movimientos latinos. Viendo cómo me muevo, se te hace difícil no morderme. Varias miradas masculinas se centran en mi cuerpecito. "mi niña, nos tomamos un par de "pociones de muertos" ¿y hacemos mutis? Tengo hambre de ti..." No puedes evitar un suave mordisquito en cuello y orejita que me arranca una risita.

Tus dientes clavándose suavemente en mi cuello, no sabes lo mucho que me excita. Tus dedos disimuladamente se clavan en mis caderas con el baile que a decir verdad das demasiado crédito a mis movimientos pero ambos nos defendemos. Tus labios recorren mi cuello y mi oreja, lo cual me causa un suave gemidito. La temperatura sube con el baile y los mordisquitos. Cuando nos tomamos las opciones, nos despedimos del resto de amigos y vecinos y discretamente nos retiramos de la carpa. Cuando llegamos a casa son ya las 2.00 y empieza el juego. Un gruñido de no muerto me asusta levemente y salgo huyendo de tu lado, pero no voy a poder escapar. Me sujetas con una mano y me despojas de la parte externa del disfraz, quedando un sugerente y muy sexy conjunto. "Ahora sí que te comeré...” "Uhm... creo que tengo un problema pero el disfraz de piloto te queda muuuy sexy" susurro traviesa mientras tus labios recorren inquietos mi cuello y mis leves jadeos no se hacen esperar. Sonríes pícaramente cuando notas mi reacción tan receptiva a tus caricias.

Empiezas a darme mordisquitos por todo el cuerpo. Mi aspecto es espectacular, aun con los restos del maquillaje de no muerta. Mis preciosas y firmes piernas, mi deslumbrante figura, las nalgas de mi culito a penas tapado por la faldita y ese precioso ombliguito que tanto te enloquece. Se aprecia mi cuerpecito desnudo hasta casi mis perfectas tetitas, tan solo tapadas por un top en el cual ya se marcan los pezones. Ves como se eriza mi cuerpo con cada mordidita de mi cuello y como se me pone la piel de gallinita al paso de tus dedos por mis brazos, mis caderas, buscando mi tripita. "cerebro viiiivooooo" Tu boca recorre ese camino de suaves mordidas, me deleito a cada paso y mi cuerpo tan receptivo te da la luz verde para que continúes recorriéndome, pocas cosas me excitan más que tener tu boca mordiéndome y besándome suavemente y ese traje…  me está poniendo muy pensativa Tus mordidas, acompañadas de sonidos guturales suben en intensidad, y desplazan con velocidad. Bajan por mi cuello, hacia mi pecho. Tus manos abren el cierre de mi disfraz y sin llegar a quitármelo, despejo el camino hacia mis senos. Tu boca busca mis pezoncitos mientras tus manos, despejan la zona inferior de mi cuerpo. Te separas unos centímetros para ver como mi cuerpo brilla en los sitios donde has pasado tu lengua. La imagen es estremecedora. Una linda preciosidad de niña, con los pechos descubiertos la corta faldita medio ajada, y sus preciosas piernas torneadas. Te acercas de nuevo a mí, dispuesto a atacar mi cuerpo de nuevo, y me tomas en volandas con facilidad para dejarme sobre el sofá y seguir devorándome. En mi pancita, siempre me arranco risitas, mi lunar, siempre te enloquece. Y el olor, mi olorcito delicioso, ya empieza a notarse algo que siempre te hace perder los papeles.

Siento como aspiras mi aroma, un suave mordisquito en mi muslo acompañado por un suave gritito de mi parte. Sonríes, el color de tus ojos destaca aún más con los restos de maquillaje y que puedo decir tu mirada es algo que me hipnotiza, jugueteando cierro mis piernas, que inmediatamente vuelves a abrir y sonrió picara haciendo de nuevo ese movimiento, tu mirada esta vez es un poco severa, como al niño que le quitan su dulce favorito. Las abres con sutileza pero a la vez de manera firme, me sonrojo, me sorprende como todavía me sacas los colores con tanta facilidad y mi mirada cómplice te indica que puedes continuar tu camino. Abres mis piernecitas y recorres con tu boca el camino desde mis preciosos tobillos hasta la parte interna de mis muslos que tanto te gusta. Besas, y presionas con tus labios fingiendo morder y devorar, cambiando de una pierna a otra. Justo cuando estas a punto de atacar mi mojada cueva, y sintiendo mis manos sobre tu cabeza sujetándote con fuerza, te retiras hacia atrás, con la intención de tomar el móvil para tomar unas fotos, y buscando esa cara de sorpresa que pongo cuando me tienes a puntito, esperando ese ataque inminente y te retiras de forma brusca. Te encanta desatar mis más salvajes instintos. Mi mirada lo dice todo, detesto que me dejes a medio camino, y mi mano atrayéndote hacia mi rajita... Sabes que has despertado a la tigresa y eso se te encanta. Sonrió de manera picara mientras me abres nuevamente disfrutando de mi sabor, no sin antes tomar unas cuantas fotos para tu colección, tengo que admitir que me pone de sobremanera que me fotografíes en este momento tan erótico e íntimo.

Tomas fotografías, de mi cuerpo desnudito, con mis piernas bien abiertas y cara de excitación. Tomas unos primeros planos de mi rajita, brillante y chorreando jugos, antes de dejarlo de lado de nuevo, pero cerquita, y meterte de nuevo entre mis piernas. Cuando metes tu lengua de nuevo, compruebas con deleite que estoy más empapada que antes. Se ve que la pequeña sesión de fotos ha disparado mi excitación. Tu lengua vuela dentro de mí, estimulando mí siempre inflamado botoncito, y arrancándome pequeños grititos. Tu lengua busca mi culito, para ir preparando el camino, lubricándolo bien, y saboreando su sabor. Te encanta cuando está un poco sudadito. Mis piernas presionan suavemente tu cabeza buscando el placer máximo. Me sonrojo cuando tu lengua sigue disfrutando de los mayores placeres. Mi vagina esta empapada y le sacas provecho al máximo. Tus labios presionan mi clítoris, tu lengua se sumerge en el gran océano de mis flujos, que mi coñito segrega sin cesar. Tu lengua, ávida de deseo, recorre toda la longitud de mi sexo, y se adentra de nuevo en el deseado camino hacia mi rosado y apretado culito, empapado ya por tu saliva, en un movimiento que sabes que me enloquece. Intentas penetrar mi agujerito con tu lengua y te ayudas con los dedos para dilatarlo, provocándome grititos de excitación. Tu otra mano, juega con mi botoncito disparando mi lujuria y sientes por mi acelerada respiración, que estoy a punto de caramelo, a punto de regalarte otro de mis deliciosos orgasmos. Retornas a mi rajita para no perderte nada, pero tus dedos, se quedan de inquilinos en mi culito, con movimientos circulares y profundos, preparando el camino.

Mi cara es un poema de lujuria máxima, la manera en cómo me comes, en como tus dedos se adentran de mí, bendita habilidad que me hace enloquecer. Te tomo del cabello apartándote un segundo de mi rajita, lo notas, notas el fuego en mi mirada que se ha ensombrecido por el deseo. Mi excitación está a tope y me regalas esa sonrisa lobuna que tanto me encanta. Te pego con un poco de intensidad a mi almejita que no dudas en atacar con más intensidad, mis dedos se hunden en tu cabello y lo sonoro de mis gemidos invade toda la habitación, música para tus oídos Es en este punto, donde sabes lo que tienes que hacer para conseguir mi explosión. Introduces tu dedito dentro de mi culo un poco más, moviéndolo en círculos con más intensidad al tiempo que presionas mi clítoris con tus labios. El roce de mi botoncito, y la presión me hacen clavar las uñas en tu cabeza haciendo el orgasmo inminente. Cuando presionas con tu lengua mi botoncito y se cuela dentro, exploto entre gritos inundando tu boca con mis flujos, que bebes con deleite. Saboreas cada gota de mi saladito néctar, bebiendo y tragando con lascivia. Tu lengua no se detiene veloz ante ese orgasmo, le sigues en rapidez pues lames con tal intensidad que logras tenga un segundo orgasmo en cadena, goloso devoras y chupas hasta la última gota de mi jugo, que puedo decir verte la cara empapada de mí, que huelas a mí, es una sensación triunfal que me hace sentirte mucho más mío. Tu lengua recorre traviesa ante los últimos espasmos asegurándose de haber tomado todo.

Presa de la excitación, y con tu boca llena de mis flujos, los cuales has tragado y degustado, te incorporas con tu verga en la mano, y viendo mi carita de niña dulce, la deslizas por mi cara. Cuando ves la abertura de mi boca, la introduces de un solo empujón hasta los huevos, pero lentamente, dándome tiempo a tomar aire. Te encanta la sensación de tener tu polla dentro de mi garganta, de sentir la presión de mis labios sobre tu verga, de sentir mi saliva en tu glande y mi lengua deslizándose por él. Te encanta follarme la boca, ver la imagen de tu verga desapareciendo dentro de ella, y notar la presión de tus huevos en mis labios, dejarla allí unos segundos para retirarla de nuevo. Tienes debilidad por mi boquita, por eso, debes controlarte el doble. Tras unos minutos de máximo placer, y viendo la inminente explosión decides retirarte y besar mis labios, mi cuello y mis firmes y apretadas tetas. Retornas a besar mi pancita y ese lunar que te enloquece. Tu lengua vuelve a mi coñito unos segundos antes de ponerte en posición, apuntando tu verga, esta vez a mi deliciosa, cálida y húmeda panochita. Me sonrojo cuando me besas es mi reacción natural, cuando me tocas me haces estremecer. Cuando veo tu retirada mi boca queda con ganas de más, pero estas muy entretenido con mi almejita. "¿69? Piloto sexy" susurro "Tentador, pero estoy deseando entrar dentro de ti" Te sitúas en la privilegiada posición de poder penetrarme. Abres mis piernas y rozas con tu verga la entrada de mi conchita, estimulando mi botoncito, rozándolo con tu glande. Mi respiración se acelera de nuevo, mis ojos se entornan y suavemente, deslizas tu verga dentro de mi vagina hasta el fondo arrancándome un gritito. Tras varios movimientos con suma lentitud, y con la excitación al máximo, aceleras el ritmo y la fuerza de las embestidas.

Ese ritmo, esa electricidad que recorre mi cuerpo cuando estas s punto de hacerme tuya, cierro los ojos para disfrutar del momento, de la fricción que generan nuestros sexos. Mi almejita como siempre succiona a tu verga, sabe que le pertenece y aprieto un poco mis músculos así me disfrutas más prieta La penetración es profunda y contundente. Te encanta cuando aprieto mi almejita como solo yo sé hacerlo. Cada vez que lo hago, te evocan a la primera vez. Tratas de contener tus impulsos, hacerlo suave y pausado, mimándome y con suaves besitos. Besas mi cuello, mis orejitas, mi boca. Entierras tu verga totalmente dentro de mí, manteniéndola unos segundos y la retiras con lentitud, disfrutando de las sensaciones. Escuchas mis suaves gemiditos, sientes las vibraciones de mi cuerpo y te pegas más a mí, tratándote de fundirme conmigo. Ese ritmo... este es el ritmo que tanto me encanta, como logras llevarme al éxtasis con esa penetración la manera como tu miembro es devorado por mi intimidad, como se acoplan sin duda están hechos el uno para el otro como sus dueños. Mi respiración se entrecorta, tus besos tan suaves parecen las caricias de una pluma me hacen sentir tan amada, la manera en cómo me miras con esa necesidad de saciarte, de beber de mi me cautiva y nuestros sonidos me enamoran.

Los besos, las caricias, los suaves gemidos que llenan la habitación y la colman de amor y ternura. Tu miembro dentro de mí, llenándome, sintiéndome, acoplándose a la perfección con mi húmedo sexo, que lo cubre con sus flujos. La pasión y el amor, crecen junto con la excitación, que se hace incontenible. El deseo, se hace incontrolable. Y tus manos bailando sobre mi piel, te has encargado de colonizar cada milímetro de mi piel, haciéndolo tuyo, haciéndome más tuya con cada roce. Nuestras bocas que se entrelazan, nuestras lenguas que se devoran insaciables. El sonido de nuestros cuerpos uniéndose, queriendo fundirse en un solo ser. Tus palabras susurradas en mi oído que aunque parezca increíble logran sonrojarme, palabras lujuriosas, palabras de amor, que se entremezclan y ya no saben cuáles son cuales. Y mis gemidos que se acallan lentamente, son bebidos por tus labios "Besos de miel" susurras y te dedico una sonrisa que solo se ve cortada por un gemido ¿Se puede sonreír mientras se tiene un orgasmo? Creo que sí, y mis uñas descaradas que se clavan un poco un tu piel, marcas de una noche de pasión que no se pueden evitar me catapultas al clímax una vez... dos veces... tres veces... Mi cuerpo pide un respiro pero ni tú ni yo deseamos parar, nuestros sexos tampoco y nos sumergimos por completo.

El ritmo es frenético. Estamos totalmente acompasados en un baile delicioso que nos llena de amor, lujuria y pasión a los dos. Mi perfecto disfraz, solo potencia tu libido y embota tu mente, que abandonada al delirio, busca el clímax para ambos. Sientes mis uñas en tu espalda, una y otra vez, clavándose y deslizándose. El sudo provoca escozor, pero la excitación es mayor. Los flujos de mi coñito facilitan la penetración que cada vez es más rápida y profunda. Tus manos sujetan firmes mis caderas, siento como tus embestidas se aceleran cada vez más, mis senos que se mueven al ritmo de nuestros cuerpos. Tu sonrisa lobuna cuando bajas a devorar mis pezones, los succionas con fuerza, queriendo fundirte con ellos. Elevas un poco mis caderas para hacer más profunda aun la penetración, mi cuerpo se retuerce de placer y mis gemidos sutiles, aniñados te teletransportan al cielo. Jugueteas con tus dedos recorriendo mis caderas, causándome leves cosquillas, y antes de darme cuenta mis piernas sobre tus hombros y tu cuerpo dejándose caer un poco más sobre el mío, más profundidad así. Sabes perfectamente que tengo debilidad por esa posición y le sacas el máximo provecho a ello.

Con el conocimiento que tenemos de nuestros gustos y perversiones, todo es más fácil. En esa mágica postura, tus huevos presionan contra los labios de mi apretado coñito, que mágicamente, siempre parece el de una prepuber. Tus dedos se clavan en mi piel y recorren mis caderas, mis nalgas, y mis piernas. Siento el inminente orgasmo, y en estos momentos, siempre la misma duda. ¿Con que perversión terminaremos esta vez? "mi niña..." Muerdes tus labios para contener los gemidos. No hay nada que erice más mi piel que me cause esa mezcla de morbo y ternura que escucharte llamarme así en esos momentos de excitación. Mi mirada se conecta con la tuya, con ella decimos todo. Sujetas firmemente mis piernas aumentando gradualmente tu ritmo, cierro mis ojitos por la intensidad pero recapacito y los abro nuevamente. Mis gemidos son flojitos y mi rajita succiona tu verga, "dame mi lechita laztana" ni siquiera sé cómo he dicho esas palabras pero sé que te encanta escucharlas, mi cuerpo te desea al máximo y quiere su premio Ajeno a todo y totalmente entregado a mí, deleitándote con mi disfraz, disfrutando de mi cuerpo, los recuerdos de nuestro primer encuentro acuden a tu mente.

Sintiendo un orgasmo inminente, aceleras el ritmo y la fuerza de la penetración, arrancándome infantiles gemidos cada vez más fuertes. Mis uñas se clavan en tus hombros. Tu polla en mi coñito. Tratas de detener la riada de esperma que sale de tus huevos, pero ya es imposible. Con un último golpe de cadera entierras tu verga en lo más profundo de mi cuerpo justo en el momento en que te vacías por completo en mi interior, llenándome de lechita caliente. Justo se acercan las últimas pulsaciones, llega mi orgasmo, y te aprieta con fuerza contra mi cuerpo. Pasados unos segundos, y cuando nuestras respiraciones abandonan su agitación y nuestros corazones vuelven a la normalidad, una pregunta acude a tu boca... "mi niña.... ¿tomaste esta semana las píldoras anticonceptivas?" Mi mirada se pierde en la tuya. Tus palabras me sacan un poco de onda, pero empiezo a hacer memoria, trago saliva... Luego de salir del letargo salto de la cama hacia la mesita de noche donde están las anticonceptivas, miro tu cara que empieza a denotar preocupación, mi actitud es la misma, nerviosismo. Unos instantes después me reiteras la pregunta y una sonrisa maliciosa se dibuja en mis labios, partiéndome en una carcajada "¡¡obvio, dulce o truco!! jajajaja" me miras con cara de pocos amigos atrayéndome a la cama y atacándome con cosquillas

"¡¡Este susto me lo pagas!!" Tus manos atacan mi cuerpo sin piedad. Vuelan por todas aquellas zonas que sabes me enloquecen a cosquillas. El susto que te he dado... lo pagare caro. Me retuerzo en tus manos intentando escapar, pero la gran diferencia de peso, fuerza y tamaño te da una gran ventaja sobre mi agilidad y velocidad. Me lanzas de nuevo sobre la cama y me atacas sin piedad. Con tu incipiente barba, atacas mi cuello, haciendo que mi risa retumbe por toda la casa. "Para.... ¡si no paras me hare pis!" Ya te he hecho esa amenaza anteriormente, solo para que me soltase, y luego resultó ser falsa. Esta vez, no piensas dejarme escapar. Los costados de mi cuerpo son tu siguiente objetivo cuando una nueva amenaza de escape sale de mis labios y la duda te atenaza.  Intento zafarme pero es muy difícil que lo logre, tus dedos vuelan hacía los puntos exactos donde sabes mis cosquillas son más, la incipiente barba que te hace ver tan sexy también hace de las suyas. Lo veo inminente, pero aprovechó la oportunidad de descuido de tu parte y me escurro entre tus piernas "auxilio un liante viene por mi" me parto de risa mientras intento correr pero aprovechas tu altura para estirar tu brazo y atrapar el mío, para tirarme de nuevo a la cama.

 Las carcajadas son cada vez más altas y seguidas, tanto, que en ocasiones me falta el aire. Tirados encima de la cama intento escapar de nuevo, pero me sujetas por la pierna y caemos al suelo. Mi desnudez hace que sea más accesible. Cuando tus manos vuelan de nuevo veloces entre mis muslos, grito que no puedo más, que se me escapara, pero no te lo crees y continúas con la tortura. "idiotaaaaaaa" Suelto el infantil gritito mientras mis uñas se clavan en tu cuero cabelludo, y te paraliza. "se me escapo..." Bajas la mirada y puedes ver con asombro, que, en efecto, se me ha escapado algo, y lejos de sentir rechazo o remordimiento, te lanzas entre mis piernas a limpiarme enterita y beberte mis fluidos.  Mi rostro no puede estar más apenado, a decir verdad si bien compartimos todo me da algo de vergüenza la situación. Busco tu cara para ver algún rastro de enojo o incomodidad pero lo que veo no puede ser más alejado de lo que hubiese pensado sería tu reacción. Bajas besando mi tripita hasta llegar a mi rajita. La mezcla de sabores y olores es bastante intensa y eso no te detiene en dejarme reluciente. "Lo siento vida, pero tengo que arreglar lo que se rompe" Descubres el intenso sabor de los flujos de mi rajita mezclados con esos otros fluidos, menos nobles, que han escapado por ellos. "me parece...que se impone una duchita. Pero te prometo ser bueno" Sin darte tiempo a terminar tus palabras, salgo disparada hacia el baño, no sin antes, abrir las nalgas de mi culito antes de cerrar la puerta ante tu asombrada mirada.

 Sales disparado detrás de mí, y entras a la ducha a toda velocidad. Me dedico a graduar el agua, y tú te pegas a mí acariciando mis caderas "compórtate liante" me lanzas esa miradita de niño bueno que no rompe ni un plato. Un dulce beso acompaña tus movimientos y estremece todo mi cuerpo. "me comportare" En esta ocasión, haces honor a tus palabras, puesto que ya es tarde. Sin darnos cuenta han volado las horas y pronto habrá que levantarse. Aunque sea festivo, tenemos que movernos por la mañana. No pierdes oportunidad de enjabonar mi cuerpo, y disfrutar de mi suave piel. Cuando llegas a mi pubis, tampoco puedes evitar meter los deditos. "hay que limpiarte bien aquí...que nunca lo haces." Un suave golpe en tu cabeza llega como respuesta. Seguimos el ritual de la ducha, paso a paso, disfrutando el uno del otro, con movimientos suaves y estudiados. Minutos más tarde, sentados en la camita, ves cómo se abre mi boca en un profundo suspiro que te contagia. Nos metemos dentro de la cama, acoplados el uno con el otro. Muy juntitos, fundidos en un abrazo.  Me acomodo en tus brazos, miro la hora y suspiro ya es casi de día. Se nos ha ido casi toda la noche disfrutándonos. Me acoplo perfectamente en cucharita. Mi menudo cuerpo se ve arropado con tu gran cuerpo. Siempre me siento protegida, tuya, la sensación de estar en tus brazos siempre me regocija, un sueño que ambos logramos hacer realidad. Disfrutar de nosotros, sentirnos y tu aroma me embriaga al igual que tu amor.