miprimita.com

Reconciliación

en Sexo con maduros

“Todas las parejas discuten, todas las parejas tienen problemas, ninguna relación está exenta de malos momentos, de malos entendidos. Los años de convivencia te ensañan mucho de una persona, pero lo más importante es saber esas pequeñeces, esos pequeños errores que todos cometemos no son motivo para tirar por la borda lo que tan duramente se ha construido. A veces faltamos unos, otras veces faltamos los otros, pero bien dicen que errar es de humanos y rectificar es de sabios.

Así que no hay que darle mayor importancia a tonterías que aunque claro pueden causar pesar y en algunos casos algo de dolor no son un verdadero motivo para fracturar algo que desde que nace es hermoso como lo es el amor. Es por ello que es admirable ver a parejas con 40 o más años juntos, no significa que nunca hayan tenido problemas, sino que supieron ser maduros y hablarlos, dedicarse un tiempo a reflexionar, solucionarlo y seguir adelante caminando juntos por los senderos de la vida.” Son palabras que reflexiono mientras hago un ovillo en el sofá.

Creo que ha sido un día largo para ambos, al menos una tarde bastante larga y exhaustiva emocionalmente, nunca me ha sido fácil enfrentar las situaciones emocionales pero decidí tener una mente fría y no dejar que mis taras mentales me consumieran, no vale la pena. Me miro en el espejo y tengo el rostro bastante enrojecido, maldijo por lo bajo pues no puedo soltar un par de lágrimas sin que mi cara se convierta en un poema. Recuerdo la transmisión del día anterior  de la Vuelta a España “Fabio Aru el hombre de las mil caras” Sin duda mi rostro es tan expresivo como el suyo.

Ambos hemos levantado la bandera de la paz, hemos hablado y dado por zancajo el tema, sin embargo la tensión es palpable en casa, después de un rato dándonos un tiempo fuera entras a nuestra sala, te sientas a mi lado apoyándonos en el respaldo del sofá. Nos miramos sin decirnos nada, una risa floja que rebaja la tensión.

Los minutos pasan y seguimos uno al lado del otro, todo lo que hemos dicho, lo que hemos acordado… Me vuelves a sonreír y extiendes tu mano colocándola entre la distancia que separa nuestros cuerpos, esperas expectante mi reacción. Te dedico una sonrisa a medio lado, mis ojos un poco enrojecidos al igual que mi nariz, me la sorbo un poco, extiendo mis dedos, son tan largos que le hacen batalla en el tamaño a tu fuerte mano, los atrapas con fuerza y determinación. El silencio es máximo, el sonido de nuestra respiración acompasada, podría jurar que puedo sentir también el latir de tu corazón.

Creo que la siguiente acción es la adecuada, la gusta y la necesaria para dar por terminado realmente el conflicto. Me siento a horcajadas sobre ti. Me atraes lo más que puedes y me aprietas fuertemente, tanto que me cuesta un poco respirar. Puede que todavía soy muy inmadura, a pesar de tener 20 a veces actuó como una chiquilla, es lo fastidioso de ser joven no se sabe lidiar con las emociones y menos en mi caso que soy un completo torbellino de sentimientos. Me sigues arropando con tus brazos, cubriendo casi mi menuda figura, es como si quisieras fundirte conmigo, yo también lo necesito.

Cuando por fin, luego de varios minutos me sueltas, inspiro y exhalo fuertemente, tu mano recorre mi rostro y secas esa pequeña lagrima traicionera que todavía se escapa “ya mi niña” susurras con tal afecto que derrites todas mis defensas y me echo a tu pecho, aferrándome fuertemente. Hundo mi cabeza en tu pecho, acariciando tu cuello con mi nariz y dándote un suave beso. Me incorporo y apoyo mis manos en tu pecho.

“Sabes, necesitamos algo para dar esto por olvidado, me debes sexo de reconciliación, pero… Quiero que me hagas el amor tonto” digo y luego te doy un suave beso en los labios

“Sé que un abrazo no es suficiente, ni los besos y caricias siguientes. Sé que costará cicatrizar la herida, pero también se, que con besos, cariños y mimitos, se cicatriza antes” Acaricias mi preciosa carita con suavidad, grabando en tu retina cada gesto, cada poro, cada minúsculo movimiento. Clavas tus ojos en los míos, oscuritos, de un perfecto color café, refulgentes debido a las lágrimas derramadas y te sumerges en su inmensa profundidad. Poco a poco, acercas tus labios a los míos, que pronuncian palabras de reconciliación y me das un suave y tímido beso, apenas un roce. Un beso más tímido que el primero que me diste en aquel bonito parque hace ya tiempo. Deseas besarme, deseas abrazarme, deseas poder llenarme de nuevo de felicidad y complacerme por completo y cuando te pido hacer el amor, cuando pronuncio esas palabras, son tus ojos los que no pueden contener las lágrimas, y me besas de nuevo, una y otra vez, con besos cada vez más duraderos, fuertes y apasionados.

Estamos hechos un desastre, besos apasionados, duraderos, con un deje de sabor salado gracias a nuestras lágrimas que se mezclan. Nos miramos fijamente, nuestros ojos se encargan de decir todo lo que nuestras bocas no. En cada beso van expresadas palabras de perdón, de unión infinita, de amor. Tus manos se aferran a mis caderas, me abrazas, nos queremos fundir, ser uno, sentirnos. Sanarnos de la mejor manera que sabemos. En tus ojos veo el brillo de la esperanza, en los míos puedes ver el deseo de que todo quede olvidado. Tus movimientos son tímidos, me remontan a esa primera vez llena de nervios, de promesas y de futuro. Una sonrisa tímida se dibuja en nuestro beso. La pasión en aumento es palpable, puedes sentir el bombear de mi corazón, cada vez más acelerado. "Siempre serás mi niña" susurras, disipando cualquier duda que se haya generado. Nuestro amor es la comunión perfecta. "Nothing else matters" susurro dulcemente, nuestra canción, tan verdadera y volvemos a fundirnos en besos cada vez más íntimos e intensos.

El amor, la pasión y la creciente excitación se solapan, se funden, se unifican con cada beso y con cada caricia. Tus manos, tímidas al principio, asumen cada vez mayores riesgos, acercándose a zonas peligrosas, puesto que sigues con el temor, de ser rechazado a causa de la discusión, y tener que prolongar nuestro distanciamiento unas horas más, pero te equivocas. Mi cuerpo reacciona al roce de tus dedos, mis labios responden a los tuyos, y la temperatura empieza a subir en la sala. Tus manos bajan por mi espalda y se aferran a mi cintura, apretándome con fuerza. Tras una sucesión de apasionados besos, deslizas tus manos de nuevo y aprietas mi culito, perfecto, durito y abres los ojos para ver mi reacción. Atacas a mi cuello sin piedad, acoplando tu boca a mi garganta de la misma forma que los  predadores nocturnos, lo hacen con sus presas. "Te amo laztana"

Mi respiración profunda, puedes sentirla, como recorre tu piel. Hundo mis manos en tu cabello, juego con él, pues es de las cosas que más me encanta hacer contigo. Tus palabras son como un encendedor en mi corazón. Me alejo un poco de ti, para mirarte fijamente "Te amo, eres mi arbolito y siempre seré tu koalita, hasta el final de los tiempos y más allá" Vuelves a atacar mi cuello esta vez con más confianza, con más ímpetu gracias a la seguridad de mis palabras. Las chispas entre nosotros no se hacen esperar. Puedes sentir el roce de mis caderas, me muevo sin descaro mientras siento crecer algo duro. Muerdo tu cuello muy lentamente y luego el lóbulo de tu oreja cosas que se te enloquecen. "Eres mío, soy tuya" susurro dulcemente.

Mis movimientos te producen unas profundas cosquillas que no puedes reprimir. Te defiendes atacándome tú a mí, tomándome en volandas y transportándome hasta la habitación, dejándome encima de la cama con delicadeza. Tus manos empiezan a desabrochar el cierre de mis pantalones mientras tus labios buscan los míos con hambre. Siento la prisa y el deseo en tus dedos, en tus besos. No consigues desabrochar los pantalones y frunces ligeramente el ceño. Basta un vistazo rápido para desabrochar y sacármelos al vuelo. Unas braguitas de arcoíris, me sonrojo a ver la mirada que me dedicas. Pienso que atacaras como siempre, pero me sorprende la delicadeza con la cual recorres mi piel, levantando la camiseta, y tu boca devorando la mía, tu mano recorre mi muslo, te atraigo para sentir más cerca el contacto de tu piel, puedes notar lo profundo de mi corazón, y yo la intensidad de tu mirada y una notable erección.

Tu boca abandona la mía y se desliza por mi cuello con suavidad. Presionas suavemente con tus labios simulando pequeñas mordiditas y provocándome cosquillas. Te deleitas con mi aroma, con la tibieza de mi piel. Tus manos acarician mi tripita, redondean mi ombligo y rozan mi monte de venus, aun protegido por mis preciosas braguitas mientras tu boca sigue deslizándose por mi cuello, bajando por mi garganta en busca de mis pechos. Tus manos, acarician mis piernas y deslizas la punta de tus dedos provocando a mi piel, erizando mi microscópico bello. Tu lengua rodea mis senos, avanzando en espiral, muy lento, muy despacio, esperando una orden mía, antes de lanzarte a por el erizado objetivo de mis pezones.

Mi cuerpo empieza a estremecerse, el roce tan delicado de tus dedos me está enloqueciendo. Presiono un poco tu mano contra mis pequeños pezones, los lames y succionas con lujuria y a la vez ternura y delicadeza. Mis primeros gemiditos no se hacen esperar y me dejó llevar presionando un poco más tu cabeza contra mi pecho. En mi muslo puedo sentir la dureza de tu miembro palpitante lo cual solo logra excitarme más, te dedicó una mirada llena de lujuria y amor máximo que observa y me deleito con tus movimientos.

Succionas mis pezones con delicadeza y lujuria a partes iguales.

Tus manos se deslizan buscando mi monte de venus, y encuentran su humedad, intentas apartar el elástico, para meterte dentro, pero la postura es incomoda y te desplazas levemente para tener un acceso más sencillo. Rozas mi botoncito con la punta de tu dedo y lo presionas con suavidad, igual que la primera vez, temeroso de hacerme daño de avanzar más allá. Tu erección es potentísima, tanto que te hace daño la polla retenida dentro de tus pantalones.

Nuestras miradas se encuentran fijas por unos segundos, casi puedo asegurar que ambos tenemos flashbacks de esa primera vez, puedo sentir tus nervios, tu excitación, con cada pequeño roce. Una mueca de tu rostro hace que desvié mi atención hacia tu polla aprisionada. Mi mano desciende y con mis dedos desabrocho el botón de tu pantalón, aprieto suavemente por encima de la ropa interior, sueltas un gruñido que me genera una suave risa, que es sofocada por tus labios. La excitación crece sin parar. Rápidamente, te despojas de tu ropa quedando completamente desnudo, y continuas con la mía.

Estando ambos encuerados, nos fundimos en un abrazo en el que sentimos la presión de tu verga en mi cuerpo, y las de mis senos en el tuyo. Tus manos acarician todo mi cuerpo, toda mi piel, deleitándose con mi suave tacto, y sin poder evitarlo, se aferran a mis pechos al tiempo que tu boca se acopla a mis pezoncitos, succionando como lo haría un lactante y jugando con ellos con tu lengua. Tus manos se deslizan por mi tripita, caracoleando con mi ombligo, y continúan el delicioso viaje hacia las tierras del deseo.

Ahogo un gemido cuando tus dedos se acercan a mi empapada cuevita. Separo un poco más mis piernas y siento perfectamente como tu erección se clava más en mi cuerpo, suelto pequeños jadeos producto de la excitación provocada por tu boca, y luego tus dedos... una de mis cosas favoritas es sentir tus dedos adentrándose en mi estrecha cueva. Deslizo mi mano hasta llegar a tu polla súper dura con ganas de acción y la acaricio suavemente. Mi mano en tu polla te arranca un sonoro gruñido y unas deliciosas cosquillas. Tu boca sigue con su erótico juego y tus manos explorando mi cueva. Poco a poco, tu boca desciende por mi barriguita, buscando mi ombliguito y mi precioso lunar. Tus dedos, ya empapados, se mueven con agilidad dentro de mí.

Besas mi monte de venus. Besas mi rajita por encima, sin colarte dentro, sin saborearme, sin invadirme. Buscando esa provocación en mi excitación. Buscando una respuesta. Deslizo suavemente mis dedos por tu cabello, empujándote levemente a mi rajita. Tus dedos se deslizan con avidez hasta lo más profundo. Suelto pequeños grititos, muevo mis caderas buscando más placer a la vez que tu boca devora mi botoncito. Mi cara desencajada de placer, mis dedos aferrados en tu cabello te obligan a pegarte más a mi intimidad. Recibes con gusto la confirmación de mis intenciones y lejos de buscar tu placer, persigues el mío con ahínco. Deseas que me empape, que me excite, que goce al máximo olvidándote de ti mismo. Buscas mi placer, mi excitación y mi perdón. Deseas que explote en mi orgasmo tan intenso que me tiemblen las piernas, y empape tu cara con mis flujos, por eso te empleas a fondo con todos tus sentidos.

Cierro mis ojos, dejándome invadir por las sensaciones, la intensidad con la que me devoras. Presiono tu cabeza más hacia mí, olvidando todo y solo sintiendo el gran placer que me provocas. Mis dedos se hunden en tu cabello y mis grititos de placer no se hacen esperar, mis palabras de aliento pidiendo más y tus hábiles dedos y boca proporcionándome lo que deseo. Cuando hundes a fondo un par de tus dedos rotándolos en mi interior no puedo resistir mucho más, la manera en cómo se contrae mi cuerpo, sabes perfectamente lo que debes hacer. Tu lengua saborea mi húmeda cueva, te deleitas con mi sabor "Delicioso sabor a nenita, a mi niña" es lo que siempre dices. Vuelvo a presionar tu cabeza contra mi intimidad, muevo mis caderas prácticamente follando tu rostro y cada una de tus lamidas me lleva al orden del éxtasis, un gritito más agudo que los demás te indica la proximidad de mi orgasmo y solo con un par de lamidas más explotan mis jugos en tu boca.

Recibes el orgasmo con gran satisfacción, lamiendo y bebiendo mis flujos. Me dejas esos segundos de relax que siguen al clímax, besando mi barriguita, y subiendo muy despacio hasta mi cuello y tus labios. Te acoplas sobre mí, dejando caer suavemente el peso de tu cuerpo y susurrándome palabras de amor en mis oídos.

"mi niña, mi princesssita, lazzzztana maitia" Con muchas "s", provocándome, arrancándome esas cosquillitas que se esconden allí.

Besas mi cuello de nuevo con suavidad y te acomodas a mi lado, aun con tu verga dura, presionando mi cuerpo. Tras unos minutos de besos y caricias, tu verga empieza a rozarse con mi rajita, buscando la entrada, estimulado mi botoncito antes de la invasión.

Ahogo un leve gritito cuando siento la cabeza de tu polla rozando mi botoncito, todavía muy sensible por el reciente orgasmo. Me regalas una sonrisa lobuna junto a una picara mirada. Es la satisfacción de saber que soy solo tuya. No puedo evitar sonrojarme y ocultar mi rostro en tu cuello. Tu respiración y tus palabras solo logran erizar más mi piel. Tu polla se pasea por todo lo largo de mi rajita una acción que sabes perfectamente me desespera. Diriges tu polla dura como una piedra, y te adentras en mi interior. Es una penetración sumamente lenta, que nos enloquece a ambos. Sigo recordando los nervios de la primera vez y el placer de saber que apenas estamos comenzando esta  historia. Tomo tu rostro con mis manos y te acerco a mis labios. Cuando te hundes por completo en mi cuevita, un pequeño gemido es acallado por tu lengua que devora sin prisas pero con mucha intensidad mi boca. Comienzas un suave movimiento, lento, profundo e intenso que despierta todos los sentidos.

Nuestros cuerpos compenetrados, acoplados, unidos como uno solo de tal forma que ni siquiera las incipientes gotitas de sudor separan esa unión. El ritmo lento, profundo y delirante, nos permite disfrutar de besos y caricias que de otra forma dejaríamos de lado entregados a la lujuria y al desenfreno. Tus manos acarician mi preciosa carita con suavidad, al tiempo que nuestras acompasadas respiraciones delatan nuestro amor, no exento de una gran excitación. Queremos captar cada momento, grabar en nuestras mentes cada placentera sensación multiplicada por el amor que sentimos el uno por el otro.

Cada estocada es profunda, lenta, es un ritmo arrebatador para ambos. Las caricias y los mimos se hacen presentes más visibles que en otras ocasiones. Nuestras bocas se devoran con deseo, amor, lujuria, necesidad. Tantas expresiones que no pueden ser descritas, solo se pueden sentir y entender. Juego con tus besos, mordiendo suavemente tu labio, repites la acción cuando te clavas por completo en mí arrancándome un suave gemido que rompe la armonía que es creada por el sonido de nuestros cuerpos.

La lenta y profunda penetración, acompañada y cargada de sentimientos, mezcla amor, pasión y lujuria a partes iguales. Tus manos se cuelan detrás de mí, acariciando mi espalda y me abrazan con fuerza, pegándome a ti. Miras mi carita, con los ojitos cerrados y los labios apretados y no puedes evitar enternecerte y un latigazo en tu tripa me revela el profundo amor que sientes por mí. Seguimos unidos, moviéndonos al compás, con lentitud, atesorando cada sensación y aproximándonos a un orgasmo, cada vez más cercano.

Tus manos se deslizan por mi espalda, te recreas con mi forma menuda. Arropada por tu gran u fuerte dimensión. Tus manos sujetan mi culete. Cambias la inclinación haciendo más profunda la penetración, mis gemidos entre flojos y cada vez más intensos, me muevo abrumada por las sensaciones, por cómo me posees. Cuando nuestras miradas se cruzan nuevamente y disfrutas el primer plano de mi rostro desencajado por el placer mis mejillas se sonrojan más aún, cosa que se te encanta.

La sensación no puede ser más perfecta. Excitación unida con amor y ternura en una mezcla perfecta. Aumentas ligeramente el ritmo de la penetración así como dureza de la embestida arrancándonos a ambos gruñiditos de placer. Tu boca, busca la mía. Tus manos buscan mi piel. Cuando nuestras lenguas inician un baile acompasado rodeándose la una a la otra, tus manos presionan mis finas caderas y el orgasmo es cada vez más inminente. "Mi niña... estoy... a puntito..."

Puedes leer todas las emociones que mi rostro expresan, cuando logras pronunciar esas palabras entre jadeos, apenas puedo decir algo, notas esa expresión característica de mi cuando estoy llegando al máximo del placer "... y yo..." logro decir en un suave susurro, mis gemidos toman intensidad gracias al aumento de tus embestidas, puedo sentir como tu polla entra hasta lo más profundo de mi cuevita. Elevo más mis caderas, y nos besamos con intensidad y poco es lo que puedo resistir, tus potentes embestidas me sumergen en un intenso orgasmo cargado de emociones.

Cuando sientes mis contracciones y mis flujos bañan tu verga, intentas aguantar más, pero te resulta imposible. Tus dedos se aferran a mi piel al tiempo que un potente orgasmo sacude tu cuerpo inundando mi útero. Con cada chorro, dejas escapar un jadeo y un patrón de tus dedos en mi cuerpo, cada vibración te une más a mí. Tras unos segundos de intensísimo placer, te dejas caer sobre mí, quedando ambos, perfectamente acoplados, fundidos y en un contacto total.

Nuestros labios se unen y me remuevo un poco la cantidad de leche que has descargado en mi interior es muy considerable, hacía tiempo que no me llenabas así y es una de mis sensaciones favoritas, tu polla termina con unos cuantos latigazos más, está enterrada en lo más profundo de mi interior. Las caricias íntimas no se hacen esperar, la unión de nuestros cuerpos es intensa "me encanta cuando te corres en mi coñito me hace sentir tan tuya" admito con timidez y mi rostro se sonroja al tiempo que tus dedos me acarician perezosamente.

Tras la el intensísimo orgasmo, llega la "petit mort", aumentada por mis caricias y arrumacos. Tus parpados pesan cada vez más, y tu cabeza reposa sobre mi cuerpo, y te acomodas acoplándote a mí, hipnotizado por los latidos de mi corazón. "Vida… sé que te lo pregunto siempre, pero... ¿Tomaste los anti conceptivos, verdad?"

"Ya sabes que siempre se me olvida..." no puedo evitar reír cada vez que veo esa mirada de pánico/susto "Tranki bihotza, tus mini basas no llegaran más allá de mi coñito" ambos reímos mientras me das un tironcito de cabello y seguimos con los mimos y el sueño empieza a alcanzar, luego de un día tan cargado de emociones. Me sonrojo nuevamente al sentir como se escapan los hilillos de leche de mi interior "creo que necesito limpiarme..."

"Mmmmm. ¿Eso es una solicitud formal?"…. …. ….