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La vecina

en Transexuales

La vecina.

Esta historia me pasó hace un año cuando estaba cursando mi último año de universidad. Estaba viviendo con unos amigos en un departamento cerca de la escuela, pero por problemas económicos al final del semestre tuve que cambiarme a otro lugar más barato. Encontré un lugar, un complejo pequeño de 4 edificios, muy lejos de la escuela pero muy bien equipado: con gimnasio, alberca, jardines y lo mejor de todo: muchas mujeres viviendo en los edificios.

Renté un pequeño cuarto en un departamento compartido con otros 4 compañeros, a mí me tocó la habitación más pequeña, pero no me podía quejar. Lo que más me gustaba de ese departamento es que se encontraba en planta baja y con vista a la alberca, por lo que nos enterábamos de todas las fiestas, eventos y más cosas que pasaban en los edificios, además de ver a todas nuestras vecinas en trajes de baño, bikinis y en minishorts.

Un día estaba lavando mis platos en la cocina, cuando vi a una belleza caminando en un vestido muy corto, pelo largo negro, lentes obscuros, piel morena, delgada, piernas bien formadas, un cuerpazo de diosa. Traía varias bolsas del supermercado, a lo cual inferí que era una vecina. Quise ir rápido a ayudarle, pero me dio nervios y preferí quedarme lavando platos. Más tarde, llegaron mis compañeros de departamento, les pregunté si conocían a esta mujer, a lo cual me pidieron más referencias y descripciones, un poco tímido todavía yo no quería decir mucho, pero finalmente les comenté sobre el descriptivo más sobresaliente de ella: unos pechos enormes. A lo cual, mis compañeros a una voz coincidieron: "¡ah! Es Isabel". Hugo, uno de ellos continuó diciendo:

-Le dicen Chabelita, vive en el departamento que está exactamente sobre nosotros. Pero no debes de ilusionarte...- prosiguió con tono de decepción.

A lo cual yo curiosamente interrogué -"¿y por qué no he de ilusionarme?-

Inmediatamente Hugo contestó -"porque ella es él"

-¿Cómo?- continué sin entender.

-"Ella es hombre, bueno, era hombre, ahora es mujer, si me entiendes"- terminó su comentario.

-"Ah, bien, gracias por decirme"- terminé también la conversación sin más que agregar.

Ya no volví a hablar del tema y tampoco volví a ver a Chabelita, o mejor dicho a Chabelito, me concentré en mis estudios y en mis cosas. Pasaron algunas 2 ó 3 semanas cuando al final del verano, cuando todavía hacía mucho calor, que todos los vecinos se organizaron para hacer una fiesta en la alberca. Había mucha gente, música, alcohol y por supuesto muchas vecinas en traje de baño. Eran aproximadamente las 10 u 11 de la noche, cuando el ambiente está poniendo interesante, mucha gente llegaba, vecinos, amigos y de todo, poco a poco se acomodaba muchas más personas. La alberca estaba llena, los alrededores también, mucha comida, mucha cerveza y tequila, mucho de todo.

Alrededor de la 1 de la mañana, empecé a caminar con Hugo al otro lado de la alberca, donde no habíamos pasado aún, donde estaban las bocinas y la música a todo volumen, fuimos ahí porque ahí estaban todas las chicas en bikini y no queríamos perder la oportunidad de ver y si teníamos suerte de bailar o cuando menos agarrar alguna de las que ahí estaban. No fuimos antes porque esperamos a que algunas ya hubiesen tomado suficiente como para empezar a dejarse besar y agarrar sin poner tanta resistencia, nosotros ya habíamos tomado mucho, aunque Hugo mucho más que yo. Como dicen "el alcohol nos hace más guapos". Cuando de repente, en medio de un grupo de unas 5 chicas, se encontraba ahí, bailando y riendo, Isabel. Aquella mujer no tenía nada de hombre, pensé para mí mismo, traía puesto un súper mínimo bikini, era color negro, estaba ella descalza, con el pelo recogido, dejando admirar sus largas y frondosas piernas, sus nalgas gigantescas, redondas y bronceadas, detenidas solamente por el hilo de su bikini, su cintura delgadísima como un tallo de una bella flor, sus pechos gigantescos, los cuales se veían apetitosos y extremadamente naturales, ocultados con un top de bikini que literalmente no dejaba nada a la imaginación. Su cuello largo, sus hombros y brazos delgados. Su cara estaba completamente al natural, sin nada de maquillaje, labios gruesos, nariz afinada, ojos grandes y redondos, piel perfecta en todo su cuerpo. En verdad, no veía como ella podía ser hombre. En especial, por el minúsculo bikini que traía puesto, que en verdad no podía ocultar nada.

Inmediatamente, volteé a ver a Hugo, quién boquiabierto se quedó pasmado viendo a Chabelita. -¡Me dijiste que era hombre!- le reclamé indignado. "Eso me dijeron" replicó él. No pudimos ocultar nuestra erección al ver tan hermosa escultura de mujer, así que nos sentamos a distraernos un poco para que se nos bajara y así luego acercarnos a las mujeres. Pasaron unos minutos y me levanté por una cerveza, Hugo se quedó, para mi sorpresa al regresar, Hugo ya estaba platicando con Chabelita, la música ya se estaba apagando, y la gente comenzando a irse. Al regresar, Hugo me presentó a Chabelita, quien notablemente había tomado algo de alcohol, muy amable me saludo de beso, nos sentamos con ella y empezamos a platicar. Hugo comenzó a acariciar sus hombros y sus brazos entre risas y platica, ella también poco a poco empezó a ser más física con él y correspondió algunas caricias. Yo estaba como mal tercio, solo viendo sin decir ni hacer nada.

Pasado un tiempo, apagaron las luces de la alberca, y Hugo se ofreció a acompañarla a su departamento. Ella accedió, solo que no encontraba sus cosas, yo me ofrecí a buscarlas y a llevárselas. Hugo se fue abrazando a Chabelita con una toalla, y vigilando que no se tropezara, mientras que yo solo fui por las cosas. Ya que las encontré, después de unos minutos, decidí llevarlas a Chabelita, pensé que a lo mejor Hugo y Chabelita seguirían tomando algo juntos en su departamento, y solo me enfocaría a dejar las cosas e irme para no interrumpir. Al llegar a la puerta de su departamento, encontré la puerta abierta de par en par, pero adentro estaba todo obscuro, entré sin hacer ruido, concentrándome en dejar las cosas e irme. Pero, en plena sala, con no más iluminación sino lo que iluminaba el pasillo que entraba por la ventana, estaba Chabelita de rodillas haciendo un oral a Hugo, él completamente desnudo, ella todavía con el bikini. Hugo tenía los ojos cerrados, Chabelita estaba tan concentrada en el pene de Hugo que ni me prestó atención. Me acerqué un poco para ver, a lo que Chabelita respondió poniéndose en cuatro y diciéndome: -quítame el bikini...-

Ni tardo ni perezoso, me acerqué un poco nervioso, me hinqué y al ver frente a mis ojos esas suculentas y sabrosas nalgotas, no me quedó más remedio sino acceder y empezar a besarlas y con mis dientes ir bajando su mini bikini. Me encendí muy rápido, me quité mi ropa mientras continuaba besando aquella monstruosidad de trasero de mujer. Empecé a jalarme mi pene que ya estaba muy listo para la acción, mientras hundía mi lengua entre las nalgas de Chabelita. Ella, ni un momento dejo de concentrarse en el pene de Hugo, cual lo hacía como una maestra del sexo oral, subía, bajaba, lo hacía lento, luego rápido, usaba su lengua, su boca entera, mordía los testículos, mordía la puntita, todo, absolutamente todo lo hacía muy bien.

Por mí parte, no me quería ver mal, así que hice mi mejor esfuerzo para hacerle el amor en su hoyito escondido entre esas dos montañas de placer que tenía Chabelita. Creo que hice un buen trabajo, pues después de unos momentos, pude sacarle algunos gemidos de placer, pequeños pero muy excitantes. Hugo seguía entregado al placer que le daba Chabelita, y Chabelita al placer que le daba yo. Cuando sin pensarlo dos veces, comencé a introducir mis dedos en su ano. Al introducir el primero, Chabelita se conmovió, como si no se lo esperaba, pero lo disfrutó, de tal forma que la saqué un gemido que hizo retumbar la sala. Jugué con su ano metiendo y sacando mis dedos, mientras que ella se desollaba en placer y gemidos. Luego le metí dos dedos, lo cual la hizo saltar. En eso Hugo explotó en la cara de Chabelita, haciendo una pequeña mueca de placer, pero casi de inmediato quedándose dormido.

Chabelita estaba muy caliente ya, se acomodó en el piso con sus caderas hacia mí, en señal de ruego para que la penetrara ya. Acto seguido, se la metí hasta el fondo de una sola. A lo que Chabelita gritó desgarradoramente de placer, "¿por qué no cerré la puerta?" pensé yo, pero ya estaba demasiado caliente y no me importó si alguien se asomaba o pasaba por ahí a ver que estaba pasando. Seguí mi embestida en contra del anito de Chabelita, a lo que ella se incorporó poniéndose ahora de perrita y moviendo sus caderotas encajándose a gusto mi pene, moviéndose para afuera pero cada vez metiéndose más. Le grite diciendo: "tú que sí sabes moverte mamita" Nadie antes me había hecho sexo así como ella, con tanta destreza y placer.

En eso me pidió que me sentará en el piso, ella se quitó el top de su bikini negro que traía aún puesto, entre la poca luz que entraba por la ventana podía ver su escultural cuerpo, pechos redondos y perfectos, moverse al son de sus finos movimientos. Se acomodó mi pene en la entrada de su puerta anal, y se dejó caer, como si se estuviera enterrando en un cuchillo, subía y bajaba, apoyándose en mis manos, de repente sosteniendo con una mano sus grandes pechos, pero no dejaba de aprisionar a mi pene que ya no podía aguantar tanto juego de caderas en perfecta sintonía con el placer. Entre gritos y gemidos, Chabelita dijo ya no poder más, que quería cambiar de posición y que me viniera dentro de ella lo más rápido que pudiera. Se acostó boca arriba, sus pechos grandes y bellos, se agarró su entrepierna con su mano derecha, y me dijo que le penetrara duro y rápido. Después de todo sí era cierto, ella tenía un pequeño pene, no tenía testículos, pero si un pequeño pene, ya estaba erecto y aún era pequeño, no la deje que lo agarrará sino que con fuerza le detuve sus manos con mis manos, me posicioné encima de ella y le metí mi pene con mucha fuerza, coraje y velocidad con el objetivo de causarle dolor y dominarla -creo que por mí cuerpo estaba pasando la idea de la inmediata eyaculación a la vez que la frustración por el sentirme engañado recorría mi mente- lo hice por instantes, con mucha furia, creando en ella un sin fin de gemidos de toda clase que solo me encendía más, terminé dentro de ella pero me seguí moviendo hasta que no pude más.

Al terminar, la dejé acostada, busqué mi ropa lo más veloz que pude, y me fui del lugar sin decir más. Me fui sin más ni nada, que hasta se me olvidó despertar a Hugo. Solo recuerdo haber bajado las escaleras, entrado a mi departamento, llegado a mi cuarto y tirarme en la cama.

Al día siguiente desperté, eran como las 2 de la tarde, me quedé pensando en lo había pasado. Pensé que a lo mejor por el alcohol, la plática de Hugo y la obscuridad del cuarto, había visto mal y que en verdad Chabela era una mujer pero que mi mente se dejó confundir por las circunstancias. Me levanté finalmente después de pensarle mucho, me bañé, cambié de ropa y al entrar en la cocina me encontré a Hugo que estaba como si nada. Solo me saludo.

-Hey, ¿cómo estás?- le pregunté.

-Bien ¿y tú qué tal? - respondió preguntando.

-No nada, todo bien.- pensé en preguntarle por la noche anterior, pero me quedé callado.

Así transcurrieron los días, sin decir ni preguntar nada, después de todo Hugo se quedó dormido y no vio nada, para él Chabelita es una mujer y ya, y para mí... pues, no sabía... quedé con muchas dudas y confusión, y sin nadie con quién cómodamente podría hablar o preguntar. Así que mejor lo deje pasar y ya, como la mayoría de los hombres hacemos con estas cosas.

Llegó el tiempo de invierno y las últimas semanas de exámenes. Decidimos hacer una pequeña reunión en el departamento para despedirnos de un compañero que ya se iba a graduar. Mis compañeros trajeron a sus parejas respectivamente, excepto Hugo y yo, quiénes no teníamos a nadie, pero luego, Hugo hizo un anunció, que ya no era soltero y que esperaba que su pareja llegara en cualquier momento. En eso, mientras tratábamos de adivinar quién era la dicha persona, se escucharon unos tacones caminado hacia la puerta, Hugo mencionó que debía de ser su novia, se levantó a abrir la puerta, todos en la mesa nos asomamos para ver quién era, pero la mujer se había agachado de espaldas para levantar a su perrito, estaba de pantalón de mezclilla y blusa roja transparente de la espalda. Se volteó dio un beso a Hugo y finalmente entró... era Chabelita.

¿Tendré que hablar con Hugo ahora?....