miprimita.com

Mi primera experiencia bisex. Paja en el bar

en Bisexuales

Nunca podía imaginarme lo que me pasó ese viernes por la noche. María, la chica con la que desde hace poco había empezado a salir, y yo habíamos ido a tomar simplemente una cerveza con el grupo de amigos. Quedamos en un bar del centro y ese día estaba hasta los topes, casi no se cabía. Andabamos todos desperdigados por el bar, María hablando con uno de los chicos y yo hablando como podía con otros dos amigos.

A pesar de la multitud a veces me daba cuenta de que el chico que estaba hablando con María se le pegaba mucho, la abrazaba y tonteaba cada vez más. María no sólo se dejaba sino que parecía que la estaba gustando y se pegaba a él insinuantemente. Me dí cuenta de que se había desabrochado un botón más de la camisa con lo que se le veían casi todas sus tetas. Unas tetas en las que a mi me encantaba correrme y que comermelas y que ahora se las estaba comiendo con la mirada, e incluso algún roce con la mano, ese chico.

Con tanto agobio, me separé de mis amigos y me fui al fondo del bar que vi que estaba más vacío, por un lado para estar donde no hubiera mucha gente y por otro para no seguir viendo como María estaba poniendo cachondo al chico y se estaban tocando tan descaradamente.

- Hoy parece que ha salido todo el mundo de fiesta, verdad? - me dijo un tipo repentinamente.

Me di la vuelta y me sonrió, era alto y musculoso y bastante mayor que yo, incluso tenía el pelo casi canoso pero vestía muy juvenil. No le conocía de nada pero nos pusimos a charlar. A pesar de que fuera un hombre maduro, era ameno y al menos me quité de la cabeza la imagen de mi novia follando con aquel tipo que me rondaba sin poder evitarlo.

Se llamaba Carlos, era tan cordial que nos presentamos y nos pusimos a hablar como si nos conociéramos de siempre.

Estabamos charlando entretenidos, riéndonos de como bailaban algunos o de como iban vestidos otros cuando se quedó libre la mesa del fondo y la ocupamos sentándonos nosotros. Era una mesa pequeña en la esquina del fondo del local, mucho más tranquila que el animado bullicio del resto.

Seguimos charlando, hablando de todo un poco y el bar se iba vaciando de gente. Pasado un rato vi que mis amigos se iban y María, al percatarse de que yo me quedaba sentado en la mesa, se acercó y me dijo que ella también se iba.

- Espera María, me voy contigo.

- No Jose, no te preocupes, quedate aquí tranquilo que se te ve muy a gusto con tu amiguito - me dijo María lanzando una sonrisa a Carlos.

- Pero María, no quieres que te lleve a casa?

- No te preocupes, tú quedate aquí que estás muy a gusto, ya me lleva el chico con el que he estado charlando que es muy caballeroso. Tu estate todo el tiempo que quieras y luego te puede acompañar tu amiguito a casa. Ya mañana hablamos y nos contamos, un beso cielo - me dijo alejándose y sin tiempo a que yo respondiera.

Me quedé solo con Carlos que siguió hablándome como amigos y pidió otra copa más para los dos. Yo ya me había bebido cuatro sin darme cuenta y me estaba haciendo efecto..

- Que raras son las mujeres, no hay quien las entienda - comentó Carlos.

- Sí, la muy descarada se va con ese chico que seguro que va a intentar acostarse con ella - dije yo - además como últimamente no se me pone muy dura, pues seguro que está con muchas ganas, y menudo paquete se le marcaba al chico con el que se ha ido.

Me di cuenta de que soy un bocazas demasiado tarde. Vaya comentario que acababa de soltar.

- No pienses en eso ahora, olvidate de María, las mujeres son un problema. A veces pienso que es mucho mejor estar solo los hombres juntos. Siempre dicen que los gays son muy felices y que tienen todo el sexo que quieren.

No entendí bien el comentario, estaba pensando en María y en lo que estaría haciendo con ese chico con el que se fue, pero de repente, mientras Carlos seguía hablando, me acarició con sus grandes brazos.

- Sabes, yo a veces pienso que estaría más feliz si me gustaran los chicos. Tu has tenido experiencias sexuales con chicos? - Me preguntó directamente Carlos.

- No, nunca - le dije notando que había puesto su gran mano en mi pierna y tratando de disimular mi nerviosismo.

- No pasa nada José, muchos chicos han tenido experiencias sexuales con chicos, aunque sólo sea para probar, y eso no quiere decir que sean gays - me explicó Carlos - yo mismo he probado a tener sexo alguna vez con hombres.

- Sí? Y qué tal? - le pregunté aparentando naturalidad pero dandome cuenta que me estaba poniendo muy nervioso porque le notaba muy cerca de mi cara.

- Pues muy bien, en el fondo una caricia es siempre una caricia. Por ejemplo si a ti te gustan las caricias pues te tendría que excitar que una mano te acariciase la pierna, así. Verdad? - y mientras decía eso me tocaba con su mano por el interior del muslo.

- Jeje, que bromista eres Carlos, si me has dicho que estás casado, cómo te va a gustar que te acaricie un chico? - le dije con la voz nerviosa como tratando de disimular.

- Eso no tiene nada que ver, yo soy muy activo sexualmente y me excito con cualquier caricia, mira, por ejemplo, si tu mano pasa por mi muslo pues yo noto una caricia - y dicéndo esto me cogió mi mano y la puso en su muslo moviéndola de arriba abajo - pero podemos seguir hablando normalmente, no pasa nada por tocar una pierna.

- Sí, tienes razón.

Yo estaba muy nervioso y no podía ni moverme. Ni siquiera quité mi mano de su muslo que Carlos seguía moviéndola por toda su pierna mientras seguíamos hablando. Y la conversación se iba haciendo cada vez más caliente.

- Además - me dijo Carlos - no debes preocuparte si no se te empalma cuando estás con tu novia, son cosas que pasan. Cada persona es distinta, yo por ejemplo me excito aunque me acaricie un hombre siempre que lo haga con dulzura, como tú lo estás haciendo ahora.

- No te entiendo Carlos, qué quieres decir?

- Pues que tus manos son dulces y me alteran, mira mira.

Y diciendo esto subió mi mano hasta su paquete y noté que tenía la polla toda dura.

- Carlos, qué haces?. Yo no soy gay - le dije pero no sé porqué no quité mi mano de su paquete. Tenía curiosidad por saber como era esa polla que tanto abultaba.

- No tiene nada que ver, Jose. Yo tampoco soy gay y sin embargo si tengo que tocarte la polla pues no me da ninguna vergüenza tocártela - y diciéndo esto puso su otra mano en mi paquete acariciándomelo suavemente y tanteando para ver dónde estaba la punta de mi polla. Y cuando la encontró se puso a jugar con la punta presionándola con sus dedos - Vaya, veo que tú también estás empalmado, eso es bueno.

Me puse rojo como un tomate, me había empalmado mientras le tocaba el paquete a Carlos.

- Creo que son los nervios - dije para romper el silencio.

- No te preocupes, no es malo estar empalmado. Tú mismo me has dicho que llevas un tiempo sin empalmarte con tu novia y mira ahora, estás empalmado charlando conmigo.

Que bocazas soy, pensé en ese momento. Carlos ya había dejado de toca mi polla pero yo no retiré mi mano, seguí acariciando el bulto que sobre el pantalón hacía la cabeza de su polla y también pasando mi mano por el resto de ese enorme miembro. Mi cabeza pensaba en mil cosas, pero era verdad que estaba empalmado como hacía tiempo que no lo estaba.

- Sabes, yo nunca le había tocado la polla a un chico - le dije excusándome por la situación.

- No tienes que excusarte, Jose. Simplemente si estás a gusto pues relajate, eres un chico muy agradable y sensible - me dijo Carlos mientras con su mano apretaba la mía para que presionara con más fuerza su polla - Las personas tienen demasiados tabús, si nos desprendemos de ellos se disfruta más de la vida.

Seguimos charlando y poco a poco me fui relajando y seguí tocándole la polla por encima de su pantalón. Menos mal que estabamos sentados en una mesa al fondo del local. Poco a poco se nos pasó el tiempo y cuando cerraron el bar salimos juntos a la calle.

- Porqué no te vienes a mi casa? - me dijo Carlos - no está mi mujer esta noche y podemos estar a gusto.

- Pero, cómo voy a ir?, como dices eso? Yo no soy gay - le dije asustado.

Carlos insistió varias veces, pero sin tocarme ni nada porque sabría que me daría vergüenza en medio de la calle, a pesar de que era una calle pequeña y por la hora ya casi no había gente pasando. Yo estaba muy confundido pero no me veía yendo a casa de un chico que se le notaba que deseaba follarme como si fueramos gays. Aunque insistió varias veces no consiguió convencerme. Aunque me había pasado un buen rato acariciando su polla mientras charlábamos en el bar y yo había estado excitado, seguía convencido de que yo no era gay.

- Bueno Jose, pues ya que nos separamos dame un abrazo de despedida - me dijo poniéndose entre dos coches que estaban aparcados.

No sabía porqué quería un abrazo de despedida, pero me acerqué a abrazarlo y cuando me pegué a él me dijo que le diera una última caricia a su polla que se había hecho muy amiga mía. Me hizo gracia y accedí. Creo que en el fondo deseaba volver a tocar ese paquete, pero cuando llevé mi mano a su entrepierna de repente noté que tenía la polla fuera. Se la había sacado y la tenía más que morcillona colgando.

- Pero Carlos, la tienes fuera! Qué ha pasado.

- Nada, jeje, simplemente que le has gustado tanto que quería despedirse personalmente, jeje.

Se la agarré con toda mi mano, la noté muy caliente y durita, y como con unos pequeños espasmos que la hacían que fuera endureciendose cada vez más. Yo seguí agarrándola con la mano por la curiosidad de ver cómo reaccionaría. Cuando deslicé mi mano hasta la punta noté que la tenía mojada de gotitas que le salían por la punta y con cada caricia y cada espasmo unas gotitas más mojaban mi mano.

Carlos me abrazó contra él y se apoyó entre los dos coches para estar más discretos y yo oí como gemia por mis caricias.

- Sí, sigue así, no seas tímido y acariciamela porque te ha cogido cariño y lo haces muy bien. Tienes unas manos tan dulces y delicadas, sigue asi cielo, por favor no pares - me decía mientras me abrazaba más fuerte y me acariciaba la espalda bajando su mano hasta mi culo.

Yo estaba apretado y pegado a él con su abrazo. No podía moverme excepto mi mano que seguía acariciando su polla ahora ya enorme, dura y empapada con las gotitas que ivan saliendo por su puntita. Su polla se había hecho tan grande que mi mano no la cubría entera, subía y bajaba haciéndole una paja completa. Carlos gemía en mi oido y seguía abrazándome cada vez más fuerte mientras su mano se metió por dentro del mi pantalón tocandome el culo completamente.

- Sigue cielo, sigue tocándome. Lo haces tan bien, y eres tan delicada como una chica - me decía Carlos cada vez más excitado y ya con la mano dentro de mi calzoncillo.

Su dedo empezó a presionar mi raja del culo entrando un poquito, cosa que me hizo acelerar la paja ahora ya resbalando por toda la polla completamente empapada con sus gotitas.

Cuando noté que su dedo ya estaba casi dentro de mi culito me abrazó fuerte y su polla empezó a soltar leche de forma violenta manchándome toda la camisa. Se corrió salvajemente y soltó un montón de leche, era increible lo lechero que era. Yo tenía mi mano empapada de leche y toda la camisa manchada.

-Aggg sigue , chupamela cariño, comete esa leche putita, te va a gustar, se que eres una putita - me decía Carlos totalmente fuera de sí.

Me estaba llamando putita, y me estaba pidiendo que le chupara la polla. Si no hubieramos estado en medio de la calle, no sé que hubiera hecho. Estaba tan confundido que igual hubiera acercado mi boca a esa polla, pero no me atreví. Esperé a que se relajara pero no dejaba de masturbarle y notaba como seguían saliendo las últimas gotas de leche.

Cuando acabó cogió mi camisa y se limpió la polla dejándome completamente manchado. Quitó la mano de mi culo y se depidió diciéndome que quería volver a quedar conmigo.

Me fui caminando hasta casa notando que no se me había bajado la excitación y sintiendo la leche de carlos que seguía empapando mi camisa. Justo en ese momento deseaba que María se hubiera quedado a dormir con ese chico, no me importaba que estuvieran follando con tal de que me diera tiempo para limpiar mi camisa empapada en la leche de Carlos.

 

Seguiré contando mis aventuras en cuanto pueda. No duden en enviarme sus comentarios o simplemente un saludo. Un beso

dulcex@gmx.es