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Mi prima me deja con la pilila al aire II

en Dominación

Después de pasar unos meses desde la experiencia con mi prima, mis padres se habían separado debido a sus diferencias en la manera de criarme. Finalmente, y con bastante papeleo de por medio, me dijeron que me tenia que quedar con mi madre, y mi padre podía ir a visitarme cuando quiera. Esto en realidad no me afecto demasiado, siempre supe que esos dos nunca se llevarían bien. 

Sucedió que pasando cierto tiempo, mi madre cayó profundamente enamorada de un señor, el cual llegó a vivir en nuestra casa con su hija. Siendo la casa amplia, era de esperarse que en ese espacio no hubiera problemas entre nosotros, si queríamos no nos veíamos durante el día. Rápidamente la hija del señor se hizo amiga íntima de mi mamá, y pasado ya 7 meses me trataba de hermano. Luisa, que era su nombre, era una chica de 14 años, y para ese entonces yo ya había tenido un quinceavo cumpleaños. Era hermosa en todos los aspectos que podías imaginar, extrovertida hasta más no poder y fan de molestarme cuando tenía tiempo. Era simplemente bella, nariz respingada, ojos marrones y pelo lacio,pero aunque no tenia muchos senos, tenia un trasero enorme, que hacía ver que ya era una mujer. La historia real comienza en el verano de ese año, mi madre y mi padrastro nunca estaban debido a su excesivo trabajo. Ese día caluroso, me fui al baño para tomar una ducha. Refrescante, pensé, pero justo cuando terminaba de bañarme, tocó Luisa a la puerta. 

-!Apresúrate!, están que te llaman por teléfono. 

-Espera un momento 

-Te demoras más que una mujer vistiéndote. 

Salí rápidamente con una toalla en mano, pero no me di cuenta que había agarrado la de ella que estaba también en el baño. 

-Hey! devuélveme la toalla. 

-Espera que contesto y te la devuelvo, ¿Acaso quieres que ande desnudo en la casa? 

-No creo que tengas algo que pueda asustarme, ya sabes, debajo de esa toalla no debe de haber ni siquiera una de estas- y diciendo eso, movió en forma burlona su meñique. 

Salí rápido, contesté el teléfono, era mamá que avisaba que iba a llegar temprano. Luego regrese al baño, me quite la toalla y me cambie la ropa. 

Esperando el regreso de mi madre en la sala, advertí una pequeña sonrisa en la boca de Luisa, como si se estuviera burlando indirectamente de mí. 

-¿Que te pasa? 

-Nada, solo que me acabo de recordar que deje unos frijolitos en la olla- y diciendo esto mira a mi entrepierna, se río y fue a la cocina. 

Ella sabía de mi secreto. Al menos eso fue lo que pensé. Pero por más que pensaba no entendía como ella podría saberlo. Por mas que pensaba no lograba comprenderlo, y una hora más tarde me metí de nuevo en la ducha, esperando que el calor se pase. En ese momento escuche que mi mamá llegaba, entonces con toalla en la cintura me dirijí a saludarla. En ese momento me di cuenta de que Luisa estaba mirándome en el sillón de manera burlona. 

-Hola mamá- dijo Luisa- mi hermano se ha pasado todo el día en toalla, no me dijiste que tu hijo era exhibicionista. 

-¿Es cierto eso ?- y mi madre me miró a los ojos con enojo. 

-Me bañe dos veces por el calor, ademas no le mostré nada a esa sin tetas- le dije, en ese momento de la relación teníamos suficiente confianza para insultarnos de esa manera 

-No te preocupes madre, ademas tanto que habla no va a hacer que le crezca esa cosita que tiene entre las piernas- dijo burlonamente. 

Mi madre se sonrojo, y me miro a mi que también esta avergonzado. 

-Es mentira, ella lo dice por molestar. 

-Si no me crees madre, verlo por ti misma. 

En ese momento me quito la toalla y todo mi pequeño orgullo se expuso a mi madre. Mi madre rápidamente se llevo la mano a la boca, mirando mi pequeño pene. 

- Ajajaja, era mas chiquito de lo que pensé, como un frijol entre dos canicas ajajajajaja-Dijo Luisa 

Aunque increíble, mi madre soltó una pequeña risa, pero rápidamente se recompuso. 

- Tapaté eso, y Luisa, deja de reirte del penecito de tu herma...-dijo mi madre, y a mitad de frase se dió cuenta de su error. 

Me dí media vuelta y corrí hacia mi cuarto, en donde me eche debajo de mis sábanas. Mi madre llegó media hora después y me dijo que la comida estaba servida.Yo no quería bajar y mi mamá me decía que tenía que comer, que ya había hablado con Luisa y que no iba a decir nada. 

-Ya le dije que guardara nuestro pequeño secreto- entonces la miré a los ojos ella me dijo- oh no, disculpa, no me refería al tamaño de tu...- y se quedo callada 

Aún así no quería ir, entonces mi madre realmente se enojo. me quito la sábana y me descubrió desnudo. entonces me agarro de mi cosita, y me dijo. 

- te crees grande para no hacer caso a tu madre, pero allí abajo solo eres un bebito. 

Así arrastrándome de mis bolitas, me llevó a la mesa. En el sillón Luisa me veía y se reía. Mientras mi mamá me jalaba el penecito y y me resistía, se podía ver la verdadera longitud de mi cosita. 

- Ajaja, no me vas a decir ahora que es por el frío. 

Comí esa noche desnudo, y Luisa no dejaba de mandarme indirectas. 

- Pásame los guisantes, hermanito. 

Finalmente acabó la cena y me fui a mi cuarto. Pasadas las 10 de la noche escuche la puerta abrirse, era mi hermana. 

- hola, déjame ver de nuevo esa pequeña cosa, hoy en recompensa por haberme mostrado tu pequeñez te voy hacer hombre. 

Se bajo el pantalón y dejo ver su enorme culo, acto seguid ella se puso en cuatro. 

- Vamos, tienes una oportunidad chiquito. 

Entonces vi la manera de reivindicarme: lo tendría chiquita, pero al menos sabría como usarlo. Me acerque y con mis dedos indice y pulgar diriji mi pequeño pene erecto en su vagina. Comencé a moverme lentamente hacia adelante y hacia atrás, y en eso ella dijo. 

-Ya esta adentro? 

En ese momento, como por cosas del destino, me vine dentro de ella. Ella se paró, se inclino hacia mi pene y lo lamió. 

- Que pena que la tengas pequeña y precoz, hubiéramos disfrutado de días enteros de sexo pero tu cosita lo arruino todo. 

Acto seguido se levanto el pantalón y me agarro los testículos. Los apretó y yo gemí. 

- Este mensaje va de parte de tu prima, tu la tendrás pequeña hasta el día que te mueras marica. 

Se fue dejándome en estado de shock, y mientras estaba quieto, mi madre que había escuchado ruidos, se asomó por la puerta y me vio. 

-Lo..lo siento- bajo su mirada a mi pene- creo que voy a cerrar la puerta, esta que hacer un frío tremendo y hay cosas que cambian con el frío.... 

Se fue, dejándome solo en mi cuarto, viendo mi pene marchito y pequeño, y cada vez que recordaba el trasero de mi madre y que me toco la cosita, mas pequeña y encogida se volvía por la vergüenza. Así comenzó mi calvario en casa, aunque todavía existe una historia más, pero esta ya será para otra oportunidad. 

Adiós.