miprimita.com

Me pillan en la piscina en bolas II

en Dominación

Mi hermana se colocó detrás mia y se colocó el dildo en su cintura mediante un arnés, tomo mi culo y sin previo aviso me la metió duramente mientras yo gritaba de dolor.

—Silencio pichacorta, mas te vale dejar de gritar o te los aplasto—dijo agarrando mis huevos.

 

Tras un rato de insufible dolor empece a sentir una extraña sensación, mi pene se puso duro mientras un líquido se derramaba en el suelo, goteaba desde mi glande.

 

—Vaya, si parece que te gusta y todo eh—dijo aumentando la velocidad.

 

Instantes después di un gemido mientras mi pene expulsaba hasta cuatro chorros de semen por todo el suelo para luego caer yo agotado y con el dildo en mi culo.

 

—Joder, has aguantado dos minutos exactos, mejor que te limpies—ordeno mientras le daba una palmada a mis bolas haciendo que gimiera de dolor.

 

Aquella misma tarde y ya algo recuperado camine como pude, estaba adolorido y no podía sentarme debido a las embestidas de mi hermana quien tomaba el sol.

 

—Ponme crema en la espalda, haz algo útil— me dijo tumbada en bikini en la tumbona y de espaldas.

 

Abrí el bote y eche un poco en mi mano, luego froté bien su espalda mientras ella descansaba tranquilamente, me coloque encima suya deseando vengarme. Con cuidado me baje el bañador lo suficiente para dejar mi duro pene al aire, y en el momento apropiado retire su tela y se la metí de golpe haciendo que diera un pequeño grito.

 

—¿Qué cojones haces pichacorta?—pregunto ella sintiendo mi pene.

—Vengarme de esta mañana hermanita—dijo embistiendo con dureza.

 

Ella lloraba mientras sentía mi pene en su culo, era caliente, apretado y suave haciendo que a los pocos minutos eyaculase, sentía como mis grandes huevos descargaban todo en su interior. Tome aire por tanto placer, aprovechando la posición ella se dio la vuelta y zas, me las agarró fuertemente, un grave descuido por mi parte.

 

—Ja, ni siquiera he sentido tu diminuto pene, he fingido, pero has caido en la trampa hermanito—entonces apretó como nunca sintiendo como mi cuerpo se convulsionaba de dolor mientras aullaba de dolor.

 

Entonces dio un fuerte tirón haciendo que me desmayase por el dolor. Cuando desperté estaba tumbado en la cama con un fuerte dolor en la entrepierna, me lleve la mano y note algo extraño, mire de manera rapida que ocurria.

 

—¿Qué cojones?—pregunte mirando aquello.

—¿Te gusta?, es un aparato para el pene, algo como un cinturón de castidad, un chastity si lo prefieres, a partir de ahora voy a controlar esa pequeña hombría que tienes. Y si desobedeces...bueno la llave del candado se puede perder—dijo con una sonrisa.

 

Yo estaba helado, aquello no podía ser verdad.

 

—Mañana viene la prima Sandra...verás que divertido—ella disfrutaba cada momento mientras yo lloraba por el dolor que sentía y aquella situación.