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Una granja muy caliente (Parte 7)

en Gays

Después del sueño reparador, Nelson despertó con una erección bien marcada. No recordaba lo que había soñado pero fuese lo que fuese lo había dejado muy excitado. Tanto que necesitaba frotarse la verga para tratar de calmar la excitación. Sin embargo, mientras comenzaba a masturbarse se abrió la puerta.

               - Vamos Nelson, hoy eres tú al que se le han pegado las sábanas. - Dijo riéndose Donato mientras abría la puerta.

Nelson trató de esconder lo inevitable, ese pollón de casi 18 cms en su máximo esplendor mientras lo frotaba el dominicano. Donato no pudo borrar la sonrisa que tenía.

               - Veo que hoy estás caliente como Carlitos. No se si dejaros juntos en el establo. Creo que vais a trabajar más el uno sobre el otro que otra cosa. - Dijo guiñando el ojo Donato a Nelson.

               - No Donato, yo soy buen trabajador y voy a hacer lo que me pida. Aunque esté tan caliente que lo único que quiera sea cogerme a ese muchacho.

Donato se acercó sonriendo, le dio un beso en la boca y le dijo.

               - Y si decides follártelo cuenta conmigo. Seguro que este chico aguanta bien las embestidas de dos machos. Le convertiremos en todo un toro.

Al imaginarse el trío Nelson comenzó a reirse.

               - Sí, estos dos machos harían de Carlitos todo un semental si se quedara con nosotros.

               - ¡No me hagas imaginarme eso! Ay, ojalá pudiera hacer que se quedara Carlitos y ampliar la granja.

               - Porque sus ganas de follar no se las baja - Dijo Nelson señalando el bulto de la entrepierna que se le empezaba a formar a Donato.

               - ¿Eh? Esto... sí, jaja. Será mejor que vaya con los marranos que si no con quien voy a acabar follando hoy es contigo.

Donato se fue a marchar de la habitación y dijo:

               - Aunque de buena gana me quedaría hoy contigo sin salir de la habitación follando sin parar.

Nelson trató de incorporarse para vestirse. Se puso de nuevo el mono del día anterior y los mismos calcetines. Las botas de goma desprendían un aroma que comenzó a notarlo... especial.

               - Ahora entiendo a los que les excitan estos fetiches. Me estoy poniendo muy hot y apenas ni he tocado las botas.

Consiguió terminar de vestirse y en la puerta de la calle ya lo estaba esperando Carlitos para comenzar a trabajar con el mismo mono de trabajo azul que había llevado el día anterior. De nuevo comenzaron a limpiar el establo y otra vez la curiosidad invadió a Donato:

               - ¡Óyeme Carlitos! Ayer me dijiste que no tenías pensado venir aquí para trabajar y que te mandó tu papá.

               - Eso es.

               - ¿Y qué tenías pensado hacer todo el verano? ¿Quedarte en casa de tu papá sin salir ni nada?

               - Bueno lo cierto es que tenía planes. Verás... eh... El año pasado fui con unos amigos a una casa para pasar las vacaciones de verano.

               - ¿Y salíais de fiesta en busca de mujeres?

               - ¡Qué va! La fiesta nos la montábamos nosotros. Todas las noches bebíamos alcohol y compartíamos nuestros genitales....

               - ¿Cómo? ¿Todos juntos? - Preguntó sorprendido Nelson.

               - ¡Claro! Bernardo y Angel Luis nos daban las instrucciones y el resto follábamos todos juntos. Ellos también se unían al final y follábamos todos juntos - A Carlitos se le aparecía una sonrisa cada vez que recordaba a su grupo gay con el que montaban las orgías.

Nelson estaba paralizado. No podía creérselo.

               - Pero ¿éran todos de la misma edad?

               - Si... bueno salvo Bernardo y Angel Luis que tienen 40 años o así pero el resto todos 19 ó 20 años. Este año además se habían juntado unos chicos nuevos de 18 años. La verdad es que tenía muchas ganas de follar con ellos.

               - ¿Y cuando se acabó el verano?

               - Hemos intentado seguir aquí y allá. Bernardo organizaba fiestas y acabábamos follando con otros señores.

Nelson estaba inmóvil con los ojos abiertos totalmente sorprendido. Durante el tiempo que estuvo en la ciudad le ofrecieron ir a estas fiestas pagando una importante cantidad de dinero asegurándolos que habría chicos jóvenes dispuestos a tener sexo con ellos. No se esperaba que Carlitos le contara tan claramente que él participaba de aquellas fiestas y que aquellos dos hombres los utilizaban para prostituir a aquellos adolescentes. Y lo que más le inquietaba era que todo lo que contaba Carlitos lo estaba excitando.

               - Incluso hay noches en las que junto a otro amigo nos ponemos a bailar reggeaton con otros amigos de Bernardo más de su edad. Los ponemos supercachondos chupándoles el cuello, restregándoles el culo contra su paquete. Bailamos frotándonos con ellos hasta que no pueden resistir más y acabamos follando con ellos y con otros hombres que también vienen. Y nos hacen mamadas, follamos todos juntos.

               - Ya, ya... menudas fiestas. - Dijo entre risas Nelson incapaz de rebajar su excitación.

La polla de Nelson pedía desesperadamente salir al exterior atrapada entre el suspensorio y el mono de trabajo. Carlitos se acercó a Nelson y comenzó a acariciarlo sensualmente. Se había dado cuenta del efecto que tenía sobre Nelson y de cómo lo estaba calentando. El tono de voz de Carlitos se había vuelto más grave y monótono.

               - Seguro que tú serías muy bienvenido a nuestras fiestas. Seguro que podrías disfrutar con tu polla de nuestros culitos. Imagínate bombeando con tu verga a todos esos hombres y a los jóvenes. Mientras gimen de placer. Todos piden ser follados Nelson. Y todos follan.

               - Para Carlitos... Aquí en la granja no...

               - Anímate Nelson. Aquí en la granja es el mejor sitio. Mira lo cachondo que estás. - Carlitos comenzó a sobar la polla de Nelson por encima del mono de trabajo. - Seguro que ellos olían lo mismo que tú. Ese olor a sudor que desprendemos después de estar bailando durante toda la tarde mezclado con las ganas de follar. Ese olor que puedes notar que desprendo del mono. Ese aroma que sale de tu mono. Seguro que te sentirías más cómodo si desabrocho el mono.

               - No Carlitos, por favor. No quiero perder este trabajo. - Se quejaba Nelson.

               - No vas a perder el trabajo. Tan solo cierra los ojos e imagina cómo sería estar en esa discoteca. Con música latina y todo lleno de chicos que quieren follar.

Carlitos comenzó a perrear a Nelson poniendo el trasero empujando contra el miembro del negro dominicano. Nelson comenzó a abrazar a Carlitos.

               - Así, así muévete conmigo.

El dominicano estaba sintiendo real todo lo que salía por la boca de Carlitos. Sentía que el aroma que desprendía Carlitos lo ponía más cachondo. Las horas de sexo y sudor que Carlitos había derramado sobre el mono hacían responder a Nelson de la forma más pervertida posible. Y Nelson no podía quitar la vista ante semejante adonis. Tan joven. Y además se veía tan rico con el mono y las botas. Y su voz monótona y pervertida.

               - Carlitos... te gusta jugar y a mí tu juego me va a volver loco.

               - ¿Sí? ¿A qué quieres que juguemos? ¿A que cabalgamos salvajemente? ¿Al del señor doctor que me viene a poner una inyección?

Carlitos agarró del rostro a Nelson y le miró fijamente a los ojos diciendo:

               - O al juego en el que follamos como animales mientras nos queden fuerzas.

Nelson trataba de mantener la calma, pero con el muchacho así sudoroso invitándolo a tener sexo apenas al comenzar la mañana. Cuando Carlitos se desabrochó el mono el olor a sudor terminó por invadir a Nelson alcanzando a su cerebro y anulando por completo cualquier pensamiento racional. Nelson se comenzaría a comportar de forma pasional. Comenzó por lamer las axilas de Carlitos y después juguetear con los pezones de Carlitos.

               - Así, así de caliente. cuanto más caliente te sientas más duro vas a follarme.

               - Quiero follarte Carlitos. Quiero cogerte el culo y llenarlo de lefa, de leche. Quiero que mi verga negra te rellene de crema caribeña.

               - Déjame verla. Tan dura como está. Tantas ganas de follarme te la ponen bien dura. Quieres follar con aquellos chicos ¿Verdad?

El tono de voz de Carlitos había terminado por hacer sucumbir a la mente consciente de Nelson y lo había convencido de que follar era lo mejor que podían hacer. Era lo único que podían hacer ahora.

               - Quiero follar Carlitos. Quiero follarte el culo.

Nelson agarraba de las caderas a Carlitos acercándose hasta que el joven pudiera sentir la polla del dominicano por encima del mono de Carlitos. Carlitos se sacó las mangas y se despegó del uniforme de trabajo que cayó al suelo dejando delante de los ojos de Nelson el culo rodeado de la goma del suspensorio. Por un momento, Nelson recobró algo de consciencia y trató de apartarse asustado ante su comportamiento, pero Carlitos no estaba por la labor de que a Nelson le bajara el calentón.

               - No te despistes Nelson. Comienza a lamer el culo.

Nelson se vio atrapado por aquellas nalgas que parecían abrirse ante su cabeza y cuando tocaron su rostro la lengua del negro dominicano finalmente sucumbió y comenzó a explorar el ano de Carlitos.

               - Disfruta del manjar Nelson. Solo existe mi culo y tu placer. Nada te interrumpe si no es para follar. Más profundo. Más profundo.

El tono y el ritmo de las palabras, pausado, monótono, cansino provocó en Nelson un profundo trance hipnótico. Durante los últimos días Donato había estado entrenando a Carlitos para que se convirtiera en un gran hipnotista para Nelson y su objetivo era que lo follara en la granja. Durante todo el día el comportamiento de Carlitos había estado dirigido a hipnotizar al nuevo inquilino de la granja. Mientras lamía el culo, Nelson podía ver a otros hombres follando a los amigos de Carlitos. Chicos de 20 años con 2 ó 3 hombres. Se sentía en mitad de una orgía de una película porno. Aquella alucinación a Nelson le dejaría huella, estaba en un trance profundo y la perversión cada vez se volvía más intensa en su mente. Pronto Carlitos se agachó y sacó del mono una crema.

               - Toma papito... esto es para que me folles mejor el culo.

               - Te voy a dar una follada bien dura. - Dijo Nelson dando un cachetazo a una de las nalgas de Carlitos. - Esta crema está bien resbalosa. Mi verga va a entrar hasta los huevos como si fuera mantequilla.

               - Ay sí Papi, fóllame bien.

Después de preparar el esfínter, el dominicano comenzó a penetrar a Carlitos y su polla entraba y salía con total facilidad. El ano de Carlitos succionaba la verga caribeña como si estuviera imantada, cada vez que la sacaba volvía a entrar con más facilidad en el recto. Además el ano se moldeaba al miembro del negro con lo que el placer se multiplicaba a cada embestida con más gemidos de Carlitos.

               - Te quiero follar Carlitos, follar bien duro.

               - Fóllame, ahhhh. Estoy disfrutando como un cochino.

               - Y bien cochino que te voy a dejar. Te quiero follar todo el día. En la casa, en la granja. Bien cochino.

               - Oink, oink, oink.

Los gemidos de Carlitos cada vez eran más seguidos, más fuertes y más pervertidos.

               - Toma más verga de tu papito. Es toda para ti.

               - Dame más. Más duro. Sigue follando.

               - Ay cómo me gusta tu culo Carlitos. Te follaría todo el día.

               - Dame más papito. Quiero que te corras en mi culo. Llénalo bien de leche.

               - Ufff ¿Quieres mi leche? Va a ser toda para ti. Voy a llenarte bien el culo hijo.

Nelson no pudo aguantar más después de casi media hora y comenzó a correrse llenando todo de semen. Carlitos no paraba de mover las caderas exprimiendo el miembro que aun se encontraba en su culo. Carlitos comenzó a tener un orgasmo tirando solo líquido preseminal por la estimulación prostática. Para él también había sido un polvo monumental. De pronto intentaron incorporarse pero unas manos recubiertas por un guante se acercaron a los rostros de ambos que de pronto y una voz tapada por una máscara dijo:

               - Hypnose Meister.

               - Sí señor.

               - Sí señor.

Donato había estado presenciando toda la escena viendo cómo Carlitos en trance estaba hipnotizando a Nelson. Y cómo después los dos en trance habían tenido una sesión de sexo salvaje. Tanto que Donato no pudo evitar masturbarse al ver aquella escena.

               - Muy bien hecho hijos. Estoy muy orgulloso de vosotros. Habéis dado amor del bueno. Lo seguiréis haciendo más tarde. Ahora Carlitos quiero que comiences a trabajar duro. A limpiar todo el establo, ordeñar a las vacas. Atender a las que están preñadas y sacarás al primer grupo al prado. Quiero que estés muy orgulloso de tu trabajo como lo estoy yo.

Carlitos comenzó a sonreír. Se subió el mono de trabajo y se lo abrochó y comenzó a trabajar tal y como había ordenado Donato mientras por el culo seguía saliendo el semen de Nelson.

               - Tu Nelson, te vas a venir conmigo. Vamos a trabajar con los marranos. Vas a necesitar esta careta antigás. Y te vas encontrar muy cachondo al llevarla puesta. Al igual que con los monos de trabajo, las botas y los guantes; comenzarás a sentir una gran atracción por las máscaras antigás y los pasamontañas. Vamos, vente conmigo.

Donato entregó la careta a Nelson y le ayudó a ponérsela y pasaron a la nave en la que Donato tenía los marranos. Al igual que con las vacas Donato le cedió a Nelson el cepillo para que comenzara a limpiar la pocilga y como no podía ser de otra manera, de manera obediente Nelson comenzó a barrer el lodo que había en cada una de las celdas de los cerdos. Poco a poco Nelson fue saliendo del trance y dándose cuenta de que llevaba una máscara. ¿Cuando había empezado a llevarla? A Nelson le preocupaban las lagunas que en su mente le arrebataban los recuerdos más cercanos. Escuchaba a Donato dirigirse a él guiándole para limpiar las celdas y al mirarlo se dio cuenta de que Donato también que llevaba puesta una careta. Al verla en la cabeza de Donato, de látex, Nelson comenzó a excitarse y cada vez que tomaba aire no podía evitar aumentar su excitación al sentir el olor del latex y saber que llevaba puesto una careta. Sin darse cuenta parecía ser un nuevo fetiche que no podía evitar que se llevara la mano a la entrepierna.

               - Vamos Nelson, ¿Qué ocurre? ¿Estás empalmado?

El dominicano intentaba disimular su excitación pero entre el mono, las botas de goma y ahora también la careta y los guantes, no podía pensar en otra cosa que en follarse a Donato. Sólo faltaba que encima lo hipnotizase para entregarse al viejo Donato.

               - Venga continúa, mira las celdas que todavía nos quedan.

               - Pero hay algunas celdas que están vacías, ¿Esas también hay que limpiarlas?

               - Sí hijo, pronto vendrán más marranos.

               - ¿Más? Pero si casi no podemos con todos los que hay ahora. - Dijo Nelson abrumado. - Si encima se marcha Carlitos no se cómo podremos sacar todo adelante.

               - Tranquilo hijo, ya verás como cuando lleves aquí una temporada vas a tener más práctica y todo irá sobre ruedas.

               - ¿Me vas a hipnotizar para ello? - Preguntó de forma sutil Nelson.

               - ¿Por qué lo dices? - Se sorprendió Donato.

               - Bueno... Te conocí como Don Hypno. No esperaría menos jejeje.

               - ¿Te imaginas que te hipnotizara? - Donato comenzó a hablar más lentamente.

               - Eh... ahora... ¿Me vas a hipnotizar? - Nelson trató de retroceder.

               - ¿Por qué lo dices Nelson? Aunque estamos trabajando, la hipnosis puede ser beneficiosa. Puede ayudarte a concentrarte más.

               - Sí, sí... Me ayudaría a concentrarme.

               - Entonces ¿por qué no me miras? - Donato sacó el péndulo del bolsillo del mono. - ¿y comienzas a concentrarte en el movimiento del péndulo? Tan suave, de izquierda a derecha.

               - Sí. Pero ahora... - Nelson trató de retroceder.

               - Tranquilo Nelson, no va a ocurrir nada que no quieras. Tan solo te pido que me mires. Que observes al péndulo mientras escuchas mi voz relajante. - Donato entró en la celda en la que estaba Nelson y lentamente se acercó al dominicano. Poco a poco más tranquilo - Relájate. ¿Te imaginas que te hipnotizara?

               - Si, Donato.

               - ¿Te imaginas que te hipnotizaras? - Donato le ofreció el péndulo a Nelson que comenzó a sujetarlo con su mano derecha mientras se movía lentamente.

Nelson solo obedecía a las palabras de Donato y los comandos firmes que le ordenaba el hipnotizador. Donato bajó un poco la cremallera del mono de Nelson y se acercó por su espalda masajeándole los hombros y el cuello con sus guantes profundizando cada vez más el trance del dominicano.

               - ¿Ves qué fácil es caer en trance Nelson? Y para tí cada vez será más sencillo dejarte llevar por mi voz. O caer en los juegos de Carlitos. Incluso tu querrás provocarnos para tener sexo. Pero para eso me tienes que decir cuáles son tus fetiches.

               - Si Donato.

               - Vamos, no tengas vergüenza. ¿Cuáles son tus fetiches? ¿Qué es lo que te hace excitarte de manera inmediata?

Nelson era en estos momentos totalmente obediente. Por su mente comenzaron a pasar imágenes y objetos que lo ponían cachondo.

               - Me encanta la hipnosis. Ver a los hombres con la mente en blanco, como los ojos se vuelven hacia atrás. De forma obediente comienzan a tener sexo y unos orgasmos muy fuertes, me gusta mucho.

Donato sonreía por dentro de la careta. Sabía que este fetiche sería muy fuerte.

               - También me gustan los hombres que llevan ropa de trabajo como los overoles.

Donato se quedó extrañado porque no conocía esa palabra.

               - ¿Qué son los overoles Nelson? ¿Cómo son esas ropas?

               - Es esto que llevamos puesto. - Agarró del brazo el mono verde que llevaba puesto. - Aquí lo llaman mono de trabajo pero en mi país lo llamamos overol. Siempre imagino que los hombres que llevan esta ropa están muy sudados como machos que son.

               - ¿Te gusta llevar el overol?

               - Siiiii. Me encanta. Me gustaría no quitármelo nunca. Llenarlo de mi aroma.

Donato comenzó a bajar la cremallera del mono y a jugar con la verga de Nelson.

               - Me pone muy cachondo que el olor del mono sea el del sudor de un hombre bien caliente. Que quiera follar todo el día.

               - ¿Y qué más te gusta Nelson? ¿Solo te gusta el olor del mono?

               - Y los calcetines... Ay los calcetines me ponen muy cachondo. Que estén bien sudados, que huelan al macho. No puedo pensar cuando huelo unos calcetines sudados. Quiero follar con ese hombre.

Donato sonreía de satisfacción. Estos fetiches de Nelson también le gustaban a él y ya estaba tramando cómo utilizarlos para excitar a su nueva hipnotizada víctima.

               - Yo tengo calcetines muy sudados para tí Nelson. Quiero amordazarte con ellos.

Nelson dio un respingo y su respiración comenzó a acelerarse en el trance. Donato masturbaba su verga pero ahora la imagen de los calcetines de Donato sudados en su boca lo hizo excitarse aun más mientras su cuerpo sudaba.

               - Sí... quiero probar sus calcetines. ¡Ay!

               - Los probarás esta noche, pero ahora tienes que terminar de limpiar las celdas. Mientras tanto yo iré preparándolo todo para la velada de esta noche. Continua trabajando Nelson, continua trabajando...

Donato se marchó de la nave de los cerdos mientras Nelson muy excitado obedeció a Donato y continuó limpiando las celdas de los puercos.

Carlitos acababa de regresar de la salida con las vacas a que comieran el pasto en un prado. Después de casi 2 meses caminaba con las botas con total naturalidad incluso por las zonas más embarradas. Atrás quedaron los días en los que a Carlitos los caminos por el prado le resultaban pesados. Ahora era todo lo contrario , era capaz de guiar el ganado por cualquier pista como un ganadero experimentado. De nuevo en la granja se encontraba concentrado en dar a las vacas de comer pienso y forrajes de la cosecha. Donato lo observaba mientras se quitaba la careta dejando al aire su calva y su barba. Donato ya se había dado cuenta del cambio físico de Carlitos. El trabajo físico diario había hecho que las piernas y los brazos se fortaleciesen considerablemente. La espalda y el tronco habían ganado volumen y la poca barriga había desaparecido. Había bajado mucho la grasa corporal ya que junto al trabajo físico, la dieta más rica en frutas, verduras y carnes asadas sin aceite le hizo cambiar el metabolismo. Sin embargo, el culo también había perdido volumen. Donato prefería uno más voluminoso.

               - Te mereces un premio Carlitos. Has trabajado sin parar todo este tiempo y ahora estás hecho todo un granjero. Espero que vuelvas pronto. Nelson y yo te echaremos de menos. - Dijo para sí mismo Donato

Donato se metió la mano en el bolsillo, sacó el péndulo y comenzó a hacerlo oscilar.

               - Carlitos, ¿Por qué no paras? Debes estar muy cansado esta tarde.

Carlitos siguió trabajando sin levantar la vista

               - No, todavía me queda un poco para terminar y...

Donato le interrumpió y con una voz más grave y profunda le ordenó

               - Carlitos, mírame. Es hora de descansar profundamente, deja que el sueño te invada.

Carlitos levantó la cabeza y al observar el péndulo dejó de pensar en las vacas para quedarse fíjamente mirando a Donato. Carlitos quería seguir su tarea pero pronto su mente comenzó a nublarse y sus músculos se relajaron mientras sus ojos seguían el movimiento del péndulo.

               - Muy bien hijo, deja la mente en blanco. Mi voz te guía y tu confías al 100% en mí. Quiero que recojas todo y vayas para casa. Allí estarán esperándote Dionisio con otro hombre. Cuando los veas tus ganas de tener sexo serán irresistibles y cuanto más los mires, los escuches y hasta los huelas mas cachondo estarás. Abre los ojos a la cuenta de tres. Uno, dos y tres.

Carlitos abrió los ojos confundido mirando a Donato. Se encontraba extrañamente cansado cuando hasta hace poco quería seguir trabajando con el ganado.

               - Me decías que estabas cansado Carlitos. - Intentó manipularlo Donato incluso estando consciente Carlitos. El péndulo ya se encontraba guardado en un bolsillo del mono.

               - Sí, no sé, me encuentro como un poco dormido. La verdad es que desde la mañana ha sido mucho trabajo.

               - Lo sé, por eso creo que deberías ir a casa a descansar. Mañana será otro día.

               - Sí, creo que voy a recoger todo e irme para casa. ¿Te vienes conmigo?

               - No te preocupes, yo me quedaré por aquí con Nelson. Tenemos aún tarea con los marranos.

               - De acuerdo, luego nos vemos.

Carlitos regresó a casa desde la granja y al abrir la puerta se encontró a un hombre atado a una plataforma suspendida en el aire. Llevaba un traje de látex de una pieza, los ojos tapados, unos auriculares en los oidos y una bola en la boca. Cuando dio un paso más la puerta se cerró de golpe y un hombre apareció de detrás de la puerta con otro traje de látex con toda la cabeza tapada salvo los ojos, unas botas de goma y unos guantes en las manos. Carlitos quiso gritar pero el hombre misterioso le tapó la boca y le susurró al oído.

               - Bienvenido a tu sueño Carlitos. Es hora de disfrutar...

La voz de aquel hombre le resultó familiar a Carlitos. El hombre sacó otro traje de látex para especial para Carlitos con un agujero en el culo y otro a para la polla y los huevos. Carlitos al verlo ya estaba empalmado. Quería ponérselo y empezar a follar con aquellos dos hombres sin parar. Además al oler el látex y ver al otro hombre atado y amordazado empezó a masturbarse con el mono puesto

               - ¿Ya quieres follar? Sí que estás caliente chico. - El hombre misterioso se quitó la máscara y Carlitos pudo reconocer a Dionisio.

               - ¿Dio-ni-sio? Uff claro que te quiero follar y a aquel hombre también. Quiero follar hoy sin parar.

               - Así me gusta. Quítate esa ropa y ponte el traje. Quiero ver tu culazo que tantas ganas dan de follar.

Mientras tanto Patricio permanecía inmóvil atado. Un aparato electrónico le estimulaba el ano mientras por los auriculares escuchaba sonidos que le invitaban a permanecer en un trance profundo. Cada vez más excitado. Carlitos se quitó el mono de trabajo. Antes de ponerse el traje de látex, Dionisio le pidió quitarse también el suspensorio y los calcetines. Dionisio lo quería desnudo bajo el látex y que su piel se frotara con el traje. Mientras estaba desnudo, Dionisio acarició la verga de Carlitos.

               - ¡Qué cachondo estás! Hoy te vas a poner las botas a follar como nunca lo has hecho. - Dionisio besó a Carlitos metiendo la lengua casi hasta el paladar. Carlitos hacía ruidos para intentar respirar a la vez que disfrutaba del sabor masculino de la boca de Dionisio.

               - Sí, quiero follar toda la noche. Quiero daros mi leche y recibir toda la vuestra.

Dionisio también pensaba en cómo le iba a sacar la leche aquella noche. Cogió un anillo elástico para el pene y se lo puso a Carlitos.

               - Con esto sí que nos vas a follar sin parar. - Dijo Dionisio mientras le colocaba el anillo.

La erección de Carlitos era cada vez más potente. Terminó de ponerse el traje completo. Por detrás apareció Dionisio con otra bola similar a la que llevaba en la boca Patricio para amordazar a Carlitos.

               - Shhh, no queremos que nos oigan de fuera. - decía Donato mientras abrochaba la correa de la mordaza en la nuca y la cabeza de Carlitos. - Vamos a sacar a Patricio al patio para dejar a Donato y a Nelson libre mientras follamos.

               - mmmmppfhhh.... mmmmpppfffhhh.

Carlitos asentía con la cabeza mientras que con las manoplas se masturbaba. Dionisio guió a Carlitos hasta donde se encontraba Patricio y guiaron el aparato hacia el patio trasero ayudados por las ruedas. Una vez en el patio, Dionisio y Carlitos colocaron el cuerpo de Patricio de forma que su culo quedara totalmente abierto para el pollón bien caliente de Carlitos. Dionisio retiró del culo de Patricio el vibrador que durante tanto tiempo había estado estimulando y lubricando el recto. Ahora aquello era una gruta que parecía estar pidiendo ser penetrada. Carlitos no pudo resistirse y comenzó a follar mientras que Dionisio comenzó a lamer el culo de Carlitos.

               - mmmmmfpfffhh.... mmmmfpffmmm!

Dionisio también lubricaba el culo de Carlitos. También se lo quería follar. Sabía que aquella noche Carlitos estaría tan caliente que después de acabar corriéndose en el culo de Patricio también se lo follaría a él, pero antes de ofercerle el culo quería regar con su semen el trasero del joven. Carlitos follaba muy duro, a cada envestida soltaba un gemido y con Patricio explorando el ano la excitación iba a más. A mucho más con cada lamentón de Dionisio que al mismo tiempo que ponía a 100 a Carlitos se masturbaba con la mano.

               - Carlitos, sigue follando. Bien duro. Bien hondo. Dale con la polla a Patricio. Llena su culo.

Dionisio agarró de los huevos a Carlitos apretando ligeramente y Carlitos gimió poniendo los ojos en blanco.

               - Eso te gusta ¿Verdad?

Carlitos asintió con la cabeza.

               - Sigue follando. Más duro.

Carlitos aceleró el mete y saca mientras que pronto sintió como unos brazos lo detenían.

               - Shhhh tranquilo, ahora me toca a mí.

Comenzó a introducir su polla en el culo de Carlitos. Al sentirlo Carlitos tuvo un pequeño orgasmo.

               - Tranquilo... esto es solo el principio.

Aquellas palabras volvieron loco a Carlitos que solo pensaba ya en follar. El olor del látex sudado no hacía más que ponerlo más caliente aún. De un empujón Dionisio terminó por introducir toda la verga hasta el fondo.

               - Toma la polla. Ahhh.

Carlitos comenzó a mover las caderas de forma suave al principio. Haciendo movimientos para acomodar aquel cuerpo extraño en su ano. Para pronto regresar al movimiento hacia delante y hacia atrás. Primero llenaba de placer sintiendo como su culo se vaciaba al mismo tiempo que el culo de Patricio se llenaba de su verga. Luego sería su culo el que se llenaba con la polla de Dionisio. Patricio estaba rendido al placer y gemía de placer.

               - Así, así. Qué bien follas. Espero que guardes fuerzas para mí.

Dionisio agarraba los pies de Patricio que quedaban colgando. Esos pies que con gran placer tantas veces había lamido para derretir a Patricio que después de unos minutos con Dionisio jugando Patricio tuviera un orgasmo programado por Dionisio. Esta vez no le haría falta, la polla de Carlitos lo estaba llevando al éxtasis y pronto tendría un gran orgasmo. Carlitos también estaba preparado para soltar el primer chorro de lefa de la noche.

               - Mmmmpppppffffhhhh... Mmmmmmmmmmpppppfffssshhhh!!

Los gemidos intensos de Carlitos anticiparon el orgasmo que comenzó a llenar de semen el culo de Patricio.

               - Ohhh, qué rica lecheeeeh. Ahhh ¡Toma! ¡Toma más Patricio! ¡Sigue follando Carlitos!

Ahora era Dionisio el que empujaba bien fuerte poseído por una excitación que lo hacían follar. Totalmente atraído por los gemidos de Carlitos y Patricio. Carlitos estaba tan caliente que no podía parar de follar a Patricio y este estaba encantado de recibir otra follada. Unos minutos después la mente de Dionisio terminó de desconectar y acabó entregado al trance y cuando ocurrió eso comenzó a eyacular sin parar mientras Carlitos no paraba de gemir y el olor a sexo se hacía más intenso aun.

Donato se encontraba de vuelta con los marranos observando a Nelson. Veía como sus ojos estaban vidriosos y su mirada perdida, totalmente enfocado en dar de comer a los cerdos. El trance seguía siendo profundo. Donato sintió la necesidad de frotarse la polla cuando vio que Nelson estaba completamente sudado. El pecho, la espalda, los sobacos, la entrepierna. Seguro que dentro de aquellas botas, el calor y la humedad habrían hecho que los calcetines también estuvieran sudados, como lo estaban los suyos. También Donato estaba sudado. El calor del verano no daba tregua y cuanto más agua bebían para mantenerse hidratados, más sudaba el cuerpo. Por eso Donato siempre tenía preparado agua para sus ayudantes en la granja, para que no se deshidrataran... y para tenerlos siempre bien sudados. Después de un buen rato Donato tenía un buen calentón encima, decidió irse para casa para ir preparando la cena, no sin antes acabar de sacar del trance a Nelson.

               - Nelson a la cuenta de tres voy a sacarte del trance. Uno, dos, tres.

Nelson comenzó a parpadear confundido al salir del trance, como sin saber donde estaba.

               - ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien Nelson? - Preguntó Donato riéndose por dentro al acabar de sacar al dominicano del trance.

               - No sé qué verga ha pasao... Estaba como... dormido.

               - Bueno, solo te quería decir que voy a ir preparando la cena y que cuando quieras puedes ir para la casa.

               - OK, de acuerdo patrón.

               - Termina pronto, no te vayas a quedar dormido sin cenar. - Dijo riéndose Donato a lo que Nelson también soltó una carcajada.

Nelson se dispuso a terminar de preparar la cena para los puercos mientras se quedó pensando en cómo se podía haber quedado dormido ¿Estaría en trance? ¿Lo habría hipnotizado Don_Hypno con alguna técnica secreta? No recordaba qué había ocurrido antes.

Cuando terminó de recoger toda la granja Nelson se dirigió a la casa. Sin duda necesitaba una ducha urgente. Estaba totalmente sudado, hasta la entrepierna estaba muy sudada. Al intentar quitarse las botas de nuevo su mente se nubló al oler sus propios calcetines y sin darse cuenta volvió a meter el pie en las botas de goma y a salir hacia la casa pensando que se había quitado las botas.

               - Hola - Saludó Nelson al entrar en la casa, aunque no había nadie en el salón.

Subió a por una camiseta y un pantalón limpios y se volvió al baño. Cuando abrió la puerta allí estaba Donato con sus calcetines en la mano. Nelson se vio arrinconado mientras Donato parecía estar en trance, no parpadeaba y la expresión de su cara estaba vacía.

               - Toma Nelson, esto es para tí - Inmediatamente Donato sujetó la cabeza de Nelson y apretó los calcetines que había llevado los anteriores días. Al olerlos, Nelson no pudo resistirse. Su fetiche era bien fuerte y el olor le encantó.

               - Ay, como me gustan los calcetines señor. Y como huelen...

               - Esto te gusta ¿verdad? Vamos al sofá. Allí podrás seguir oliéndolos más profundamente.

Absolutamente obediente Nelson acompañó a Donato al sofá y lo dejó oliendo sus calcetines.

               - Sigue oliendo los calcetines. Hoy no es necesario tomar una ducha, déjate llevar por los calcetines.

Según se sentó, Donato le quitó las botas a Nelson. El comando para que no se quitara las botas había funcionado perfectamente. El olor de las botas y los calcetines de Nelson también era muy intenso. Tanto que Donato se sintió embriagado.

               - Vas a tener que seguir llevando estos calcetines más Nelson. Unos cuantos días más.

Donato le pasó los calcetines a Nelson que al olerlos se pusieron los ojos en blanco.

               - Muy bien Nelson, sigue cayendo más profundo mientras voy preparando la cena.

Donato seguía preparando la cena mientras escuchaba los gemidos de Dionisio follando con Carlitos y Patricio. Ellos también se lo estaban pasando en grande. A la media hora Donato preparó la mesa y sentó a Nelson y lo sacó del trance.

               - Bueno Nelson, ¿qué te ha parecido?

               - ¿El qué? ¿Qué ha pasado?

               - Has sido hipnotizado hace un rato.

               - ¿Pero cómo? ¿cuándo? ¿Cómo lo has hecho?

               - He usado uno de tus fetiches favoritos y simplemente he dejado que tu mente hiciera el resto.

Donato apuntó los calcetines que estaban encima del sofá. El dominicano comenzó a estar algo avergonzado.

               - Yo... esto. No sé qué decir.

               - ¡No tienes que decir nada! Simplemente disfruta. Disfruta de la hipnosis. Disfruta de los fetiches. Y disfruta del sexo que además eres muy atractivo y tienes un cuerpazo. - Dijo Donato mientras servía la sopa.

               - Gracias.

               - Sirve un poco de vino.

Durante la cena Nelson preguntó por Carlitos y Donato le respondió que tenía que hacer un recado para otro amigo en otra granja. Las mordazas y los amplios muros impedían oir los gemidos a Nelson. Donato sabía lo que estaba ocurriendo en el patio trasero y en los corrales. A Nelson no le gustaba mucho el vino, pero ese era diferente, más suave y dulce. Sin darse cuenta ya se había bebido dos copas y Donato le estaba sirviendo otra copa.

               - Está bien rico esta vino, ¿Verdad?

               - Sí, sí... no había probado uno tan delicioso.

               - A mí también me gusta mucho... aunque me emborracha un poco. Pero tú tómate más anda, tómate otro.

               - Sí, sí...

Donato brindó con Nelson por haber encontrado una ayudante tan bueno. Antes de acabar el segundo plato Donato estaba abriendo otra botella cuando miró a Nelson y vio que aquel vino ya estaba haciendo efecto. Sus ojos comenzaban a cerrarse al tiempo que no era capaz de mantener la boca cerrada. También él estaba cada vez algo más pesado. Aquel vino que le trajo Dionisio tenía un sedante en su interior que hacía aún más fácil entrar en trance. Donato aprovechó para sacar la verga del sudado mono negro y comenzar a oscilarla delante de la vista de Nelson.

               - Nelson, si quieeeres podemos adelantar al postre. Está relleno de leche.

Nelson no podía hacer nada más que seguir con la vista la apetitosa polla de Donato. Mientras que la oscilaba Nelson trataba de agarrarla hasta que al final la introdujo Donato en su boca.

Nelson aun tenía hambre porque comenzó a relamer con fruición el aparato de Donato. Donato agarró de la cabeza a Nelson y lo fue empujando cada vez más adentro para sentir como su polla se abría paso en la boca del dominicano.

               - Eso es. Ahhh.... qué bien la lames. Tú también haces mamadas deliciosas.

Nelson estaba totalmente transformado en un mamador de pollas. Nunca había disfrutado tanto degustando un miembro como el que estaba degustando. Además Donato tenía algo que cada vez lo atraía más. Le encantaba su aroma. Que fuera tan masculino y a la vez tan dulce. Era su papi que le estaba dando de comer. Y él no iba a desaprovechar esa polla tan gustosa.

Al mismo tiempo, Nelson iba poniéndose cada vez más cachondo. Nelson quería follarse a Donato. Era el dueño de la casa. El dueño de la granja. Pero a cada lamida de polla la negra verga dominicana se iba haciendo más gruesa y más larga. Donato al verla comenzó a masturbarlo.

               - Esta nnoche. Quiero queee me folles.

Donato pudo sacar su polla de la boca de Nelson. El dominicano miró al granjero y le dijo:

               - Siempre he querido follarte. Quiero que esta noche sea la primera de muchas en que pruebes mi verga.

               - Hoy sí que eres un macho que has trabajado duramente. - Donato comenzó a quitar el mono a Nelson y a comenzar a oler las partes más sudadas.

               - Aquí tienes más. - Dijo Nelson llevando su polla a la cara de Donato.

Donato agarró con las manos y miró a Nelson:

               - Ahora me toca a mí saborear el postre.

Inmediatamente, Donato abrió la boca y comenzó a succionar la verga de Nelson. Estaba ya totalmente emborrachado por el vino dulce y por el olor de Nelson después de trabajar todo el día. Nelson solo se dejaba llevar, no podía pensar. Se encontraba como en un sueño. Y así era, en un sueño hipnótico inducido de forma múltiple con la boca de Donato masajeando su verga y los dedos jugando con los testículos. Nelson notó como una de sus manos era agarrada por Donato y se la llevaba a su culo. Nelson dejaba hacer y estaba metiendo sus dedos en el culo de su jefe.

               - Vamos, quiero que me folles el culo esta noche.

               - Siiii, follar. Me gusta follar. follar.... follar

Nelson estaba metiendo un dedo en el ano de Donato y su culo estaba respondiendo bien. Acomodándose cada vez más. Después de un rato Nelson apartó a Donato.

               - Te voy a dar una folladita bieen rica papi. Te quiero follar. Llevo queriendo follarte unos días. Desde que te conocí.

Donato quedó halagado por la confesión de su inquilino. Su culo estaba preparado para recibir la verga caribeña. Pronto quedó enterrada y Nelson comenzó a follar el culo de Donato agarrando de la cintura. El olor a sudor de Donato al follárselo le ponía cada vez más cachondo a Nelson que empujaba más y más fuerte. Donato comenzó a gemir, a pedir más y más. Que fuera más profundo... Nelson no podía pensar. No lo necesitaba. El placer que estaba experimentando había apagado por completo la parte consciente y ahora solo quería disfrutar del polvo que estaba dirigiendo Donato. El placer comenzó a crecer de forma irresistible, tanto que Nelson no pudo controlar la corrida en el culo de Donato.

               - Ahhh, toma mi leche papi.

               - Eso es, córrete, no dejes nada.

               - Toda para ti. Ahhhh

Donato tuvo también un pequeño orgasmo. Al acabar Donato se dio la vuelta y se quedó mirando a Nelson le dijo.

               - Lo has hecho muy bien hijo. Ahora es turno de ir a la cama.

               - Quiero seguir coooo.

               - Hypnose Meister

               - Si señor.

Los ojos se volvieron en blanco y la mirada totalmente inerte mientras la lefa seguía goteando al suelo.

               - Ahora te irás a dormir a la cama. Caerás en un sueño profundo y reparador. Obedece.

Con el mono verde sudado y manchado de semen y otros flujos se subió al dormitorio y al caer sobre la cama quedó dormido de forma inmediata. Donato por su parte encendió la televisión. Sintonizó un canal en el que una figura comenzaba a formarse mientras giraba y lanzaba destellos. Al mismo tiempo una voz suave lo invitaba a relajarse hablando lentamente. A dejarse llevar mientras las figuras hipnóticas cambiaban de color. A caer profundamente hipnotizado con los ojos abiertos dejando que sea el subconsciente el que deba actuar a partir de ahora.

Un ruido extraño despertó a Nelson en mitad de la noche. Alertado se levantó de la cama solo con el suspensorio puesto y salió de la habitación. Toda la casa estaba muy oscura excepto el salón que emitía una tenue luz. Antes de bajar pudo ver unas piernas que rítmicamente se movían saliéndose del sofá la cabeza. El ruido que venía del salón le estaba poniendo muy cachondo a Nelson. No se esperaba la escena que iban a contemplar sus ojos.  Al bajar las escaleras pudo ver como aquellas piernas firmes eran las de Donato y como atrapado entre las piernas estaba Carlitos haciéndole una mamada tragándose la polla hasta la garganta. Lo que hizo a Nelson empezar a masturbarse de manera compulsiva totalmente inconsciente fue ver a Donato todavía vestido con el mono engullir la larga verga de Carlitos. Nelson pudo ver como la mirada de ambos estaba totalmente vidriosa mientras que desde la televisión se podía escuchar una voz plácida y tranquila y de fondo unos gemidos de placer. Con el olor del sudor mezclado con el sexo que estaban teniendo sus compañeros unido a que  Donato aun llevaba puesto el mono desde por la mañana Nelson ya se estaba masturbando con su polla que se había salido del suspensorio. De pronto Nelson sintió una mano aprisionando su boca e inmovilizándolo. Totalmente sorprendido Nelson estaba inmovilizado, no solo por la fuerza del tipo que lo amordazaba sino que mentalmente estaba inmóvil. Aquél hombre llevaba puesto también un mono muy sudado. Aquel debía ser el hombre que Carlitos había estado ayudando. De entre la penumbra apareció otro hombre más también con  un mono y un pasamontañas.

               - Por fin te conozco Nelson. Y estás tan bueno como me había dicho Donato.

Nelson de pronto miró a Donato, pero estaba muy ocupado comiéndose la polla de Carlitos profundamente hipnotizado. Aquel hombre se acercó a Donato. Le acarició la cabeza.

               - Muy bien Donato. Tienes que sacarle toda la leche a Carlitos. Es su regalo de despedida.

Donato ni siquiera escuchó lo que el hombre enmascarado le dijo. El seguía engullendo la verga de Carlitos mientras del bolsillo del mono le sacaba el péndulo.

               - Creo que esto te ayuda aun más a relajarte, ¿Verdad Nelson?

La mirada de Nelson comenzó a seguir el péndulo mientras aquel hombre seguía oscilando el péndulo.

               - Seguro que Patricio también te está ayudando a relajarte. Es un buen chico. Le hemos convencido con la hipnosis para unirse a nosotros y por primera vez está participando activamente en una inducción. El mono de trabajo que lleva puesto lleva un hipnótico aroma además del sudor. Por eso te sientes tan relajado, incapaz de moverte.

Nelson tomó una respiración profunda y lo único que olía era el sudor que impregnaba aquel mono de Patricio, eso su mente estaba viajando a otro mundo... mucho más hipnótico. El hombre del pasamontañas se acercaba con el péndulo y Nelson estaba casi en estado de trance profundo. Su mirada seguía al péndulo mientras escuchaba aquella voz tan grave y penetrante.

               - Estás tan cansado que solo con escucharme quieres dejarte llevar. Más adormecido, en un sueño pesado. Bien profundo.

Con un gesto Dionisio hizo que Patricio liberara a Nelson. Nelson seguía masturbándose ahora profundamente hipnotizado. Dionisio pidió a Patricio que comenzara a estimular su ano y muy obediente se agachó y comenzó a comerle el culo. Dionisio empezó a besar a Nelson mientras el dominicano se retorcía de placer.

               - Te gusta que te coman el culo ¿Verdad? Patricio tiene una boca hipnótica y cada lamentón vuelve a tu culo más abierto, más preparado para ser hipnotizado. Y a su vez te recompensa con más placer. Siente el efecto de la boca hipnótica. Tu culo está hipnotizado y lo único que quieres es ser follado. Más ganas a cada beso, cada vez que juega con sus dientes, explorando con su lengua tu ano se relaja más y tu cuerpo recibe oleadas de placer.

Carlitos y Donato continuaban succionando las pollas mientras sus caras se llenaban de semen. La cara de placer de Carlitos mientras volvía a engullir la verga de su amado Donato lo hacían estar en el Nirvana. Nelson por su parte seguía masturbándose con el culo listo para ser follado. El placer lo invadía de forma total y era inevitable gritando de gusto en alguna ocasión. Patricio seguía besándole hasta que vio que era el momento de follárselo.

               - Nelson, estás muy caliente y quieres que te folle. - Nelson asentía con la cabeza. - pero tienes que premiar a Patricio. No le puedes dejar así de caliente ¿Por qué no le haces una mamada? Tiene una polla muy apetitosa, y tu debes tener hambre.

Cada comando que decía Dionisio se convertía en realidad para Nelson que según vio la polla de Patricio se lanzó a por ella. Dionisio se desabrochó el mono y agarró de las caderas al negro caribeño. Trató de acomodarse y comenzó a follar el culo. Patricio lo había dejado bien lubricado. Sin duda se merecía una mamada por el gran trabajo que había hecho.

               - Qué bien la comes Nelson. Uff.

Patricio esta vez no estaba hipnotizado. Dionisio quiso que después de su fidelidad pudiera disfrutar de esta orgía de manera consciente.

               - Disfruta Patricio. Uffff.... de esta mamada ¿Te gusta cómo lo hace Nelson?

               - Sí... Lo hace casi tan bien... como Carlitos. Donato se los ha buscado tragones.

Patricio empujaba la cabeza de Nelson mientras disfrutaba de un placer más intenso a cada mamada. La follada que estaba dando Dionisio hacía que la cabeza de Nelson se hundiera más aún.

               - Patricio, vamos a tener que invitarles también a menudo. Además cuando se marche Carlitos van a estar muy solos y nosotros también somos muy buenos anfitriones.

               - Sí, yo también quiero ser follado por ellos.

               - Sí, estas pollas merecen ser probadas.

Dionisio siguió follando hasta correrse. Después dejaría si turno a Patricio mientras Nelson le hacía una mamada intensa. El polvo que había echado antes lo había dejado sin fuerzas y la boca de Nelson dio un masaje en su polla que lo dejó completamente dormido mientras Patricio seguía follando. En el sofá Donato y Carlitos soñaban con más sexo mientras que de sus bocas salía la lefa que no dejaba de brotar de las pollas que estaban mamando en aquella noche de orgía en la granja de Donato.