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Una granja muy caliente (Parte 4)

en Gays

Una mañana más despertaba Carlitos a las 6:30 de la mañana. Habían pasado ya casi dos semanas desde que Carlitos llegara a la aldea y ya comenzaba a acostumbrarse a los horarios. Madrugar mucho para poder aprovechar el día y acostarse pronto para poder descansar por las noches... aunque a veces se despertara para dar rienda suelta al placer. El día anterior había dado mucho de sí. Por fin había conocido a Dionisio, aquel misterioso hombre del mono de látex. Ay... ojalá estuviera en su cama ahora, Carlitos rendiría menos en la granja pero en la cama acabaría bañado de semen con mucho gusto. El gusto con el que se había añadido Donato, parece que todas las estrategias para excitarlo y calentarlo estaban dando resultado, ojalá pudiera recordar la mamada que le había dado anoche, aunque la de la tarde también había sido muy buena. Menudo trío... y qué bien follaba Dionisio. Con el calentón Carlitos había agarrado uno de los vibradores y se lo había introducido en el ano. El placer que le estaba el juguete unido a su fantasía hizo que no tuviera más remedio que comenzar a hacerse una paja. Esta vez sí que le dio tiempo a terminar antes de que entrara Donato en la habitación y al poco rato no pudo evitar correrse sobre el mono verde. Vaya, hoy tendría que ponerse el rojo para trabajar, tampoco era plan de ir con la mancha en el mono a la altura de la polla. Aunque estaría bien que Donato se agachara a limpiarla con su actitud paternalista.

Bajó a desayunar y como siempre Donato estaba preparado con el mono puesto. Parecía listo para salir aunque fuera antes que otros días.

               - ¿Ya vas a trabajar a la granja? Si es más pronto que ningún día. - Dijo sorprendido Carlitos.

               - Hola hijo, buenos días. Tengo que comentarte una cosa. Ayer me pidió Donato que le fuera a ayudar a la granja. Tiene varias vacas que están de parto y él solo no puede atenderlo todo así que voy a ir a ayudarle.

               - Ah, vale. ¿No necesitaréis mi ayuda? - Carlitos se ofrecía voluntario a ver si con un poco de suerte recibía una nueva ración de polla de aquel hombre fuerte.

               - No, será mejor que te quedes. Aquí ya sabes que hay mucha tarea y alguien la tiene que sacar adelante.

               - ¡¿Yo?! ¡¿Solo?! pe-pero...

               - Si, no te preocupes, confío en tí. Haces el trabajo muy bien y por la tarde vendré a ayudarte con lo que esté pendiente.

Carlitos se quedó completamente en shock. ¡Tendría que ocuparse de toda la granja! ¡El solo, que apenas llevaba 2 semanas! La confianza de Donato en que pudiera hacerse cargo de los animales... Por una parte lo agradecía, pero por otro lado lo veía casi como un abuso.

               - Tranquilo que no va a ocurrir nada, además tienes mi teléfono en la oficina aquí y en el despacho de la granja hay otro teléfono. Marcando el uno me llamas al teléfono móvil y con el dos llamas a Dionisio así que estaremos localizados. Por cierto, este no es el mono que llevabas ayer. Anda sube a por él que te reconocerán más fácilmente así los cerdos.

               - Es que... estaba un poco sucio y decidí dejarlo para lavar. - Carlitos intentó buscar una excusa para no bajar el mono con la corrida.

               - Sí, y los cerdos se les llama así por su limpieza. - Donato se rio y Carlitos también sonrió y se le puso la cara colorada. - Anda ve a por el mono verde que seguro que está más limpio que el mío.

Carlitos no tuvo más remedio que acceder y cambiarse la ropa de trabajo por la que llevaba el día anterior. Al regresar al salón Donato sonrió porque se dio cuenta de la razón por la que Carlitos no decía que estaba "un poco sucio".

               - Tampoco es para tanto hijo, esto lo puedes llevar sin problemas. - Donato acariciaba la entrepierna del joven para su sorpresa que en seguida se transformaría en una nueva potente erección. - Además seguro que no es la primera mancha de estas que has llevado anteriormente.

Carlitos permanecía en silencio con una excitación que iba a más mientras Donato le subía la cremallera del mono y le masturbaba sin ningún rubor.

               - Yo ya he ido a trabajar con muchas de estas... Y espero que tú me regales muchas más. Porque eres un chico caliente. Muy, muy caliente y eso me encanta.

Absolutamente poseído por el deseo Carlitos comenzó a besar a Donato mientras que trataba de meterle mano.

               - Estoy muy caliente. Muy, muy caliente.

               - Eso es Carlitos, más y más caliente. Disfruta de la paja, vívela más y más. Siéntela como si estuvieras follando.

Los dedos de Carlitos comenzaban a acariciar el culo de Donato mientras que con su boca buscaba la de Donato. Donato a duras penas podía seguir poniendo cachondo a Carlitos porque ahora era él quien notaba los suaves dedos de Carlitos jugar con su culo. Introduciendo alguno en el ano y mientras corrientes de placer recorrían su cuerpo. Carlitos estaba totalmente entregado al placer, no le importaba más que satisfacer a Donato mientras la temperatura del salón subía y subía.

               - Estoy caliente, quiero follar. Quiero follar profundo.

               - ¡Eso es! Follando ahora como un animal. Caliente como un actor porno. Deseándolo más y más.

Carlitos estaba totalmente sumergido en el placer y las palabras de Donato lo atrapaban más. Se sentía poderoso follando mientras sus dedos se introducían en el ano de Donato. Con cada embestida sentía más y más placer y el deseo arreciaba cuando su sudor y el de Donato se mezclaban. La mano de Donato apretaba más y más su verga y sus huevos preparándolo para el éxtasis y los movimientos de cadera de Carlitos eran ahora más pausados, pero mucho más violentos. Estaba preparado para tener un orgasmo muy fuerte. Una corrida que iba a dejar en nada la mancha que llevaba antes.

               - ¡Córrete ahora Carlitos! Entregado al placer. Entregado al trance.

               - ¡Ahhhhh! Sí

De la polla de Carlitos salió disparado como si fuera un torrente el semen convirtiendo el mono negro de Donato en blanco con la correspondiente cara de felicidad de Donato.

               - Muy bien hecho hijo. Menuda corrida ¿Ves como no pasa nada por llevar alguna mancha? Ahora ya estás listo para ir a trabajar.

Carlitos no pudo moverse durante un par de minutos. De su polla siguió brotando semen durante un rato mientras disfrutaba de aquel estado de éxtasis. No había tenido un orgasmo tan fuerte en su vida. Llevaba todo el verano esperando follar y aunque fuera en trance... menudo polvo había echado. Había dejado el mono completamente manchado. Donato acabó por cerrarle el mono y acariciarle la cara mientras se despedía.

               - Nos vemos luego, tú haz lo de todos los días y esta tarde vemos cómo te ha ido, ¿de acuerdo Carlitos?

               - Sí Donato, ahora empezaré con las vaquitas a sacarlas a que den una vuelta por la finca. Y luego a recoger y limpiar y darlas de comer.

               - Eso es. Que vaya bien el día.

               - Gracias, espero que os vaya bien a Dionisio y a tí.

Donato salió por la puerta y Carlitos comenzó a hacer sus tareas. Se puso sus botas de goma y sus guantes y comenzó a recoger. Dio un paseo corto a las vacas que les tocaba. Aquel día empezaba a hacer calor desde temprano y  Carlitos comenzó a sudar más que otros días así que cuando regresó a la granja ya estaba completamente sudado. Para tratar de adelantar tiempo empezó a limpiar el establo mientras se ordeñaban las vacas. Al poner la máquina de ordeño de nuevo regresó el sonido hipnótico. Carlitos trataba de luchar por mantenerse despierto limpiando el establo pero se le notaba sin fuerzas con el cepillo como si todo fuera muy lento. Como si su mente tener que aceptar sólo aceptara tener que regresar para estar solo pendiente del ordeño. Sus parpadeos eran más frecuentes y al mismo tiempo que luchaba por mantener los ojos abiertos mientras por su boca en ocasiones balbuceaba "El ordeño, el ordeño" y a continuación recuperar la compostura. Cada vez que ocurría esto tenía más tiempo los ojos cerrados y el mantra del ordeño se repetía más y más llegando a prolongarse casi un minuto. El joven acabó sucumbiendo a la presión y trató de enfocarse solo en el ordeño de las vacas. Las distintas máquinas le avisarían cuando tocaba ordeñar a la siguiente mientras él quedaría mirando el movimiento del ordeño. De pronto comenzó a imaginarse que Donato estuviera allí. Carlitos sería su máquina de ordeño. Con las manos, con los pies. O con la boca saboreando bien la verga de Donato. A dos manos si se apuntara Dionisio. Les sacaría toda la leche y allí no habría máquina de pitar. Cuanto más miraba al ordeño de las vacas más real le parecía, más caliente se ponía Carlitos. Después de acabar la tarea en lo único en lo que podía pensar era en el calentón que tenía encima y en las ideas que se le ocurrían. Sólo pensaba en follar y follar. Notaba como el culo comenzaba a humedecerse como si segregara una lubricación y se abriera esperando a ser follado. El calentón no para de ir a más y Carlitos tuvo que ir a la casa a por uno de los vibradores. Entró en su dormitorio y buscó entre los juguetes eróticos un vibrador. Uno que no era muy grande, un masajeador de próstata que le permitiera seguir trabajando mientras que recibía oleadas de placer. Cuando llegó a la granja se quitó el mono para poder ponerse el aparato, el suspensorio no le hizo falta quitárselo. A Carlitos le encantaba, disfrutaba mucho con él. Tenía que aprovechar cuando su padre no estaba en casa para utilizarlo porque si no los gemidos de placer acabarían por alertarlo y echar abajo la diversión. Después de colocar el aparato cuidadosamente lo puso en marcha y se puso de nuevo el mono y las botas e inmediatamente sintió una corriente de placer que recorrió todo su cuerpo. Carlitos recogió la escoba y trató de comenzar a limpiar pero la excitación comenzó a subir y a subir. La temperatura comenzó a subir y con ello Carlitos sudaba y sudaba.

               - Uff, ojalá estuviera aquí follando sin parar todos los días.

La mente de Carlitos estaba muy pervertida. Sus fetiches revoloteaban por su mente sin parar mientras el vibrador jugaba con su próstata. Aunque estaba solo las botas de goma de Donato aun estaban allí y se le ocurrió una idea muy pervertida. Comenzó a masturbarse mientras olía y chupaba aquellas botas de Donato. Por dentro seguían conservando el aroma de Donato y cada vez que metía su nariz dentro de las botas una oleada de placer partía de sus huevos para recorrer todo su cuerpo, su polla, sus pechos, sus brazos, sus piernas, sus pies. Cada vez más cachondo y con más ganas de sexo. El vibrador en cambio seguía siendo constante manteniendo siempre un alto nivel de excitación de Carlitos incapaz de que pudiera bajar de aquella nube. Una nueva inspiración más profunda de las botas de Donato hizo que sintiera su presencia cada vez más real. Susurrándole al oído que lamiera las botas, que se dejara llevar por su olor y que no se preocupara por el sudor que cada vez más impregnaba el mono. El continuo masaje en la próstata hizo que Carlitos tuviera un orgasmo y se corriera dentro de una de las botas de Donato. Totalmente ido por la excitación y el fetiche tomó parte del semen que estaba dentro de la bota y lo untó en la otra por dentro. Carlitos estaba súper pervertido y quería más. Trató de recuperarse para poder seguir limpiando el establo. Los juegos que había tenido lo estaban retrasando en sus tareas y estando solo sería difícil poder acabarlo todo. De nuevo volvió a comenzar a escuchar el hipnótico ruido y su mente volvió a estar en blanco. En aquel trance profundo Carlitos solo estaría concentrado en el trabajo de la granja.

Donato regresó a las 7 de la tarde del pueblo de Dionisio. Para él había sido un día muy duro ayudando allí y por lo que parecía había tarea para muchos más días. Además de Dionisio allí estaba Patricio un veterinario y ganadero de 50 años que además de ocuparse de su ganado echaba una mano a llevaba echando una mano a Dionisio y a Donato ayudándoles cuando tenían mucho trabajo como por ejemplo en las que las vacas iban a parir a los terneros. Patricio por su parte estaba encantado de tener su compañía, desde su llegada había dejado de beber alcohol todos los días y físicamente se encontraba más fuerte.

Donato entró en casa buscando a Carlitos pero no lo encontró allí, así que fue a los establos a por el joven. Carlitos estaba con los cerdos dándoles de comer y al ver a Dionisio con las botas de goma y los guantes instantáneamente recordó la paja y como se había corrido dentro. Ahora los pies y las piernas de Donato estarían impregnándose del semen de la corrida de Carlitos. Una erección instantánea despertó a la polla de Carlitos mientras Donato saludaba a Carlitos.

               - ¿Ya has vuelto?

               - Sí, ¿qué tal ha ido el día?

               - Bien, bi-bien ehhh nada, tranquilo. - Carlitos trataba de acomodarse la polla entre el suspensorio y el mono mientras se ponía más y más dura.

               - Me alegra ver que ahora estás más tranquilo. - Donato sonreía por dentro de la máscara mientras observaba a Carlitos tratando de disimular sin éxito su erección que formaba un bulto en la entrepierna - Creía que estarías ya por casa, ¿te queda mucho para terminar?

               - No, terminar con los cerdos y dejar listo un poco de agua para las vacas que deben estar sedientas con este calor.

               - De acuerdo, Veo que tienes todo bastante controlado y recogido. ¿Por qué no vas para casa a descansar y me dejas a mi terminarlo? Seguro que estás muy cansado.

               - Sí, la verdad es que ha sido un día muy duro. Ya sabes que sin tí no es lo mismo.

               - Muchas gracias Carlitos. Ya veo que te alegras mucho de verme.

               - Sí... jeje te echaba de menos

Carlitos siguió acariciándose la polla totalmente incapaz de descubrir que Donato se refería al calentón de Carlitos cuando decía que se le notaba contento. Entre los esfuerzos por disimular lo cachondo que estaba e imaginarse a los pies de Donato llenos de la lefa de Carlitos su mente estaba totalmente ocupada.

               - Bueno pues deja que te ayude y ve para casa.

Carlitos se quitó la máscara y al ayudarle Donato a salir de allí pudo oler a aquel hombre. Definitivamente aquel aroma hizo que Carlitos quedara aun más rendido a su macho.

               - Quiero follarte. - Dijo atropelladamente Carlitos.

               - ¿Perdona? No te he entendido Carlitos. - Realmente Donato no había entendido bien lo que le había dicho aunque sabía que el calentón que llevaba el joven era muy intenso.

               - No, no, nada. Ehhh, creo que me voy a ir yendo a casa sí.

Carlitos zanjó la conversación pasando por alto lo que tanto deseaba y que de nuevo acababa de decir. La jornada había vuelto a ser muy intensa para Carlitos y con el calor que había hecho lo único que quería al llegar a casa era darse una ducha.

Pero al llegar a la habitación se encontró con algo que no esperaba. Un gigante osito de peluche marrón estaba sentado sobre su cama de forma que parecía estar mirándo al adolescente cuando entraba al dormitorio. Estaba sonriendo, con la lengua ligeramente por fuera con una expresión que invitaba a la calma, a la tranquilidad. Pero lo que le llamó la atención a Carlitos fueron los grandes ojos que tenía el oso. Eran brillantes e hicieron a Carlitos acercarse más. Según se acercó comenzó a observar como de las pupilas del oso aparecían dos espirales girando lentamente mientras sonaba una música relajante de los altavoces que lo hacían dejarse llevar. Carlitos era incapaz de alejar su mirada en aquellas espirales sintiéndose cada vez más pesado, más relajado mientras el oso sonreía. No tenía nada que temer, ningún motivo para alejarse. Se sentía cada vez más contento de estar allí, cada vez más relajado mientras el sueño cada vez era más pesado y más profundo. Lo único que debía hacer era dejar de pensar y solo sentir. Sentir felicidad mirando al oso, sentir pesadez escuchando la música de aquel altavoz dormitorio, sentir sueño. Profundo sueño. Carlitos sintió la necesidad de acariciar la mano al oso y comenzó a escuchar una voz que venía del oso que dijo:

               - Hypnosemeister

Una grabación en un dispositivo oculto del oso se activó cuando Carlitos tocó la mano del oso. La grabación tenía la voz de Dionisio comenzó a profundizar el trance a Carlitos a través del osito. Por supuesto Carlitos era absolutamente incapaz de identificar aquella voz, su mente consciente estaba viajando muy lejos de aquella habitación. Carlitos ya tenía la mente totalmente en blanco y estaba dispuesto a recibir cualquier comando de manera obediente si venían de Donato o de Dionisio. Todo quedaría grabado en la mente subconsciente de Carlitos mientras una cámara oculta en la nariz registraba cómo Carlitos quedaba profundamente hipnotizado. Donato y Dionisio llevaban investigando en aquel oso espía desde hacía tiempo ya en el ejército. Lo habían utilizado con un coronel que había tratado de cancelar su investigación varias veces con el fin de echarles del ejército y aunque consiguieron hacerlo entrar en un trance profundo, la decisión ya estaba tomada y ambos investigadores fueron expulsados del ejército. Ahora con todo su conocimiento podían seguir testeando sus juguetes hipnóticos. Con Patricio los resultados eran absolutamente inmejorables. Tocaba  ahora hacer el test con Carlitos con la seguridad de que si algo fallaba no ocurriría nada porque tampoco podría escapar.

La voz de Dionisio invitaba a Carlitos a tener cada vez más ganas de ser follado. Quería ser follado. Se quitó el mono de trabajo quedando solo con el suspensorio y comenzó a mover las caderas mostrando su culo repitiendo el mantra "Deseo ser follado". Cuando Donato volvió a la casa pasó primero por la habitación de Carlitos y el resultado del test le pareció inmejorable. Carlitos estaba de rodillas apoyado sobre la cama mostrando su culo abierto. El olor a sudor de Carlitos y verlo contonearse de aquella manera mientras pedía ser follado hizo que Donato no se lo pensara dos veces. No hizo falta ira a por el lubricante para untárselo en el culo de Carlitos, de la piel del osito se desprendía una droga más potente que el poppers así que aquel culo ya estaba super lubricado y muy abierto. Donato entonces comenzó a susurrarle en el oido que su deseo se iba a hacer realidad, que iba a ser follado y que cada vez que sintiera su polla enterrarse en su culo el placer iba a ser más y más intenso. Solo con oir aquellas palabras Carlitos comenzó a gemir imaginando ser follado. En seguida Donato se quitaría la parte de arriba del mono y se bajó el suspensorio para comenzó a follarse a Carlitos. Las fuertes envestidas da Donato hicieron que Carlitos chocara con el osito una y otra vez levantando más y más de aquella droga en el ambiente. Los gemidos de Carlitos eran más y más fuertes mientras su placer se multiplicaba por los efectos de la hipnosis y de la droga. También llegaba la droga a Donato quien era sorprendido por la droga que Dionisio había adherido a la piel del osito y estaba poseído por sus ganas de follar.

               - Toma Carlitos. Qué bien entra, mira qué... qué bien entra.

Donato trataba de agarrar de las resbalosas nalgas a Carlitos pero no hacía falta. Carlitos llevado por el placer comenzó a mover el culo y las caderas a gran velocidad mientras que el deseo de ser follado seguía subiendo. Pronto Donato no aguantaría más y comenzó a correrse.

               - Toma mi leche. Toda para ti hijito.

Donato comenzó a correrse de forma muy fuerte y muy prolongada, aunque eso no hizo que bajara su excitación al contrario seguía follando manteniendo su verga dura y firme. Carlitos seguía animándole.

               - Fóllame, quiero más lefa, quiero más.

Donato no podía creerse que pudiera seguir aguantando un segundo polvo y esta vez trató de disfrutar aún más. Pudo calmarse y agarrar de las caderas a Carlitos para controlar el ritmo.

               - Así, así. Fóllame osito, fóllame bien duro.

               - Eso es. Disfruta el polvo. Te gusta follar. Te gusta ser follado. Ser follado. Ahhhh.

El semen dentro del culo de Carlitos había lubricado aún más el ano aumentando más y más el placer que ambos sentían. Donato cogió en brazos a Carlitos y siguió clavándole la polla mientras que seguían cayendo gotas de semen deslizándose del culo del joven. Donato pudo ver ahora la cara de placer que tenía Carlitos mientras se lo follaba.

               - Quiero que te masturbes. Quiero que te hagas una paja hijo.

Totalmente sumiso y obediente Carlitos comenzó a mastubarse mientras cabalgaba en brazos de Donato. Estaba totalmente entregado gimiendo más y más por el placer, hasta que acabó por eyacular sobre el pecho de Donato. Los movimientos en el culo de Carlitos al eyacular comprimieron la polla de Donato que también comenzó a eyacular de nuevo sobre el culo de Carlitos. Los dos estaban ahora agotados. Donato dejó a Carlitos desnudo en la habitación. A los 5 minutos despertaría, se volvería a poner la misma ropa y bajaría al salón para ir a cenar. Donato se subió de nuevo el sudado mono, recogió al osito y se lo llevó al despacho. Abrió el ordenador y comenzó a escribir un informe para enviar correo a Dionisio:

               "Resultado del test: excelente"

               "Grado de profundidad del trance: Estado sonambúlico"

               "Respuesta a la inducción: Rápida y sin ningún tipo de oposición"

               "Respuesta del sujeto a las sugestiones: entrega inmediata y sumisión total"

Carlitos despertó aún bastante confuso. Ni siquiera sabía qué hora era, no recordaba nada de lo que había ocurrido desde que volvió a casa. Se subió el suspensorio de nuevo y se volvió a poner el mono como si fuera por la mañana y le tocara ir de nuevo a la granja a trabajar. Lo que sí que tenía era mucha hambre. Bajó al salón y vio que estaba encendida la luz del despacho.

               - ¿Trabajando desde tan temprano? El pobre Donato no para. Me gustaría quedarme aquí para poder ayudarlo. - Pensó inocentemente Carlitos.

Después de enviar el pequeño informe a Dionisio, Donato se quedó mirando porno en internet. Aun después de follar a Carlitos seguía muy caliente. A parte del efecto de las drogas Donato a menudo estaba caliente y antes de la llegada de Carlitos era habitual que después de trabajar en la granja se fuera a visitar a Dionisio y Patricio para tener intercambios sexuales.

               - Cuando Carlitos se vuelva con su padre tendré que buscar a alguien para que me ayude en la granja. Ojalá sea tan caliente como Carlitos.

En mitad de sus pensamientos Carlitos llamó a la puerta para avisar a Donato.

               - Buenos días, ya estoy despierto listo para trabajar de nuevo

Donato confuso miró la hora y vio que casi eran las 9 de la noche. Se subió la cremallera del mono y salió del despacho.

               - Carlitos hijo, ¿Ha pasado algo para que tengas que ir de madrugada al establo? - Bromeó Donato.

               - ¿Cómo que de madrugada? Si ya es por la mañana.

Donato señaló el reloj del salón que indicaba que eran las 9

               - Así que por eso sigues con el mono jejeje. Todavía son las 9 de la noche hijo. Tranquilo, debes estar muy cansado. Deja que prepare la cena.

Todo aquello lo descolocó aun más a Carlitos. ¿Cómo que eran las 9 de la noche? ¿Entonces se había echado la siesta en casa por la tarde? ¿Había desatendido a la granja?

               - ¿Los animales están bien? - Preguntó asustado el joven.

               - Sí, sí has hecho un muy buen trabajo. Sabía que podía confiar en tí. -Dijo Donato acariciando el pelo de Carlitos para tranquilizarlo. - Venga, ayúdame a poner la mesa.

Donato se levantó de la silla mostrando una pequeña erección bajo el mono. Además, sabiendo del deseo de su huésped por las botas de goma había vuelto a calzárselas. Este detalle no pasó desapercibido­­ para Carlitos que sí que recordó su pervertido episodio llenándolas de semen.

Durante la cena Carlitos preguntó a Donato por el día en la granja de Dionisio. Donato le estuvo contando todo lo que estuvieron preparando y que el día fue bastante duro con algunos partos.

               - Bueno, ¿eso significa que mañana vuelves a quedarte trabajando aquí?

               - No, no... eso significa que mañana me toca volver a ir a ayudarles. Creo que esta semana tendrás que ayudarme más.

               - Uff es una lástima. - Carlitos se levantó de la silla a coger el postre y aprovechó para acercarse al oido de Donato para susurrarle - Porque quiero follarte.

Donato quedó sorprendido ante la confesión de Carlitos. No se esperaba que Carlitos se lo propusiera directamente en la cena. A Donato también le entusiasmaba la idea de ser follado por Carlitos. Ya conocía su polla y era algo más larga, sin duda todas esas pajas ayudaban a fortalecerla.

               - Este chico siempre está caliente. Me gusta. - Pensó Donato.

Carlitos fue a por un plátano contoneándose y Donato al mirarlo volvió a calentarse. Carlitos volvió de la cocina con solo un plátano y Donato le preguntó.

               - ¿Y para mí no traes nada?

               - Para tí hay esto.

El joven abrió la cremallera del mono y se apartó el suspensorio. El olor a sexo y a sudor que  aun impregnaba al cuerpo dejó extasiado a Donato que sin pensárselo dos veces comenzó a engullir el aparato que tenía Carlitos entre sus piernas. Mientras Carlitos saboreaba el plátano disfrutaba guiando la cabeza de Donato para que la mamada fuera al ritmo que quería.

               - Estoy muy cachondo Donato, me pones muy caliente y hoy quiero follarte a tí.

Hoy era Donato el que no podía decir ni una palabra. De su boca sólo salían sonidos que producía su garganta y su boca mientras la lengua saboreaba cada embestida que recibía.

               - Te gusta ¿verdad? Tú también haces buenas mamadas. Cómetela... asi ahhh

Carlitos comenzaba a gemir de placer y en el momento en el que pudo tomar algo de aire Donato dijo:

               - Vamos a mi habitación. Sigamos ahí.

Con el calentón subieron al dormitorio de Donato. Allí Donato lo primero que hizo fue sacarse las botas.

               - Me encantan tus botas. - Dijo Carlitos mientras lamía el cuello de Donato.

               - Si, hoy están especialmente resbalosas. Debe de ser por el sudor.

Al escuchar aquello la polla de Carlitos pegó un estirón expulsando algo de líquido preseminal.

               - Uhm... ¡qué rico hijo!

Mientras siguió dando un  repaso con la lengua al miembro de Carlitos, Donato le acercó un tubo de lubricante, Carlitos sabía cómo utilizarlo. Donato pasó a desnudarse y a mostrarle el culo a Carlitos que comenzó a lamerlo con pasíon.

               - Uff así Carlitos... así. Que gusto... ahhh

Carlitos estaba totalmente concentrado en hidratar el ano del granjero. Lamía con gran pasión mientras se masturbaba para que no se le bajara el calentón. Tampoco le hacía mucha falta meneársela mucho. El efecto de la droga del osito todavía no había desaparecido y su polla se mantenía erecta con gran facilidad.

               - Relájate. Relájateeee.

Carlitos comenzó a introducir un dedo lleno de lubricante en el hidratado culo de Donato. Los fluidos hicieron que entrara y saliera con facilidad mientras Carlitos seguía calentando a Donato lamiéndole el cuello y los pezones. Donato estaba también muy caliente y comenzaba a masturbarse.

               - Fóllame Carlitos. Quiero probar tu polla.

               - Tu culo ya está bien lubricado. Ufff qué ganas tengo de follarlo.

Carlitos sacó los dedos del culo de Donato y comenzó a introducir su polla. En seguida notó cómo el ano de Donato se adaptó a su polla que se abría camino a cada envestida ayudada por el lubricante. Donato comenzó a gemir de placer mientras Carlitos incrementaba el ritmo.

               - Ufff eso es... Sigue... ahhh... sigue hijoooo... más duro... Más profundo.

Carlitos trataba de acompasar la respiración con los gemidos. Era incapaz de hablar y casí también era incapaz de interpretar lo que escuchaba de Donato. En lo único en lo que estaba interesado era en seguir follando. Cada vez más duro. Cada vez más placer.

               - Más proff... profundooo... eso es... sigue hijoooo.... ahhh.

Carlitos estaba en otro mundo disfrutando del placer total que le producía estar follándose a Donato. No quería que aquello acabara nunca. Agarrándole de las caderas seguía empujando más y más mientras el olor de Donato seguía excitándole aún más y más y la voz de Donato le ayudaba a empujar más adentro.

               - Más profundoooo... Eso es... mi culooo... sigue follandooo... profundo.

Carlitos follaba ya como un autómata que lo único que quería era que el placer de Donato. Por eso cada vez iba más fuerte, más adentro, más profundo.

               - Sigue... más adentro... más profundo en la hipnosis... muy bieeeen...

Carlitos puso los ojos en blanco y su mente inconsciente comenzó a trabajar.

               - Quiero follar todos los días... quiero follar en la granja... quiero follar en el campo... quiero follar en mi cama.

               - Muy bien Carlitos... follando... eso es...

               - Quiero follar en el coche... quiero follar en tu cama... quiero follar más y más... quiero follar...

Ahora era Donato el que se entregaba más. La voz de Carlitos comenzó a hacer sonidos que relajaron a Donato.

               - Sigueeee... fooollando...

               - Follar más duro... ahhhh... Follar y ser follado

La mente de Donato comenzó a nublarse mientras con su mano seguía masturbándose.

               - Follar más profundo... follar más profundo.

Donato estaba entregado ahora. Un orgasmo prostático comenzó a agitarlo y a eyacular algo de semen que aún le quedaba. Se encontraba totalmente en trance. Estaba muy cansado del día. También el olor a sudor y el mantra que Carlitos con su voz que se había vuelto hipnótica lo habían ayudado a caer en el estado hipnótico. Carlitos seguía follando en un estado sonambúlico. Mientras él repetía las palabras caía más profundo aún en el trance. Hasta que comenzó a sentir ganas de correrse.

               - Me quiero correr, me quiero correr.... en tu espalda... en el mono... Me corroooo

Carlitos sacó la verga del culo de Donato y comenzó a eyacular. El esperma chorreaba por la espalda, por las nalgas y Carlitos cogió el mono azul de Donato para restregarlo por su verga que aún expulsaba el líquido blanco. Cuando terminó de correrse se abalanzó sobre Donato y cayeron a la cama. El primer polvo de Carlitos había sido glorioso, tanto que habían caído ambos presas de la hipnosis del otro compañero. Totalmente agotados y empapados en sudor ambos dormirían profundamente toda la noche eso sí con una cara de inmensa felicidad y satisfacción. Carlitos había cumplido su objetivo. No solo le había follado Donato sino que además había sido él esta noche quien se follaba lo follaba. Donato por su parte había experimentado con la polla de Carlitos. El placer y esa voz del adolescente lo habían llevado al éxtasis como si fuera un marinero hechizado por una sirena. Casi nunca había sido pasivo en un encuentro sexual y aquella vez disfrutó como nunca. Aquel chico era maravilloso y cada día que pasaba con él lo amaba más.

Abrazados ambos soñaron el uno con el otro disfrutando de sus fetiches preferidos deseando que la mañana siguiente tardara en llegar lo máximo posible.