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Una granja muy caliente (Parte 6)

en Gays

Carlitos despertó a mitad de la noche desnudo y con el cuerpo pegajoso. Estaba junto a Donato que estaba con una inmensa cara de felicidad profundamente dormido en la cama. Tenía la mente nublada y no recordaba por qué estaba en la cama de Donato. Sintió la incorporarse y marcharse hacia su habitación. Se levantó y atravesó el pasillo desnudo hasta llegar a su habitación y una vez allí se acostó de nuevo para regresar a un sueño profundo según su cabeza tocó la almohada. Volvió a despertarse a las 2 horas por la luz que entraba por la persiana pero esta vez cuando abrió los ojos se encontró de frente con el gran oso de peluche. Carlitos reaccionó mirando a las espirales que giraban lentamente donde estaban los grandes ojos del oso. La mente de Carlitos se volvió nebulosa y su único deseo era volver a sucumbir al trance. La mano de Carlitos volvió a estirarse queriendo agarrar la mano del osito. Carlitos se sentía más cálido, más tranquilo y relajado. Pegado a la cama parecía que el osito sonreía más cuando Carlitos acercaba la mano. Acercándose más y más al osito. Mirando fijamente a las espirales. Dejando que la hipnosis fuera apagando su mente consciente hasta que si mano alcanzó la del osito:

               - Hypnose meister.

               - Sí señor.

Carlitos entró de nuevo en un estado de hipnosis profunda dispuesto a obedecer todas las instrucciones que salían de los camuflados altavoces del peluche. Mientras su mano derecha comenzaba a estimular su pene y sus testículos con movimientos rítmicos en forma de círculos masajeando el tronco, jugando con la punta y deslizando los dedos por los testículos en un placentero masaje mientras su inconsciente estaba totalmente abierto a recibir nuevas instrucciones.

Donato despertó solo en su habitación. El olor a sexo aun invadía la habitación. La noche anterior había sido muy placentera, la que más de una semana en la que todos los días había tenido sexo en su granja y en la de Dionisio. Cuando miró la mesilla de noche pudo ver el anillo para el pene que tan buena ayuda había dado la noche anterior y tanto había alargado el placer. Por suerte él también había recibido la programación de aflojar el anillo antes de dormirse. Tanto Donato como Dionisio hacían sesiones de hipnosis el uno al otro para poder programarse en lo que cada uno considerara de más interés. El primero de los dos que descubrió el placer de los anillos para el pene fue Dionisio que experimentó con Patricio, siempre dispuesto para follar después de haber sido hipnotizado previamente. Para evitar problemas, Dionisio le pidió a Donato que le hipnotizara para programarle y hacer que tanto él como Patricio aflojaran el anillo al acabar de tener sexo. Después de estar una semana escuchando las bondades del aparato, Donato finalmente accedió a usarlo no sin antes ser hipnotizado por Dionisio en la granja. Lo que Donato no sabría es que Dionisio aprovechó el trance en el que estaba su compañero para follárselo. Al desnudarlo vio el suspensorio de Donato que llevaba la palabra Obey. Patricio justo entró en la sala en ese momento.

               - ¡Dionisio! ¡Qué están haciendo!

               - ¡Ay Patricio! no te preocupes no pasa nada... estamos pasándolo bien.

La voz de Dionisio se fue volviendo más grave mientras que del bolsillo del mono sacaba un puntero que se iluminaba con colores.

               - Sí... no pasa nada.

               - Seguro que tú también quieres unirte con nosotros ¿verdad Patricio?

               - Sí... quiero unirme

               - Mira a Donato.

Patricio se quedó observando la mirada en profundo trance de Donato quien no estaba prestando atención a lo que ocurría en ese momento y Dionisio colocó el puntero hipnótico entre los ojos de Donato y los de Patricio.

               - Él está en un trance profundo y cuando agarres el puntero tú también estarás profundamente hipnotizado.

Patricio estiró el brazo completamente obediente a las instrucciones de Dionisio.

               - Eso es... Siente el poder hipnótico del puntero. Cuanto más lo miras, más profundamente te relajas.

Para Patricio solo existían los ojos de Donato y el puntero de Dionisio. En el mismo momento en el que Dionisio entregó el puntero a Patricio dijo las palabras:

               - Hypnose meister.

Patricio regresó a un trance totalmente profundo esperando las instrucciones de Dionisio.

               - Muy bien Patricio quiero que sigas mirando a Donato. Te parece el hombre más atractivo del mundo. Quieres verlo explotar de placer y para eso le vas a hacer una mamada de 5 estrellas. Tragándote toda la leche. Y cada vez que veas a Donato sentirás la misma excitación que cuando me ves a mi. Cada vez más cachondo. Con más ganas de follar con él.

               - Sí señor. - Respondió Patricio con una voz apagada.

               - Ahora comienza a desnudarlo y cuando veas su polla comenzarás a engullirla.

               - Sí señor.

Patricio comenzó a desabrochar la cremallera del mono de Donato mientras Dionisio se acercó a su oído.

               - Donato quiero que cuando Patricio comience a chupar tu polla sentirás que es la mejor mamada que has recibido en tu vida. Por un lado querrás sentir el máximo placer con la mamada de Patricio, pero también querrás que folle tu culo mientras llevas este jockstrap.

Donato afirmó con la cabeza y su ano comenzó instintivamente a dilatarse. Donato dejó desnudarse por Patricio mientras ocasionalmente lo besaba de forma apasionada dejando algún gruñido por el camino. Patricio estaba concentrado en hacerle una mamada gloriosa a su huésped. Dionisio por su parte se preparó con una crema lubricante para follarse a su compañero. No era la primera vez que se lo follaba, también Donato había aprovechado la hipnosis para follarse a su colega. Lo sabían, lo aceptaban y les gustaba... más bien les encantaba. La polla de Dionisio se abría paso por el culo de Donato mientras este gemía de placer. Doble placer, sentir en su culo la polla de Dionisio y por la mamada que le estaba dando de Patricio. Dionisio ocasionalmente azotaba el culo de Donato mientras aprovechaba las enculadas. Patricio por su parte aceleraba en sus movimientos preparándose para que se corriera Donato. Al final, Dionisio ordenó a Donato que tuviera un orgasmo al ver que se acercaba a correrse en su culo. El orgasmo de Donato acabó provocando como un efecto dominó el de Dionisio quien llenó con su leche el culo. Dionisio ordenó vestir de nuevo a Donato y pidió a Patricio que regresara a atender a los terneros recién nacidos con su mono lleno de semen.

Dionisio aprovechó para hacer la programación mental de Donato. La que originalmente había solicitado Donato. Cuando regresó del trance Donato se dio cuenta de todo el tiempo que había pasado y notó su culo húmedo.

               - ¿Qué ha ocurrido Dionisio? Ha pasado mucho tiempo.

Dionisio le guiñó el ojo y respondió:

               - Sabes perfectamente lo que ha ocurrido. Y que se que tú también aprovechas las ocasiones que te brindo. Solo espero que también sigas aprovechando para follarme siempre que puedas.

Donato sonrió al escuchar las palabras de su amigo. En efecto, ambos aprovechaban para follarse cuando podían cada vez que hipnotizaban a su compañero.

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Las indicaciones que tenía Nelson eran que tenía que coger un tren hasta la última estación. Allí le estaría esperando aquel Don_Hypno. Curioso, ni siquiera había accedido a decirle su nombre, tan solo lo conocía por el nick y por una fotografía que había compartido. Parecía un hombre mayor, casi calvo, con bigote y con la cara redondeada. Parecía estar casi riendo en la fotografía, le transmitía buenas vibraciones a Nelson. Él por su parte también había compartido una foto en la que salía sin camiseta mostrando los pectorales bien definidos y con el pelo algo largo. La foto tenía ya unos años y ahora no tenía los pectorales tan bien definidos. Además se afeitaba la cabeza para intentar disimular una incipiente calvicie. Lo que no había cambiado era el tono oscuro, casi negro, de su piel ni el acento dominicano señas inequívocas de identidad de las que se sentía muy orgulloso.

Durante los últimos días le había preguntado su futuro compañero a Nelson por la altura y el peso. Inicialmente Nelson quedó bastante sorprendido de aquellas preguntas, le parecieron bastante entrometidas. Don_Hypno tuvo que aclarar que eran para poder encargar la ropa del trabajo y Nelson quedó algo más tranquilo. 1,74m de altura y 89kg de peso. Le extrañó menos cuando Don_Hypno le preguntó por la talla del pie, Nelson confesó que calzaba un 44 de pie. Después de estas preguntas, Nelson esperó que le hiciera una pregunta más sobre otra medida a la que estaba acostumbrado. Sin embargo esa pregunta nunca llegó.

               - Ya conocerá el resto de mis medidas en la granja. - Pensó Donato que se relamía al pensar en el granjero misterioso.

Nelson aprovechó para intentar obtener más información acerca de qué trabajo tendría que realizar. La respuesta que recibió no pudo ser más aséptica. Técnico en atención y asistencia  ganadera. Nelson se quedó como antes de haber hecho la pregunta. Unos familiares tenían en la República Dominicana una pequeña granja de crianza de gallinas y pollos y él había pasado veranos ayudando a quedarse al cargo de los animales.

Nelson recogió su ropa y aprovechó para recoger el billete para el tren. El billete para su nueva vida. Ilusionado por saber qué le esperaría en la granja. Quería tranquilidad pero también cercanía. Más calor humano. Los últimos meses en la gran ciudad sintió que había demasiada gente y no conocía a nadie. Ni siquiera le preguntaron sus compañeros de piso cuál sería su nueva vida. Apenas parecían unos zombies que cuando llegaban de trabajar se encerraban en sus dormitorios para no hacer vida social con el resto de compañeros. Sin duda Nelson no los iba a extrañar.

Nelson llegó al tren a las 3 de la tarde, allí tendría que estar durante 5 horas hasta llegar a su destino. Nelson aprovechó el tren para echarse una siesta. A las 8 menos 10 de la tarde llegaría a su destino. Nelson despertó de su siesta. Ligera siesta porque nunca profundizó en el sueño y pesada porque estuvo mucho tiempo durmiendo. Recogió la maleta y entró en la estación. Allí pudo ver a Don_Hypno. Vestía con una camisa de cuadros rojos y blancos, un pantalón vaquero y unas botas. Ya le había localizado antes de que Nelson entrara en el vestíbulo de la estación. Al encontrarse se tendieron la mano.

               - Por fin nos conocemos. Bueno, ya sabes yo me llamo Nelson.

Don_Hypno comenzó a reírse ante el estupor de Nelson.

               - Jejeje, creo que pese a haber estado hablando contigo las últimas semanas aún no me he presentado. Me llamo Donato.

               - Encantado de conocerlo Don... Donato.

               - Donato solo, por favor. Y puedes tutearme. Me siento más cómodo así. - Dijo Donato guiñando un ojo de complicidad a Nelson.

               - Lo intentaré pero a veces me seguiré tratándolo de usted solo por costumbre.

Guardaron el equipaje en maletero del modesto coche que había llevado Donato para recogerlo. Una vez en camino Nelson se atrevió a romper el hielo.

               - Oiga, Tengo que preguntarlo ¿Por qué te pusiste Don hypno de nombre en la pagina? ¿Acaso te gusta la hipnosis?

               - Bueno, tengo una pequeña afición por la hipnosis. - Respondió Donato ocultando los años de experiencia en este campo. - Y a ti Nelson ¿Fue la hipnosis lo que te atrajo?

               - Bueno a decir verdad lo que más me atrajo de ti fue el trato cálido que me diste. Los otros hombre solo se preocuparon por mi aspecto. Tu me ofreciste un trabajo y aquí estamos.

               - Ya pero eso no responde a mi pregunta. - Contestó a carcajadas Donato.

Nelson pareció algo cortado para confesarle tan pronto su fetiche. Donato intentó zanjar ese incómodo silencio.

               - No te avergüences, todos tenemos nuestros fetiches. Ya tendremos tiempo de descubrirlos. Además de mucho trabajo en la granja tendremos mucho tiempo para conocernos.

               - ¿Estaremos solos tu y yo? ¿No trabaja nadie más?

               - Ahora mismo tengo trabajando a un chico de 19 años que me está ayudando mucho con la granja. Pero dentro de una semana regresará a la ciudad y ya necesito a alguien más para poder acabar con todas las tareas de la granja.

               - Bueno que se marche el chico al final es lo que hace que yo pueda acceder al trabajo.

Con algo de tristeza asintió Donato.

               - Es una pena que no podáis quedaros los 2. Podría ampliar la granja, trabajo tendríais de sobra los 2.

Finalmente llegaron a la pequeña aldea donde se encontraba la granja. Había sido un viaje largo también en coche y Nelson comenzaba a encontrarse cansado. Al bajarse del coche Nelson pudo sentir el fuerte olor de los animales de la granja.

               - Por fin llegamos a su granja.

               - Sí, por fin puedes deshacerte del aire contaminado de la ciudad y poder respirar aire puro del campo.

               - Bueno aire puro de la granja... jajaja.

Ambos comenzaron a reirse.

               - Dejemos tu equipaje en la casa. Déjame que te ayude Nelson. Debes estar cansado después del viaje.

               - Sí, la verdad es que ha sido un día muy cansado tanto tiempo esperando. Quiero coger la cama y dormir bien rico.

Donato sonrió al saber que Nelson iría pronto a la cama.

               - Carlitos, el chico que ha estado siendo mi ayudante este verano ya debe de estar en casa.

Donato abrió la puerta de la casa y se hizo el sorprendido al ver que la casa estaba cerrada. Carlitos debía estar aún trabajando.

               - Este chico debería haber acabado ya. - Disimuló Donato quien sabía que seguiría en la granja. - Bueno, no importa. Iré enseñándote la casa.

El granjero comenzó a guiar a Nelson por la casa. La planta de abajo con el salón y la cocina y arriba los dormitorios, el de Donato, el de Carlitos y por último el de Nelson. Cuando Nelson fue a abrir el armario se encontró con la sorpresa de que ya había ropa colocada.

               - ¿Qué es esto señor? - Preguntó Nelson

               - Eso es la ropa de trabajo que te encargué.

               - Pero no era necesario... - Nelson miró con cara de no gustarle mucho los monos de trabajo y las botas. - Con la ropa que llevas puesta me es suficiente.

               - En la granja es muy habitual mancharse y es mejor manchar esta ropa que no la que llevo puesta.

Nelson no pareció muy convencido en un principio. Los monos de trabajo le parecían ropa sucia y poco elegante. Él en la granja de sus tíos siempre había trabajado con ropa de calle, y si se manchaba se limpiaba de nuevo.

               - Ya verás como después de poco tiempo no preferirás llevar otra cosa que no sea esta ropa para la granja. - Trató de convencerle Donato. - Ve guardando tu ropa en los armarios, yo voy a buscar a Carlitos, no sé dónde se habrá metido este chico.

Nelson comenzó a colocar la ropa en el viejo armario. Se había traído toda la ropa que tenía, incluida la de invierno. En este pueblo tiene que hacer mucho frío en invierno. Donato por su parte antes de ir a buscar a Carlitos entró en su despacho. Tenía que acceder al ordenador para ajustar algunas cosas. Esta noche Carlitos quedaría atento a los movimientos de Nelson. Si Nelson despertaba Carlitos despertaría y mientras Nelson durmiera también lo haría Carlitos. Por su parte Donato preparó la programación que recibiría Nelson. Para comenzar prepararía su mente para ser hipnotizado más fácilmente y además cambiaría sus gustos sobre los monos de trabajo y las botas. Con la ayuda de la hipnosis el viejo hipnotista sería capaz de que su nuevo ayudante pasara a tener como fetiche su ropa de trabajo que hasta ahora le provocaba rechazo.

Después Donato iría a buscar a Carlitos. Sabía que estaría recibiendo sus instrucciones en la granja. Había dejado un aparato mp3 en la granja que ponía "Para Carlitos". Al verlo Carlitos no tuvo más remedio que ponerse los auriculares y seleccionar la pista "soñeus seclud". En apenas unos segundos la programación subliminal guiada por la voz de Donato lo llevaría a un trance muy profundo y comenzaría una programación de 2 horas que acabaría llevándolo a un dulce sueño, como decía el nombre de la pista. Al entrar en la granja Donato se encontró a Carlitos tumbado junto a las vacas. Le quitó los auriculares y se guardó el aparato mp3 en un bolsillo. Hizo que abriera los ojos y comenzó a hacer pases hipnóticos delante de sus ojos.

               - Sigue mis dedos Carlitos. Eso es vas a seguir en trance hipnótico hasta que salga del establo, y después quiero que vayas a casa, te encontrarás con un hombre que te parecerá muy atractivo, pero no intentarás excitarlo de momento. Te presentarás, tomarás una ducha y después de la cena te entrará una extraordinaria pesadez. Un gran cansancio que te obligará a ir pronto a dormir. Pero siempre esperarás a que Nelson se vaya primero a la cama.

Carlitos regresó de su trance hipnótico cuando Donato salió por la puerta del establo tal y como le había ordenado. Sentía que era la hora de regresar del establo a la casa para tomarse una ducha y cenar así que dejó todo colocado, y volvió a casa. Nada más entrar se encontró con un desconocido sentado en la puerta. Carlitos se vio en la obligación de presentarse así que se acercó a aquel hombre y le tendió la mano.

               - Buenas noches, me llamo Carlitos. Encantado de conocerle.

               - Hola Carlitos, yo me llamo Nelson. Encantado de conocerte. - Nelson se sintió atraído por aquel joven que no paraba de sonreirlo, a pesar de que llevaba el mono de trabajo puesto.

               - Bueno, voy a ducharme que después de estar en la granja es lo que más necesito.

               - De acuerdo Carlitos, te estaremos esperando para cenar. - Dijo Donato que se asomó con un delantal desde la cocina mientras preparaba la cena.

Nelson se quedó mirando cómo se quedaban marcadas las nalgas del joven Carlitos al subir por las escaleras. También estaba impresionado con los brazos. Estaba bien fuerte este Carlitos. El prolongado periodo de abstinencia del dominicano unido a la sobredosis hormonal que experimentaba Carlitos en su adolescencia hicieron que Nelson tuviera una erección.

               - ¿Cuánto tiempo más va a estar por aquí Carlitos?

               - Una semana más, luego volverá con su padre. - Respondió Donato.

               - Vaya... es una pena que no pueda quedarse con nosotros este muchacho. - Nelson trataba de disimular la erección que le había provocado el cuerpo de Carlitos.

               - Sí es un buen chico. - Suspiró Donato que no quitaba ojo al meneo que le daba a su verga Nelson.

Carlitos salió de la ducha con el pantalón y la camiseta y los tres se pusieron a cenar una lasaña repleta de bechamel.

               - Uff no quiero más Don... Donato... que luego me va a sentar pesada. - Dijo Nelson.

               - No te preocupes... Así seguro que duermes mejor esta noche. - Contestó Donato mientras servía otra porción más.

Nelson acabaría comiendo todo el plato porque tendría mucho hambre. Donato había camuflado entre la bechamel un imperceptible tranquilizante que dejaría KO a sus huéspedes mientras que él trataría de apartar casi toda la bechamel. Al acabar la cena Nelson sintió unas enormes ganas de ir a la cama. Se sentía algo mareado, cansado. Carlitos estaba expectante a ver lo que haría Nelson. Él también se encontraba bastante cansado y listo para ir a dormir.

               - Creo que iré a dormir. Tengo bastante sueño y el día fue muy pesado con el viaje en tren.

               - Sí yo creo que también me iré a acostar Donato.

               - ¿No queréis esperar al postre? - Preguntó Donato quien ya sabía del efecto del sedante en la cena.

               - No, no será mejor que no. Muchas gracias de verdad señor. Quedé muy satisfecho. - Contestó Nelson con gran respeto hacia Donato.

               - Está bien, entonces nos veremos mañana. Yo me quedaré un rato haciendo unas gestiones. - Se despidió Donato mientras se preparaba para entrar en el despacho.

Carlitos y Nelson entraron en cada uno en su habitación. El comando post-hipnótico sobre Carlitos hizo que según cerrara la puerta de la habitación entrara en trance de nuevo esperando a saber lo que hiciera Nelson. Tenía un monitor de televisión con una cámara que había escondido Donato en la habitación de Nelson. Nelson por su parte sintió más sueño y pesadez según entró en la habitación y solo pudo quitarse la ropa antes de quedarse dormido. Se quitó la camiseta y al sentarse para quitarse los pantalones y las zapatillas fue incapaz de levantarse de nuevo. Al contrario, sintió la necesidad de apoyar la cabeza en la almohada apagar la luz y cerrar los ojos. Donato desde su despacho había puesto en marcha la balada hipnótica en las dos habitaciones. Carlitos ya se encontraba en trance esperando lo que hiciera Nelson. Nelson caería profundamente dormido y con la puerta del subconsciente abierta para que el bombardeo hipnótico comenzara a calar fuertemente en la mente del hombre dominicano. El proceso ya estaba en marcha, Donato podía ir tranquilo a dormir y esperar a que el día siguiente para recoger los frutos de lo que había sembrado.

A mitad de la noche Nelson despertó y se extrañó por el ruido que escuchaba. Tanto que se levantó a buscar de donde provenía. Sin embargo, a los pocos segundos entró un hombre con un mono y un pasamontañas y con una voz rara le dijo.

               - Es hora de ir a dormir.

En seguida le apuntó con un spray. Nelson trató de defenderse pero aquel hombre era muy fuerte y acabó sucumbiendo ante el gas mientras el efecto del ruido hipnótico lo devolvió a un profundo estado hipnótico. Cuando se aseguró de que estaba profundamente dormido, el hombre enmascarado salió de nuevo de la habitación dejando dormir a Nelson en su cama.

A la mañana siguiente Nelson despertó como si hubiera tenido un sueño raro. Abrió el armario y se puso un mono de trabajo verde y las botas de goma con total naturalidad. El lavado de cerebro que había pasado durante toda la noche había sido efectivo y por su mente solo estaban estas prendas de ropa para ir a la granja. Cuando bajó al salón para desayunar allí estaba Donato preparando unas tostadas.

               - ¡Bueno! Pero si ya estás preparado para ir al trabajo. ¿No quieres desayunar antes? - Preguntó Donato.

               - Sí, me has dado hambre. Me prepararé unas tostadas como tú. ¿No tienes café?

               - No, no tengo. Nunca tomo café.

               - ¿Y no te da sueño por las mañanas o después de comer?

               - Jajajaja, ¿y cuál es el problema? Si tengo mucho sueño me pongo a dormir en la granja y luego me quedo un ratito más para que me de tiempo a terminar todas las tareas diarias.

               - jejeje, esas son las ventajas de ser el patrón. - Respondió con ironía Nelson.

               - Sí... lo malo es que luego también tengo que terminarlo todo. Déjame que vaya despertando a Carlitos. Este chico es algo más perezoso.

Según se dio la vuelta para subir las escaleras apareció Carlitos frotándose los ojos también vestido con el mono de trabajo y las botas de goma.

               - No quieres dejarme descansar ni un rato más.

Donato y Nelson comenzaron a reirse.

               - Carlitos ve explicando a Nelson cómo tiene que ir limpiando el establo, tu le ayudarás hoy con las vacas. Yo voy a trabajar hoy con los marranos. Voy a vestirme que vosotros ya estáis listos.

               - De acuerdo.

Al terminar de desayunar Nelson le preguntó a Carlitos.

               - Oye Carlitos ¿Cuánto tiempo llevas aquí trabajando?

               - Pues llevo tan solo unas semanas. Empecé al principio de verano y pronto tendré que regresar a casa con mi padre.

               - ¿Y ya habías trabajado antes en una granja?

               - No, no qué va esta es mi primera vez. Y lo cierto es que no quería venir y ahora no quiero marcharme. Lo he pasado muy bien aquí en la granja con Donato y los animales. Siempre hay cosas que hacer. ¿Y tú? ¿Es la primera vez que trabajas en una granja?

               - No Carlitos, yo ya había trabajado antes en mi país cuando tenía tu edad. Y también me gustaba estar con los animales. Me hubiera gustado montar mi propia granja de aves. Lo que pasa es que al final me acabaron botando del país.

               - ¿Qué es lo que te ocurrió?

               - Es una historia un poco larga,  ya te contaré.

Carlitos le acercó una pala a Nelson para comenzar a limpiar el establo.

               - Nelson yo empezaré a recoger desde esta celda. Tu empieza desde aquella. Cuando tengamos todo limpio pasaremos a ordeñar a las vacas.

Carlitos se dio la vuelta y Nelson se quedó de nuevo mirando el culo de Carlitos.

               - ¡A mí lo que me gustaría es que con ese culo me ordeñaras la verga Carlitos!

Nelson estaba excitado de nuevo al ver a ese joven mover el culo. Le encantaría agarrarle las nalgas y separarlas para comenzar a follárselo. Sin embargo recordó que no podía echar por tierra aquel trabajo el primer día. Era su oportunidad para escapar a un lugar en el que se encontrara más cómodo. Pronto volvió a escuchar el mismo ruido que el día anterior por la noche. Le parecía a Nelson muy molesto como si empezara a necesita para evitar escucharlo. Sin embargo comenzó a asustarse cuando fue a preguntar a Carlitos y le vio trabajando como una máquina con los ojos en blanco. Algo no iba bien. Tenía que avisarle a él o a Donato. Intentó gritar pero no le salía la voz. Era como si no tuviera fuerza en la garganta, y cada vez le iban fallando otros sentidos. Cada vez empezaba a costarle más enfocar de lejos, las imágenes parecía que pasaban a cámara lenta y le costaba pensar. Comenzó a asustarse y las cosas no mejoraron cuando vio a una persona acercarse con un mono azul, unas botas de goma, un pasamontañas y unas gafas oscuras. Era imposible adivinar quien era y Nelson trató de huir pero las piernas le fallaron y cayó al suelo. Aquel hombre enmascarado le alcanzó y con una mano le tapó la boca y comenzó a hablarle al oído.

               - Tranquilo. No te va pasar nada. Relájate y mira a Carlitos. Mira cómo se le marca el culo, tan firme. Seguro que ya has pensado en follártelo. Cómo se agacha y te vuelve a mostrar el culo. Abierto para tí. Arriba y abajo. Vamos síguelo. Mi voz te guía.

Nelson seguía con su mirada el culo de Carlitos mientras que la su mente consciente luchaba por no sucumbir a aquellas palabras. Seguía muy asustado y más que se asustó cuando notó que sus caderas comenzaban a moverse a un ritmo constante hacia arriba y abajo mientras su verga se ponía más dura.

               - No por favor no quiero que me boten... glup - Consiguió balbucear Nelson antes de que un par de dedos del guante de aquel hombre que lo tenía amarrado se introdujeran en su boca anulando cualquier posibilidad de hablar.

               - Shhhh nadie te va a botar Nelson. Excitarse es completamente natural cuando ves un culito así. Cuando puedes ver el suspensorio realzando las nalgas. Dan ganas de follárselo ¿verdad?

Nelson dejó de pelear contra aquellos dos dedos de su boca y sus caderas se movían más firmes, levantándose incluso del suelo. Poco a poco el ruido hipnótico, las palabras de aquel hombre y el culito de Carlitos fueron drenando su voluntad y acabó sucumbiendo a un trance hipnótico.

               - Eso es déjate llevar siente a tu polla follarse a Carlitos mientras duermes más profundamente. Cada vez que metes tu polla en el culo de Carlitos el trance será más profundo porque te gusta mucho. Te hace sentir bien y por eso cada vez que te lo folles entrarás instantáneamente en un trance hipnótico.

El dominicano empezó a sentir que realmente lo estaba penetrando. Cómo ese culo tan firme abrazaba a su pene y el ano succionaba a la perfección sintiendo un placer más intenso. Por otra parte en su cabeza los dedos de aquel guante pasaron a ser vergas que jugaban en su boca y que sentía saborearlas como si estuvieran recubiertas de miel.

               - Muy bien cada vez más contento. Te gusta la hipnosis. Por eso estás disfrutando tanto. Y sabes que la hipnosis es muy poderosa. Tanto que puede regalarte un orgasmo sin eyacular. Sintiendo cada vez más placer.

Nelson estaba totalmente entregado al placer. Gimiendo, sus caderas empujaban más fuerte, más rápido mientras el placerse extendía desde la punta de los pies hasta la cabeza. Como corrientes eléctricas recorriendo su cuerpo.

               - Eso es más rápido, más adentro, más profundo en la hipnosis con cada enculada. A la cuenta de 3 tendrás un muy placentero orgasmo seco y y caerás en un estado totalmente profundo de hipnosis. Uno, tu cuerpo se prepara para una oleada de placer gigante.

Nelson empujaba con todas sus fuerzas mientras seguía imaginando follarse a Carlitos.

               - Dos, cada vez más cerca. Sientes el placer que va a recorrer todo tu cuerpo.

El otro guante de goma abría el mono de Nelson y agarraba las pelotas del excitado dominicano.

               - Tres. ¡Orgasmo seco Nelson! ¡Placer intenso! ¡Sin eyacular!

Retiró la mano de la boca y Nelson comenzó a gritar de placer como nunca lo había hecho. No tenía una sensación de tanto placer desde que siendo adolescente se masturbó por primera vez. Mientras tanto una mano estrujaba sus testículos para evitar que derramara ni una sola gota. Tan solo algo de líquido preseminal humedecía el capullo.

               - Muy bien hecho Nelson. No tienes que tener miedo a que te despida. Vas a ser muy bueno y por eso vas a comenzar a limpiar la granja. No pasará nada si te manchas, todo lo contrario, cuanto más sucio, más pervertido te sentirás. Y deja que la programación hipnótica te convierta en un ganadero más dócil. Más bueno. Más caliente.

Nelson se levantó y comenzó a sonreír mientras ayudaba a Carlitos a recoger el establo.

Donato se quedó mirándolo aun con el pasamontañas puesto antes de ir con los marranos.

               - Hay que ayudar a Nelson a que se integre en la granja. Además teme la hipnosis aunque sea un fetiche muy grande para él. Con la ayuda de Dionisio seguro que conseguimos que cada vez confíe más en nosotros y pueda disfrutar de verdad de su fetiche.

Donato salió hacia la cuadra donde estaban los cerdos dejando a los aprendices hipnotizados que hicieran su trabajo. Ya volvería más tarde.

Carlitos y Nelson seguirían haciendo en trance su trabajo recibiendo miles de mensajes subliminales todo el día y la tarde. Donato después de estar con los cerdos quiso quedarse mirando el trabajo de los dos aprendices. Apagó la hipnótica máquina y entró en el establo en el que los hombre habían cumplido con sus tareas: Limpiar el establo, ordeñar a las vacas, darlas de comer y llevarlas al prado. Quería fijarse en el cuerpo de Nelson quien después de todo el día trabajando tenía el mono bastante sudado. El cuerpo, aunque se le notaba algo de sobrepeso, Donato podía reconocer las atléticas posibilidades de aquella foto que había compartido por internet. Seguro que después de unos meses en la granja tendría un cuerpo musculado que solo con imaginarlo Donato comenzaba a excitarse. Lo de Carlitos era otra cosa diferente. Un mes después había perdido casi toda la grasa y había fortalecido el músculo. Ya lo había comprobado cuando se quedaba desnudo para provocar a Donato como los brazos, los pectorales y sobre todo los glúteos eran mucho más definidos, turgentes. Duros. Donato sentía que había moldeado a aquel joven y cada vez que follaba con él se sentía muy orgulloso. Ahora era un muchacho fuerte, duro. Capaz de sacar adelante la granja con trabajo y que además siempre guardaba bajo la manga la capacidad de seducirlo de forma que incluso los días que a Donato el cuerpo le pedía descanso Carlitos lo conquistaba con sus artes eróticas, prácticamente lo hipnotizaba para tener sexo con él y siempre con éxito.

Donato ahora necesitaba sacar del trance a Nelson. Para su plan tenía que hacer que se fuera a casa a que su mente se despejara y luego volvería a atacar. Se acercó y comenzó a hacerle pases magnéticos delante de sus ojos.

               - Ahora Nelson sigue mi dedo índice delante de tus ojos. A la cuenta de 3 saldrás del trance. Te sentirás muy cansado por todo el trabajo aunque el día habrá pasado muy rápido para ti porque has estado muy concentrado en las tareas y sentirás ganas de ducharte. Uno, regresando de nuevo del trance. Dos, cada vez más y más despierto. Tres. ¡Hey! ¡Hey! ¡Nelson! Parece que estás tan concentrado que ni siquiera me estabas escuchando.

Nelson parecía muy aturdido tanto que ni se había dado cuenta de que Donato estaba delante de él.

               - Uy... disculpe patrón. No sabía que estaba llamándome. Estaba muy enfocado en dar de comer a las vacas que no sabía que estaba aquí.

               - No me llames patrón Nelson. -Dijo sonriendo Donato. - Aquí estamos todos para ayudar. Y bueno, ¿Qué tal fue el primer día? Veo que como decimos aquí has sudado la camiseta... Bueno en este caso el mono de trabajo. Jejeje. - Bromeó Donato.

               - Pues sí, mucho trabajo, no esperaba que fuera tanto hasta que no empecé a trabajar con Carlitos. Me ha ayudado mucho. Ahora lo que necesito es una ducha.

               - Pues no se diga más. Por hoy ya has tenido suficiente. Ya termino con Carlitos lo que queda pendiente que tampoco queda mucho por lo que veo. - Donato alzó la mirada tratando de disimular que ya los había estado espiando anteriormente.

               - ¿Sí? Muchas gracias patr... Donato... eh Donato. Con su permiso voy a la casa.

               - Márchate antes de que me arrepienta. - Dijo Donato guiñándole un ojo de complicidad.

Nelson entró en la casa y subió a su dormitorio a coger la ropa para cambiarse después de la ducha. La ropa que llevaba aquel día en el trabajo estaba muy sudada. El mono, los calcetines, los calzoncillos... todo y necesitaría cambiarse. Bajó al baño para tomarse una ducha y cuando abrió el grifo notó que aquel molesto ruido volvía a sonar sin parar. Notó que algo no marchaba bien cuando su cabeza parecía que lo único que quería era sucumbir, dejarse llevar. Caer en un trance bien rico... ¡No! Nelson comenzó a asustarse ¿Qué era lo que estaba ocurriendo? ¿Por qué cada vez le resultaba más complicado mantenerse consciente? Rápidamente salió de la ducha y el ruido paró. Se vistió con la ropa que llevaba y salió del baño. Se encontró con Carlitos que estaba casi desnudo. Tan solo llevaba puesto un delantal.

               - Hola Nelson ¿Acabaste ya con la ducha?

               - Sí... ¿Oye está Donato por aquí?

               - No... Me pidió que fuera preparando la cena y aquí estoy. He cambiado el mono por el delantal. Jajaja.

               - ¿Sabes de donde viene el ruido de la ducha?

Carlitos pareció extrañado y bajó su tono de voz.

               - ¿Qué ruido? No sé de qué me estás hablando.

               - Carlitos, están pasando cosas extrañas aquí y creo que debemos marcharnos.

               - ¿Cosas extrañas? Creo que estás bastante cansado Nelson. No pasa nada. Relájate.

Carlitos se fue acercando a Nelson. La voz se fue tornando cada vez más monótona y Nelson cada vez estaba más alerta. De pronto sonó el ruido de la puerta. Donato entró con un pasamontañas como el que había visto Nelson aquella noche mientras dormía. El corazón de Nelson se aceleró y Donato se acercó a él.

               - ¿Qué es lo que ocurre Nelson? ¿Te encuentras bien?

               - No... no nada, nada - Respondió el dominicano aceleradamente.

Carlitos terminó de poner la mesa y se quitó el delantal para cenar tan solo con el suspensorio. Donato se quitó la parte de arriba del mono dejando su pecho al descubierto. Ambos tenían mucho calor. Nelson también estaba sudando, pero era por los nervios.

               - Nelson, estás sudando ¿Por qué no te quitas la camiseta? - Insinuó Donato.

               - No, no gracias. Prefiero dejármela puesta mejor.

               - Creo que como no nos ha dado tiempo a ducharnos Donato nosotros seguimos calientes. - Dijo Carlitos tratando de ser lo más insinuante posible.

El olor que desprendían los machos fue calentando aun más a Nelson quien terminó por tener una erección en mitad de la cena. Cuando terminaron con la comida Donato se adelantó para pedir a Nelson que lo acompañara al sofá a ver una película.

               - No, no creo que será mejor irme al dormitorio Donato. - Trató de rechazar la invitación Nelson.

Pero Donato tenía sus planes muy claros y con el mando puso en la televisión la película del ninja.

               - Vamos, siéntate a ver la película a la televisión. Ya verás cómo te ayuda a dormir.

Nelson no quiso forzar la situación y accedió sentarse en el sofá para ver la película. Carlitos por su parte continuó fregando la cena y Donato le ayudaría a recoger. Después observó cómo Nelson se encontraba con la mirada perdida en el rítmico juego de luces que salían de la pantalla de la televisión. Donato sabía que pronto podría hipnotizarlo de nuevo. Se acercó por la espalda y comenzó a masajearlo el cuello y los hombros.

               - Relájate Nelson. Déjate llevar por los movimientos de los ninjas. Es muy difícil apartar la vista.

De nuevo saltaron las alarmas en la mente de Nelson. Debía huir de allí y trató de levantarse, pero sintió como si su cuerpo estuviera pegado al sillón sin dejarle levantarse.

               - No te resistas, tienes que dejarte caer a un estado de hipnosis profunda. Mira cómo te ayudan los ninjas. No hay ninjas buenos ni malos. Son todos hipnóticos.

De pronto los ninjas comenzaron a hacer girar los shurikens haciendo brillar. Una parte de la mente de Nelson solo pensaba en seguir a los shurikens y la otra pensaba en rebelarse.

               - ¡No por favor, para! No quiero que me hipnotices... No...

               - Shhhh ¿Quién habla de hipnosis Nelson? Tan solo quiero que te relajes.

Nelson trató de hablar para pedir ayuda pero Donato lo amordazó poniendo su guante de látex en la boca.

               - Shhh tranquilo Nelson. Todo va a ir bien. Todo va a estar muy bien. Carlitos también te va a ayudar. A quedar en un trance bien profundo. - Con un gesto con la mano llamó Donato a Carlitos que se acercó sólo con el suspensorio. - Carlitos ¿Por qué no enseñas a nuestro amigo Nelson nuestras técnicas de relajación?

Carlitos se puso de rodillas delante de Nelson y le bajó el pantalón y el calzoncillo. Nelson parecía asustado pero Donato le agarro fuerte de la cabeza para que siguiera mirando a los ninja hipnotizándole. Nelson trató de resistirse cerrando los ojos pero Carlitos comenzó a darle una mamada muy intensa. Cerrar los ojos solo hizo que aumentara el placer y bajara su concentración en mantenerse despierto. Donato exploraba sus pezones mientras repetía una monótona letanía. Nelson trataba de resistirse pero cada vez quería dejarse llevar más. Como le pedía Donato. Profundamente hipnotizado. Dejarse llevar por el placer de la mamada de Carlitos. Profundamente hipnotizado. Cada vez más cansado, más sueño, más cerca del trance. Donato le susurró al oído.

               - Duerme profundamente ahora. Déjate llevar por el placer de la hipnosis. Cada vez más excitado. Más cachondo.

Carlitos seguía lamiendo ayudando a profundizar el trance. Nelson estaba totalmente entregado al placer y lo único que quería era follar.

               - Te gusta la hipnosis ¿Verdad?

               - Sí, es mi fetiche favorito. - Contestó Nelson totalmente entregado. - Por eso quise hablar al principio con Don_Hypno.

               - Ahora quiero que experimentes el placer hipnótico más intenso.

El cuerpo de Nelson se arqueó como si tuviera un orgasmo lo que hizo que casi se atragantara Carlitos. Donato se desabrochó el mono de trabajo y le puso la verga en la boca a Nelson.

               - Es hora de que bebas de este biberón hipnótico. Todo para ti. Bebe, bebe Nelson.

El efecto de sus palabras fue inmediato y Nelson comenzó a succionar el miembro de Donato utilizando toda la boca y el paladar para aumentar el placer.

               - Así, así... qué bien la chupas. Sigue mamando el biberón. Sigue succionando su poder.

Mientras tanto Donato agarraba la cabeza de Carlitos y empujaba más adentro tragándose la morena verga de Nelson. El dominicano se encontraba en el cielo. Hacía mucho tiempo que no recibía una mamada como la que le estaba dando Carlitos y además estaba chupándosela a Donato. Comenzó a gemir. Quería correrse pero Donato se lo impidió.

               - No es hora de correrse. Tienes que seguir dejando disfrutar a Carlitos de la negra banana que se está mamando.

Nelson muy obediente retuvo la eyaculación mientras Donato no paraba de hacer delante de los ojos de Nelson.

               - Eres muy buen chico. Lo estás haciendo muy bien.

Donato disfrutaba de la mamada que le estaba dando Nelson y comenzó a chuparse los dedos y a explorar el ano del dominicano. El placer que experimentó hizo que se contrajera el culo y soltara un gemido más alto.

               - Shhhh ya falta poco hijo... ya falta poco para que te corras.

Volvió a chuparse los dedos Donato y, como si fueran un gancho, los dedos de Donato comenzaron a masajear la próstata de Nelson mientras Carlitos intensificaba su mamada. El placer de Nelson le hacía no parar de gemir. No podía aguantar más. Quería correrse. El semen comenzó a desbordar la polla antes de empezar a salir a presión. El placer del orgasmo hizo que intentara gritar pero rápidamente Donato le volvió a meter su verga en la boca para que no hiciera casi ruido.

               - Eso es córrete Nelson. Placer total. Orgasmo total. Bebe de mi biberón.

Donato comenzaba a soltar leche de su biberón que Nelson trataba de beber sin derramar ni una gota. Cuando dejó de salir semen Nelson miró a Donato que le puso la mano en la frente y dijo:

               - Hypnose meister.

Nelson cayó sobre el mono de Donato llenándolo de semen y Carlitos también reaccionó al trigger cayendo en trance sobre el cuerpo ahora desnudo de Nelson.

               - Muy bien Nelson. Te has portado muy bien y quiero que duermas profundamente esta noche.

               - Sí señor.

               - Carlitos, tu y yo  follaremos esta noche en mi habitación. Quiero recompensarte por el gran trabajo que has hecho hoy.

               - Sí señor.

Los tres subieron a las habitaciones mientras en la televisión los ninjas seguían hipnotizando a quienes estuvieran dispuestos a pararse delante de la televisión unos segundos. Nelson entraría en su dormitorio y caería en un profundo sueño. Carlitos y Donato entraban en la habitación. Donato cerró la puerta y agarró a Carlitos para darle las instrucciones.

               - Carlitos quiero que cuando abras los ojos sigas aun más caliente. Si hasta ahora has querido follar conmigo esta noche quiero que pidas hacer realidad todos tus fetiches cuando pienses en un fetiche chasquearé los dedos y se hará realidad en tu mente. Cuando cuente hasta 3 abrirás los ojos y sentirás que se hace real cada vez que me cuentes uno de tus fetiches. Uno, dos. TRES.

Carlitos abrió los ojos sintiéndose algo desorientado pero en cuanto vio a Donato comenzó a notar como se excitaba de nuevo.

               - Hola Carlitos ¿Cómo estás?

               - Estoy cachondísimo y sólo quiero follar.

Donato chasqueó los dedos y Carlitos parpadeó y cuando abrió de nuevo los ojos se encontró a Donato envuelto en un mono de látex.

               - Ah... ¿De dónde has sacado eso?

               - ¿El qué? - Preguntó haciéndose el despistado Donato.

               - ¡Pues qué va a ser! ¡El traje de látex! El mono... los guantes.

               - Y el pasamontañas. ¿Quieres ver cómo me lo pongo?

Carlitos asintió con la cabeza mientras la polla se hinchaba cada vez más. Donato chasqueó los dedos y cuando Carlitos volvió a abrir los ojos Donato tenía el pasamontañas de látex puesto.

               - Y tengo este otro para ti. Míralo... lleva cremallera.

               - Ah... quiero llevarlo Donato. Por favor pónmelo...

               - Pero sólo con una condición. La cremallera tiene que estar cerrada. Sólo la abriré para que me hagas una mamada.

               - ¡Sí! - Exclamó de alegría Carlitos que veía como su fetiche se hacía más real.

Donato volvió a chasquear los dedos y cuando los abrió Carlitos pasó a tener los labios sellados. La alucinación hipnótica hizo que Carlitos sintiera realmente como tenía una mordaza con la cremallera del pasamontañas de látex. Donato agarró de la barbilla a Carlitos y mirándolo fijamente de forma dominante le dijo.

               - Prepárate porque hoy te voy a follar con el mono de látex y vas a experimentar el mayor placer de tu vida.

Donato chasqueó los dedos de nuevo y el culo de Carlitos comenzó a dilatarse. No hizo falta ninguna crema para estimular el ano, las palabras de Donato eran suficientes. Donato cogió el anillo para el pene y mientras se lo estaba ajustando Carlitos comenzó a restregar su cara contra la verga del hipnotizador.

               - Deja que abra la cremallera para que puedas disfrutar de la polla.

Donato pasó los dedos por los labios de Carlitos e instantáneamente abrió la boca para comenzar a engullir semejante manjar. Mientras hacía la mamada buscaba la mejor posición para mostrar el culo a Donato que se echó encima para comenzar a introducir un par de dedos empapados en lubricante.

               - Ya estás muy caliente Carlitos. ¡Qué buena follada te voy a dar!

Donato comenzó a agarrar la cabeza de Carlitos para empujar más a fondo impidiendo que sacara la polla de su boca. Carlitos por su parte cada vez fue saboreando más el líquido preseminal junto con el sudor y el látex de todo el día de su macho.

               - Te gusta tragártela la polla Carlitos. Huele los huevos, las piernas. El mono de látex huele más ahora.

Donato chasqueó los dedos y Carlitos empezó a gemir aprisionando la verga de Donato con la lengua y el paladar. Interiormente Carlitos sentía brotar el placer de sus pezones, de sus huevos, de su culo. Donato sentía que no iba a aguantar mucho más a pesar del anillo en el pene y le sacó verga de la boca para sorpresa del joven.

               - Shhh Carlitos, ya no vas a necesitar la boca más. - Pasó de nuevo la mano por la boca de Carlitos y le cerró la cremallera. Al momento Carlitos volvió a tener los labios sellados. - Es tiempo de que te folle el culo.

Donato chasqueó los dedos y como si viniera si viniera una fuerza irresistible Carlitos se colocó a cuatro patas mostrando el culo casi poniéndoselo en la cara a Donato.

               - Ay hijo, hoy estoy yo muy marrano, creo que te voy a llenar de lefa y después voy a llenar el mono de látex de lefa también. Vamos a dormir bañados en leche.

Carlitos gimió con los labios sellados por la hipnótica máscara y sonrió de placer al escuchar las palabras del granjero. Después de unos lametones Donato agarró su pene y comenzó a insertarlo en el culo de Carlitos.

               - Ya va... ya verás como te gusta. Te gusta que te folle...

Donato comenzó a follarlo mientras pronunciaba una letanía hipnótica. Pronto la letanía pasaron a ser solo gemidos, para Carlitos el efecto seguía siendo el mismo, permanecer en el más profundo trance hipnótico mientras ofrecía una y otra vez el culo a Donato. El ano de Carlitos estaba aprisionando con más fuerza que otros días y pronto Donato comenzó a eyacular, pero esta vez no iba a parar.

               - ¿Quieres más verdad? Este marranete hoy te va a dar toda la polla que quieras, todo el culo que necesites. Todo lo que quieras.

Carlitos se lo imaginó follándoselo y comenzó a llenar la cama de líquido preseminal mientras de su ano se escurría el semen de Donato.

               - ahhh Me encanta que tu seas aun más cerdete que yo. Te encanta que te llene de leche. - Donato chasqueó los dedos. -  Te encanta que Nelson te folle y te gustaría follártelo. Por eso vas a excitarlo como hiciste conmigo.

Donato siguió follando a Carlitos, masturbándolo llenando de leche y sudor la cama, ambos cuerpos. Empujando cada vez más mientras los hipnóticos gemidos que mantenían a Carlitos en trance cada vez se aceleraban más. Como en un ritual místico al que pronto alcanzarían el éxtasis. Donato tuvo un segundo orgasmo aún más intenso que el anterior. Empujando más fuerte su pene contra el recto de Carlitos que también alcanzaba un orgasmo casi sin eyacular, solo unas pequeñas gotas salían del prepucio. Al acabar de correrse Donato aflojó el anillo del pene y le susurró al oido a Carlitos.

               - Es hora de que me folles a mí hijito.

Chasqueó los dedos y como si se hubiera apoderado de él el espíritu de un actor porno  y dio la vuelta a cómo estaban tumbados de un giro rápido. Donato se quedó muy sorprendido y a la vez muy cachondo con cómo el joven Carlitos había hecho ese movimiento.

               - Es tu turno Carlitos. Fóllame Carlitos.

Con el mono de trabajo aún puesto Carlitos se lo desabrochó como si fuera el de látex lamiéndolo, pasando sus labios por sus pezones, lo que elevó a los cielos a Donato.

               - Estás muy caliente hijito. Tienes que darme más placer. - Pedía Donato mientras le ofreció el lubricante.

Carlitos untó su polla bien erecta de lubricante mientras el ano de Donato lo fue trabajando con sus manos propinando un masaje que mantuvo en una nube al sucio granjero. Llenos de semen Carlitos empezó a follárselo empujando bien duro y ahora Donato no paraba de gemir acompasando la respiración al ritmo de la follada de Carlitos. Donato comenzó a mirar fijamente a Carlitos y sincronizó su mente con la del joven. Los gemidos de Donato marcaban la velocidad con la que follaba Carlitos. Si aceleraba el ritmo de los gemidos Carlitos follaba más rápido. Si lo ralentizaba Carlitos bajaría el ritmo. La hipnosis aplicada durante varias semanas de forma diaria hacía que Donato pudiera comunicarse más fácilmente con Carlitos y aumentar el control sobre el joven. Carlitos estaba entregado al trance no solo de Donato sino también al de Dionisio, había sido programado para eso durante varios días. Después de más de 20 minutos follando a Donato, volvió a correrse. Esta vez la continua estimulación de la próstata hizo que el orgasmo fuera potente de nuevo y llenó una vez más de semen su cuerpo y el de Carlitos mientras y lo que se caía de sus cuerpos llenaba sus monos con más semen. Por la mente de Carlitos seguía pasando el follar a Donato aunque se estuviera corriendo llenando ahora el culo de Donato de semen. Cuando Donato acabó de correrse abrazó a Carlitos que seguía empujando con su verga contra el culo de Donato sin parar.

               - Es hora de dormir Carlitos.

Puso su mano sobre el rostro de Carlitos y los párpados comenzaron a cerrarse. Un rico sueño se adueñó de todo el cuerpo de Carlitos mientras que sus fuerzas se aplacaron y cayeron ambos tumbados en la cama completamente pringados en sus fluidos.

               - Duerme profundamente Carlitos. Un sueño muy rico. Muuuuy uffff

Donato no pudo acabar la frase porque él cayó también profundamente dormido. Presa del cansancio físico y mental las fuerzas le abandonaron y con una sonrisa en la boca se puso a soñar.

De entre todos los sueños hubo uno que era insuperable, Carlitos como máquina de follar en trance o fuera de él era lo mejor que podía imaginar, y cada día que pasaba tenía un comportamiento más erótico, más sexual, casi pornográfico. Carlitos estaba en otro mundo. Solo echaba de menos que las orgías fueran más multitudinarias y más frecuentes para que la granja de Donato fuera su lugar ideal de vacaciones.