miprimita.com

El Albañil 3

en Confesiones

Mil disculpas a todos los que me han escrito, pero he tenido mucho trabajo, por lo regular es así al inicio del siclo escolar, pero espero que con lo que les platico en el 3er episodio, compense esa espera.

Les recuerdo, es real, todo lo que he platicado y platicaré es real, varia en cosas que, por el tiempo, no recuerdo bien, pero es mi vida.

También para quienes me han preguntado, tengo actualmente 52 años, 2019, Y mi cuerpo sigue igual que hace 20. Claro, me refiero que sigue firme y sin celulitis, ni varices, únicamente el paso del tiempo normal.

No quiero platicar más, ya que quiero seguir publicando de acuerdo más o menos, como ha sido mi vida.

Eran las 12:30 am, viernes, y mi marido me dice.

¿Sabes pinche puta?

Me sorprendió como me dijo, ya que estábamos según ya durmiendo, pero me gustó bastante que me haya dicho así.

Dime amor.

Es que no puedo dormir.

¿Y eso? ¿Por qué?

Estoy inquieto pensando lo que va a pasar mañana con Ray y sus amigos.

¿Pero cómo qué? Le dije, tratando de estar segura de lo que pensaba.

Sí, es que mira, lo que no aceptaba y que fue cambiando mi sentir, ahora se convierte en una sensación doble, por una parte, el ver que te agarren y manoseen o te cojan tres hombres.

Interrumpí, Cuatro, le dije, tu también me vas a meter tu verga, la quiero conmigo.

Sonrió, me dijo, sí, claro, creo que estará más dura que normalmente.

Lo abracé, le di un beso, me metí entre las cobijas y agarré esa verga dura, la empecé a pelar, con las dos manos, una acariciando sus huevos y la otra pelándose, mi boca se acercó a su miembro y poco a poco, empecé a lamerle con mi lengua suave de abajo hacia arriba y después con movimiento circular alrededor de la cabeza, sentía como él hacía lo que los hombres hacen para que de repente se les ponga durísima y después un poco suave, y después otra vez.

Me la pasé por la mejilla, por la otra, después mi mano frotaba la parte superior de su cabeza y la apretaba, así que sentí era el momento, y le empecé a frotar con mi lengua el frenillo, esa parte que pega el glande con el pellejito de su verga, ¿y qué creen?

Empezó a gemir, me garró de mi cabello, y con movimientos fuerte se movía y sentí todo su semen en mi cara en mi boca y otros chorros en cada parte de la cobija y sabana.

Claro, que lo que les platiqué, era enfocado a lo que él sentía, pero, ¿y yo?

Con mi mano, me acariciaba el clítoris, y metía cada vez que podía, mis dedos, a veces dos a veces tres, hasta el fondo de mi panocha. Y pues eso me provocó dos orgasmos, que, al mamarle la verga, aumentaba más mi emoción que le provocaba a él que se la mamara con más deseos.

Cuando él terminó la tenia dura, no mucho, pero dura y me subí, me monté y hasta adentro me la dejé ir.

No esperó, me conoce, así que se me pasó a mover, y sus dedos frotaban mi clítoris, mi culo, y metía uno o dos dedos por atrás, y ahí estoy, con toro y otro y otro orgasmo.

Unas veces pienso que es malo, que desee la verga como lo hago, que me gustaría ser una mujer normal, pero después de revivir esos mementos de placer, vuelvo a dar gracias de ser como soy.

Nos dormimos, yo desperté como a las 6, después de un rato, me levanté, me metí al baño y me apuré a preparar el desayuno y a acomodar todo. MI marido se levantó como a las 7 y ya en la cocina me dice.

Que riquísima te ves.

Estaba bien vestida. Mi mandil, que cubría por delante, unos 5 cm debajo de mi pubis, por detrás, se ve la parte baja de mis nalgas y mis zapatillas, nada más.

Bueno, después de arreglar todo, poner en el refri cerveza, hielos, todo lo que podíamos necesitar, nos sentamos mi marido y yo a repasar desde el inicio, todo como debíamos de hacerlo.

A Ray, le platicamos lo que él debería hacer y que nos siguiera la corriente, así que él tenía también su papel

Dieron las 12:25 pm, decidimos salir un poco para calmar los nervios. Yo, porque sentí que ese día era muy importante para tener el apoyo de mi marido, y él, porque estaba con la idea de que, de los tres, Ray sabía, pero los otros dos no, así que era algo que le despertaba la curiosidad y también lo calentaba.

Son las 7 pm, después de algunas cosas e ideas que se nos venían a la mente por sí pasaba una cosa o pasaba otra, que haríamos, en fin, los dos estábamos muy calientes, pero no deseábamos coger, para que, al estar en el momento con ellos, fuera más fuerte, pero sobre todo para mí.

¿Se imaginan?

Con lo puta que soy, que me encanta, no, que me fascina la verga, ¿cómo estaba?, para que se den una idea, a cada rato me tenía que limpiar mi vagina de lo mojada que estaba.

Suena el timbre, mi corazón salta, que esta adentro de mí, si no, hubiese llegado a pegarse al techo.

Po dentro, mi mente, no sólo estaba en ese día lo que pasaría, no, también me excitaba de como estaba mi marido, tanto que me hizo sufrir de perderlo, y ahora, estaba también caliente de verme coger con otros, y ya aprovecho para decirles lo que, un año después, bueno, al siguiente año, no quiere decir exactamente un año, aclaro, pues a veces los comentarios que recibo son tan exactos que si digo 23 días es porque fue el 23 de ese mes.

Baja, abre la puerta, y ahí están mis amigos.

Suben, estoy sentada en el sofá de tres, claro, la pierna cruzada, mi falda cubre a apenas mi muslo, Veo como los amigos de Ray se quedan impresionados, uno abe los ojos, los veo, son chavos de unos 24 años. Yo de casi 31, mi escote que mostraba tres partes de mis chichis. Y el resto de mi blusa con dos botones abajo.

Pasen, dije con mucha suavidad en mi voz, me levanté y les indiqué se sentarán en donde yo estaba sentada, así que los saludé con mano y beso en la mejilla, Y empezó la plática.

Que si el jefe, que si el trabajo, que si valía la pena el esfuerzo por cumplir con los ciclos escolares, que si…. Etc.

Entre pláticas o comentarios, dieron las 9 pm.

Ya había tomado unas 4 cubas, ellos, un poco más, así que me disculpo, y me voy a mi recámara, siguiendo el plan.

Regreso con una bata de tela, de poliéster que da la apariencia de satén, lógico, sin nada abajo, pensé dejarme la pantaleta, pero al final, mejor nada.

Así que, acercándome al oído de mi marido, le dije, me puse la pantaleta azul con blanco, él se asombró, me dijo, ¿no que tendrías puesta la pantaleta roja, de hilo para que te la quitaran? Sonreí, y…

En ese momento, me di la vuelta, y con una voz de borracha, les dije, que disculparan mi actitud, pero que me sentía muy mareada, así que me recosté en las piernas de mi marido, con las piernas medio dobladas y cubiertas con la bata, sólo dejé que se vieran mis pantorrillas con mis zapatillas rojas.

Hago un pequeño paréntesis ya que recordé el comentario que escribió mi amiga Olga, bueno, digo amiga pues todos lo que me escriben son mis amigos.

Cuando no sentía el apoyo de mi marido, de hecho, él no sabía, mi placer era cuando ya estaba muy motivada, muy excitada, pero antes, sentía un poco de culpa, bueno, algo más que poco.

Pero cuando él supo, sabía y me apoyó, mi placer fue máximo.

Bueno.

Mientras mi marido seguía platicando de fut, de política de religión y lo que se le ocurría, me recosté en sus piernas, de pronto, creo no aguantó más Ray, que le dice.

Mario.

Dime

Es que la verdad, no sé si es por las cubas, o la confianza que hay entre tú, tu esposa y yo, pero estoy que quiero decirte algo desde hace un rato y no me atrevo.

Di, que quieres.

Es que, así como esta tu mujer, puedo ver sus chamorros muy lindos, y no aguanto más. Quiero pedirte algo.

Dime, dijo mi marido.

A lo que me platicó mi esposo, se veía mas o menos, arribita de la mitad de entre la rodilla y mi tobillo.

Tu eres hombre, debes comprenderme, o igual comprendernos, pues somo s tres, no se ustedes dijeron él viéndolos, ellos se quedaron sin saber que hacer, pues no sabía que era lo que se refería.

Entonces, entendiendo, se dirigió a ellos, a poco, ¿no les gustaría verle más arribita de la rodilla? De inmediato dijeron con la cabeza que sí.

Así dijo mi marido al tiempo que sujetaba una orilla de mi bata y la subía.

Sí, pero un poco más.

Yo me moví, y dije con una voz entre cortada, hay, disculpen, se me subieron las cubas y fingí estar, no solo media borracha, también media dormida.

Mi marido descubrió un poco más mi cuerpo, por lo que de ver de reojo, casi hasta la pantaleta, vi como ellos se me quedaban viendo, y Ray.

Híjole mano, que buenísima esta tu mujer, la verdad, no quiero que te enojes, pero tiene unas piernas y una cadera muy rica.

¿Sí? Dijo mi marido.

Sí dijo Ray.

Mira Ray, dijo Mario (mi marido) No lo tomes a mal, es la emoción que da las cubas cuando se suben.

Me excita mucho mi mujer, y entiendo lo que ustedes sienten.

¿Qué te gustaría?

Mira, me dijo, te doy 200.00 si le descubres la bata toda.

Así lo hizo sin antes decirles a los otros que si querían.

Entonces dice Ray, te doy 100 más si me dejas agarrarle la pierna.

Sale,

Pero sabes, dijo mi marido, si me ayudas, la llevamos a la cama, entre los dos me cargaron y me llevaron a la cama, mientras yo seguía fingiendo que estaba muy borracha con las 5 cubas que me había tomado. Lo que no sabían es que había ido al baño a vomitar y estaba nada más, ligeramente mareada.

Me pusieron sobre la cama, y de inmediato, lo que hice, fue pujar y darme la vuelta, para quedar con una pierna doblada, la otra estirada.

Sentí como mi esposo, subió un poco la bata.

Que bellísima esta tu mujer, es que es algo que no se puede expresar, mucho porque estamos aquí y nos das la oportunidad de verla.

Escucho que dice mi marido.

¿Te gustaría acariciarle las piernas?, sí claro, a ver, y me empezó a manosear, sentí su mano caliente tocar mi pantorrilla y mi muslo y mi cadera.

Pregunta a los demás mi marido.

¿Les gustaría?

Sí dijeron, bueno, denme 500 y es toda suya.

Pero yo no traigo dijo uno, el otro, nada más traigo 300.

Bueno, después pagan el resto.

Me parece bien dijo uno, estoy de acuerdo dijo el otro.

Mi marido se levantó, y con la mano, hizo a un lado mi bata, así dejó descubierta toda mi pierna y se veía mi pantaleta.

Ray se acercó y me beso la pierna y subiendo hacía mi vagina, siguió lamiéndome. Yo con una respiración entrecortada, que no sabía cuanto iba a aguantar, suspiré y me puse boca arriba, pujando, dije.

Mmmmmm… que me hacen…. nooo

Mmmm

Siguió Ray

Nooo, nooo, mmmm…. Aaaah. Nooo, me calientas

Separé un poco mis piernas, y Ray aprovechó para meterla entre mis piernas, la sentí en mi vagina. Ese cosquilleo, ese deseo.

De repente me sentí, una mano en mi pantorrilla, otra en la pierna contraria y una boca chupándome mi vagina.

Se la quieren coger, dijo mi marido

Sí, dijo Ray, los otros asintieron con su cabeza.

Mi marido se levantó. Tomó mi bata y la abrió, ellos pudieron ver mi cuerpo, anden cójansela, dijo mi marido.

Sentí como una mano se ponía sobre mi pierna izquierda y subía acariciándome.

Para no hacerla larga… bueno, si me gustaría sentirla larga.

Sentí la boca de René en mi panocha, como frotaba su lengua en mi clítoris y se metía en mi vagina, mmmm, dije….. aaaaaaa

Movía mi cadera, aaaaaaaa

Mmmmmm

Noooo, me estás calentado

Seguía. Ya no pude. Le agarré su cabeza y la puse encima de mi vagina, él empezó a succionarme y a meter su lengua en mi hoyito, y fue que en pocos minutos sentí un tremendo orgasmo.

Se subió a la cama, me puso su mano en mi tobillo derecho, la otra en el izquierdo, levantó mis piernas, abriéndolas quedó mi pancho a su vista, con su mano, sujetó su rica verga, la frotó en mi vagina, sentía como mi cuerpo se estremecía, la colocó en mi vagina, y de un solo golpe al metió, Yo sentí un enorme placer, hay mujeres, que riquísimo se siente. Mas cuando me tienen agarrada de la cadera, y de un empujón la meten hasta adentro, sus huevos chocaron con mi vagina y la parte de arriba de mi culo, que rico.

mmmmmm