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EL ALBAÑIL. 2da. parte

en Confesiones

Antes de iniciar el relato, quiero comentar lo siguiente. Lo hice en los anteriores relatos que borré, se me pasó hacerlo al inicio de estos. Por dos comentarios que me han hecho, y antes de que siga la duda les comento.

Los relatos son 100% verídicos. Referente a mi etapa adulta, y de que mi marido me descubrió. Los anteriores, sobre todo de chica, mucho es real, tal vez un 70% otros en 60%, o al 90%, eso pues deben de comprender que son con base a mis recuerdos y a los que me comentaron personas cercanas a mí. Así que los complemento con lo que mi inspiración me dice en el momento de estar escribiendo.

Les platico, también por algunos comentarios. No he tenido relación con parientes cercanos, más que mis primos, no tíos ni nadie más. Y de experiencias lésbicas, una sóla vez, pero pude corroborar, que no hay algo más rico que la verga no mujeres.

Por último, disculpen la tardanza en responder sus mails, pero tengo algunas actividades y ocupaciones que no siempre puedo entrar a revisar los correos, además, no puedo comunicarme por WA u otro medio que no sea correo electrónico, pues más ocupación tendría, pues recibo muchas invitaciones a conectarme por esos medios.

Bien. Aclarado, sigo la 2da. Parte.

Mira, interrumpió mi marido.

Todo lo que te pedimos Ruperto, es que dentro de todo lo que te inspire mi esposa, la puedas entender y respetar, como si fuera tú esposa, ya que puede haber personas con malas intenciones, así que de lo que busques sean personas en quien confiar.

Sí, claro, no te preocupes, entiendo, la verdad, esta tan buena tu mujer, que espero ganarme su confianza para que siempre pueda seguir visitándolos y no sólo por esta ocasión de trabajo.

Ándale, dijo mi esposo, me parece muy bien, pues de eso, ya será decisión de ella, cada cuando te sigue viendo o igual, visitándonos aquí.

                Oye, dijo Ruper, nada más por curiosidad, y para no equivocarme. ¿Realmente que buscan con esta situación? Es que me es muy extraño que (les recuerdo que se dio este suceso, en una época que no había las redes sociales de hoy y que poco se podía conocer de deseos o actitudes sexuales como ahora es fácil de saber) puedas estar de acuerdo en compartir a tú mujer.

                Mira, le dije, me costó un poco el poder convencer a mi marido de que me aceptara como soy, es algo de nacimiento, de herencia, y no se puede evitar, sabía que, si lo perdía, me divorciaba, independientemente de quedar libre, lo amo, y me gusta como es, entonces mi meta era siguiéramos juntos y lograr su apoyo, como mi mamá lo tuvo de mi papá. Así que, basándome en una experiencia de mi mamá, en su adolescencia, con el médico de mi abuela, que fue él, quien ayudó a mí mamá y también orientó en su necesidad, ya les platicaré.

Yo acudí en primera, a un médico que me recomendó una amiga hace unos años. Después a un primo de mi marido (dije que no tuve relaciones o una que otra con mis familiares, talvez dos, pero con los de mi esposo…. 😊) Después a un compañero de escuela, y por último, a él mismo con dos amigos de él.

Casi ya de convencerlo, le di la idea, que para obtener un beneficio (pensé en lo que hacía de jovencita, con compañeros de clase y… profes obtener ciertos beneficios económicos o de calificación) Pues sería así ahora. También pensando que podría hacer una fiesta, en propia casa, con algunos invitados y yo solita, toooooodos para mí. Bueno, también está el descuento que conseguí en el material de construcción, y eso ya será otra historia.

                Bueno, dijo Ruperto, creo que entiendo que te refieres, y sobre todo me queda claro que, de todo, eres tú quien pone todo, Mario (así se llama mi esposo) simplemente te apoya, así que cualquier cosa, será antes comentarlo contigo, ¿verdad?

                Pues dependiendo de qué, podría decirte que sí.

                Mira Ruperto, dijo mi marido, es algo difícil el aceptar lo que está pasando ahorita, será que es la primera vez, pero no creas, siento algo feo, por eso te platico.

                Mi esposo se sentía algo mal, lo entendí, por eso, cuando empezó a platicarle a Ruperto, no lo interrumpí, supe que era algo como un desahogo.

                Fíjate, empezó a platicar mi marido, tenía unas dos semanas, de aquel 8 de diciembre que me di cuenta, ella me dijo que no quería pasar las fechas navideñas que estuviéramos mal. Así que hizo una cita con el médico, yo no sabía, solo recuerdo que eran como las 9 am, que me buscó en la sala, estaba viendo la tv, y con esa dulce voz que adoro, sí, aunque estaba molesto, no dejó de cautivarme su voz, su sonrisa, su mirada, sus piernas, su…. Ya no sigo. Lo que quiero decir es que me dice.

                Tengo que ver al médico, me va a hacer un examen, me gustaría me acompañes, anda, sí, de favor.

                Con esa vocecita, esa mirada y… Traía puesta solamente, una camisa mía y sus zapatillas. No pude decirle que no.

Nunca me imaginé que me pediría.

Ven me dijo, me llevó a la recámara, tenía una jarrita con agua, y…… y….. la lavativa. Para quienes no sepan, es un tipo de jarra con una manguera y una cánula, que se introduce en el recto y sirve para dejar limpio con agua.

                Te imaginas Ruperto, checa sus piernas sus nalgas.

Aquí mi marido me agarró, sentí que estaba muy emocionado, me agarró, me dio la vuelta y me hizo que me empinara, yo lo hice encantada, y levantó mi falda, Ruperto pudo ver mi parte inferior de la cintura para abajo, él exclamo, que pinche puta es tú mujer, esta super rica.

                Pues después de eso, salimos al consultorio, llegamos, nos recibió y entramos.

                Tan pronto estábamos cruzando la entrada, el médico le dijo, anda Lucerito, ahí sabes donde está la bata, ya sabes como.

Mientras ella entró, nos dirigimos al escritorio, el Dr. me dice, tome asiento allí. Se que lo que pueda pasar ahora, será una experiencia algo fuerte, le pido de favor que no se me enoje, para eso, le tengo está pastilla, es un tranquilizante, no le pasará nada, solo le permitirá soportar lo que hasta ahora no lo ha hecho de su esposa, además de que más tranquilo, podrá comprender mejor todo, confíe en mí por favor. Lo hice, la tomé, no fue rápido el efecto, pues al verla salir, una bata, con la parte abierta para adelante, que le llegaba unos centímetro, quizás unos 10 debajo de su entrepierna, el médico, se acerca a ella, con una sonrisa, le habré la bata y pone su mano en el vientre, sentí que los celos me volvían loco, así que después, él colocó su mano en su pecho izquierdo, le sobó un poco, o a decir la verdad, se lo acarició, ella, su reacción fue de poner la mano encima de la de él, y seguir el movimiento que hacía acariciándola.

                Entonces le dice, Espera Lucerito, primero déjame tomarte la temperatura, para saber que tanto sube, cuando estás muy caliente, así que el doctor….

Será mejor al final que termine esta parte, mejor sigo con mi amigo.

                La experiencia y comentarios que al final le hizo el doctor a mi marido, le hizo dudar un poco en divorciarnos, pero sí lo dejó pensativo unos días, así que, recomendada por mi médico, me sugirió invitar a un amigo a la casa, seducirlo y tener sexo, pero con la variedad de convencer a mi esposo de que escondido, viera todo, así pudiera volar su imaginación.

                Tres semanas pasaron de la visita al médico, a que logré convencerlo, había hecho mi esposo un agujero en la puerta, muy pequeño claro, que de ahí podía verme con el amigo.

                Llegó puntal, lo pasé, me pregunto si estaba sola, le dije que no, estaba mi marido pero en otra parte, así que le dije que se sentara, eran como las 6 pm, le ofrecí una cuba, le puse la mano en su pierna, el respondió con abrazarme y besarnos, mientras esto, yo subí mi mano a su entrepierna y le empecé a acariciar su verga, que por cierto muy dura y se notaba grande.

Al sentirme, abrió un poco las piernas, cosa que aproveché para sobarle su bulto en todo, hasta sentir en mis dedos la parte posterior, él bajó un poco y me besaba el cuello, un poco más abajo, hasta sentir su boca entre mis pechos, así le dije, anda, son tuyas, chúpame, así lo hizo, abrió mi escote y sus labios buscaron mi pezón izquierdo, lo tomo con sus labios y empezó a succionar….aaaaa que delicia, mi mano se alborotó y empezó a agarrarle su verga, me dice, espérame, se ve que estás poniéndote caliente, me lastimas un poco, disculpa es que sí, me excitas mucho, se despegó un poco, era para bajar su cierre, se la sacó y que rica verga salió de ahí. Estábamos en eso durante algunos minutos y de repente como que se le aflojó, de lo erecta se hizo algo flojita, me extrañó, ¿qué pasó? le pregunté, te digo ¿qué pasó y no me lo tomas a mal? Dime, claro que no. ¿Es que he estado preocupado de tu marido si llegara, ¿te imaginas? No quiero tener problemas.

Entendí lo que pasaba y entonces hice algo.

Mira Ray, no te preocupes, la verdad es que mi marido nos ha estado viendo todo este tiempo… le expliqué todo, al final, abrí la puerta y le dije a mi marido que pasara, se sentara y nos viera.

Así empezamos de nuevo. Hicimos la escena de entrar saludarnos etc.

Te imaginas Ruperto, ¿lo que fue en esos momentos para mí?

                 Ver a mi mujer que alguien la manoseara….

                Ya, mejor sigo escribiendo.

Entra Ray, le saludo con un beso en la mejilla, cerca de los labios, pasa le dije, se sentó en la silla, ya no en el sofá, como que cohibido por mi marido, prefirió la silla del comedor, me acerqué, y para que tomara confianza, le tomé la mano, la puse en mi pierna, anda dije, acaríciame, no te de pena, así, poco a poco, fue agarrando confianza y sentí, mientras lo besaba como subía su mano y me acariciaba mi entre pierna, después sus dedos buscaron mi hoyito, entre la pantaleta, sentí su dedo tratando de meterse, y lo sacaba y bajaba y sentía su dedo en mi vagina, y después d nuevo a mi culito.

Me dijo mi esposo, que cuando pasaba eso, él veía como mis piernas se medio doblaban, mis ojos se ponían en blanco mi boca se habría en forma de o y el sonido era un aaaaaaaah, largo, se cortaba y de nuevo.

Yo no recuerdo eso, pero bueno, tan excitada estaba… Y claro, pues era la primera vez que alguien me cogía con permiso, disfrutaba al máximo.

Después de unos minutos manoseándonos, le dije, anda cógeme, méteme tu verga, anda, entonces el se levantó, ya se había acostumbrado a mi marido, me agarró de la cintura y empujó de la espalda, me acomodé en la mesa empinada, sentí como tomó mi pantaleta, la bajó, yo levanté una pierna, él la retiró, después la otra y quedé libre, así pude abrirme de piernas, y cerré los ojos, recuerdo que mi corazón latía bien rápido, pues era doble, el sentir la verga dentro, y saber que mi marido estaba viéndome, pensar si se estaba excitando, en fin tantos sentimientos que no sé que era más o que era menos. La verdad, ustedes hombres, tienen que tener siempre presente… a nosotras, no nos entiendan, compréndanos.

Interrumpe mi marido, Te imaginas Ruperto, como te puedes sentir, viendo como un fulano agarra a tu mujer, la levanta, ella dócil acepta, obediente, abre sus piernas para la cola y espera que se la metan. Él, la agarra de las caderas, le pone la punta de su verga y con todo se la mete, ella lanza un gemido de placer, y después en cada envestida, ella gime, grita, y le dice.

Así amor, cógeme, métemela, soy tu puta, disfrútame, mis nalgas son tuyas, mi panocha también, anda disfruta mis pechos…

                Pues eso duró hasta como la 1 am. Ray se quedó en casa.

Desperté como a las 8:45, vi que mi marido estaba dormido, no pude aguantar, fui a verlo, estaba acostado y no aguanté la tentación de meterme entre sus cobijas, él me abrazó y ahí empezó de nuevo todo. A las 12 se fue.

                Ya más tarde, me dijo mi marido, que sintió cuando me levanté, se asomó y vio como estábamos cogiendo, estuvo observándonos, se excitó verme como me cogía, así empinada, desnuda, cuando me metió su verga por mi culo, y yo gemía de placer movía mi cadera y le pedía que me la metiera con fuerza.

                Fue una esperanza lo que me dijo. Se imaginó como estaba cogiendo, y se excitó, no sintió tantos celos, fue una mezcla de celos, excitación y deseos.

                Cuando se fue, me dijo, anda pinche puta, báñate, quiero meterte la verga, yo sonreí, y con mucha felicidad hice eso, me bañé muy bien y me fui a donde é estaba, solamente con mis zapatillas rojas puesta.

                Fue algo increíble, estaba más excitado que normalmente, después me confesó que fue por verme coger con Ray que lo excitó mucho. Creí en ese momento que estaba logrando su apoyo y dejar a un lado, o mejor dicho olvidado lo del divorcio. Así fue.

                Me preguntó que cual era el siguiente paso.

Mira, le dije, será así.

                Ese sábado, estaba yo muy emocionada, algo decía que sería el último paso para lograr el apoyo de mi esposo.

                Dieron las 7 pm y sonó el timbre, fui a abrir y era Ray con dos amigos.

                Te imaginas Ruperto, dijo mi marido, el pensar que no iba a ser con uno, ¡¡¡sino con tres!!!

                La verdad, a esas alturas, me excitaba y me ponía celoso, dijo mi marido. Pero más, me excitaba, así que yo mismo reconocí que eso era algo formidable. Y en esta última experiencia lo comprobé.

Continuará…