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El jovencito curioso

en Gays

Un relato que leí hace muchos años

Mi nombre no tiene importancia, me costó decidirme a contar lo que me pasó, se que no estuvo muy bien pero la calentura pudo más. Soy un hombre de complexión fuerte, mido 1.80 de alto, piel blanca, pelo negro azabache, ojos café claro, pelo corto, peso 81 Kilos. Tengo 30 años, estoy casado desde hace un año y con una hija de 1 año también.

Sólo una vez tuve un encuentro sexual con un chico que se llamaba Manuel. Desde ese día tengo la fantasía de estar con un chico, pero nunca me atreví a hacerlo. Años después me casé, no sé si enamorado enamorado o más bien por mi hija. Hace dos meses que nos cambiamos a una nueva urbanización donde habíamos comprado un chalet individual .

Un domingo casi recién llegado veo salir de la casa de mi vecino un muchacho, digamos jovencito, en una bicicleta de montaña. Era rubio de ojos azules y ya formando. Me pareció atractivo. En la tarde recibimos la visita de la familia vecina, con ellos venía este chico que se llama Cristian, todos simpáticos y dicharacheros. A mi señora le agradó la compañía de madre y a mí la compañía de los varones, padre e hijo. Son los dos bastante atractivo. El padre tiene 33 años, se casó de penalti con su señora cuando ella tenía 21.

Pasaron dos semanas y ya éramos amigos íntimos.

Un día nos invitaron a jugar a las cartas en su casa. Estábamos en la mitad del juego y me di cuenta que había olvidado mi móvil. Me disculpé pues esperaba una llamada importante, y levantándome de la mesa fui a buscarlo.

En la puerta de la casa de los vecinos estaba Cristian.

¿Mi padre está en casa? - Me preguntó.
Sí - le contesté.
¿Y ya te vas?
No, He olvidado el teléfono y voy a buscarlo.
¿Tienes ya Internet?
Si ya me la han instalado
¿Podría usar su ordenador? Verás es que en mi casa todavía no tenemos conexión y tengo que leer unos correos del profesor. - me aclaró.
Bueno vale. Acompáñame.
Entramos en casa le conduje a mi despacho y le encendí el ordenador

Bueno aquí lo tienes.¿Quieres una Coca Cola? - le pregunté
Si muchas gracias. - me dijo
Tras llevarle le la bebida me dirigí al baño a orinar. Recordando al muchacho me di cuenta su parecido con Manuel y eso hizo que me empalmara. Sacudiendo la cabeza me dije, pero es casi es un niño e intenté borrar de mi cabeza esas fantasías.

Al volver a mi despacho le encontré chateando.

¿Que nos vamos? - pregunté.
¿Puedo quedarme un poco más? Es que estoy chateando con los colegas.- me rogó con ojitos de carnero degollado.
Esta bien. Yo me voy. - le contesté encaminándome a la puerta.
Estuvimos en de visita hasta altas horas de la madrugada. Ya eran las 2:30 de la madrugada cuando volvimos para la casa. Al entrar Cristian al parecer nos escuchó y salió rápidamente del despacho, me dio las gracias y se fue.

Al día siguiente recibimos la noticia que la madre de mi señora estaba enferma y me dejó sólo cuidando a la niña. Sin nada que hacer me puse a revisar mi correo electrónico. No se por que curiosidad malsana se me ocurrió buscar en los archivos temporales de Internet lo que había estado haciendo Cristian la noche anterior. Sorpresa, páginas de porno gay. Miré a la papelera y vi unos Klinex arrugados.

Así que el jovenzuelo se había estado aliviando en mi despacho- pensé divertido.
Navegue por todas las páginas que había visitado. Las fotos y los relatos que vi me pusieron a mil. No sabía qué hacer ni pensar ya que había entablado una buena amistad con su padre. Debía decírselo o callar. Finalmente borré todo de mi PC y me dediqué a preparar la comida. Cuando estaba en plena faena sonó el timbre. Eran los vecinos

Tenemos que salir a resolver unos asuntos con urgencia.¿Te podrías quedar con Cristian y darle de comer?. Sabemos que no está tu señora pero no tenemos comida en casa y no podemos dejar al chaval en ayunas..
Cristian no me miraba a los ojos, sólo miraba el suelo.

Está bien, si él quiere quedarse, ya estaba preparando la comida pero le agrego más agua y listo. - les dije alegremente
¿Te quedas con Martín? - le preguntaron sus padres
Bueno vale - contestó el muchacho
Muchas gracias. Te debemos una - me dijeron agradecidos marchándose apresuradamente.
Nunca me encontré en situación tan embarazosa. Me dolía hasta el estómago, no sabía qué hacer ni qué decir, el chico solo miraba la TV sentado en la alfombra. Yo sentado en el sofá le observaba

¿Tienes hambre ? - le pregunté para romper el hielo.
No la verdad que no mucha - me dijo sin volver la cabeza.
¿Que tal anoche chateando con tus amigos? - le pregunté únicamente para seguir la conversación
Se puso muy nervioso con esa pregunta, solo me miró y dijo

Bien
El morbo se apoderaba de mi. Continué emplazándole.

¿Como no me enseñas las páginas que visitas?. Supongo que te gustan los juegos al igual que a mi.
De nuevo me miró y bajó la cabeza.

¿Que pasa? - le pregunté
Nada. - me contestó
Me pareció que se ruborizaba.

¿Bueno, qué opinas? ¿Me las enseñas?
Mejor dime tú alguna - me respondió presuroso
Está bien, tengo unas geniales. Pero vamos al ordenador de mi habitación. El del despacho está actualizando y le llevará un buen rato - le mentí.
Nos dirigimos al dormitorio, encendí el PC y me dispuse a navegar por Internet. Cristian se sentó junto a mí. Vestía unos pantalones de deporte cortitos y una sudadera blanca. Le mostré unas páginas que por lo que noté en su mirada, no eran de su agrado. Ya no sabía qué hacer para que mi huésped se sintiera más cómodo e ideé una estrategia.

Voy a salir a comprar unos refrescos. Si quieres navega un poco mientras vuelvo- le dije marchándome y dejándole solo.
Después de un rato de dar vueltas por las esquinas me dirigí de nuevo a casa. No entré por la entrada principal, salté el seto entre su casa y la mía. Y dirigiéndome a la puerta trasera entre por la cocina. Me quité los zapatos y subí al segundo piso donde estaba. Me colé por la puerta del baño que da al pasillo y me dispuse a observar por la que comunica el baño con la habitación.

La entreabrí un poco. La luz estaba apagada, no podía descubrir que lo espiaba. Como supuse estaba viendo hombres desnudos y en pleno acto sexual. No pude evitarlo, ver al chico tocarse el pene con esa calentura hizo que se me empinara la polla.

Mi vecinito es un guapo mariconcete- me dije complacido.
Lo seguí observando. A ratos paraba de cascársela y miraba por la ventana apartando los visillos para ver si yo regresaba. Los dos nos la machacamos frenéticos. De repente se levantó y se dirigió al cubo de la ropa sucia que estaba en una esquina. Rebuscó extrayendo una prenda. Me quedé de piedra cuando me di cuenta de que eran unos calzoncillos míos. Los empezó a olisquear mientras se tocaba el pito. Era demasiado ya no podía aguantar más.

Salí del baño y encendí la luz del dormitorio. El jovenzuelo se volvió y me miró asustadísimo. Ocultó rápidamente a su espalda mis calzoncillos pero no pudo apagar el ordenador. En ese momento comenzó a llorar y a suplicarme que no dijera nada.

Solo estaba mirando. Sentía curiosidad. Quería saber como se lo montan los gays - me dijo gimoteando.
Le mire circunspecto mientras el joven lloraba. Luego, compadeciéndome de él le dije.

No pasa nada. Eres un chico y a esa edad no se sabe bien lo que se quiere. Y es normal que experimentes.
Tenía curiosidad simplemente - me contestó mientras se secaba las lágrimas con la mano.

No obstante quise aprovechar la oportunidad y comprobar si al mozalbete le iba la marcha.

Tranquilo,está bien. De hecho a mí también me gustaría saber de qué se trata estas páginas - le dije sonriente.
Le hice que se sentara a mi lado y comencé a retroceder las web. Eran unas imágenes de unos tios buenisimos.

Tienes buen gusto - le dije
Me miró avergonzado.

Durante un rato estuvimos viendo las páginas porno. Había fotos y vídeos de hombres dándose por el culo, haciéndose mamadas, en toda clase de posturas. Me comencé a calentar con lo que veía en la pantalla y mirando las piernas desnudas del muchacho. Mi vista subió hasta su pubis donde se le marcaba un considerable bulto. No lo pude evitar, mi mano se posó en su muslo, suave y terso como el de una chica pero con formas de un hombre. Se la comencé a tocar hasta llegar al borde de su pantalón corto. Cristian se movio inquieto y el asiento chirrrió. Entonces le dije

Ese taburete está un poco desvencijado y se puede romper, ademas creo que no ves bien tan ladeado, siéntate en mis piernas. Pero primera apaga la luz de techo,con la lámpara del escritorio ya es suficiente.
Me miró a la cara y bajó su cabeza como de costumbre, se levantó y apagó la luz quedando el cuarto en penumbra. Aparté la silla y sin decir nada se sentó en mi pierna izquierda.

¿Te gusta lo que ves? - le pregunté.
No
Sabía que mentía su rabo empalmado se dibujaba en el pantalón. Lo abracé con mi brazo izquierdo. Estaba sentado con las piernas abiertas sobre la mía y con la mano derecha continué las caricias en su muslo. No podía detenerme, tenia que seguir. Subí pasando la barrera del final del pantalón y toqué más arriba. Le acaricié por entre las piernas deslizando mi mano en busca de su sexo. El muchacho retrocedió un poco para esquivar mi avance. Lo logró, pero insistí nuevamente y lo conseguí. Su polla estaba a tope. Durísima.

Comencé a frotarla por encima del pantalón y así estuve durante un buen rato. Decidiéndome tomé su mano convocándola justo en mi entrepierna sin tocar aún mi pene. Pero Cristian comprendió lo que pretendía, sin decirle nada, comenzó a masajearme el paquete. Nunca experimenté algo así: Era una mano inexperta pero muy sutil y acariciadora. Empezó a masturbarme a través de la tela de la misma forma que yo lo estaba haciendo.

Miré la pantalla del ordenador, estábamos en la misma página desde hacía ya bastante rato y ninguno de los dos prestaba atención a los tíos que follaban en el vídeo. Acercándome a su oído y le susurré

¿Te gusta?"
Negó con la cabeza. Yo cabreado le dije

Como me vuelvas a mentir, todos sabrán de tus inclinaciones, "¿Me oyese?"
Sí -, me contestó
Bien, te preguntaré nuevamente, ¿Te gusta?"
Sí, sí me gusta. - confesó al fin entre jadeos
¿Yo te gusto?
Sí me gustas - me dijo mientras se derretía con mis caricias.
¿Te gusta mi polla?
Sí, me encanta. Es muy grande - dijo mientras me la apretaba.
¿Quieres que nos hagamos una paja?
Sí, si. - dijo ansioso
Apagué el ordenador y nos levantamos quedando uno frente al otro.,.

¿Has besado a alguien en la boca? - le pregunté.
No, una chica trató de hacerlo pero no la dejé.
¿Quieres que te bese?
Bueno.- me respondió tras dudarlo unos instantes
Fue entonces cuando le besé. Creí estar en el cielo, su boca jugosa, sus labios carnosos, su lengua buscando la mía, su corazón latiendo a mil. Le fui empujando con suavidad y le recosté en mi cama sin dejar de besarle, lo miré en la penumbra y le volví a preguntar

¿Quieres que lo hagamos?
Sí- , y me besó intensamente.
Tomé sus manos convocándolas por encima de su cabeza. Le olí intensamente disfrutando de la fragancia a chico bien aseado. Todo el exhalaba limpieza. Dejando las manos arriba comencé a quitarle la sudadera. En la oscuridad se vislumbraba un lampiño pecho blanco, levemente iluminado en la penumbra de la habitación. Besé su ombligo, su vientre, chupé esos rosados pezones con sabor a hombre casi niño, una mezcla que me fascinó

Luego asalté sus piernas, quería dejar lo mejor para el final. Acaricié su tersa y suave piel, las besé. Le quite las zapatillas y los calcetines. Tenía unos pies bonitos y perfectos, les di un masaje y le chupé un dedo. Su sabor era una mezcla salada y dulce. Lamí su planta, sus tobillos, y lo miré a los ojos

Eres bellísimo - le dije
Sonrió y cerró los ojos. Besando sus piernas me dirigí al pantalón, desaté el nudo del cordón y le bajé la prenda. Para los que les gustan los chicos creo que no hay nada más excitante que uno en calzoncillos blancos. Le manoseé el paquete y exhaló un suspiro. Por encima de la tela le mordisqueaba el pene y olfateaba a ese machito en sazón. Sin querer pensé en su padre. ¿Tendría las mismas formas que él? Al imaginarlo me calenté aun mas.

Le quité los calzoncillos y se dejó ver un pene más bien pequeño, blanco, sin circuncidar, testículos tan blancos que se dejaban ver sus venas y con una fina lanilla cubriendolos. Les pasé la lengua para saber el sabor pues ya el olor me volvía loco. Rico, más rico que cualquier sabor de mujer que haya probado.

Tomé con mi mano su pito y frotándolo con suavidad un momento. Lo metí en la boca succionando como un bebé una teta. Cuando se la estaba mamando sentí como su joven cuerpo se estremecía. Su suave capullo latía intensamente en mi boca y con mi lengua peleaban por quedarse en ella. Era un pequeño mástil aquel pene novicio, trataba de doblarlo con mi lengua pero estaba duro como una piedra. Seguí succionando, sintiendo ese sabor de macho recién crecido. Con mi lengua comencé a batir en retirada la piel que protegía la punta del falo.

Era su primera vez y su virginidad era mía. Por un momento me dio miedo ya que su corazón palpitaba desaforadamente. Yo estaba tan caliente que, cosa que nunca me había pasado, estaba a punto de venirme en los pantalones, sin que él me hubiese tocado.

No se si el muchacho lo percibió porque tomó la iniciativa y me lanzó a la cama. Comenzó exactamente como yo lo había hecho. Me desabotonó la camisa procediendo a quitarmela, tocó mi pecho y me abrazó como quien abraza a un amante. Empezó a besarme por todo el pecho descendiendo hacia los vaqueros, soltó el botón, bajó el cierre. Mi pene estaba a reventar casi saliendo del pantalón. Me bajó la prenda y quedé sólo en calzoncillos.

Nuevamente prosiguió con las mismas pautas que yo había utilizado con él, mordisqueando mi pene y los testículos a través de los calzoncillos. Notaba como mojaba la tela con su boca. Tras empaparme la prenda me la quitó. Pude comprender su asombro, hasta yo quedé impresionado, nunca en mi vida había experimentado una erección tan potente. Mi verga es considerable pero en esta ocasión era un auténtico cipote. Larga y gorda como nunca la había visto.

Estaba excitadísimo y sólo deseaba que se lo metiera en la boca. Lo fue haciendo inexpertamente pero al mismo tiempo en forma deliciosa. Mi joven amante jugaba con su presa. La masturbaba, le daba besos, la trataba de tragar toda ella sin conseguirlo.

¿Te atreverías a tomar de mi leche?¿Sabes que es? - le dije eufórico.
Sí, pero no sé si me gustará - me respondió un poco dudoso.
¿Yo te gusto? - le pregunté
Si
Pues si te gusto mucho, todo lo mío para ti será sabroso.
Y me la empezó a mamar. Le guiaba con mis manos y él se ayudaba con las suyas tomando la base de mi pene, Me estaba dando un placer inenarrable. Cada vez me daba más y más gusto.

Así mi ricura, así, chúpala toda que es para ti mariconcete. Dale más, chupa, que es toda tuya,
- Haaa haaaa, hauuuu ,aaaaah haaa
Si mamamela entera. Chupa más, cometela te lo ruego.
Haaa ummmm qué rico chupas haa ffff
Fue la mejor corrida de mi vida. Cuando lo miré tenía la boca llena de leche y el muy goloso la saboreaba. Le miré a los ojos y le pregunté

¿Te gusta mi leche?
Sí, está rica, mmm" - me contestó relamiéndose.
Lo besé, me abrazó y nos tumbamos en la cama. No soltaba mi pene y yo lo tomé de la cintura bajando mi mano para tocar su trasero. Dios que suave, duro y respingón

¿Serás mío? -le susurre
Siempre que quieras.
Le toqué el trasero y le volví a preguntar.

¿Y ese culo será mío?
Bajó la mirada a mi cipote y me dijo

No creo que pueda soportarlo dentro - me contestó angustiado.
Le tranquilicé y le dije que cuando se sintiese preparado para ser completamente mío me lo dijera . Sugerí que nos bañáramos juntos antes que sus padres lo recogieran.

Ya en la ducha los dos, le observaba, era tan sólo crío que probaba cosas de grandes. Nuevamente se me pasó por la cabeza si su padre sería como él, pero en versión crecida, sólo había una forma de saberlo, preguntando.

Cristian, te puedo hacer una pregunta?, ¿Siempre te han gustado los hombres?"
Bajó su cabeza y me contestó,

No siempre, lo que pasa es que una vez vi a un chico amigo mío que hizo esto con un hombre y quería saber qué se sentía.
¿Y te gustó?
Sí, mucho, pero faltó algo que no me atrevo a hacer.
Sí, lo entiendo - le dije.
¿Me puedes contar la historia? ¿Quien era el chico que viste haciendo esto? - le pregunté curioso.
Bueno, se llama Javi es un poco más joven que yo. Le invité a mi casa una vez a dormir. Al día siguiente me fui a clase temprano, Javi se quedó en la cama pues tenía clase por la tarde. Mi madre se fue al trabajo y mi padre también.Cuando llegué al colegio no me dejaron entrar porque llegué tarde y me tuve que volver a casa.
¿Y qué pasó?
Al llegar la puerta estaba cerrada y trepé por el emparrado como suelo hacer, entrando por una ventana del segundo piso. Javi no estaba en mi cuarto. Cuando estaba cambiándome de ropa oí unos ruidos desde la habitación de mis padres. Pensé que estaban robando y me deslicé con cautela, me puse a espiar por la rendija de la puerta. Era mi padre con Javi
¿Tu padre? - le dije asombrado.
Sí, le pasaba su lengua por el trasero y luego le clavó la polla por el culo. A Javi no lo veía bien, pero mi padre disfrutaba un montón. Sus huevos se bamboleaban mientras se la metía y sacaba sin cesar. Mi padre resoplaba como un animal. Javi daba pequeños grititos. Luego de un rato creo que se corrió porque se salió de él y se fue a duchar. Entonces pude ver claramente a mi amigo, estaba tirado en la cama con las piernas abiertas y por el ojete totalmente abierto se le salía un líquido blanquecino. Tras unos instantes tocándose el culo con la mano se levantó y volvió a mi dormitorio con cara de alegría. Desde ese día no ha vuelto a ir a mi casa.