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Tormento y Éxtasis en el Viejo Almacén

en Gays

Leer Antes "En el Viejo Almacén" y "Regreso al Viejo Almacén"

Cuando aquel gordo seboso se acercó a mí me levanté con dificultad. Después de haber sido sodomizado por los dos machos anteriores mi cuerpo estaba exhausto. Por esto no iba a pasar. No estaba dispuesto a que aquel gordo con la camiseta asquerosa me metiese ese rabo deforme por el culo.

  • No se acabó - le dije furioso.

  • ¿Como que se acabó? ¿Igor qué quiere decir este Maricón?

Igor se incorporó del sillón y se dirigió con parsimonia hacia donde yo me encontraba. Me miró con esa mirada suya de macarra, de chuloputas para ser más preciso, que tanto me calentaba y producía en mí tal desazón que siempre sucumbía ante sus deseos.

Pero esta vez no estaba dispuesto que fuera así.

  • He dicho que no y es no. Le dije - muy serio.

Siguió avanzando hacia mi y su diente de oro brilló en su sonrisa de medio lado.

  • Tu has visto a ese tío. Es un auténtico cerdo. Además mira que rabo deforme tiene. Ya he cedido con los dos anteriores. Pero este no me folla. Esa paso no cabe por ninguna puerta te lo aseguro. - argüía intentando convencerle.

El cabrón del gordo tenía una polla que no era muy larga pero su grosor era una auténtica deformidad. Era como más ancho que una berenjena de buen tamaño. Y mi culo aunque ya estaba bien trasegado todavía no estaba acostumbrado a semejantes enculadas.

Igor llegó a mi lado y agarrándome por la barbilla adelantó su cara y me besó. Su lengua se movió obscenamente en mi boca. Cuando acabó me mordió con fuerza el labio inferior  y lo mantuvo entre sus dientes. Su mano agarró mis cojones y los estrujó salvajemente. Grite mientras el sabor de la sangre inundó mi boca. Al fin me soltó.

  • Cuántas veces te he dicho que tú harras lo que te orrrdene. Errres mi rrramerrra. Mi marricona. Y Harre con tu cuerrpo lo que quierra.

  • Esto se acabó. No quiero seguir tu juego perverso. No me importa que me pegues o que me rajes o incluso que me mates. No estoy dispuesto a soportar una humillación más. - Le dije mientras me limpiaba la sangre que manaba de mi labio.

Retrocedió un paso y pense que me iba a golpear de nuevo. Pero sonrío con malicia e introdujo la mano en el bolsillo de su pantalón. Pensé asustado que iba a sacar la navaja y rajarme allí mismo. Pero no fue así. En su lugar sacó su móvil.

Lo puso en marcha y lo plantó ante mis ojos

Con los ojos desorbitados me quedé mirando la escena que reproducía.

Era yo lamiéndole  la polla al gordo mientras el negro me daba por el culo. Se oían los jadeos y gemidos y de repente sonaron nuestras palabras

  • Dios que gusto. Que bien lo haces . - se me oyó exclamar

  • Gustar como lo hace  Kahlil

  • Si mucho. Jodes como los ángeles, cabrón. Sigue dandole que me estas matando de gusto - le decía mientras suspiraba.

  • Tu tienes un culo bien bueno. Me gustar follar a ti..

Aquel cabrón me había estado grabando mientras aquellos hombres me follaban. La cara de satisfacción que reflejaban las imágenes hablaban bien a las claras que estaba gozando mientras me empitonaba el negro. Evidentemente nadie se podría creer que aquello no fuera sexo consentido. Más que consentido, deseado, y claramente disfrutado.

 

  • ¿Crrrees que esto quedarrra bien en Interrrnet? ¿ Que pensarran tus papás? Su hijito poniendo el culo como una zorra ¿ Y tus amigos? A lo mejor les gusta y conquistas nuevos amantes. ¿Y esas novietas tuyas? ¿ Pensaran que las has engañado? ¿Quieres que lo suba y vemos a ver que pasa?

Un sudor frío recorrió mi cuerpo. Estaba en sus manos, a su merced. Y sabía que aquel ser despreciable no tendría ningún reparo en cumplir sus amenazas. Las lágrimas se descolgaron por mis mejillas y comencé a gimotear.

  • No serás capaz. ¿Verdad que no lo harás? Siempre me he portado bien contigo. Por el amor de Dios Igor no me hagas eso. Me destrozaras la vida. Ten piedad de mí. Te lo ruego. Te lo suplico - le decía entre llantos.

Con el ceño fruncido me miró de arriba abajo. Se rascó la cabeza con una mano. Por un momento pensé que cedería a mis súplicas. Pero no fue así.

  • Lo siento. He hecho un trrrato con mis camarrradas. Les prrrometí que te follarrrían todos y asi ha de serrr. Igorr es fiel a su palabrrra.

  • Pero me tiré a dos. Déjame que rechace al último. Tal vez otro día - intentaba negociar.

  • No. Ha de serrr hoy es el trrrrato. - respondió inflexible.

  • Pero tú has visto ese rabo. Eso no coje en mi culo te lo aseguro. Me desgarrará. Tendré que ir al hospital y saldrá todo a la luz. - intentaba amedrentarle

  • Ya no errres una virrrgencita. Tienes el agujerrro bien estirrrado. No habrrra problema. Dejame verrr- y se acerco a mi.

Aproximó su mano a mi culo y sin ceremonias me metió de un golpe todos los dedos. Sentí como la leche de las anteriores corridas manaba y se deslizaba por su mano.

  • Estas bien mojada. Parrrece el coño de una yegua en celo. Entrrrarrra.

  • Te aseguro que no. Eso vale por dos pollas y de la buenas

Se quedó pensativo reflexionando durante algunos segundos. Al fin me dijo

  • Déjame que Igor te prepare. Veras como te dilato lo suficiente para que lo puedas hacer.

  • No Igor, no, No puede ser me destrozaras. - le dije suplicante

  • Ven Igor siempre te supo hacerrr.

Y cogiéndome por la mano me condujo hacia el sucio colchón que tenía por lecho. Mientras caminaba yo apretaba el culo para evitar que la lechada que llevaba en mi interior se escurriera por mis muslos. Mire hacia atrás y vi a los otros mirando expectantes el desarrollo de los acontecimientos.

Igor se acostó sobre a su espalda y mientras sonreía me dijo.

  • Ven Rrrreina Morrrra Chupasela a tu hombre.

Sumiso me arrodillé entre sus piernas y le desabroché el botón del pantalón. Luego con suavidad baje la cremallera y aparte la ropa. Dormida en una una mata pelos estaba la polla que me había desvirgado. El rabo infernal que pervirtió mi vida. La verga que desató en mí por primera vez el morboso e irrefrenable deseo de ser poseído. Ahora lánguida parecía inofensiva. Como una bella durmiente en su lecho, aguardando el beso del príncipe que la despertara. La cogí y percibí su calor en mi mano. La suavidad de su piel en mis dedos. La acaricié dulcemente. Luego agaché la cabeza comenzando  a besarla y lamerla.

Poco a poco se obró el repetido milagro. Fue creciendo hasta convertirse en aquel cipote que me volvía loco de pasión. El que me descubrió un mundo de goces prohibidos. El que había convertido mi culo en un pozo insaciable de placer.

Me meti el glande en la boca y con mi lengua y mis labios pude comprobar el sedoso tacto de su piel.

  • Que bien la chupas. Esa boquita es un porrrtento. Mira ya como me has puesto. Serrrias capaz de hacerse empalmarrr a un muerrrto.

La mamaba con placer mientras me hablaba. Siempre me había sorprendido el dominio del lenguaje que tenía Igor. Un dia me conto su historia y descubrí que era un hombre cultivado. Y desde luego con su palabra y con su hipnótica voz fue como me hechizó. Aunque su maravillosa polla fue en definitiva la que me esclavizó.

Cuando su rabo adquirió la dureza necesaria apartó mi cabeza y me dijo

  • Siéntate sobrrre mí. Clavate tu mismo mi polla. Quierrro que me cabalgues.

Me puse a horcajadas sobre su cuerpo. Cogí su rabo y sitúe la punta en mi entrada. Luego me fui dejando caer mientras su cipote penetraba con suavidad en mi.

  • Que mojado estas. Que bien entrrra. Ves como ese culo tiene muy buenas tragaderrras.

Efectivamente, lubricado por el semen de las anteriores cogidas, su polla se deslizaba con suavidad en mi interior, de manera que en breves instantes mi cuerpo tocó el suyo y me quede sentado sobre el. Suspire profundamente.

Era la primera vez que lo tenía debajo. Nunca antes me habia dejado tomar la iniciativa. Ahora era yo el que imponía el ritmo. Una nueva sensación de poder se apoderó de mí. Mientras le cabalgaba le miraba desafiante. Le tenía a mi merced, estaba bajo mi égida. Era yo el que me lo estaba follando y él permanecía pasivo dejándose hacer.

Subía y bajaba frenético. Casi me la sacaba para metérmela de nuevo dejándome caer violentamente aplastándole el vientre. Estrujaba con mi esfínter su polla hasta casi estrangular su riego. Caracoleaba con su rabo dentro de mi . En definitiva estaba pletórico con mi posición dominante.

Igor permanecía impasible. Un brillo malicioso se observaba en sus ojos. Y una sonrisa burlona se dibujaba en su rostro.

  • ¿En qué estará pensando? - me dije

Me abrazó estrechamente contra el y me besó. Al fin la impenetrable fortaleza se rendía a la ternura, pensé.

Escuché unos pasos acercándose tras de mi. Torné la cabeza y vi como el cíclope se aproximaba. Cuando llegó se arrodilló a mi espalda

  • Vamos clavasela. Hay sitio parrra mas pollas - oí decir a Igor

Le mire a los ojos y aterrorizado le dije.

  • No los dos a vez no. No lo permitas Igor.

  • Callate marrricón. Verrrras como lo disfrrrrutas. Vamos a dilatarrrr ese agujero. No dices que lo tienes estrrrrecho. Entre Paco y yo te lo agrrrandarremos.

Intenté liberarme pero me abrazó con más fuerza. El cíclope puso su tranca en la entrada e intento penetrarme, mas no pudo.

  • No me es posible. Se cierra el muy cabrón - le dijo a Igor

  • Verrrras como lo abrrrrimos. Eh vosotrrros venirrrr a ayudar a abrrrirle la cancela. - Le gritó a los otros dos

Unas manos me agarraron las nalgas y tirando de los lados me las separaron. Sentí mi raja tirante como la piel de un tambor.

  • Dale ahorrra. Empuja sin miedo. Este culo lo aguanta todo. Te lo asegurro.

  • NO. NO NO LO HAGÁIS. PARAD, PARAD - gritaba yo desesperado

  • Clavasela de una puta vez - le dijo Igor a Paco

Su glande se apoyó en mi entrada y empezó a empujar. Aquello no conseguía entrar. Eran dos cipotes descomunales, ya era difícil alojar solo a uno cuanto más los dos a la vez. Mi agujero no daba mas de si. Pero de repente el muy animal dio un fortísimo empujón y su glande entró de sopetón. Fue como si me hubiesen arrancado las entrañas. Un dolor tan intenso, tan lacerante, tan insufrible que comencé a soltar alaridos como una bestia lanceolada.

  • AHGGGGGGGGG. SOCORRO. AYUDA. ME VAIS A MATAR.

Mis gritos se extendieron por el viejo almacén y el eco los devolvía acrecentándolos. Seguro que afuera se oían mis desgarradores berridos. Pero sabía que en aquel solitario lugar dificil seria que alguien los pudiera escuchar. Igor me tapó la boca con la mano. Apenas podía respirar, me asfixiaba. Desesperado le mordí con fuerza. Apartó la mano pero sin apenas darme tiempo a recobrar el aliento estrelló su puño en mi cara. Casi me desmayo

  • Amorrrdazar a esta zorrra - les ordenó a los otros

Me metieron en la boca un trapo sucio. Por su fuerte olor pensé que era un calcetín sucio y luego ataron una mordaza en mi nuca. Yo miraba con los ojos desencajados a Igor, había tal odio en su expresión  que bien pensé me mataría en aquel mismo instante.

  • Como te resistas serra peorrr parra ti. Serrra mejorrr que colaborrres. Estate quieto. Te darremos tiempo para que te acostumbres. Verrras como no es parra tanto.

Apenas podía respirar. De mi nariz manaba un líquido caliente que podría ser la sangre del golpe recibido. En mi esfínter  un dolor lacerante. Aquellas trancas clavadas en mis entrañas como un hierro candente; generaban un fuego abrasador. Mi culo latía espasmódicamente, provocando por reflejo que las dos pollas que alojaba lo hiciesen también. Estaba sometido a tal tormento que me sentía morir. Comencé a llorar desconsoladamente.

Yo solo era el culpable. Mi vicio y mi depravación me había conducido hasta allí. Sabía que la primera vez Igor me forzó, más luego era yo el que corría anhelante  en su búsqueda, deseoso de ser sodomizado, vejado y poseido enteramente por aquel macho que doblegaba mi voluntad. Gozaba con esos encuentros y cuanto más me deslizaba por la pendiente de la corrupción más morbosa se volvía la exploración del placer nefando.

Poco a poco, el sufrimiento se fue aminorando y se iba disipando como la bruma en las mañanas de verano. Aunque ambos permanecieron inmóviles durante largos minutos, de vez en cuando un pequeño movimiento estimulaba mi botón de placer. Mi polla se puso tiesa en contacto con el cuerpo de Igor.

  • Parece que la putilla empieza a disfrrutarr. - dijo al notar mi erección

Me sonrojé.

  • Venga vamos a follarnosla. Dale caña Paco. Metesela con suavidad no vayamos a romper el juguete. - añadió

Despacio pero sin pausa, el rabo del cíclope fue penetrandome. Sentía como mi piel se estiraba alcanzando tal grado de sensibilidad que mi interior percibía cada pliegue, cada roce que se producía en la lenta pero imparable invasión. Comencé a gemir dulcemente. apoyado sobre el pecho del Igor.

  • Ya está toda dentro. - dijo al fin el cíclope

Y así era. Note su bello acariciar mi piel y un cosquilleo recorrió mi espina dorsal. Lo que parecía imposible se había conseguido: Tenía aquellas poderosas vergas completamente alojadas en mi interior.

Entonces empezó el gozo. Comenzaron a moverse dentro de mi. A veces una se detenía mientras la otra me  me follaba. Otras las dos se movían a la vez y cuando una salia la otra se clavaba en mi. En ocasiones acompasaban su empuje y me follaban como si de una sola se tratara. Aquello era indescriptible  Nunca me imaginé el placer que me podrian proporcionar el tener aquellos dos rabos inquietos follandome a la vez. Seguro que me habían partido el culo, pero merecía la pena.

  • ¿Disfrrrutas marrricón?. Ya te dije que este culo necesita mucha polla. Más de la que te puedes imaginarrr. - dijo Igor mientras el cíclope resoplaba como un animal en mi nuca

  • Si. si. No pareis. Follarme. No os detengais ahora - le respondí entre gemidos

  • Vaya culo que te gastas. Esto es la cueva de Ali Baba. seguro que te caben mas pollas. Y pensar que  te asustastes por la tranca del gordo. La cabeza podría meter por ese hoyo y no te inmutarías. Eres la zorra mas calentorra que me he follado.

  • Menos hablar y más follar. Darle con ritmo cabrones. Que me estáis matando de gusto. - les conteste eufórico.

Estaba en la gloria. Con aquellos cipotes taladrandome como posesos. Aquellos cuerpos sudorosos aplastandome con sus empujes. Me caían goterones de sudor del tórrido contacto de nuestras pieles. El olor a macho en celo y a sudor era para mi un perfume embriagador que enaltecía mis sentidos. Mi culo se contraía y se dilataba sin esfuerzo;  en los pliegues de mia ano, un ardoroso deleite me tenía en una continua sensación orgásmica que iba y venia como las olas en la mar.

No se el tiempo que me estuvieron follando. Era como si el universo se detuviera y nuestros cuerpos permanecieran en un “perpetuum mobile ad eternum”

El ritmo se hizo frenético y sentí como una de las pollas empezaba a engrosarse y escupir su néctar. Esto desencadenó el clímax de la otra. Notaba como los trallazos de leche me inundaban. Mi culo excitado comenzó a trepidar expandiendo su convulsión por todo mi cuerpo. Al alcanzar mi polla, esta empezó a eyacular sobre el vientre de Igor. Era  terremoto de cuerpos, un continuo temblor de carne trémula. Mil latidos palpitaban por doquier. En mi culo, en nuestras vergas, en nuestros corazones. Fue un orgasmo infinito.

Al fin, exhaustos, caímos desfallecidos. Me encontraba aplastado entre los cuerpos poderosos de los machos que me habían montado. Pero a pesar de la opresión me sentía eufórico y extasiado. Pletórico por el placer alcanzado.

Tras unos minutos se salieron de mi. Quedamos tendidos boca arriba respirando trabajosamente intentando recuperarnos. Estaba feliz con uno a cada lado. Triunfante les cogí las derrotadas pollas con las manos. Nunca había alcanzado tan altas cotas de tormento y de extasis.

Una voz sonó sacándome de mi ensimismamiento.

  • ¿ Y cuando me toca a mi? ,- Oí decir al gordo con timidez .

Me tantee el culo con la mano. Un boquete descomunal ocupaba el lugar de mi antes estrecho agujero. De él manaba como de una fuente la leche de las numerosas corridas que había acogido aquella tarde.

Miré al gordo.  Me compadecí y sonriéndole le dije.

  • Esta bien. Ahora te toca a ti. Es tu turno.