miprimita.com

En el Viejo Almacén

en Gays

Mientras caminaba recordaba cuando algunos días atrás pasaba por aquel lugar. Acababa de llover y los charcos reflejaban la luz de la farolas. Aquel día tenía prisa y decidí atajar por el polígono industrial. La crisis había hecho mella en él. Casi todas las empresas estaban cerradas y en algunas calles ningún local tenía actividad. Un paraje desierto y abandonado. Sin personas ni automoviles.

Yo iba absorto en mi movil cuando de repente oí una grave voz delante de mí.

  • Tienes un Cigarrrrrillo. -

Alcé la vista de la pantalla y vi quien me hablaba. Era un tío alto y fuerte aunque delgado. Su pelo rapado muy corto, la barba cerrada de tres días y la cicatriz en la mejilla le daban un aspecto  inquietante.Sus ropas viejas, sucias y rotas le delataban. Muchos hombres del este de Europa trabajaban antes en las industrias del polígono. Yo sabía que, cuando cerraron, algunos se quedaron en las naves abandonadas a la espera de mejores tiempos.

  • No, no fumo - le contesté un poco cohibido ante su presencia

Se quedó allí plantado impidiendome el paso .Intente rodearle con la intención de  proseguir mi camino pero de un elástico paso se colocó de nuevo ante mi. Intente sortearle de nuevo más me detuvo colocando su manaza sobre mi pecho.

  • Déjame pasar tengo prisa - le dije sin poder evitar un tono nervioso al decirlo.

  • ¿Prrrrisa? ¿Dónde vas con tanta prrrisa?

  • Me esperan.- le contesté tajante

  • ¿Te esperrra tu novio? - dijo con tono sarcástico.

El rubor invadió mis mejillas. Eran muchos los que me catalogaban como gay. Mi aspecto andrógino contribuía a ello. Pero yo no lo era.

  • No tengo novio. - le conteste cortante

  • ¿Lo estas buscando? me preguntó

  • NO SOY GAY, GILIPOLLAS - Le grité

  • Bueno bueno no es necesarrrio enfadarrrrrse - me dijo

Le miré a los ojos furioso. Me estaba empezando a preocupar. Oteé en todas direcciones en busca de ayuda, pero aquello estaba desierto.

  • ¿Quierrres hacerrme compañia un rrrato? -  Y me guiñó un ojo

Una sonrisa torcida apareció en su cara y un destello de oro en su boca

  • Vamos a diverrrtirrnos un poco

Comprendí sus intenciones  e intente huir a la carrera, pero saltó ágilmente aprisionandome entre sus brazos e  izandome del suelo

  • SOCO…. - comencé a gritar pero con un rápido movimiento me tapó la boca con su manaza.

Raudo me llevó a volandas hacia la puerta de una nave abandonada. La abrió de una patada y tras entrar en el recinto la volvió a cerrar del mismo modo.

Me depositó en el suelo y me miró de arriba abajo. Su mirada lujuriosa me desnudó. Estaba claro lo que quería aquel tipo. Empecé a temblar como un junco. Tenía miedo.

  • Déjame marchar y no diré nada a nadie. Te lo juro - intente negociar con el

Me miró con un sonrisa sarcástica mientras se rascaba la barba del mentón. Después de unos instantes se dirigió a mí y mientras me cogía por la barbilla me dijo:

  • Te prrropongo un trrrato

  • ¿Que trato? - le contesté

  • Bien…. Tu me haces una paja y yo te dejo marrrcharrr.

  • Ni lo sueñes - le dije furioso.

  • Si quierrrres yo te la hago tambien a ti - añadió mientras con su manaza me cogía el paquete

Le aparte de un empujón. y comencé a gritar

  • ¡SOCORRO!. ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE !

Me arreó una tremenda bofetada que me hizo tambalear

  • Como vuelvas a grrritarrr te mato - Me dijo en un susurro

Un brillo de acero apareció en su mano. Empecé a llorar desesperado. Se me acercó y mientras me acariciaba la cara comenzó a hablarme

  • Anda rrrrey no seas arrrrisco. Solo es una paja. Es como si te la hicieses a ti mismo. Hace tiempo que nadie me toca y estoy muy caliente. Hazme ese favorrrr. No te harrre daño y en cuanto me masturrrbes te dejarrre irrr. - Me decía meloso

Me quedé mirandole pensativo y al fin respondí

  • Pero es que no soy gay.

  • Eso no imporrrta tu meneamela simplemente.

  • No se si sabre - le dije

  • Todas las pollas son iguales. Hazlo como te lo harrrias a ti mismo. -me dijo suplicante

Tras unos minutos expectante decidí que era la única posibilidad de salir sin daño de aquella situación.

  • Bueno. Esta bien, pero solo una paja. Te la casco y luego me marcho - accedí al fin

Me tendió su mano y yo tras dudarlo se la estreché. Era grande y callosa como una zarpa. La apretó y sacudiendola  dijo.

  • Trrrrato hecho

Me quedé quieto sin saber qué hacer. Él miró hacia los lados y luego añadió

  • Mejor vamos para alla. Estarrrremos más calentitos- señalando con la cabeza una esquina del edificio.

Era una nave enorme, abandonada. En el techo parte de la techumbre había desaparecido y abajo en el suelo se encharcaba la lluvia. Todavía goteaba desde el techo  la última caída. Aqui y alla papeles , palets rotos y maquinaria deteriorada y herrumbrosa. Donde él me indicaba, en una esquina del recinto, se encontraban unos enseres. Un armario desvencijado con un cristal rajado. Una pequeña estufa de gas encendida.Una silla en la sobre la que se encontraba  un farol de gas alumbrando tenuemente el rincón. En el suelo un cochambroso colchón y un saco de dormir. Debía de ser su guarida.

Cogiendome de la mano me arrastró tras él hacia el lugar. Al llegar se situó frente a mí y bajó lentamente la cremallera de la bragueta.

  • Anda mete la mano y sacamela - me dijo de forma imperativa

Lo dudé por unos instantes. Al fin me armé de valor y con repugnancia introduje la mano por el hueco. Toque  una enorme masa de carne rodeada de una espesa mata de pelo. Tanteando localice su pene que aun estaba morcillón. Caliente y suave. Con dificultad, ayudandome con la otra mano, conseguí sacarle la polla. Una trompa, otra cosa no parecía, quedó colgando entre sus piernas.

  • Joder menuda polla - Pensé. Nunca había visto nada igual

Se la cogí con la mano y me quedé inmóvil sin atreverme a proseguir. El puso su mano sobre la mía y me obligó a retirar la piel del prepucio hasta descubrir el balano. Hacía honor al resto del instrumento. ¡ Que tamaño!.

Retiró su mano y me dijo.

  • Venga meneamela tú solo. Ese es el trrrrato.

Comencé a cascársela ocultando y descubriendo el glande. Fue creciendo poco a poco y a ponerse iniesta como el mástil de una bandera. Era tan gorda que apenas podía abarcarla con mi mano y más larga que la cachiporra de un policía. Fui incrementando el ritmo.

  • Esperrra un momento -  me dijo y se sacó con una mano las pelotas.

Dos pesados cojones quedaron colgando hacia abajo mientras el cipote miraba desafiante hacia arriba. El efecto hacía que aun pareciese más grande su aparato sexual. Una espesa mata de pelo salía por la abertura y tapizaba todo su escroto.

  • Acariciame los huevos - me ordenó

Obedecí sus órdenes fascinado, con curiosidad de comprobar el peso de aquellas pelotas. Entre las dos debían de pesar más de medio kilo. Aquello era descomunal. Debia tener leche acumulada de una buena temporada.Su pelo era suave y se movian autonomos en mis mano mientras se los acariciaba. Verdad sea dicha que la repugnancia que me produjo en los primeros momentos se había convertido en curiosidad. Le miraba a la cara de vez en vez y veía cómo en ella se vislumbraba el placer que le estaban proporcionando mis manos. Sentí una pizca de vanidad al ver como aquel hombretón se derretía de gusto con mis avances.

  • Lo haces muy bien. Sigue asi te lo rrrruego

Proseguí con mi tarea incrementando a veces  el ritmo de forma frenética o pausandolo y meneándosela  lentamente. Le acariciaba el glande que se había engrosado de tal manera que recordaba suave melocotón de un color  rojo como la grana. Empezó a fluir un líquido cristalino que se descolgó en un fino hilillo hacia el suelo.

  • Lámeme un poco - me dijo entre suspiros.

Sus palabras me hicieron tomar conciencia de la realidad. Estaba allí en medio de aquel desvencijado almacén masturbando a un hombre. Solté inmediatamente mi presa y retrocedí un paso.

  • Eso ni lo sueñes. Ya te dije que yo no soy maricón.

Me miró furioso y me dijo

  • Tu serrras lo que yo te diga. - y acercando el acero a mi cuello añadió - Arrodíllate.

Empecé a temblar de nuevo al sentir la presión del hierro sobre mi piel. Obedecí temeroso de que me hiriese y mire hacia arriba. Sus ojos chispeantes se clavaron en los mios.

  • Lámeme la polla, so marrricón .- dijo insultante y retiró la navaja

Saque la lengua y comencé a lamerle el capullo como si fuera un helado. Recogí el líquido que brotaba de su rabo y la paladeé. Tenía un sabor entre dulce y salado con un regusto metálico. Luego recorrí con mi lengua todo el palo y le lamí los huevos. Parecía un perro allí a sus pies lamiendo su sexo. Me asqueé de mi mismo. Una lágrima rodó por mis mejillas.

Me cogió por la barbilla y me obligó a levantar la cabeza.

  • Abre esa boquita rreina morra . Quiero sentir tu humedad- me dijo sarcásticamente

  • No por favor . Eso no. No me obligues a hacer eso. Te lo ruego.

  • Ábrela de una vez o te pincho- me dijo colocando la faca de nuevo en mi cuello.

Rompí a llorar desconsoladamente mientras abría la boca. Me repugnaba el tener que chupársela pero el temor era mayor que el asco que sentía.

  • Cuidado con esos dientecitos - me dijo mientras presionaba su arma contra mi piel

Cogió la polla con su mano y me la metió en la boca. Apenas podía alojar semejante pedazo de carne. Por un momento pensé que me iba a desencajar la mandíbula. Su suave piel rozaba mi lengua y el paladar. Una sapidez fuerte me  inundó la boca y se introdujo en mi nariz.

  • Chupa - me ordenó

Estrujé el capullo con mi boca como un  cordero mamón. A la vez ordeñaba el líquido que no cesaba de manar de su interior

  • Que gusto. Que gusto - decía entre suspiros de gozo.

Luego me puso una mano sobre la cabeza y dirigió mis movimientos. La sacaba y la metía lentamente. A veces su mota chocaba con mi campanilla y me producía una arcada. Para poder ser dueño de la situación le agarré el rabo y comence a mamarsela a mi ritmo. Así estuvimos durante largos minutos. En una de estas me cogió por el cogote y me enterró la verga de un empellón hasta el fondo. Su polla se introdujo en mi garganta. Me mantuvo aprisionado durante un largo rato. Pensé que me iba a asfixiar. Desesperado le empujaba y le golpeaba en la barriga para que la sacase. Cuando al fin lo hizo me apoyé en el suelo y jadeante intente recuperar la respiración mientras las babas se deslizaban al suelo desde mi maltratada boca. Me dolían las mandíbulas.

  • Ya sabía yo que los mediterrrrraneos teníais un muy buen mamarrrrr. - me dijo riendo.

Le miré con cara de odio mientras continuaban sus carcajadas. Aquel cipote descomunal rezumaba de mi saliva brillando como el acero pulido ante mis ojos. Lo hizo brincar arriba y abajo con deleite. Luego me tendió la mano y me obligó a incorporarme. Me rodeó con un brazo y me atrajo hacia su cuerpo. Aproximó los labios y me besó. Su lengua se introdujo en mi boca y se frotó frenética con la mía. El sabor del tabaco impregnó mis papilas. Sentía su polla frotandose contra mi cuerpo. Y yo desesperado noté como mi polla cobraba vida y se endurecía. Me estaba empalmando.

  • Dios que me esta pasando- me dije para mis adentros.

Me dejé hacer mientras él seguía restregándose contra mi. Era evidente que mi polla delataba mi grado de excitación. Muy a mi pesar estaba disfrutando con su roce.Mi verga empezó a humedecer mi pantalón. Mientras una de sus manos se deslizó bajo  mis ropas, acariciando mi pecho y pellizcando mis pezones. Sus manos ásperas como la lija arañaban mi piel. Comencé a jadear sin poder contenerme.

  • Parrrece que te esta gustando. Eh putita. Al parecer estamos desperrrtando en ti la marrrriconaza que llevabass dentro. Verrrras como te hago gozarrr como a una perrrra. A partirrr de ahorrrra serrras tu quien busque el rrrabo de Igorrr. Te lo asegurrro.

Yo gemía sin cesar  y a pesar de mis esfuerzos por no ceder a la lujuria, esta se había apoderado de mi voluntad y sucumbi a ella. Ahora era yo mismo el que se frotaba contra Igor. Apoyaba mi cara en la suya que raspaba con su barba hirsuta mis delicadas mejillas. Estaba caliente como una gata en celo. Me avergoncé de mi mismo pero prosegui con el escarceo.

  • Estas caliente eh cabrrrón.  ¿No te dije que lo ibas a pasarrrr muy bien conmigo?. Verrras que gusto te doy.

Y me mordía los labios.

Su mano se introdujo por la cinturilla del chándal y bajó rasposa por mi nalga para luego apretarla firmemente. Un escalofrío de placer recorrió todo mi cuerpo. Me comenzó a magrear el trasero mientras nos frotabamos como posesos el uno contra el otro. O mientras nuestras lenguas se enlazaban frenéticas en nuestras bocas. De repente noté como un dedo se deslizaba por la raja de mi culo y llegaba a tocar mi esfínter. Asustado contraje el trasero y de un empujón lo aparte de mi.

  • ESO SÍ QUE NO. AHÍ NO ME TOQUES . - le grité

  • Verrras como te gusta. Déjame que te meta un dedito dentro rrreina morrra. - dijo sonriendo como un sátiro con su diente de oro

  • Ni lo sueñes. Por ahí no paso. Ya te dije que no soy maricón. ¡JODER!

Sonriendo se acercó a mí. Yo le empujé de nuevo. Pero en un movimiento rápido me hizo una presa y cogiendome por el cuello me dio la vuelta.  Quedó a mi espalda con su enorme cipote pegado en mi trasero

  • Ya te he dicho que tu serrrrras lo que yo quieerrrrrra. Y te meterrrrre lo que quierrrrrra porr donde quierrrrrra.- Me susurró siseante al oído

Su otra mano agarró la cinturilla del pantalón y me bajó bruscamente la parte posterior dejando mi culo expuesto. Luego metió un dedo en la boca y lo ensalivo. Yo temblaba como un mimbre. Su brazo en mi cuello apenas me dejaba respirar

  • Vamos a ver como de estrrrrrechito tienes el agujerrrrito. - y me mordió una oreja.

Su dedo se colocó a la entrada de mi esfínter y empezó a mojarlo con su saliva. Su piel rugosa rascaba los pliegues de mi piel. Entonces comenzó a metermelo dentro.

  • NO, NO. NO LO HAGAS, TE LO RUEGO. ESO NO. POR DIOS TE LO PIDO - gritaba entre sollozos.

Sin apiadarse ante mis suplicas lo fue clavando lentamente mientras yo apretaba mi culo para evitar la penetración.

  • No te cierrrres. No seas tonto. Asi te dolerrrrra más

  • Déjalo ya. No sigas. Ese no era el trato - le rogaba suplicante

  • Ahora hay otro acuerdo. Pude observarrrr como te gustaba lo que te hacía. No lo niegues. Tu mismo lo firrrrmaste con tus actos. Tu polla te delata.

Dio un empujón y me enterró todo el dedo hasta los nudillos. Mi ano palpitaba desaforadamente cerrándose sobre él. Inició entonces el mete y saca. Su rasposo  dedazo hacía que la delicada piel de mi virginal agujero ardiera como el puro fuego. Me estaba literalmente follando con él. Lo metia y lo sacaba furioso. Yo lloraba desconsolado mientras aquel animal me estaba desvirgando con sus manos. Al fin salió de mi interior. Suspiré aliviado pensando que el tormento se había acabado. Mas no era así.

  • Abre la boca- me dijo

Yo la cerré fuertemente. Hizo presión con su brazo cortándome la respiración. SIn poder evitarlo abrí la boca de par en par. Entonces metió sus dedos en mi boca. El sabor acre de mi culo inundo mi boca. Intente morder pero apretó aun mas mi cuello y me dijo furioso.

  • Como me muerrrrrdas te jurrrrro que te parrrrto el cuello como a un pollo.

Chupé desconsolado aquellos dedos asquerosos hasta que él quiso. Los dirigió entonces a mi culo y entonces comenzó el  auténtico suplicio. Metió uno tras otro hasta que tres o cuatro ,no sabría decir cuantos, estuvieron alojados dentro de mi. Temí que me desgarrara el culo con todos aquellos dedos moviéndose  frenéticamente dentro y fuera, dilatando el ojete salvajemente. Yo lloraba y gritaba incapaz de soportar semejante suplicio. Al fin se detuvo.

Tenía el culo ardiendo y un dolor punzante me taladraba como si me hubiese clavado una daga. Mi esfínter palpitaba espasmódicamente intentando volver a su tamaño original, pero mi culo nunca podría volver a ser igual, sospechaba. Definitivamente me había roto el culo.

  • Llego la horrrra de que te follen bien follado - me dijo rabioso

Me soltó y de un empujón me arrojo sobre el mugriento colchón. Intenté escaparme reptando pero enseguida noté su manaza sobre mi espalda que me dejó clavado al catre como una mariposa traspasado por un alfiler.

Me arrancó las deportivas y los calcetines  arrojandolos lejos. Luego me quito el pantalón de un tirón y me dejo desnudo de cintura para abajo. Comenzó entonces a escupirme repetidas veces en el culo. Sentía como su saliva resbalaba por la raja, entre mis nalgas. Separó mis piernas y se recostó sobre mí frotando su descomunal cipote entre los cachetes. Me asfixiaba con mi cara aplastada contra el colchón. Gire la cabeza para poder respirar y entonces vi reflejado en el espejo rasgado del armario como aquella bestia se frotaba contra mi indefenso cuerpo.

  • Llegó el momento de que sepas lo que es tenerrr una buena polla en el culo. A verrrr si lo disfrrrutas. Marrrriconazo. - me dijo triunfante

Apoyó su glande en mi entrada y empujó. Apreté el culo con todas mis fuerzas impidiendo su penetración. Furioso cogió mi camiseta y le rasgó la espalda de arriba a abajo. Entonces me mordió salvajemente en medio de la espalda. Aullé desgarradoramente y, a causa del dolor de su mordedura, afloje mi trasero Fue entonces cuando de un empellón me enterró aquel monstruoso cipote en el culo. Fue tal el dolor lacerante que padecí que creí morir de aquella estocada. Como un hierro candente media polla se clavó en mi interior. La estrujé intentando frenar su avance.

  • Si que esta estrrrechito este culito. Que gusto. Aprrretadito y calentito. Pero ya verrras como te hago un buen boquete no te prrreocupes.

  • Sacalo, sacalo. Te lo ruego. No lo puedo soportar. me estás destrozando. Me vas a desgarrar entero.- le suplicaba entre llantos.

  • No te prrreocupes. Tu rrrelajate que esto es muy flexible. Ya verrras como te la estirrro bien para que entre toda la polla.

  • No por dios. Detente.

  • Ahorrra sufrrrirrras un poco pero luego gozarrras. No lo dudes ya soy experrrto en estas lides. Acabarrras pidiéndome más.

Gritaba de dolor. Se detuvo con media polla dentro y comenzó a acariciarme mientras me chupaba el cuello. Sentí el peso de todo su cuerpo sobre mi y el calor de su piel en la mía.

Mis gritos se fueron acallando y mis lágrimas cesaron de manar. El dolor aunque enorme ya no era insoportable. Comencé a sentir su polla en mi culo, ambos latiendo al compás. Tras unos minutos inició suave mete y saca, casi imperceptible. Mi entrada se estaba acomodando lentamente al brutal invasor  y avergonzado sentí como mi polla volvía a la vida aplastada bajo mi cuerpo. Me estaba empalmando de nuevo.

Empecé a gemir, pero ahora de placer.

Todos mis sentidos se intensificaron. Percibí el olor a macho de Igor  que me taladraba el culo con deleite, así lo pude comprobar al mirar su cara a través del espejo. Oia el sonido que producía su polla penetrando en mi culo. El ritmico gotear del agua que caía a lo lejos desde el techo y que se repetía como el eco. Miraba como aquel macho embravecido se incorporaba , sosteniéndose con sus musculados brazos y  me taladraba insistentemente. Como su pecho velludo se inflaba y se desinflaba con su alterada respiración. Mi sensibilizado esfínter notaba cada pliegue y cada protuberancia de su venosa verga rozando mi delicada piel a su paso. Todo mi cuerpo estaba recorrido por chispeantes descargas y un intenso calor emanaba de mi culo ardiente y se expandía por todo mi ser. Mi polla babeaba empapando mi vientre y una oleada de placer me envolvía haciéndome suspirar en cada envite.

  • Ves como tenía rrrazón. A ti te gusta el rrrrabo. Bien lo sabía yo

Vi cómo, triunfante, miraba mi cara a través del reflejo del armario y cerré los ojos avergonzado. Entonces de un empellón me la enterró entera dentro. Me arqueé y grité de dolor y de placer. Era un gozoso martirio el que aquel descomunal cipote me estaba infiriendo. Sentía aquella polla tan dentro como nunca pense que podria entrar y sus huevos sudorosos se pegaron a mi trasero.  Inicio con furia renovada su monta haciendo que mi cuerpo se retorciera de gusto con sus acometidas.

  • Te voy a rrreventar ese culito delicioso. Verrras como folla un macho de verdad. Vas a tenerrr polla hasta que te sacies de una vez porr todas. Ahorrra si que erres un marricón con todas las de la ley. Lo que está catando este agujerrro va a dejar huella te lo asegurrro. Vendrrras a mí para que te folle una y otrrra vez no tengas duda.

No cesaba en su brutal cabalgada. Yo gritaba, gemía, mordía el colchón y me aferraba a las telas del catre con mis manos. Cuando pensé que estaba a punto de correrse, de repente, se salio de mi.

Mire hacia el espejo y le vi erguido con su polla alzada desafiante, brillando como el priapo de un sátiro. En mi culo vacío, incapaz de cerrarse, penetro una rafaga de aire cuando él sopló en esa dirección.

  • Te ha gustado. ¿Verdad?

Yo incapaz de hablar afirme con la cabeza

  • ¿Quieres que siga? - me dijo insinuante

Cerré los ojos incapaz de decir que no. Quería que siguiera. Es más ansiaba que me enterrare de nuevo la polla y me empalase sin piedad.

  • ¿Me detengo entonces? - me preguntó .

Abrí los ojos y negué repetidamente con la cabeza mientras le miraba suplicante. Se rió.

  • Entonces pídeme que te folle. Quiero oirtelo decirrrr.

  • Fóllame.

  • Por favor….

  • Por favor fóllame. Si. Quiero que me folles. Fóllame cabrón -le dije anhelante.

  • Así que errrres un marrrrrrrriconazo y quierrrres que te la meta por el culo. ¿Verrrdad?

  • Si soy un puto maricón y quiero que me des por el culo. Clávamela de una vez - le dije con rabia.

  • Esta bien, esta bien. Si tu lo quierrrres. Ponte a cuatrrrro patas. Quiero montarrrte como a una perrrrra quiero ver bien ese abierrrto agujerrro mientrrrras penetrrro en él.

Sumiso me incorporé. Me puse a cuatro patas con el culo  recachado, ofreciendoselo a mi violador. Abrí bien las piernas y quede expectante mirando como se preparaba. Me apartó con sus rasposas manos las cachas del culo y escupió repetidas veces dentro del agujero.

  • Joderrrrr que boquete te he dejado. Vamos a enfrrriar un poco el hoyo para que no se queme la brrroca. - Dijo irónicamente

  • Venga clavamela de una puta vez- le respondí ansioso.

Me agarró de las caderas. Apoyó el portentoso glande en el agujero que se abrió como una flor cuando le rozó. Me la enterró hasta las entrañas  de una única estocada, hasta que su cuerpo chocó contra el mío. Casi me caigo de la violenta arremetida. Fue un pollazo en toda regla.

Con sus manos me acercaba y alejaba enterrando profundamente la verga para luego sacarla dejando solo el glande en su interior. A veces la sacaba del todo y el balano al salir producía el característico sonido del descorche de una botella. De nuevo me la espetaba y me follaba frenético. Yo miraba a través del espejo como aquel poderoso macho me montaba como a una perra y como zarandeaba mi cuerpo con sus acometidas.

Algo golpeaba mis huevos. Mire hacia abajo y vi como entre mis piernas se balanceaban sus pesados cojones que la inercia impelían contra mi escroto. Aquella imagen me dejo hipnotizado. Observé incrédulo como mi polla destilaba un transparente hilillo  que fluía sin pausa derramandose sobre el colchon.

Ahora las penetraciones eran amplia y profundas. Mi culo se había convertido en el centro del placer y a pesar de las grandes dimensiones de la tranca o quizás debido a ello, todo mi interior se transfiguró en un pozo sensitivo en el que cada mínimo movimiento, cada pequeño roce se convertía en sensaciones orgásmicas que hacían que mi polla saltase y de ella brotara mas y mas  del transparente fluido.

No se que magia se produjo para que aquella monstruosa polla, que violandome me había destrozado el culo en un martirio inenarrable, se convirtiera en el obscuro objeto del deseo de mi ser. No solo mi cuerpo disfrutaba con  aquel macho que me poseyó en mi primera vez, mi espíritu también se sentía pletórico en el gozoso acto de mi entrega.

  • Asi, asi. Con fuerza - le decía entre gemidos de placer

  • Clavamela bien dentro. No pares. Follame soy todo tuyo. Quiero tenerte muy dentro. - poniendo los ojos en blanco con cada arremetida, babeando como una perra en celo

Con la cabeza ladeada veía como aquel recio semental me sodomizaba y la sola visión de aquel hombre dandome por el culo desataba una morbosa sensación placentera, pornografica. Era como asistir a la vez como espectador a la violación de mi virginal cuerpo. Le miraba. Me miraba. Y aun no podía admitir que aquello me gustara. Me despreciaba por gozar con aquella polla en el culo, pero mi cuerpo insumiso se entregaba sin reservas y en mi cabeza dos voces peleaban. Una me hablaba de dolor y mancillación, otra de éxtasis y gozo.

El sudor de Igor como cálida lluvia caía sobre mi espalda. Sus suspiros de placer resonaban en la estancia y acompasados con mis gemidos componían una sinfonía sensual y delirante que se expandía por el viejo almacén y que el eco devolvía sin tardanza.

  • Dios que gusto. Tienes un culo marrravilloso. Lo he converrtido en una maquina de follarrr. Menudo volcán que tienes entre las patas so marrricon - me decía obsceno Igor

  • Es todo tuyo. Soy tu perra. Follame, empitoname, ensartame. No pares de clavarmela quiero toda tu leche dentro - le contestaba yo sin poder evitar sentirme como una guarra.

  • Me voy a corrrrrerrr. Me voy a corrrrerrr. ¿Quieres que te preñe?

  • Si preñame. Quiero llevarte dentro. La pena es no poder tener tu polla clavada para siempre - le decía pletórico, inflamado de deseo y de pasión.

Empezó entonces a culear con una fuerza inaudita. Me zarandeaba como a un muñeco de trapo y yo hacía esfuerzos por no caer desplomado. De repente sentí como su polla comenzaba a hincharse más y más colmando mi interior y estirando mi piel hasta casi desgarrarla.

  • Me corrrro, Me corrro. Te lo voy a dejarrr mi semilla dentrrro - Empezó a gritar Igor

Cuando la primera descarga de su leche se inyectó profundamente dentro de mi,se desató el orgasmo. Mi polla empezó a eyacular sin tregua. La suya seguía espasmodicamente llenando mi interior con continuas e interminables descargas. Su cipote se  expandía y se contraia como si otro corazón latiese en mis entrañas. Yo con el culo estrujaba su rabo intentando extraer hasta la última gota del inagotable elixir, avaricioso del regalo de su esencia. Nuestros cuerpos temblorosos se agitaban sincopados, desmadejados y exhaustos. Al fin Igor, como un gigante herido, se desplomó sobre mí arrastrándome en su caída y aplastándome contra el colchón. Sentí todo su peso y su calor mientras nuestras respiraciones alteradas intentaban recuperar el aire.

Permanecimos tendidos el uno sobre el otro mientras la portentosa polla de mi violador se desinflaba lentamente y se salía de mi poco a poco. Un manantial brotó de mi ojete y empezó a manar la abundante corrida con la que Igor inundó mis entrañas.

Me libre de su opresión y me levanté del cochambroso tálamo. Al mirar entre mis piernas  pude observar como por mis muslos se deslizaba un líquido rojizo, prueba innegable de mi virgo destrozado. Al echar la mano atrás me di cuenta de la destroza que había hecho en mi culo. Aquel agujerito prieto era ahora un boquete distendido y abierto por el que podría meterse mi mano.

Me vestí asqueado por lo acontecido y fui recogiendo mi ropa mientras aquel animal que me habia poseido descansaba sobre su espalda, los brazos tras la nuca, con su enorme polla fláccida colgando entre sus piernas, descansando en aquellos enormes cojones que formaban su escroto. Me miraba con una sonrisa de desprecio al ver mi cuerpo mancillado.

Me vestí y me dirigí penosamente a la puerta. Apenas podía caminar. Mi lacerado culo en carne viva convertía la marcha en un suplicio. Su grave voz a mi espalda resonó como un trueno..

  • Volverrras. Vendrrras a porrr mas. Estoy segurrro

Sali y cerre la puerta tras de mí sin volver la vista atrás.

Durante unos días apenas podía caminar, pero mi culo destrozado se fue recuperando poco a poco. No ocurrió lo mismo con la profunda huella que Igor dejó en mi espíritu. Me sentía sucio, violado, despreciable por no haber sabido resistirme. Pero a la vez no podía evitar el morbo y la excitación rememorando lo acontecido. Mi polla respondía y a mi pesar se endurecía con el recuerdo. Algunas noches soñaba con él. Despertaba agitado y sudoroso tras haber eyaculado mientras dormía. Con mis dedos me palpaba el culo y, no se si aliviado o decepcionado, me cercioraba que tan solo había sido un sueño.

Aquel ser diabólico me tenía poseído y en sueños  volvía repetidamente a entregarme a él. Decidí enfrentarme a mis miedos.

Era por ello que ahora me dirigía de nuevo al viejo almacén.

Apoyado en el quicio de la puerta aguardaba fumando. Era como un depredador emboscado esperando a su presa. El brillo del oro volvió a relucir en esa sonrisa diabólica.

Nos quedamos mirándonos. Al fin arrojó el pitillo y lo aplasto con su pie. Me miró con una chispa de desprecio en sus ojos.

  • Sabía que volverrrias.

Abrió la puerta, entró en el viejo almacén y la dejo abierta. Yo permanecí inmóvil sin saber qué hacer. Al fin entré sumiso tras sus pasos penetrando en el interior y cerrando la puerta tras de mi.