El Burro me apartó la mano, mas yo tenaz volví al ataque. Ahora fui de frente a por su paquete y le empecé a frotar la polla a través de los calzoncillos . El Burro levantó una mano con la intención de abofetearme. Nos quedamos mirándonos a los ojos. Yo sin arredrarme, le agarré con fuerza la verga a través de la tela.
Solía vestir unos holgados pantalones azules, viejos y manchados, y una apretada camiseta de tirantes que había sido blanca, pero que el sudor y el polvo de la obra había amarilleado hasta tomar un tono casi ocre. Por donde la tela no le cubría se podía ver lo poderoso de su musculatura y la profusión de pelo que crecía en sus brazos, su pecho, su espalda y sus peludos sobacos.
Rafael sonreía ufano en la cama recordando lo que aquella misma tarde había ocurrido en el sótano. El sensación de poder omnímodo que le producía la humillante sumisión a la que había sometido a su vecino le enardecía.
Desde aquella vez los encuentros fueron frecuentes. Cristian venía a mi casa y con la disculpa de enseñarle con el ordenador teníamos relaciones sexuales. A veces si la calentura nos apretaba nos lo montábamos en cualquier sitio.
Mi nombre no tiene importancia, me costó decidirme a contar lo que me pasó, se que no estuvo muy bien pero la calentura pudo más
Igor se incorporó del sillón y se dirigió con parsimonia hacia donde yo me encontraba. Me miró con esa mirada suya de macarra, de chuloputas para ser más preciso, que tanto me calentaba y producía en mí tal desazón que siempre sucumbía ante sus deseos.
Volví. Volví una y otra vez. Me despreciaba por ello y cada vez que lo hacía me juraba que sería la última. Pero al pasar de los días una calentura morbosa e irreprimible me asaltaba de nuevo. Mi culo palpitaba pidiendo polla y yo sumiso me abandonaba a su morboso deseo y me encaminaba ansioso de nuevo al viejo almacén.
Se quedó allí plantado impidiéndome el paso .Intente rodearle con la intención de proseguir mi camino pero de un elástico paso se colocó de nuevo ante mi. Intente sortearle de nuevo más me detuvo colocando su manaza sobre mi pecho. Déjame pasar tengo prisa - le dije sin poder evitar un tono nervioso al decirlo. ¿Prrrrisa? ¿Dónde vas con tanta prrrisa? Me esperan.- le contesté tajante ¿Te esperrra tu novio? - dijo con tono sarcástico.