- Híncate, putita. - Lo que me digas. Hincada bajo la regadera me acercó su verga a la cara, yo abrí la boca pero no me dejó metérmela, solo la rozaba por toda mi cara - ¿La quieres? - Sí, por favor - ¿Cuánto la quieres, Sofi? - Mucho, me urge saborearla. La he extrañado mucho...
Vamos a hacer un trato, si en 5 minutos no tienes un orgasmo yo mismo te llevo a tu casa. Si lo tienes, te quedas toda la noche conmigo. No, que sean 2. Y si lo logras, hago lo que me pidas.
Me sentía particularmente vulnerable con las piernas en V. ¿No me quieres en 4?- Le sugerí - ¿Como perrita? - Me dijo y continúo. -No, te quiero como mi putita- E inmediatamente sentí su lengua en mi ano. - ¿Qué haces? - ¿No adivinas? ¡Quiero comerme este culito, meterte la verga que pedías.
-Abre bien la boca, flaquita. Así, mírame. Que rico ver tu carita.Me esforzaba en metérmela lo más que podía y chuparla al mismo tiempo. Mis esfuerzos eran reconocidos -Así, ya sabía que también sabías chuparla. No cierres los ojos, mamita, hazlo como las mamadoras. Así, te quiero dar mi lechita...
- ¿Qué quieres que te haga? Me preguntó - Métemela por el culo - ¿Cómo la quieres? - Es tu castigo, decídelo tú. Tu verga me gusta de todas las formas posibles. Cuando le respondí cerre los ojos y aprete una almohada con mis manos, sabía lo que me esperaba.
-Estamos frente a un pasillo. Por lo menos asegura la puerta- Insistí pero desistí cuando sentí sus dedos penetrándome. Tuve que besarlo para no gemir. Estaba muy mojada, sus manos, su olor, la adrenalina poder ser descubiertos, su forma de hablarme, sus celos y su rudeza, todo me ponía más caliente
Yo chorreaba, llevábamos un buen rato así. Sus dedos también estaban en mi clítoris haciéndome llegar a la gloria. De repente un dedo lo tenía en la entrada de mi culito, lo presionaba y yo movía más mis nalguitas, y entró. Cogiéndome con su verga y con su dedo, yo gritaba de placer...
Entonces se salió de mí, se puso el anillo y tomó el dildo. -Con los dos? Qué quieres hacer?- Le pregunté. -Déjame darte por el culito y te meto tu juguete por aquí- Y me metió un dedo en la vagina, lo tomé de la mano y me llevé el dedo a mi boca, lo chupe y me puse de perrito.
-Lo mío también es en serio- Me dijo con una voz mucho más grave que de costumbre, tomándome firmemente de la cintura provocándome dolor. -Me gustas así, inocente- Y entonces me metió los dedos por la vagina, me moje casi inmediatamente.
-Cógeme aquí.- Lo tomé de la mano y lo llevé a una esquina del jardín, apenas teníamos iluminación. Estábamos lo suficientemente alejados como para pasar desapercibidos unos minutos. Marcelo ni lo pensó, me puso sobre la pared y me besó frenéticamente, su lengua acariciaba la mía...
-Estaba ansiosa porque lo pidieras- Respondí mirándolo a los ojos. Abrí mis labios y rocé su capullo con la lengua, lo mojé bien y fui metiéndola a mi boca, estaba realmente gorda, hinchada. Apretando los labios movía la cabeza para meterla y sacarla de mi boca, en segundos me follaba por la boquita
Era como si me partiera en dos, me llenaba su gorda y caliente verga centímetro a centímetro. Se abría paso dejando un rastro de dolor, yo jalaba las sábanas sintiendo sus manos por mi cuerpo hasta que se detuvo, por fin la había me
-Tranquila Sofía, estás tan apretada que no voy a dejar que te eches para atrás. Respira, mmmggg- Me tomó con más fuerza y por fin sentí sus dedos en mi clítoris, apenas sentía el placer que me daba, el dolor ganaba por mucho y él seguía metiéndola más profundo
-No, yo quiero venirme dentro de ti dentro de ese culito- Me agarró una teta y continuó diciendo Vas mostrándome las piernas, las tetas, estas nalgas las merezco, Sofía. Una enculada es lo que te hace falta, eres una puta, una muy caliente