Estás en tu casa, escribiendo en tu pieza. No sabes que yo he regresado. Repentinamente unas manos te aprisionan por detrás, tú te asustas pero reconoces mis dedos y mi olor así que te relajas. Te aprieto los pechos mientras beso tu cuello y tus orejas. No nos decimos ni una palabra. Te voy desvistiendo lentamente hasta que te paras y te pones frente a mí. Nos besamos apasionadamente, me sacas la ropa y puedes apreciar lo caliente que estoy después de casi un mes sin verte. Te pones encima del escritorio y me ofreces tu sexo, yo me acerco gustoso y te abrazo. Te quiero penetrar lentamente pero estás tan mojada que llego hasta el fondo de un solo empujón. Empezamos a movernos, te empujo cada vez más fuerte hasta que sentimos un ruido y es alguien que ha entrado a tu pieza.
Es un amigo tuyo que nos ha descubierto, yo me averguenzo pero tú te sonríes y nos dices que ya que estamos los tres, pasemos un buen rato juntos, mientras te vas a tu cama y nos esperas.
Nos acercamos a tí y te besamos y acariciamos, te pones como perrita en cuatro patas y él te empieza a penetrar por atrás mientras me comienzas a lamer mi pene. Tu boca hace maravillas y me tienes a mil, mientras tu amigo no lo pasa nada de mal por atrás.
Finalmente no resisto más, tengo un orgasmo enorme y descargo en tu cara todo el semen que tenía acumulado.
Tú sientes las gotas tibias correr por tus mejillas.
Mientras descanso te comienzo a lamer los pezones, que los tienes muy duros mientras tu amigo sigue dando por atrás, cada vez más fuerte hasta que ambos tienen un orgasmo, ayudado por mis caricias a tus tetitas.
Te vas a lavar la cara al baño y estás en eso cuando sientes algo duro que te aprieta por atrás. Soy yo, que vuelvo a la carga. Tú te quedas de pie con las piernas abiertas apoyada en el lavatorio mientras comienzo a penetrarte. Me muevo cada vez más fuerte y cada golpe suena plaf plaf plaf, tú me miras toda caliente por el espejo y yo me vuelvo más loco hasta que me derramo entero dentro tuyo, mientras tú tienes tu segundo orgasmo. Te quedas en la misma posición y es ahora el turno de tu amigo que empieza con lo mismo. A mí me sigues mirando por el espejo, con tus ojos de hembra deseosa. El acaba dentro tuyo y el semen de ambos chorrea por tus piernas.
Volvemos a tu cama a descansar, y entre ambos nos dedicamos a complacerte, te besamos la boca, los pezones, tu sexo, tus orejas, te lamemos entera.
Nuestras manos recorren toda tu piel y te masturbamos hasta que tienes otro orgasmo salvaje.
Como agradecimiento, comienzas a pajearnos, uno con cada mano, lo haces muy bien y cada vez más rápido, también vas chupando alternativamente los penes de uno y otro. En un último esfuerzo ambos eyaculamos nuestros últimos restos de semen encima tuyo y quedas allí saboreando nuestras gotitas.
A tu amigo lo llaman urgente por el celular y tiene que irse, nosotros nos quedamos retozando en tu cama unas horas más.