Estamos en una reunión social, hay mucha gente alrededor. Nos reconocemos y nos dedicamos a mirarnos sutilmente toda la velada. Ambos sabemos que somos amantes virtuales, pero nos reconocemos. Lo olemos. Tú andas con vestido así que admiro tus piernas, tu silueta, tu maravilloso trasero y adivino el volumen de tus pechos bajo el sutil escote. Tu pelo rizado se destaca entre toda la gente y eres la más bonita del lugar. Nos vamos dedicando sutiles miradas de calentura, sin que nadie lo note. En un momento no aguanto más y me encierro en el baño a masturbarme pensando en tí, porque no se puede hacer otra cosa. Estoy en eso cuando siento unos golpes a la puerta y un susurro: "Déjame entrar". Eres tú. Te hago pasar y notas el bulto mal disimulado en mi pantalón, y yo miro tu cara de calentura. Comienzas a acariciar tus muslos y subes tu vestido. Empiezas a frotar tu entrepierna y yo retomo mi masturbación, mirándonos fijamente. Ves mi cara levemente transpirada y mi mano subiendo y bajando por mi pene, que está rojo y cuya cabeza brilla chorreando liquido. Tú te haces a un lado tu calzoncito y me muestras tu sexo caliente... abres tus labios y veo tu vagina brillante por lo mojada, y tus dedos frotando tu clítoris. Nos seguimos masturbando hasta que ambos aceleramos nuestra respiración. Me acerco a tí y tomo tu mano para que agarres mi pene, y lo sientes duro y caliente entre tus dedos. Yo acaricio tu sexo y mis dedos resbalan en tu humedad... nos tocamos cada vez más rápido, nuestros cuerpos tiemblan y acabamos al unísono; tu sientes mis descargas calientes y abundantes chorreando tu vello y tu sexo. Tras unos minutos en que recobramos el conocimiento, salimos por separado a la reunión social y aquí no ha pasado nada.