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Sandra

en Sexo Oral

SANDRA

Fue la mejor medicina que podría haber deseado

Recuerdo perfectamente el primer día que la vi; era el primer día de clase del último año de bachillerato, y cuando entré al aula pensaba que sería el primero, pero no, ya estaba ella ahí, leyendo con expresión muy seria un libro de arte prehispánico.

Cuando cierro mis ojos puedo perfectamente recordar cómo se veía ese día; su cabello oscuro le llegaba apenas a la altura de los hombros, sus ojos color avellana aún conservaban su destello infantil, y al mismo tiempo parecían tan insondables como si hubiese vivido mil años, tenía puesta una blusa blanca que apenas dejaba adivinar sutilmente la plenitud de sus senos y sus largas y torneadas piernas estaban apenas veladas por un pantalón negro de tela elástica, y unas sandalias de tacón muy fino enmarcaban la belleza de sus diminutos pies.

Al notar mi mirada, volteó y cuando me miró sonrió levemente y dijo "Hola"; en ese momento deseé que no notase lo nervioso que estaba, sin embargo, si llegó a darse cuenta nunca me lo dijo, y al poco rato ya estábamos platicando como si nos conociéramos de toda la vida; como es obvio procuré sentarme a su lado en cada clase, y poco a poco descubrí que detrás de ese escultural cuerpo había una inteligencia privilegiada.

Durante varios meses, a pesar de que notaba cierta química entre nosotros, no pasamos de ser buenos amigos, debido principalmente a que yo tenía novia; sin embargo, un mal día descubrí a mi novia besándose muy apasionada con uno de mis amigos, por lo que después de partirle la cara al susodicho "amigo" me fui a un antro a emborracharme y al salir sufrí un aparatoso accidente con mi motocicleta, a causa del cual permanecí internado durante varios meses en el hospital.

Mientras estuve internado, recibí muy pocas visitas por parte de mis amigos, a excepción de Sandra, que iba casi todos los días a visitarme y tratar de levantarme el ánimo, pero una gran depresión se apoderó de mí, tal vez debida a mis lesiones y al mismo tiempo a la traición recibida. Al paso de las semanas, el único momento del día en que me sentía con ganas de continuar era cuando recibía la visita de Sandra, pero a pesar de esos momentos no lograba salir de la depresión que amenazaba mi salud, ya que me negaba a recibir las terapias que me ayudarían a recuperarme totalmente.

Cuando mis padres y los médicos notaron que mi ánimo mejoraba cada vez que veía a Sandra, comenzaron a permitirle pasar mucho mas tiempo conmigo, hasta que llegó el momento en que cuando ella estaba conmigo todos los demás trataban de dejarnos solos; a partir de ese día, poco a poco logré superar la depresión que sufría y mi recuperación comenzó realmente, pues Sandra me acompañaba en cada sesión de terapia y con cada día que pasaba me sentía mas atraído por ella; hasta el día en que al estar masajeando mi mano derecha, que al haber recibido todo el impacto del accidente, permanecía casi paralizada a pesar de varias operaciones para reparar los tendones y músculos, como yo tenía cerrados los ojos debido al dolor que me provocaba la terapia, de repente escuché a Sandra preguntar "¿Sientes esto Leo?", al mismo tiempo que detenía el masaje y una sensación tibia envolvía mi mano.

Al abrir mis ojos, lo primero que vi, fueron los dulces y preocupados ojos de Sandra mirándome con anhelo, y al bajar un poco la vista, vi que ella había puesto mi mano cicatrizada y paralizada dentro de su blusa, sobre uno de sus firmes y cálidos senos; por un momento , me perdí en la sensación de tibieza que abarcaba la palma de mi mano, a pesar de que la sentía lejana, casi como si esa mano no fuera parte de mí, todo mi cuerpo reaccionó rápidamente al contacto; entonces, al notar por el aparatoso bulto bajo la sábana que sí sentía el contacto con su pecho, ella puso suavemente su mano sobre mi pene y me dijo "recupérate pronto Leoncito, por favor", después retiró mi mano de su pecho y volvió a masajearla, pero debido a la excitación casi no sentía dolor.

Con mi mano izquierda acaricié el rostro de Sandra y luego la atraje hacia mi para besarla, mientras con mi casi inútil brazo derecho trataba torpemente de abrazarla; después de un largo beso ella se incorporó y me dijo "Todavía no, primero tienes que recuperarte por completo" y continuó con el masaje, sin embargo, al ver que mi erección no cedía, sonrió y me dijo, "pero de cualquier forma te mereces un premio por el esfuerzo que haces con la terapia", después me destapó y tomando mi pene comenzó suavemente a acariciarlo y con un destello de excitación en sus ojos, se inclinó lentamente y empezó a lamerlo suavemente desde la base hasta la punta.

Al cabo de un largo rato de lamerlo, abrió la boca y comenzó a introducir lentamente mi pene en ella, hasta que casi logró meterlo por completo, entonces, inició un lento vaivén de arriba abajo con su cabeza, acariciándolo suavemente con la lengua al meterlo y presionándolo entre sus labios al sacarlo, mientras su mano acariciaba suavemente mis testículos, para después juguetear con su lengua sobre la punta mientras lo acariciaba a todo lo largo con su otra mano; cuando me parecía que iba a terminar, se detenía y presionaba con firmeza, pero sin lastimarme, en la base del pene hasta que la sensación pasaba, para luego continuar lentamente con su placentera tortura.

Al fin, después de recibir sus dulces atenciones durante bastante tiempo, no pude contenerme mas, y traté de separar sus labios de mi pene diciéndole que estaba a punto de terminar, pero ella sólo guiñó un ojo y aceleró los movimientos de su boca, hasta que sentí como todo mi cuerpo se tensaba mientras toda mi fuerza se concentraba en las sucesivas descargas que salían de mi pene, mi orgasmo fue anormalmente abundante, sin embargo Sandra valientemente lo recibió en su boca y no dejó escapar ni una gota, para después lamer los restos que aún manaban de mi miembro.

Luego de terminar, reacomodó mis sábanas y me hizo prometerle que me recuperaría muy pronto para que pudiéramos hacer el amor debidamente, como es natural con ese aliciente y los continuos "premios" que recibía por parte de mi querida Sandra, muy pronto recuperé totalmente mi salud y casi no sufrí secuelas de ese terrible accidente que me ayudó a descubrir al amor de mi vida.