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El regalo de Blanca

en Hetero: General

              (Aclaración: este relato lo subí originalmente en Hetero: Primera Vez y con la desaparición de la categoría fue borrado, por eso vuelvo a agregarlo, ojala lo disfruten tanto como los que lo leyeron originalmente; Gracias)

            Bueno, antes que nada deseo comentarles que en este mi primer relato, voy a contar una historia 100 % real, algo que me sucedió hace unos años cuando cursaba mis estudios de bachillerato; como es natural los nombres y lugares han sido modificados para proteger la intimidad de mi amiga, “Blanca” y obviamente la mía también.

            Conocí a Blanca en la clase de Literatura,  no era como en la mayoría de las historias que se pueden leer en esta página una belleza perfecta, pero si una belleza natural a sus 19 años (en aquel entonces), de piel muy blanca, cabello castaño, delgada, como de 1.70 metros (5.58 pies, para los que utilicen ese sistema de medidas) de estatura y aunque casi no tenía busto, lo compensaba con el trasero y las piernas mas hermosos que haya visto en mi vida (para los que gustan de los datos exactos, les diré que sus medidas eran 82 - 64 - 96) , y su rostro de niña buena hacía pensar que nunca en su vida había pensado siquiera en el sexo.

            Por una casualidad del destino, tuvimos que hacer equipo durante el curso y con el tiempo llegamos a ser amigos muy íntimos, al principio, no me di cuenta de que era el único de la escuela con el que ella aceptaba salir, y aunque nunca formalizamos la relación, después de algún tiempo ya todos nuestros conocidos sabían que éramos pareja.

           Pero después de unos meses de estar juntos me entere por casualidad que tenía una curiosa fijación con algo que nunca en mi vida habría relacionado con el sexo: la gelatina, de preferencia si era de sabor grosella, como ella me lo comentaba, el olerla o saborearla hacia que se excitara hasta el extremo de correr al baño a masturbarse con ella. Me sentí muy halagado cuando finalmente me confió su secreto; y aunque inmediatamente me ofrecí para ayudarla cada vez que tuviera ese pequeño “problema” ella simplemente se sonrió y dijo “Tal vez algún día Osito”. Cabe aclarar que el apodo de “Oso” es debido a mi complexión física, ya que aunque no soy tan alto (mido 1,74 metros), si soy muy robusto y de constitución fuerte, debida en gran parte a la práctica del Fútbol Americano.

            Así que sabiendo que se aproximaba su cumpleaños, decidí darle una gran sorpresa y compre una buena cantidad de polvo para preparar gelatina y como recientemente me había mudado a un departamento a unos veinte minutos de la escuela, procedí a llevar a cabo mi plan; afortunadamente el baño del departamento contaba con ducha y tina por separado, lave y desinfecté cuidadosamente esta última, renunciando por algunos días a bañarme en ella, limitándome a tomar diariamente una ducha a fin de mantener la tina tan pulcra que literalmente se pudiese comer en ella.

            La noche anterior al cumpleaños de Blanca, llené la tina de agua hirviendo y preparé en ella la gelatina de grosella, de modo que estuviera lista para el día siguiente. Con el obvio pretexto de su cumpleaños, invité a Blanca a salir, cuando pasé por ella a su casa, salió vestida con una blusa blanca muy corta que dejaba ver su precioso abdomen y una faldita tableada a la que le faltaba muy poco para ser un simple cinturón, y remataba el atuendo con unas sandalias de tacón altísimo, estaba tan apetecible que sólo de verla sentí mi pene ponerse duro como roca, después de saludarla y alabarla largamente le comenté que había olvidado su regalo en mi departamento, y evadiendo sus preguntas y alimentando su curiosidad, la mantuve en suspenso de qué podría ser el dichoso regalo; así que nos fuimos a un antro de moda en la zona rosa, donde estuvimos bailando y bebiendo.

            Como a las once de la noche,  salimos del antro algo entonados, pero no tan borrachos que no pudiéramos seguir con la fiesta durante un buen rato más, la invite a ir al departamento “a recoger su regalo” lo que ella sin dudar aceptó.

           Cuando llegamos insistí en vendarle los ojos y tomándole la mano la lleve hasta la tina llena de gelatina que para entonces presentaba un aspecto realmente apetitoso; cuando le quité la venda de los ojos ella saltó a mis brazos y me dijo “Osito esto es lo mas rico que alguien haya hecho por mi” y me beso largamente, después, se separó lentamente de mi y con una sonrisa empezó a desnudarse lentamente.

            Cuando estuvo completamente desnuda se metió a la ducha comentando “quiero estar muy limpia para esto”, y mientras yo me desnudaba me complací largamente viendo como ella se duchaba. Cuando terminó entró lentamente a la tina y se sumergió casi hasta el cuello en la gelatina mientras yo me duchaba.

            Al salir de la ducha me arrodille junto a la tina y le plante un largo beso en los labios después del cual ella me pidió con voz ronca que me metiera a la tina con ella, cosa que hice inmediatamente; empezamos a acariciarnos mutuamente y yo descubrí que es genial la sensación de estar sumergido en gelatina con una chica deliciosa en tus brazos.

            Baje lentamente saboreando su cuerpo cubierto del dulce material, hasta que llegué a su sexo, tomé sus caderas y levantándola ligeramente comencé a hacerle sexo oral sintiendo la mezcla de sus jugos agridulces con el sabor a grosella de la gelatina, separe sus labios vaginales para alcanzar el clítoris, y comencé a chuparlo con verdadero deleite, mientras mis manos no dejaban de acariciar su cuerpo; sentí como por momentos su excitación iba aumentando, sus piernas aprisionaban mi cabeza y sentía como sus músculos se contraían mientras el flujo de sus jugos aumentaba de forma increíble; hasta que de repente, todo su cuerpo se tensó y exhalando una serie de gemidos ahogados llegó a su primer orgasmo de la noche

            Para entonces mi pene estaba tan duro que dolía, pero ella me hizo recostarme y dijo “Ahora es mi turno, siempre deseé hacer esto”, y amigos, no se si era el cumplir con creces su fantasía o que tenía talento natural, pero fue una de las mejores mamadas de mi vida, comenzó lamiéndolo suavemente desde la base, sosteniéndolo con su mano izquierda mientras acariciaba mis testículos con su mano derecha; después abrió la boca e introdujo lentamente la hinchada cabeza de mi pene en ella al tiempo que con su lengua jugueteaba con ella, empujándola contra su paladar, lo que aumentaba mucho la sensación de la caricia, al tiempo que suavemente masturbaba la parte de mi pene que se encontraba fuera de su boca, cada cierto tiempo, sacaba mi pene de su boca y tomando un poco de gelatina con su mano lo embadurnaba por completo antes de proseguir con su dedicada y placentera labor, para después volver a empezar con las suaves lamidas como lo había hecho al principio, era tan placentero que me sentía morir, pero al mismo tiempo que deseaba terminar en un gran orgasmo en ese mismo momento, deseaba sentir por primera vez cómo entraba mi pene en su cuerpo, así que al fin la tomé de las manos y la levanté, de manera que su cuerpo quedó sobre el mío y mientras la besaba, la tomé de las caderas y lentamente la fui acomodando de manera de poder penetrarla.

            En ese momento ella interrumpió el beso y me susurró al oído “Lentamente por favor, porque es mi primera vez” yo le sonreí y la besé nuevamente, alentado por esa inesperada revelación continué con mi propósito de penetrarla, cosa que hice lentamente; tratando de lastimarla lo menos posible y de aumentar su placer, con una de mis manos comencé a acariciar su clítoris mientras dejaba que ella misma controlara la velocidad de la penetración; cuando íbamos aproximadamente a la mitad de la penetración, de repente ella se detuvo y se quedó mirándome fijamente por un segundo, después del cual apretó los dientes y se dejó caer sobre mi pene, exhalando un pequeño grito, al mismo tiempo que dos lágrimas de dolor corrían por sus mejillas se abrazó fuertemente de mi y se quedó ahí temblando y gimiendo por un momento; después, empezó a moverse suavemente entre gemidos que mezclaban dolor y placer, mientras yo baje la cabeza y comencé a chupar alternadamente sus duros pezones, poco a poco fue notorio por la expresión de su rostro como el dolor iba dando paso al placer, yo sentía como la apretada gruta de su sexo me acariciaba deliciosamente hasta que sentí cómo se estremecía cuando un nuevo orgasmo le llegó y se dejó caer sobre mi, totalmente agotada.

            Para entonces, me sentía cerca del límite de mi resistencia, mi orgasmo estaba cerca, así que la separé de mí y la deslicé hasta que nuevamente quedó semihundida en la gelatina, ahí comencé nuevamente a estimularla acariciando su cuerpo con mi lengua y mis manos, subiendo y bajando por cada punto erógeno que conocía y descubriendo algunos más, ella reaccionó rápidamente así que acomodando mi cuerpo sobre el de ella, volví a penetrarla, moviéndome al principio lentamente para ver si ya estaba lista, pero al ver que la penetración ya no le provocaba dolor, comencé un ritmo mucho mas rápido, por lo que literalmente volaban trozos de gelatina fuera de la tina cuando nuestros cuerpos chocaban; mantuve ese ritmo por algunos minutos, hasta que sentí que no podía mas y que no podría contener por mas tiempo mi propio orgasmo, así que aceleré el ritmo de mis penetraciones de manera de apresurar también el orgasmo de Blanca, cosa que logré haciendo que nuestros orgasmos llegaran casi al mismo tiempo.

            Al final, el baño parecía un verdadero campo de batalla, el rojo de la gelatina manchaba todo, pero realmente no nos importó en ese momento, estábamos muy ocupados besándonos; después, salimos de la tina y nos metimos juntos a la ducha, donde nos entretuvimos largos minutos lavando y acariciando nuestros cuerpos, excitándonos nuevamente y al mismo tiempo eliminando cualquier rastro de gelatina de nuestros cuerpos, después de lo cual la tomé en mis brazos y la llevé así al dormitorio donde después de decirme que había sido el mejor regalo de cumpleaños de su vida, se quedó dormida en mis brazos, y a la mañana siguiente me ayudó a limpiar el desastre que habíamos dejado en el baño, cosa que nos tomo unas cuatro horas.

            Como pueden ver, en este relato no hay ningún superhombre que acabe seis veces en una noche, sino simplemente la verdad, tal y como ocurrió; después de este primer encuentro seguí saliendo con Blanca por algunos meses mas, sin embargo, tiempo después nos separamos, quedando simplemente como buenos amigos y no he vuelto a verla desde que salimos del bachillerato, y siempre recuerdo con agrado especial esa primera noche, cuando ella cumplió su máxima fantasía y yo conseguí uno de los recuerdos mas memorables de mi vida.

            Espero que hayan disfrutado este relato, y disculpen los naturales errores por tratarse del primero, agradeceré sus comentarios y críticas.

            (Por supuesto, en mi cuenta de autor pueden leer los relatos que subí después de este, si así lo desean, los invito cordialmente a disfrutarlos también, probablemente hallen alguno que sea de su agrado, hasta pronto.)