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El Vendedor de Sueños

en Poesía Erótica

EL VENDEDOR DE SUEÑOS

 

Nadie supo de dónde vino,

y tampoco supo nadie a dónde se fue,

tan sólo supieron que vendía sueños,

sueños de azúcar y miel.

 

Extraños eran sus precios,

pues extraña era su mercancía,

pero, después de todo eran sueños,

y nadie tal oferta desdeñaría.

 

La risa de un niño era suficiente

y las lágrimas de un adulto aceptaba,

el suspiro de una adolescente

y cheques de alegría también canjeaba.

 

Pero hubo un sueño especial

del cual nadie al precio llegó,

pues como pago ni risas, ni lágrimas,

ni suspiros o alegría él aceptó.

 

Al final, casualmente me enteré,

del pago que el vendedor pedía

para a alguien entregar

tan preciosa mercancía.

 

Deseaba el vendedor

amor sincero de mujer,

pues a ningún otro precio

ese sueño quería vender.

 

Ahora, siento pena por el vendedor,

pues por mucho que lo intente,

presiento que ese sueño de amor

estará la venta eternamente.

 

Kosuke.