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Six Pack (1: Ruth, la gigante solitaria)

en Hetero: General

SIX PACK 1 (RUTH, LA GIGANTE SOLITARIA)

No era tan inaccesible como parecía...

Por más extraño que parezca la historia que están leyendo, todos lo hechos narrados en ella son reales, sólo he cambiado los nombres de los protagonistas y los lugares para proteger al inocente... Y al pervertido...

Hace unos años por un proyecto de la compañía para la que trabajaba viajé a la ciudad de Culiacán Sinaloa, donde permanecería poco mas de dos meses; la primera semana la organización del nuevo proyecto absorbió toda mi atención, por lo que llegar la noche del sábado, me encontré con que era el único del grupo que no había hecho planes para pasar el fin de semana, así que me encontré solo y por no tener una cosa mejor que hacer acudí a una disco de moda del centro de la ciudad.

Al encontrarme ahí, como no tenía pareja para bailar me acerqué a la barra para ambientarme y tratar de conseguir pareja; después de pedir una cerveza comencé a observar detenidamente a las personas que abarrotaban prácticamente el local, para mi decepción parecía ser noche de parejas, porque si exceptuaba a uno que otro solitario como yo, el local aparentaba estar lleno de enamorados que pasaban mas tiempo haciéndose arrumacos que bailando; sin embargo, en el momento en que apuraba mi cerveza para salir de allí pude ver en un extremo de la pista a una chica bellísima que bailaba totalmente sola, por lo que decidido a ser yo el que la invitase primero, me acerqué rápidamente a donde estaba.

Para mi sorpresa al llegar cerca de donde la chica bailaba pude darme cuenta de la razón por la que se encontraba totalmente sola, pues la hermosa desconocida rebasaba con facilidad el 1.80 de estatura (después me enteraría que medía exactamente 1.89 metros) y por añadidura calzaba unas impresionantes zapatillas con tacón de aguja de 12 centímetros; muy impresionado, pero también muy decidido a no regresar a mi habitación del hotel a aburrirme, me acerqué a ella y tratando de que no se me notase lo impresionado que me encontraba la invité a bailar, su bello rostro se iluminó con una sonrisa y aceptó bailar conmigo.

Mientras bailábamos, pude observar con mayor detenimiento a mi bella acompañante y pude comprobar el porqué de mi confusión inicial respecto a su estatura, al contrario de la mayoría de las personas que son muy altas y que parecen haber sido estirados de alguna manera extraña, ella conservaba una armonía perfecta entre su figura y su estatura, como después pude comprobar, sus medidas eran 105 – 68 – 110, y la perfección de su rostro enmarcado por su oscuro cabello que le caía en suaves ondas hasta la altura de las caderas y su piel ligeramente bronceada hacían un cuadro difícil de olvidar, sobre todo por la minifalda a cuadros que permitía observar casi en su totalidad sus torneadas e interminables piernas y el pequeño top blanco que permitía adivinar la plenitud de sus grandes y redondeados senos.

A pesar de no ser ningún enano, mis 1.74 metros de estatura empequeñecían al lado de semejante beldad, sin embargo mi complexión robusta debida a la práctica del fútbol americano me ayudaban a no parecer totalmente ridículo al bailar con ella; después de un buen rato de estar bailando, nos sentamos en la barra del bar y ahí supe por fin su nombre, se llamaba Ruth y estaba muy contenta de que me hubiera animado a invitarla a bailar, porque según me contó la mayor parte de las veces los hombres se intimidaban al ver lo alta que era y que era muy difícil encontrar hombres de una estatura adecuada para salir con ellos; por mi parte, me sentía agradablemente sorprendido por la sencillez de Ruth y completamente orgulloso de las miradas de envidia de todos los otros hombres en la disco, porque la chica era una verdadera belleza y sólo se explicaba que estuviera sola por el miedo de los otros hombres de acercarse e invitarla.

Después de descansar brevemente volvimos a la pista y al cabo de un rato el DJ puso algunas piezas lentas y muy románticas; en ese momento Ruth trató de dejar la pista, pero la atraje hacia mí y muy decidido comencé a bailar con ella en mis brazos a pesar de que mi rostro quedaba apenas a la altura de su pecho, lo que la hizo ruborizarse intensamente y tratar de pedirme disculpas por estar usando tacones siendo ella tan alta, a lo que con una sonrisa respondí que por el contrario, que le estaba agradecido por ello, porque me encontraba en el mejor lugar de toda la ciudad; poco a poco, ella se relajó en mis brazos y a pesar de las naturales dificultades, logramos acoplarnos perfectamente, en un momento dado, ella me permitió acercarme más y cediendo a un impulso repentino apoyé mi cabeza entre sus generosos senos sintiendo el suave perfume y la tibieza que de ellos emanaban, en contra de lo que temía, mi atrevido movimiento hizo que ella se relajase más aún y el intenso rubor que coloreaba hasta ese momento sus mejillas se desvaneció poco a poco.

Al paso de las horas, entre la bebida y el baile comenzamos a sentir que la simpatía inicial entre nosotros se convertía en atracción y ésta a su vez en deseo, hasta que dejamos de bailar para quedarnos sentados en una pequeña mesa de la disco, acariciándonos mutuamente; para ese instante, ya tenía muy claro que deseaba llevarme a esta extraordinaria chica a la cama por lo que le susurré una invitación que sin dudar aceptó y salimos casi corriendo de la disco para dirigirnos a mi hotel.

Al llegar, aparte de una expresión de total asombro del empleado nocturno, nada nos interrumpió hasta llegar a la habitación, donde más tardé en cerrar la puerta que en empezar a desnudarnos mutuamente; conforme acariciaba su magnífico cuerpo, no me parecían suficientes los besos que le estaba dando, quería explorar con mis labios cada pequeña parte de mi nueva compañera de habitación.

Al llegar a sus maravillosos senos sentí la extraordinaria suavidad de su piel y la firmeza de su forma, no había en Ruth una sola imperfección, conforme bajaba por su abdomen y acariciaba la suave redondez de sus caderas podía sentir cada estremecimiento de placer que la acompañaba, cuando llegué a su vientre, pude ver y sentir como su placer se elevaba al límite mientras mi boca acariciaba con avidez los delicados labios de su húmedo sexo y mis dedos exploraban la tibieza de su deliciosa vagina, arrancándole gemidos incontrolables, mientras sus manos presionaban mi nuca como tratando de fusionarme para siempre con su intimidad, pude sentir como su placer explotaba en un interminable orgasmo cuando me apoderé de su clítoris con mi lengua y cómo su cuerpo perdía poco a poco su fuerza y se relajaba.

Desande lentamente el camino que mis manos y boca habían trazado en su cuerpo hasta llegar de nuevo a sus labios que ya me esperaban anhelantes, para después de un largo y apasionado beso susurrar en mi oído que por favor la hiciera mía, mientras su delicada mano acariciaba mi erecto miembro; me acomodé entre sus hermosas piernas y lentamente comencé a penetrarla, mis sentidos se nublaron y todo mi ser se concentró en la deliciosa fricción que se generaba entre nuestros cuerpos, y con asombro noté la estrechez de su sexo, que me apretaba deliciosamente como si mil diminutas manos me acariciasen.

Entre gemidos de placer, Ruth enredó sus largas piernas alrededor de mi cintura y me atrajo hacia ella hasta que toda la longitud de mi pene se alojó en su vagina permitiéndome sentir como la llenaba por completo; comencé a moverme con un suave ritmo, tratando de maximizar el placer que estaba dando y recibiendo de ella, mientras mis labios hacían presa de sus turgentes senos; al cabo de un rato, aumenté la velocidad y fuerza de mis movimientos lo que vino acompañado de un nuevo orgasmo por su parte, por lo que tomé su pierna derecha y la puse sobre mi hombro con lo que pude hacer mis movimientos mas profundos; sintiendo que me acercaba a mi propia culminación, me detuve por un momento para retrasarla y alargar el placer de ambos, pausa que Ruth aprovechó para hacer que saliera de ella y recostarme en la cama, para luego montarse sobre mi y hábilmente ensartar de nuevo mi miembro dentro de su sexo.

Para ese momento, el placer de sentirme dentro de ella se complementó con el extraordinariamente erótico cuadro que se presentaba a mis ojos, con esta hermosa chica cabalgando suavemente sobre mi pene; cuando sentí aproximarse mi orgasmo la tomé por las caderas para tratar de fundirme en ella y comencé a alojar en su interior la suma de todo el deseo que se había acumulado en mi cuerpo desde que la vi por primera vez en la disco; la intensa sensación de mi eyaculación le provocó a Ruth un nuevo orgasmo, tan intenso que por un momento no supimos si fue mi boca o la suya la que emitió el último grito de placer.

Sin permitir que mi pene saliera de ella, la deslicé suavemente hasta que quedó acostada a mi lado y así unidos nos hundimos en el suave abandono del sueño; cuado desperté, ella aún dormía, y por la ventana se deslizaban los primeros rayos del alba, me separé lentamente de ella y mientras amanecía pude observar el maravilloso espectáculo del juego que hacían la luz y las sombras sobre el hermoso y perfecto cuerpo de Ruth.

La desperté suavemente y la invité a ducharse conmigo, pero el amanecer la había vuelto tímida y prefirió que la esperase mientras se duchaba, al final ya vestidos salimos a desayunar al restaurante del hotel, donde las miradas asombradas de los demás huéspedes rendían tributo a la belleza y gran estatura de Ruth; después la acompañé hasta su casa y me despedí de ella, con la promesa de volver a verla por la tarde de ese mismo día.