miprimita.com

Vivencias y descubrimientos en la juventud

en Sexo Anal

Yo había quedado en deuda con Toño por la segunda que me había hecho con La Nena; una noche nos pusimos a llamar a cualquier número para hacerle bromas a quien respondiera; de pronto se me ocurrió una idea que resultó genial; tomé la guía telefónica y busqué el número de un bar cercano, marqué y cuando me respondieron pregunté por Carmen; enseguida se puso al habla una mujer que me informó que Carmen no había ido a trabajar ese día, pero que ella podía darle mi mensaje, yo le dije que prefería si hablábamos personalmente y nos pusimos de acuerdo para que la pasara buscando cuando ella terminara de trabajar.

Llegué al bar y pregunté por María que resultó ser una criatura muy linda; no era el tipo de mujer que uno se imagina trabajando en un lugar como ese. Nos fuimos hablando hasta el hotel y le confesé que en realidad no conocía a nadie en ese bar, pero que después de haberla conocido a ella, ardía en deseos de hacerle el amor.

Eres muy tremendo, pero tu también me gustaste, así es que vamos a tu hotel y no perdamos mas tiempo..."; yo le aclaré que no era mi hotel y que el hijo del dueño me había servido de cómplice.

Apenas entramos a la habitación, comencé a besarla y meterle mano por todas partes; aquella mujercita era muy ardiente y me correspondió de igual forma, nos besamos de forma salvaje mientras nos íbamos desnudando mutuamente; enseguida que la tuve sin nada encima, la coloqué sobre la cama y separando sus piernas la penetré sin miramientos hasta que mis bolas chocaron contra sus nalgas; María lanzó un quejido largo al tiempo que sus ojos se abrieron desmesuradamente acusando el dolor que le había causado aquella invasión repentina, pero enseguida cerró sus muslos alrededor de mi cintura y se acopló a mis movimientos siseando como una culebra; se notaba que le encantaba sentirse llena con mi virilidad porque casi enseguida aulló como una loba y se desató en una acabada bestial. Esa noche yo estaba ocioso y enseguida le descargué mi leche en su deliciosa vagina. Esperé unos pocos minutos y cuando volví a estar listo, la volví a penetrar; me sacié con su lengua, disfruté de sus menudas tetas y cuando acababa por segunda vez, me le uní y volví a descargarle mi leche.

Repetí la operación tres veces hasta que ella me dijo que la dejara descansar un poco...; "coges divino Armando, pero me tienes la cuquita ardiendo!"; "está bien, descansa un rato que yo voy a bajar y luego te daré una sorpresa...".

Bajé a la recepción y le dije a Toño..., "es toda tuya, eso sí, gózatela bien porque está buenísima y además le encanta hacer el amor, pero deja el teléfono descolgado...".

Cuando Toño entró en la habitación, María estaba en el baño; descolgó el auricular y esperó...; "¿quién eres tú, donde está Armando?", preguntó María un poco asustada...; "yo soy tu sorpresa, Armando me dijo que te tratara muy bien porque eras muy especial..."; "viéndolo bien, estás tan bueno como él, así que desnúdate y cógeme bien rico!!".

Esa noche me masturbé oyendo como Toño ponía a chillar a María cada vez que se la cogía. En la mañana bien temprano, bajó y ya empezaban a llegar los empleados del día..., "gracias mi pana!", "tranquilo, hoy por ti y mañana por mí...", soltamos la risa sin que nadie entendiera el motivo..., siempre es bueno contar con los amigos...

Uno de los grandes problemas que confrontan la mayoría de los hombres en la actualidad, es el hecho de no saber como satisfacer plenamente a las mujeres; entre otras cosas, por ignorancia y en un alto porcentaje, porque la eyaculación precoz se ha entronizado entre los miembros del sexo masculino:

Producto de lo anterior, no es extraño que las mujeres busquen en otros hombres la satisfacción que no consiguen con sus parejas y, lo triste de todo, es que encima hay machistas que las tildan de putas o cualquier otro calificativo, todo por no reconocer su propia incapacidad en el plano sexual; prueba de ello es lo que a continuación les narro.

Una noche llegaron al hotel cuatro compañeros de clase; venían con una morena espectacular que según nos dijeron, quería que se la cogieran varios hombres, pero solo lo haría por detrás; aquello nos excitó muchísimo, fuimos subiendo de uno en uno, éramos seis en total; cuando me tocó el turno, aquella mujer me descifró el misterio...; "me encanta que me cojan varios machos, pero no estoy dispuesta a perder mi virguito hasta que no me case..."; después de unos besos y manoseos, se tendió boca arriba y separando sus piernas bien en alto, me invitó...; "ven y méteme ese güevote, cógeme bien rico y hazme acabar porque tus amigos no han podido, apenas lo meten, se vacían como un grifo roto; espero que siendo el último, no me defraudes..."; "tranquila carajita, que ahora vas a saber lo que es acabar bien rico por ese culito!".

Estuve con ella cuarenta y cinco minutos de los cuales, por lo menos veinte, los dediqué a acariciar su cuerpo de mil formas distintas; estimulé sus puntos más sensibles y cada cierto tiempo, le insinuaba una penetración, pero sin llegar a consumarla; ella, que ya estaba deseosa por lograr un orgasmo, llegó a un estado de ansiedad tal, que me gritó: "O me lo metes ya, o te voy a dar un coñazo!..."; yo no me inmuté, penetré su dilatado agujero con dos dedos y mientras ella suspiraba y gemía anticipándose al placer que seguramente le seguiría de inmediato, todavía me di el lujo de ordenarle…; "Quiero que tú misma te cojas, te quiero ver gozando sobre mi verga…"; me deje caer boca arriba y coloqué mis manos debajo de mi cabeza.

La morena me miró con cara de arrechera, pero decidió hacer lo que le había ordenado, se colocó a horcajadas sobre mí y retándome con la mirada, buscó mi verga con una mano y muy despacio, se fue empalando hasta que sentí mis bolas chocar contra sus voluminosas nalgas; me agarró los brazos con ambas manos y empezó a moverse a un ritmo desenfrenado, hacia atrás y hacia delante, hacia arriba y hacia abajo, rotaba su cintura como si quisiera dislocar mi falo, mientras, no dejaba de mirarme con expresión desafiante…; "crees que no soy capaz de cogerte?, pues ahora quien te va a hacer acabar soy yo a ti!..."; fue un reto muy placentero, la dejé que se moviera a placer y comencé a estimular sus pezones con mis manos y boca, aquel tratamiento, sumado a su deseo por lograr un orgasmo, la hicieron explotar en una acabada de antología; los ojos le brillaban de una forma impresionante y las contracciones de su esfínter, estuvieron a punto de hacerme acabar, pero de algo tenía que servir el control que había aprendido a ejercer sobre mi cuerpo.

Siguió cabalgándome y noté que había perdido el control, el hecho de no haberme provocado un orgasmo, la desconcertó y entonces me aproveché de la situación; esperé hasta que acabó por segunda vez y me puse al mando. Hice que se colocara hincada en la moqueta con su abdomen pegado a la esquina del colchón, eso evitaría que su cuerpo se desplazara hacia delante cuando yo embistiera su trasero; entre en ella despacio, dejándole sentir cada milímetro de carne hasta que estuve totalmente dentro; me mantuve inmóvil por unos segundos que deben haberle parecido una eternidad y entonces inicié una serie de arremetidas, largas y fuertes.

Se tornó frenética, la tomé por su larga cabellera y halé su cabeza hacia atrás mientras no dejaba de moverme en su interior, busqué su boca con la otra mano y le ofrecí mis dedos, tomó tres entre sus labios y comenzó a succionar con pasión desmedida mientras yo le imprimía un movimiento de mete y saca a mi mano. El resultado no pudo ser mejor, sus orgasmos se sucedían casi sin intervalo entre uno y otro, ya cuando acabó por tercera vez en esa posición, mi autocontrol no servía para nada; me dejé llevar por todas las sensaciones acumuladas y mientras ella ejercía presión alrededor de mi verga, producto de los espasmos de su ano, le inundé los intestinos con mi leche. Bajamos juntos y los otros empezaron a increparme...; "Coño chamo!, te pasaste!, casi te quedas toda la noche con ella"; "cállense todos, que alguno tenía que hacerme acabar y solo él lo logró, este si es un padrote, me dejó el culito destrozado, pero me hizo gozar como ninguno de ustedes pudo hacerlo!!"; y se marchó sola dejando a mis amigos bien picados por lo que había dicho de mí.

A raíz de ese episodio, solía conversar con mis amigos sobre sus actividades sexuales y de esa forma, me percaté que lamentablemente para ellos, la media en la duración de un coito, no pasaba de cinco minutos; no era casualidad que les resultara difícil complacer a las muchachas con las que salían.

Recordé a María y no pude menos que agradecerle, una vez más, todo lo que me había enseñado acerca de cómo complacer a una mujer…

Mas de elpintor2

La señora Suarez, una gheisha criolla

Raquel, una virgen de 40

Quiero que sepas como te cogeré

Delicatesses

De amante a justiciero

Segundas nupcias

Jazmín, la mujer del vigilante

Gabriela, una iniciación diferente

Buesa, siempre mi favorito

1963, Con el cerrojo echado por dentro...

Poemas de José Ángel Buesa (3)

Antonio, todo un animal sexual

Recuerdos (4)

Recuerdos (7)

Recuerdos (6)

Recuerdos (5)

Recuerdos (3)

Recuerdos (2)

Recuerdos (1)

Poemas de José Ángel Buesa (2)

Carta a una paisana, o respuesta a tu pregunta

Poemas de José Ángel Buesa

Venadita me ha impactado

Poema para Venadita (Alicia, en castellano)

Luna me mostró sus cuatro fases

Rosa María, o La mejor Química es la Orgánica

Recordando a Simón Díaz, un caballo viejo...

Para leer sin manos

Carta de mi esposa

La nena

Jossieann, cuando el sexo tiene amor

Anitica, como una mas de la familia...

Sadismo institucionalizado

Mi vida en el internado

Glosa de mi razón para amarte

Dominación con estilos propios

Zarina, una madura audaz y deliciosa

Después de María, las vivencias de mi adolescencia

Precocidad

Poema a la madre

Simplemente Julia, que delicia de mujer...

Dos calienticas y un pintor...

Por amor a pacha mama, la madre tierra

Homenaje a Alí Primera

Remembranzas

Combatiendo la rutina

Amigas por separado

Para ti mujer, porque eres única

Carta a mis hijos

Amor filial

Homenaje a andrés Eloy Blanco

Historia y profecía

Sentencia en doce cuartetos

Glosa de nuestra historia

Tu me embrujaste

Bendita tecnología

Glosa de tu andar, de tu cuerpo, tu mirada y tu...

Glosa de mi deseo

Ese hijo

A otro martir

Lo que tu has llegado a ser

Como el Caribe indomable (versos sin escuela)

Glosa de amor en silencio

Glosa de lo que tu eres

Tu recuerdo

Tarjeta de navidad

Catarsis

El pecado de Eva, o la versión de El Gordo

Toña mi novia, su hermana mi amante, Elsa y...

Jossita, cuando el destino nos alcanza

María, la generación de relevo...

Zoraida me curó una herida

Toña mi novia, su hermana mi amante, Elsa y...

Gisela, mi día de suerte

Vera

Satisfacciones de taxista

Thaís, las delicias de viajar en autobús

Mas relatos cortos

Windri, la estoy enseñando a ser mujer

Solangel, su nombre lo dice todo

Shirley, un amor primaveral en mi madurez

Señora Suárez, era toda una gheisha

Sonia

Yolanda, la madura amiga de mi madre

Mas Aventuras, pasajeras pero bien ricas

Aventuras de viaje (1)

Gloria la niñera

Nerys, una gordita, madurita y bien agradecida

Scarlet

Raquel mi odontóloga

Marlene me arreglaba el cabello y algo más...

Paola, un encuentro fortuito

Nehamka la desafiante

Mercedes, paciencia que algún día llegas

Nahir, de humillada a exaltada

Carmen y Mencys, unas de cal y otras de arena

Juanita, un riesgo laboral

Maritza, la clase obrea en marcha

Mapi, la curiosidad no siempre mata al gato

Luna me mostró todas sus fases...

Lucila, otra fantasía de mi niñez hecha realidad

Horario nocturno

Trabajo de sobretiempo

Lety, la soledad la consumía y la pasión también

Gabriela, toda una modelo

Jazmín, la mejor fruta crece en patio ajeno

Jacqueline quería peder su virginidad

Idalia, una madura bien caliente

Francia, la mejor amiga de mi hija

Élida, menudita pero deliciosa

Evelyn 2003, muy reciente

Esperanza

Eneida, que buena leche

Ella

Decsy, la autoritaria humillada

Carmen, Carmen, Carmen, cuantas fueron?

Otra Carmen, otra fruta madura

Carmen, todavía virgen?

Carmen Aida

Amarilys

Mi adorable vecina

Amalyn, mi bella primita

Alda, o la audacia también es un arte

Adriana, mi jefa y mi amante

Koralys

Fernanda, la fruta madura

Carmela, que maja y que divina

Nancy, que buena clienta

Lenny

Lilian me recordaría por siempre

Noemí me buscó

Que viva España

Un trabajo secreto

Relaciones -Especiales-

Cecilia, una amiga muy especial

Afortunado accidente

La fierecilla domada... (No es un plagio)

Idania

Joven y suelto en la capital

Rosa María, o La mejor Química es la Orgánica

Una morena muy anal

La Nena

Una más en mi larga historia

Jossieann, amor de verdad

Anitica

Internado

Zarina

Precocidad

Después de María