Una vez me mandaron a Bailadores en el estado Mérida para que realizara un trabajo con mi equipo; solíamos hacer trabajos encubiertos para el gobierno y ocasionalmente corríamos riesgos extremos, pero afortunadamente, jamás perdimos un hombre en acción. Durante ese tipo de actividades, solíamos ganarnos la amistad de alguna mujer para poder pasar como turistas que habían logrado un levante casual para no llamar la atención.
En esa ocasión me tocó remplazar a un compañero que se había estrellado mientras huía de un sitio donde lo habían emboscado; llegué al sitio, cambiamos las placas y los documentos de los vehículos y yo me quedé en medio del páramo con aquella andinita deliciosa que me había levantado en Sta. Cruz de Mora; una muchacha menuda pero con un cuerpo precioso, cabellos negros y muy mimosa, le encantaba pasarla bien conmigo.
De pronto se aparecieron unos tipos de muy mal aspecto, eran los que venían siguiendo a mi compañero. Me preguntaron que hacía yo en ese carro y cuando quise explicarles, uno de ello mencionó que las placas no eran las mismas...; "Ustedes vienen siguiendo un carro idéntico al mío, lo sé porque el hijo de puta fue el que me hizo estrellar y casi nos matamos mi mujer y yo!, el coñoe madre ese venía sin luces y casi me choca en plena curva!", después de un rato de tensión, ellos mismos me ayudaron a mover el carro para evitar que algún conductor desprevenido se estrellara contra nosotros y se marcharon; logré convencerlos porque cuando me preguntaron por la muchacha que iba conmigo, les recordé que era mi mujer y que ya antes se lo había dicho, entonces la agarré y le di un beso y le dije que se quedara tranquila, que esos señores eran autoridad y que nos iban a ayudar.
Apenas se fueron le dije como en secreto...; "Tienes una boquita deliciosa!, y reaccionaste muy bien!!"; "Te parece?", me dijo ella y sonriendo se repegó contra mí; Carolina, que así se llamaba, dejó que la besara de nuevo y entonces amasé sus menudas tetas y le hice sentir mi excitación; comenzó a respirar fuerte y dejó que la acariciara toda; estábamos en eso cuando llegó el grupo de logística, me entregaron otro carro y remolcaron el averiado; yo puse rumbo hacia Tovar y me alejé; Carolina estaba muy impresionada con todo lo que había presenciado...; "No sabía que eras agente secreto!!"; "Algo parecido...", le dije como sin importancia; eso hacía que ella se interesara más en mí y menos en lo sucedido, de esa forma, evitaba que ella pensara mucho en lo que había visto y no podría hacer un relato detallado de los acontecimientos si alguien llegaba a indagar.
"Nos vienen siguiendo!!", le dije como en secreto...; "Y ahora ¿qué hacemos?"; "Nada, llegamos al hotel y entramos con toda naturalidad y así ellos se convencerán y nos dejarán en paz..."; Ella se sintió muy emocionada al sentirse parte de una operación secreta y guardó silencio pegando su cuerpo al mío. Llegamos al hotel y pedí la llave, la tomé por la cintura con un brazo y ella me abrazó, entramos a la habitación y yo miré por la cortina sin encender la luz; ella aguardaba ansiosa...; "Todavía están allí..."; "Y ahora ¿qué hacemos?", parecía que solo sabía preguntar eso...; "Pues me parece que deberíamos aprovechar el tiempo lo mejor posible, ¿no te parece?..."; en realidad no había nadie, pero aquello la ponía en mayor intimidad conmigo; la halé hacia mí y busqué su boca, apenas la rocé, ella volvió a pegar su cuerpo contra el mío; la fui desnudando lentamente mientras disfrutaba de cada milímetro de su delicada piel, mamé sus tetas durante un buen rato mientras le daba con un dedo en el clítoris metiéndoselo bien profundo de vez en cuando; cuando la tuve a punto, separé sus piernas y me hundí en ella, de un solo golpe, hasta que toqué fondo; Carolina tenía un temperamento muy ardiente, apenas me sintió en su interior, me apresó entre sus muslos y comenzó a moverse con frenesí, me ofreció su boca y se desató en un orgasmo delicioso; su cuerpo se estremecía con fuerza y gemía resoplando por la nariz sin despegar sus labios de los míos; tenía una vagina muy caliente y bastante estrecha, podía sentir sus pliegues internos y la forma como se contraía alrededor de mi pene mientras duró su orgasmo; seguí cogiéndola con fuerza mientras hurgaba su boca con mi lengua y la sostenía por las nalgas, aquello la puso a millón, acabó un sin número de veces hasta que le inundé la vagina con un caudal inmenso de semen; fue un orgasmo delicioso, intenso y muy largo.
De pronto uno de mis compañeros tocó a la puerta, ella se asustó y yo la calmé, , abrí y él me informó que la hermana de Carolina estaba en la habitación de al lado, proponiéndome cambiar de pareja; yo le expliqué a Carolina que debía ausentarme pero que mi amigo se quedaría para protegerla...; "Sé complaciente con él..., ya verás que la vas a pasar muy bien..."; ella asintió con la cabeza, me dio un beso y no dijo nada.
Entré al cuarto donde estaba la hermana de Carolina y la encontré bajo las sábanas, ella me miró asustada...; "¿Quién eres tú, donde está Gustavo?"; "Yo soy el que te va a hacer gozar como nunca lo has hecho..., Gustavo está en el otro cuarto haciendo feliz a tu hermana que estaba conmigo..., así es que no te preocupes y vamos a gozar de este momento..."; ella guardó silencio y yo lo di por aceptado; me desvestí enseguida y me junté con ella bajo las sábanas; aquella criatura era más joven que Carolina, pero era mucho más ardiente que ella; apenas la besé, me agarró la verga con sus manitas y empezó a sobarla delicadamente, cuando la sintió bien dura, me urgió a que se la metiera...; "Métemelo ahora papito que quiero acabar hasta que amanezca!!..."; la primera vez fue muy rápido, era tan estrecha, tan caliente por dentro y se movía de tal forma, que enseguida acabamos juntos, yo pude haberme controlado, pero viendo su temperamento, quise sacarle provecho; pasó como imaginé, cuando se dio cuenta que yo había acabado, esperó unos segundos y enseguida me agarró la verga y comenzó a mamármela con su menuda boca hasta que me la paro de nuevo, entonces la puse en cuatro y se la metí desde atrás; luego que acabó no sé cuantas veces, me cabalgó por espacio de treinta minutos y me dio otros cinco orgasmos antes de volver a llenarle las entrañas con mi leche; gritaba durísimo cuando yo me le afincaba pero siempre pedía más. Cuando amaneció, me había provocado cinco orgasmos antes de darse por satisfecha, quedamos de vernos esa noche, pero nosotros nos fuimos al mediodía a realizar otra misión...