María de Los Ángeles trabajaba en la GDF y era una catira bellísima con un cuerpo escultural; me empaté con ella debido a que constantemente la visitaba por cuestiones de trabajo; ella tenía una compañera de trabajo llamada Cecilia que era todo un monumento pero al contrario, su belleza era muy criolla, morena de pelo negro y unas formas por demás voluptuosas, me fascinaba como mujer pero su estrecha amistad con María de Los Ángeles me impedía cualquier acercamiento.
Por cuestiones propias de jóvenes, María y yo tuvimos una seria discusión y rompimos nuestra relación; se lo comenté a Cecilia que era un poco mayor como buscando un consejo, ella me invitó a ir a su apartamento el sábado siguiente para que conversáramos sobre el particular.
Llegué a su apartamento como a las nueve de la mañana, Cecilia me recibió muy cariñosa, preparó café y mientras compartíamos sendas tazas y un cigarrillo, hablamos acerca del problema que teníamos María y yo...;"El problema es que yo quise intimar con ella y me rechazó de plano, quise explicarle que lo normal en una pareja de enamorados es que las caricias se hagan más audaces pero no me dejó ni hablar, me echó fuera de su apartamento y me tiró la puerta en la cara...", "Mira Armando, María de Los Ángeles es mi amiga, pero ella tiene una educación muy a la antigua, recuerda que sus padres son españoles de la vieja generación, muy puritanos y todo eso..., yo en su lugar si estuviera empatada con un tipo como tú, no lo hubiera pensado dos veces, pero ya ves... no estamos empatados..., claro que al final ella es quien se lo pierde!!...".
Seguimos conversando de otros temas y de pronto ella me dijo que quería enseñarme su apartamento pues lo estaba estrenando justo esa semana, me mostró los dormitorios y el baño auxiliar, todo muy bien arreglado, entonces caminó hasta el final del pasillo y abriendo la puerta me dijo muy emocionada...; "Y este es mi dormitorio!!!, ¿no es precioso...?", "Y muy acogedor también, tienes una cama inmensa!!!..."; ella se tiró sobre la cama boca arriba con los brazos y piernas abiertas y me dijo desde allí...; "Me veo como una enana!!!...", "Más bien te ves hermosa en esa pose..."; mi voz sonó apagada, yo estaba pensando en María y la verdad es que si bien era cierto, lo había dicho sin mucho entusiasmo...; "Mira, preocupándote no vas a solucionar nada!, estás tenso!!, acércate, lo que tú necesitas es un buen relax para que olvides un poco tu pena...."; me tendió una mano y cuando se la tomé, me haló sobre su cuerpo y me ofreció su boca...; "Deja que yo te haga olvidar del mundo!!!..."; por un momento no supe como reaccionar, Cecilia era la mejor amiga de María de Los Ángeles y ahora estaba debajo de mí, solos en su apartamento; la turbación me duró poco, una mujer como esa que siempre había despertado una gran admiración en mí, no podía despreciar aquel bocado que se me ofrecía; uní mi boca a la suya y Cecilia empezó a restregar su cuerpo contra el mío; obvia decir que en segundos mi erección estaba haciendo presión contra su sexo y ambos respirábamos aceleradamente; nos desnudamos desesperados, quise recorrer su cuerpo con mis manos y boca pero ella no me lo permitió...; "Penétrame ya!!, lo demás vendrá luego, ahora lo que quiero es sentir esa ricura dentro de mí, no sabes la cantidad de veces que he tenido fantasías contigo!!..., pero tú solo tenías ojos para ella y yo respeto los hombre ajenos...".
Me acomodé entre aquel par de hermosas columnas de carne morena y busqué su sexo con mi miembro erecto, ella lo tomó con una mano y después de frotarlo varias veces contra su clítoris, lo acomodó justo a la entrada de su ardiente vagina y en un movimiento muy ágil, se ensartó mis diecinueve centímetros en su deliciosa cavidad...; "No te muevas!!, solo mama mis tetas y deja que yo te goce hasta el cansancio!!!..., después serás tú quien me goce a mí y al final nos gozaremos ambos!!!..."; amasé sus tetas y pegué mi boca alternadamente a sus pezones que enseguida se pusieron duros y se brotaron; comenzó a moverse con mi verga dentro de su estrecha y caliente cueva, y cuando digo caliente me refiero a que su temperatura interna no era normal, era algo más que tibia, era tan rugosa que casi podía contar los pliegues de su vagina cuando rozaban mi glande, y su estrechez era algo tan delicioso que parecía que me lo estaba apretando con la mano; tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no acabar casi inmediatamente; el cuello de su útero me golpeaba el glande cada vez que ella se elevaba para recibirme hasta el fondo.
Con Cecilia no se cumplía eso de los siete minutos, ella acabó en tres..., sus orgasmos se producían casi seguidos, cuando quedó exhausta me dejó que tomara la iniciativa...; "Ahora si!!, cógeme bien rico papacito!!, dame bien duro y hazme acabar tanto como puedas!!, quiero gozarme este güevo hasta que no me queden fuerzas!!!..., pero me tienes que decir quien coño te enseñó a controlarte de esa forma, porque a tu edad, lo normal es que un chamo se vacía en cuestión de tres minutos...", "Tú no te preocupes por saber eso, mejor dedícate a gozarme como dijiste, que esta fiesta apenas comienza..."; después de casi veinte orgasmos Cecilia estaba desesperada, por lo visto nadie había tenido tanto control sobre ella...; "Coño Armando!!!, acaba mi cielo!, me tienes la cuca ardiendo de tanto cogerme!!!, me vas a sacar sangre mi vida!!!...", le pedí un último orgasmo y ella accedió, me encantaba su forma de acabar pues siseaba como una serpiente y se movía con una velocidad impresionante; embestí contra ella y mientras ella se ponía a mi ritmo , esperé que le llegara su orgasmo y le descargué no sé que cantidad de leche, tal vez por todo el rato que me estuve frotando en su interior, pero lo cierto es que mi orgasmo parecía no terminar nunca!!, fueron chorros y mas chorros de abundante semen y fuertes e interminables espasmos aún después de que ya no eyaculaba, nos mantuvimos con nuestras bocas unidas y resoplando por la nariz por más de un minuto hasta que al final quedamos tendidos en silencio, totalmente agotados; pasaron varios minutos antes que prendimos un par de cigarrillos y los fumáramos en total silencio, apenas rozando nuestros dedos.
"Nunca me imaginé que un carajito como tú me resultara tan buen amante..., me dejaste la cuca hinchada de tan duro que me cogiste!!!, pero me encanta, mira como estoy..."; se arrodilló ante mí con las piernas separadas y dejó que mi semen le escurriera vagina afuera para frotarse los labios con mi abundante venida...; "Lo que si te digo es que me fascina tu control!!, ahora deja que me refresque un poco porque esto lo tenemos que repetir ahora mismo!!!..."; fue hasta el baño y se aplicó agua durante un buen rato, luego buscó un par de vasos con jugo de frutas y los bebimos.
Quedaban dos diminutos trozos de hielo en su vaso cuando Cecilia se los metió en la boca, me miró con picardía y tomando mi miembro dormido, se lo metió en la boca y comenzó a succionarlo haciendo que los hielos rozaran mi sorprendido instrumento; No usaba las manos para nada!, solo succionaba y aplicaba su lengua hasta que mi verga le llegó a la garganta, hizo un par de arcadas pero siguió mamando por unos minutos; se sentó sobre mí y mirándome con pasión me dijo muy sugestiva...; "Tenías razón, esta fiesta apenas comienza!!, tengo ganas de saber a que sabe tu leche, pero eso será luego..., tal vez mañana!!...".
Acopló la cabeza de mi verga contra la entrada de su deliciosa vagina y sin dejar de mirarme, se dejó caer de un solo golpe hasta que sentí como llegaba al fondo de su cálido refugio; puso los ojos en blanco y suspiró profundo antes de comenzar a moverse pidiéndome que le diera bien duro desde abajo...; "Aprieta fuerte mis tetas y empuja duro hacia arriba mi cielo!!, sácamelo por la boca si quieres!!!, pero hazme gozar como antes!!!...". Cecilia tenía razón, la fiesta estaba comenzando y se prolongó por dos días..., el lunes cuando abandoné su apartamento, había disfrutado de todos sus agujeros y ella había gozado incluso cuando le acabé en la boca, pues mientras me mamaba se daba duro en la cuca con tres dedos y en el momento que acabé, ella también lo hizo.
De María de Los Ángeles no volví a saber sino por Cecilia que a veces me comentaba que estaba saliendo con alguien que deseaba casarse con ella