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De cómo castigue a mi mujer (2)

en No Consentido

Después de la primera visita, quedamos con el Doctor en llevar a mi mujer a la consulta, al cabo de dos días, pero tuve que ceder ante la insistencia de ella, que no quiso esperar tanto tiempo.

Llamé para fijar la entrevista y me contestó, la enfermera a quien comenté la insistencia de mi mujer, a lo que me replicó.

Ya me lo suponía que el otro día se quedo corta.

Ahora empieza mi trabajo.

Manolo, mi novio, os recibirá para dar confianza y luego se irá contigo y Alí detrás del cristal.

Efectivamente al día siguiente, con mi mujer feliz, como pocas veces la había visto, nos dirigimos al médico, extrañamente ella me indicó que si quería ir al despacho que ella me esperaría en el médico, que no hacia falta que subiera.

Lógicamente esto me desconcertó un poco, deduje que no quería que la acompañara, y me hizo reflexionar sobre los deseos de mi mujer, pero a pesar de ello, insistí en subir con ella.

Abrió la puerta Susana, la enfermera, que esta vez ya sin espera, nos acompañó al despacho de Manolo, quien es su papel, con la bata blanca, nos mandó sentar ceremonioso, en un despacho que sólo conservaba la mesa habiendo desaparecido todos los útiles médicos incluida la camilla ginecológica.

Con lo que inició un breve interrogatorio a Enriqueta.

Después de la primera visita y exploración se encuentra bien?.

Si perfectamente, más relajada y muy feliz.

Tendría que venir tres tardes a la semana, puede hacerlo?

Encantada pues como no trabajo tengo mucho tiempo libre.

Ha notado algún tipo de dolor o molestía?

Únicamente al ir al baño.

Es normal en un par de días se acabará todo.

Y Vd. , como marido, tiene inconveniente en que su esposa asista a estas sesiones tres veces a la semana?.

En absoluto, pues la veo feliz y a la vez la beneficiará, además que ambos firmamos el documento.

Ella me sonrió con satisfacción y me volvió a insistir en que fuera al despacho, con lo que le di un beso cariñoso, y me dirigí a la puerta para que Susana, abriera y cerrara, y pudiera ir al escondrijo de la otra vez.

Una vez que se quedaron ellos solos, el Doctor dijo, vamos a examinar los genitales, inclinando a la paciente sobre la mesa, mientras que la enfermera subía la falda y sacaba las bragas.

Cuando se acercó el Doctor no pudo por menos ante la vista de ese maravilloso sexo expuesto, meter su dedo en la vagina, mientras exclamaba: perfecto, esto está en su punto, el estar ya mojada facilita todo,

Tenemos lubricación vaginal, las tetas ya se han agrandado por la acumulación de sangre igual que los genitales, los pezones erguidos, la aureola hinchada y el clítoris salido, el cuerpo ya tiene buena temperatura, el color de los pechos y los genitales han cambiado, comprobó como abriendo los labios mayores y examinado los menores, que habían aumentado su espesor dos o tres veces, ya no tenían el previsto color rojo brillante, de las mujeres que no han parido, sino el morado oscuro. Los músculos están tensos, la miotonía.

A lo que el Doctor replicó, hoy hemos mejorado mucho, por lo que suprimiremos el calmante y mientras el Doctor decía esto ella se quedó inmóvil con el culo en pompa, y dado que no se movia, Manolo fue a dar un golpecillo en aquel ancho y duro culo, pero pasó su mano por el sexo e introdujo el dedo corazón en aquella soñada vagina, comprobando que si antes estaba mojada ahora estaba empapada, lo que sin duda añadido a los síntomas anteriores, quería decir, que necesitaba polla.

Y se la dio de inmediato, pues se desabrochó y de un certero empujón se la clavó hasta los huevos.

Enriqueta empezó a gemir y antes de que el Doctor la llenara el utero de leche ya se había corrido la primera vez.

Mientras Susana, la enfermera, se deshacía gritando, ahora no, espera, que va a venir el primer cliente.

Susana, ordenó vestir a mi mujer, mientras la anunció la llegada del primer cliente de los tres que iba a tener esa tarde, aunque el tercero era la visita del jefe el dueño del burdel, lo que tampoco le sorprendió demasiado, quizá lo temía o lo deseaba después de la primera experiencia.

Susana le comentó las reglas de la casa:

Estarás aquí, todas las veces y horas que se te requiera.

Con los clientes no tienes derecho a decir no a nada de lo que ellos te pidan.

Los clientes que allí acuden son muy especiales, pagan fuertes sumas, y quieren que jamás una mujer finja en sus relaciones, por lo que te recomiendo mucho orgasmo.

En caso de queja de algún cliente se te aplicarán fuertes castigos físicos.

Esta tarde a última hora vendrá el jefe, es el dueño de varios burdeles y también dispone de pisos como este, donde sólo hay una chica muy especial como es tu caso, que se reserva para algunos clientes distinguidos, que te han seleccionado después de verte en fotografía, de las que se te hicieron el primer día, sin tu enterarte, pero no te preocupes que son vestida y de cuerpo entero.

Dicho esto la mostró las tres habitaciones donde trabajaría, una normal, otra para cuando asistieran mas de dos clientes y la última para sado.

En todas había armarios, que enseñó, con toda clase de útiles de sexo y preservativos que se emplearan sólo si el cliente lo solicita, pues aquí todo el trabajo es a pelo.

Un consejo: ponte Organón una crema urológica, que sirve para suavizar cuando tienes la vagina seca de tanto darle y a la vez es un poco anestesiante para cuando te la metan por el culo.

Llaman a la puerta, corre a maquillarte y vestirte, que llega el Sr, Pascual, y este ha pagado bastante para ser el primero en cubrirte, salió al baño, mientras nosotros tres permanecíamos expectantes mirando por el espejo.

Susana hizo pasar a un señor sumamente elegante, de mediana edad, con pelo blanco, poblado bigote y con inmejorables maneras.

Susana le comentó, Pascual, tal como te prometí vas a ser el primero, es una mujer que te va a encantar, una señora auténtica, bellísima, apasionada como ella sola, nunca ha tenido relaciones fuera del matrimonio, es como si la fueras a desvirgar.

Yo te la entregaré y puedes hacer con ella lo que gustes, tiene prohibido decir que no, te obedecerá en todo.

Con esta hábil introducción, y venta de la mercancía, si Pascual estaba caliente ahora empezaba a morirse de ganas de ver el objeto del deseo.

Susana agarró fuertemente el brazo de Enriqueta y la sacó a la sala, conde esperaba ansioso su primer cliente.

Con el pelo suelto, una blusa de seda color marfil, con tres botones desabrochados que dejaban ver un canalillo propio de sus dos grandes y altos pechos, un ancho cinturón de piel marrón marcaba su estrecha cintura, una falda hasta la rodilla en tonos azules, que dejaba suponer su generosa cadera, medias oscuras, zapatos negros con un tacón altísimo de aguja, verdaderamente Enriqueta estaba para volver loco a cualquier hombre.

- Ves como no te he mentido?

Se llama, Shu.

- Venga date la vuelta para que el señor te vea bien.

Vimos como Pascual se quedaba petrificado al ver que aquel monumento sería suyo, yo pienso que no se lo podía creer.

En tanto Susana le dijo:

-Dale un besito al señor.

Mi mujer se acercó, y como si fuera la mejor de las profesionales, acercó sus labios a los de su cliente, este la abrazó con todas sus ganas, y empezó a darle lengua, mientras sus manos se posaban por vez primera en aquellas espléndidas nalgas, las apretó quizás para comprobar si era verdad tanta dicha, separó a la chica, y empezó a desabrochar los botones de la blusa, quedándose prendido de ver dos hermosísimos globos encerrados en un sujetador negro, que les levantaba, a la altura de los mismísimos sobacos.

Vimos como Pascual sacaba una de las tetas y metía a fondo la boca en el pezón, seguidamente la otra, empezó mamando ambas, pero al cabo de poco tiempo, inició el trabajo con lo dientes mordiendo los pezones, hasta que comprobamos que Enriqueta ponía expresión de dolor y placer a la vez, observando yo como la conocía bien, que sus pechos al no haber tenido nunca leche, aumentaban de tamaño de forma considerable y sus pezones se erguían como flechas, mientras su cuerpo empezaba a tensarse, preludio de la tensión sexual.

Dadas las circunstancias, Susana tuvo que decir:

- A la cama que estaréis mejor.

- Yo te ayudo a desnudarla.

Y mientras el Sr. Pascual se quitaba la ropa, Susana desnudaba totalmente a la nueva prostituta.

Una vez ambos desnudos, ella cogió de los pelos a mi mujer, le puso de rodillas, y le metió la polla del cliente en su boca, diciendo:

-Respira por la nariz que te la voy a meter hasta el fondo de la garganta.

La nueva puta, trabajaba de maravilla, mamaba como no me lo podía imaginar, menos mal que Susana estaba pendiente y la separó antes que el cliente echara su primera leche.

Le tumbó en la cama y dirigiéndose al Sr, Pascual le dijo:

-Vamos a ver si ya está a punto esta zorra para que la penetres.

-Te voy a enseñar que es lo que hay que comprobar antes de follar a una mujer.

-Mira, primero, comprobaremos

-Si su respiración es acelerada.

Si el corazón palpita fuerte.

Se ha iniciado la lubricación vaginal.

Si los labios mayores se aplastan y separan.

Los labios menores deben de aumentar de tamaño, hasta el punto de abrir los labios mayores, con lo que aumenta la apertura vaginal, preparando de esta forma, el sexo para su penetración.

El clítoris crece desmesuradamente.

Pezones erectos.

Deseo de sentir llenada su vagina.

Los muslos y el culo se vuelven más sensibles.

En ese momento ya está lista la hembra para ser cubierta, sólo la falta que tu verga la penetre.

Después de la lección de sexo de Susana, le clavó su erecta polla a Shu, que nada mas notarla, ya inició el primer orgasmo.

Un segundo polvo con Shu encima, el tercero y ella siempre pidiendo más.

Pascual quedó extenuado, fue una hora, sin parar, comprobó que había tenido para él una mujer única.

Nosotros continuamos pajeandonos y yo aún frotándome los ojos de lo que estaba viendo, y pasando por mi mente, a mi mujer vestida con el uniforme del colegio, tan pura, tan virgen, tan estrecha y ahora tan puta.

Casi darnos cuenta, había pasado la primera hora, se había marchado el Sr, Pascual diciendo, que quería volver al día siguiente y que se la guardaran para toda una noche.

No se había lavado Shu el coño en el baño, cuando volvió a sonar el timbre, Martín, el segundo cliente, había llegado.

Susana realizó la misma presentación, con la variante que el nuevo cliente, ordenó que se les dejara solos.

Shu se acercó a besar a su cliente, mientras que este la rechazó, diciendo:

- Eres mía y yo soy el que ordena lo que hay que hacer.

- Desnúdate lentamente.

En tanto se dirigió a uno de los armarios, sacó y le colocó los brazos atrás y una esposas en sus muñecas, una bola de goma en su boca, mientras que inició el juego, prendiendo unas pinzas cocodrilo es sus pezones y con un látigo en la mano, descargó sobre su culo, un inmenso zurriagazo.

Cuando me quise dar cuenta, Manolo el Doctor había salido de nuestro escondrijo, y en compañía de Susana, entraron en la habitación, soltaron a la chica e invitaron al cliente a terminar la sesión, aunque Susana comentó, que este trato es normal y frecuente, lo que ocurre es que hoy vendrá el Jefe y si ve a la chica marcada, a la que mata es a mi, pues no le gusta que toquen a las chicas, antes que él.

Enriqueta vuela a arreglarte antes de que venga el Jefe, lávate y ponte la crema en el culo, pues su especialidad es por detrás, y no vaya ser que quiera darte aquí hoy mismo y ponte guapa pues el dedidirá si te quedas aquí o te lleva a otro sitio.

Mientras mi mujer se duchaba y aseaba, Susana se dirigió a nuestro escondrijo.

Ahora vendrá el Jefe y sus guardaespaldas, para conocer a la chica y saber que va a hacer con ella, pase lo que pase no salgaís de la habitación, pues vuestra vida va en ello. Si quereis marchas aún estáis a tiempo.

Tanto Alí como el médico salieron corriendo, pero yo quería saber qué pasaría con mi mujer y me quedé.

No pasaron ni dos minutos cuando apareció, un hombre el típico gangster, bien trajeado, pero con cara de malvado, acompañado de dos gorilas.

-Susana saca a la chica a ver si es tan buena como dicen por ahí.

Susana cogió fuertemente del brazo a Enriqueta, a quien por vez primera la vi con cara descompuesta, y temblando por el terror, la sacó medio a empujones y la colocó frente al Jefe, que ya se habia sentado en una silla, mientras los guardaespaldas permanecían de pié junto a la puerta.

. - Date la vuelta despacio, ponte de perfil, pasea hasta el otro lado de la habitación.

Esa blusa fuera, buenos melones.

Sube la falda, me encantan los culos de las hembras.

Desnúdate.

Tienes el culo marcado, te han dado ya con la fusta? Pero poco, seguro que has sido desobediente.

Noté que a mi mujer la temblaban las manos, no podía ni desabrocharse el sujetador, tuvo que acudir Susana para terminar de desnudarla.

No me habéis engañado, pero esta hembra no es para estar aquí.

Shu eres un diamante y hay que sacar dinero por ti.

Susana ya puedes decir a su marido que han secuestrado a su mujer, pues mañana viajará a los Emiratos árabes, donde los jeques están soñando recibir este tipo de mercancías para sus harenes.

Nos quedamos perplejos tanto ella que comenzó a llorar desconsoladamente, como yo que estaba indefenso e incapaz de salir, pues aparte de mi vida corría peligro la de ella.

En tanto el Jefe cogió fuertemente de los cabellos a mi mujer y le dijo:

Ven amor que te vamos a consolar tus lágrimas.

La colocó de espaldas y a cuatro patas encima de un sillón, se desabrochó el pantalón, sacó la polla y la enfiló por el cerrado ojete de Enriqueta, agarró fuertemente su cintura, mientras le gritaba:

Si no quieres que te rompa el culo, relaja tus músculos. Y tu José María, uno de sus guardaespaldas, tapa la boca de la chica, como tu sabes, que aquí no se puede gritar.

En un segundo comprobé como Enriqueta estaba haciendo un perrito, con la boca amordazada por la polla del guardaespaldas quien a su vez le sujetaba la cara, imposibilitando cualquier movimiento, miestras que la verga del Jefe enfilaba su destino.

Comprobé como mi mujer, aprisionada por dos fornidos hombres, aún saltaba sobre el sillón, al recibir el envite de la polla del Jefe en su recto, quien sin duda atravesó esfínter y se acomodó en el interior del culo, ahogada por la introducción de la polla en la garganta, apretadas sin piedad sus caderas por las potentes manos de su violador, no tuvo fuerzas para moverse más, mientras que la polla entraba y salía de su culo desenfrenada como su fuera una máquina, hasta que escuchamos todos un grito, el de la corrida del Jefe dentro del culo de mi mujer.

Después de depositar en sus entrañas hasta la última gota de leche, sacó la polla, y espero a que su guardaespaldas hiciera lo mismo, pero en la garganta de mi esposa, cosa que ocurrió en breves segundos. Mientras que llamaba al otro guardaespaldas invitándole a que la clavara su polla en el culo, cosa que hizo con mayor fuerza y saña, si cabe, con los gritos del Jefe, animándole a que siguiera y apretara más y más, hasta inundarla de leche de

La pusieron de pié y el Jefe al verla llorar desesperadamente, se colocó frente a ella, y la soltó un tremendo puñetazo en las tetas, que le hizo rodar por el suelo.

Esto es para que empieces a aprender, zorra asquerosa.

Susana vístela que mañana mismo ya estará volando camino de su nuevo dueño.

Permanecí como un cobarde en mi escondrijo, llorando pues acababa de perder para siempre a mi esposa, por querer entrar en un juego peligroso.