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Mi historia erotico-sado-masoquista (2)

en Dominación

MI HISTORIA ERÓTICO-SADO-MASOQUISTA 2º PARTE

Nuestra protagonista, vendida por su madre, es contratada por un cliente y preparada para su iniciación en el sado, con la ayuda incluso de un verdugo.

Aproveché entonces para descansar, no quería pensar que es lo que tenían planeado para mi, pero nada bueno debía ser ya que no era normal que......,me dejara descansar sin motivo, pues yo sabía que el fin de mi dueño, era aprovecharme al máximo y sacar la mayor cantidad de dinero por mi cuerpo, y digo de mi cuerpo porque yo tenía conciencia que eso era para él, un cuerpo para producir ganancias, para usar de la forma que él quisiera.

Nora me arregló, alimentó y acondicionó para que durmiera toda la noche.

Me desperté, al día siguiente, con un escalofrío por todo el cuerpo, eran los labios de Nora y su lengua que entraba en mi boca.

Venga despierta amor, que vendrá tu dueño dentro de poco.

He dormido muchísimo.

Mejor, pues no tengo buenas vibraciones.

Qué quieres decir?

Nada, levanta que voy a bañarte.

Justo nada mas terminar el baño, apareció el Jefe.

Hola Candy has descansado?

Sí, mi señor.

Mejor, mejor, pues vas a necesitar estar muy descansada.

Nora te puedes ya marchar a la otra casa, creo que tenías un aborto.

Si Jefe.

Antes coloca la túnica blanca a Candy y despídete pues a lo mejor ya sabes tardas en verla.

Nora obedeció pero sus ojos se cubrieron de lágrimas.

No sabía si era por la separación, que me afectó muchísimo, o por poner la túnica blanca que sin duda tenía algún significado..

Me dio un apretado beso y salió de la estancia.

El Jefe me agarró de los cabellos.

Vamos abajo cariño que ya te están esperando en el sótano.

Quien mi señor?.

Tú cliente el sádico, que está ansioso de tenerte.

No, no mi dueño no quiero bajar al sótano, con él no.

Dicho esto, me agarró con todas sus fuerzas de mi cabello, echó la cabeza atrás y me escupió en la boca.

Aquí se obedece y la que no obedece sabe que es su último deseo

Me llevó por las escaleras medio arrastras, mientras yo pedía clemencia.

Haré todo lo que diga.

Si , claro que lo harás.

Me llevó escaleras abajo, a mismo lugar donde estaba el tan temido verdugo, golpeó la puerta, entré dentro y para mi espanto vi al cliente y junto a él, al verdugo, ambos con caras de ansiedad y lujuria que no deparaban nada bueno para mi.

-La dejo a disposición dijo ........ La ha conseguido por fin, es suya, se quedará a solas con ella, como era su deseo.

La carne fresca que deseaba ya la tiene.

El verdugo le ayudará y cumplirá sus órdenes.

Me dejó en la sala, delante de aquellos dos hombres, baje la cabeza y los ojos, en una mezcla de vergüenza y miedo. .

Se acercó el verdugo un macho enorme, altísimo, cuadrado, un paquete en consonancia, con ese olor indescriptible a hombre que tanto nos encanta a las mujeres, atractivo a más no poder, de esos hombres que sueñas estar en sus brazos, pero temible como verdugo.

Me quitó la túnica de la virginidad y el sacrificio, dejándome completamente desnuda frente al sádico.

Estaba muy asustada, porque había en ese recinto infinidad de artilugios que jamás antes había visto, un brasero ardiendo, látigos de todas las especies y tamaños, pinzas, agujas, potros, cruces de madera, cuerdas, cadenas, esposas, espéculos vaginales, dilatadores, cables eléctricos y no se que otros tantos instrumentos de tortura, pero lo que más me asustó fueron las expresiones de mis anfitriones.

Los oía hablar en voz baja, haciendo comentarios de mi cuerpo desnudo, como qué buena que está.

Date la vuelta zorrón.

Mira ese culo, ancho, duro y jugoso es el ideal para el látigo, parece que está hecho para el castigo.

- Estará igual de blanco mañana?.

Seguro que no, señor, contestó el verdugo.

Ahora de frente.

Gritó el cliente, apretando firmemente con sus manos mi cara

Las tetas son extraordinarias, grandes, duras y juntas

Estos pezones están vírgenes nunca han sido atravesados

Vamos a gozar

Aproveche esas tetas ahora, le dijo el verdugo al cliente Que luego no sabremos como van a quedar, pero como están ahora seguro que no.

Igual que ese coñito, mira que cerradito le tiene, luego veremos, como le vamos abriendo.

Se acercó el sádico y mordió fuertemente mis tetas.

Chillé con todas mis fuerzas.

Mira ya canta, que bien lo hace, como me gusta

Este tipo de canciones son las que yo adoro.

Chilla, chilla que esta sala de torturas la prepararon para que por mas que grites no se te oiga.

A cuatro patas, gritó el cliente sádico

Inmediatamente el verdugo de un empujón me colocó en el suelo a cuatro patas.

Así que quedé esperando acontecimientos, hasta que después de un rato de silencio, el cliente comentó:

Me gusta ver a mis esclavas detenidamente antes y después, pues quedan muy diferentes. Ja, ja, ja

Mira las tetas, como son duras, no la cuelgan demasiado.

Los muslos son potentes. y redondos

El chocho bien afeitado y cerradito, como si estuviera poco usado.

El culo me vuelve loco, tan blanco, tan redondo, tan duro, tan espectacular.

El verdugo con una fusta azotó con fuerza la parte superior interna de mis muslos, lo que hizo abriera las piernas, fruto del intenso dolor.

Pensé con horror, que me iban a castigar el sexo , lo cual tenía experiencia que era dolorosísimo, pero el cliente me ordenó que cerrara las patas, con lo que sentí un gran alivio.

Elige una vara de bambú mediana que no rompa la piel, quiero un solo

golpe, en pleno culo, en el centro, que no deje mucha marca aún, quiero admirarla un poco más, un golpe seco para ver como responde la hembra y su carne.

Ambos se dirigieron a elegir la vara, fue una elección pausada, mirando una a una, con toda la tranquilidad del mundo, entonces me di cuenta, que era la estrategia del sádico, el tener a su victima preparada, esperando el seguro castigo, y este no llega con lo cual se acrecienta el miedo y la angustia.

Al cabo de un buen rato, y sin más aviso, noté que el verdugo se acercaba por su olor a sudor de hombre y acto seguido, pude escuchar el silbido de la vara de bambú.

Noté una mezcla de quemazón, escozor y dolor todo junto en pleno culo.

El verdugo pegaba diferente al menos a mi nunca me lo habian hecho así, más directo, más fuerte, más enérgico, no sabría decir.

El castigo de un verdugo no se parece en nada al resto de los amos, tienen el arte de saber donde, como y a donde aplican el dolor, sus dedos son como tenazas y sus brazos cuando tienen un látigo son como máquinas.

Después del latigazo, me mordí los labios y no chille esta vez.

Perfecto el golpe, comentó el cliente, me gusta mucho, esta hembra es ideal, va a dar mucho juego y resistir más de lo que esperaba, me gusta las hembras que soportan los castigos, esas carnes jóvenes y elásticas.

Me gustaría castigarla en público con espectadores, hasta hacer tiras de su piel.

Continué en la postura, de cuatro patas, un buen rato y en silencio, mientras me vino a la mente el recuerdo de cuando mi abuelo me llevaba a los mercados y veía como los ganaderos revisaban a las vacas, dando golpes en sus ancas con las varas y agarrando con fuerza sus tetas, e incluso hasta patadas en sus ubres, así estaba yo como un animal listo para el sacrificio.

Seguidamente, me colocaron muñequeras de cuero, las que apretaron fuertemente, de las cuales pendían ganchos para pasar unas cadenas.

No fue difícil ver que me querían tener inmovilizada.

También tobilleras, gruesas, duras, de cuero y metal.

Una vez asegurados estos artilugios, me hicieron recostar sobre la mesa, y me extendieron piernas y brazos, bien tensados, en aspa, asegurándolos fuertemente a las esquinas de la gran tabla de madera, tensando tanto las cadenas que me dejaron prácticamente sin movimientos posibles.

Pregunté que iban a hacer conmigo, y como respuesta solo obtuve una seña del verdugo, llevándose un dedo a su boca en señal de silencio, silencio que luego fue obligatorio, al  colocar en mi boca una bola enorme de goma, con una prolongación en forma de pene que entró casi hasta la garganta, lo que al principio me causó arcadas, pero una vez afirmada me dejó la boca totalmente taponada.

Estaba así a merced de esos dos sádicos.

Pasé al miedo, y del miedo a la ansiedad.

Pero había algo que así colocada aún me agradaba, y era sentirme asi expuesta , desnuda ante esos dos animales, pero a la vez, ver todo ese ambiente de sala de torturas, y saber con el tipo de gente que lidiaba , asi inmovilizada, me daba un poco de miedo, pero en fin, era mi señor que me obligaba, no tenía otra salida., debía hacerle ganar dinero, y seguramente habría cobrado bien por esto. con eso me conformaba. Yo estaba para servirlo y mi cuerpo dispuesto a lo que fuere para su beneficio.

 Comenzaron a apretar mis pezones con violencia, uno cada uno, estirándolos al máximo, pellizcando, retorciéndolos en forma grotesca, causándome un gran dolor, y para colmo se me pusieron tan erectos que tenían más espacio para pellizcar.

Ellos se dieron cuenta y se relamían pensando que yo estaba excitada.

Ya te sacaremos la calentura, verás.

Mi cliente estaba desnudo y el verdugo con su capucha y el taparrabos de cuero, pero que dejaba entrever una enorme erección, tanto como la de la inmensa polla del sádico, que golpeaba y goteaba de placer.

Tomaron unas velas de colores, una cada uno, que estaban con mucha cera derretida, u comenzaron a verter la misma sobre mis tetas.

Inmediatamente comencé a retorcerme del dolor, me quemaban de una forma tremenda, aunque enseguida la cera se enfriaba era una gota detrás de otra, estaban así cocinando según ellos mis hermosas tetas.

Yo apenas me podía mover, no podía emitir mas que un gemido y babeaba a través del tapabocas

Comentaron, que no me quejara, pues esto era solo el comienzo.

La noche es larga

Estas alquilada hasta el amanecer.

Se nos va a hacer corto.

Ha sido una pena no pedir todo el fin de semana.

Luego te entregaremos a tu dueño.

Entre risas, pude escuchar:

Lo que quede de ti.

Si queda bien, una hembra así estoy dispuesto a comprarla, para mi uso particular.

Lógicamente el escuchar esto me provocó un pánico indescriptible, que casi me hace perder el sentido.

Mientras me preguntaba: hasta donde llegarían estos animales

 

 

Fin del segundo capítulo, en el que se ha narrado la preparación al castigo que se realizará de forma cruel en el tercer capítulo, un autentico placer para los amantes del s/m.