miprimita.com

Tristán: Escena Primera

en Grandes Relatos

Tristán escena primera.

Me encuentro amargo y tiste en mi desolado cuarto. No puedo salir, no puedo mentir. Hace días que no como, que no duermo. No se que hacer. Mis tíos me odian, mis hermanos me buscan y mis padres ansían quitarme lo que más aprecio en esta vida. Las ganas de vivir.

Mi manto es mi guardián y mis ojos son mis guías.

Tengo que ser fuerte. Debo salir de mi caparazón, levantarme y gritar: ¡LIBERTAD! No quiero estar más aquí.

Antes tenía un brillo en los ojos, gente sonriendo, disfrutando de mi compañía. Ahora mis ojos han dejado de brillar y mi actitud es probable que no pueda cambiar.

Sin embargo hay una salvación. Sólo una. Es sencilla y arriesgada.

Yo, un niño de pueblo de tan solo 9 años debe huir. Un destino me espera, un destino arriesgado. Pero también noble. Debo reunir valor, un valor que me falta y del que carezco. Coger las maletas e irme, para no volver nunca jamás.

Lo siento padres, lo siento hermanos, lo siento amigos. Mi destino no está aquí. Cada segundo que pasa lloro, cada problema que tengo lo escondo y mi corazón es pequeñito. Lo intenta, pero no puede soportar tanta soledad y desesperación en el. Todo se acumula, todo me entristece.

Hace tiempo que dejé de sonreír, mis labios están caídos y mi alma destrozada.

Cogeré mis pocas cosas que tengo y me largaré para no volver nunca jamás. Pero no temáis, Recibiréis noticias mías. Pues mi corazón os quiere y no puede dejaros de lado así como así. Una carta. Tan sólo una carta. Cada 2 de octubre. El día en que empecé a ser feliz en toda mi vida.

Os quiere vuestro Hijo Natan