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Un paseo único

en Zoofilia

Aunque ya llevo dos semanas esperando al Perro de mis sueños, increíblemente pude imaginar la siguiente experiencia :

"Es uno de nuestros aniversarios ; ese día entonces, pensando en la mejor forma de festejarlo, decido hacer - sólo por él - una verdadera locura ... Así que lo llevo a pasear ( ya verán cómo ).

Cuando considero que estoy lista, me cuelgo la cartera al hombro y abro la puerta. Doggie-Boy, por supuesto, viene junto a mí.

Falta algo más de una hora para el mediodía ; llego a la vereda y unos cuantos autos aminoran la velocidad al pasar. Para vernos pasear, pienso yo, aunque sé exactamente porqué miran en nuestra dirección.

En silencio, le digo cosas tiernas a Doggie-Boy. El sol, brillando desde muy arriba, me calienta la espalda y los hombros. Yo me siento perfectamente liberada.

Los conductores me dicen de todo pero no me importa. En la primera esquina doblamos a la izquierda y a los pocos pasos se me acerca un policía. Le explico que no estoy haciendo nada del otro mundo, que en otros países es común ir así con un Perro. Aunque me cuesta muchas palabras, termino convenciéndolo de que no me lleve a la central.

Los dos seguimos nuestro paseo tranquilamente. Ahora los transeúntes miran en nuestra dirección y también me dicen varias cosas pero yo los ignoro y continúo como si nada.

Llegando él y yo a la plaza que está a dos manzanas de casa, nuevamente causo sensación. Me siento en la hierba unos minutos para dejar a Doggie-Boy hacer sus cosas y luego lo llamo para que, como dirían en México, nos apapachemos de lo lindo.

Cuando me levanto, él y yo cruzamos la plaza en diagonal. En la otra esquina hay una heladería … Contra todo lo que podría imaginar, salgo de ahí con un helado grande y empezamos a disfrutarlo despreocupados.

A todo eso, no estoy segura de si miran a "la chica que comparte así un helado con su Perro", o a "la loca que apareció de pronto, escapada de algún instituto mental". Como todo lo demás, por supuesto, me da igual. Es nuestro día, y todo debe estar bien.

Me detengo después de comer ese helado frente a casi todas las vidrieras que encuentro volviendo a casa ; en una que me gusta le pregunto a un vendedor algo sobre unas camisas.

A cien metros de donde vivo, veo que algunos se quedaron a esperar verme volver junto a Doggie-Boy, por lo cual ahora se juntaron más de veinte personas en cada vereda. Algunas vecinas todavía me miran escandalizadas, pero mi regreso ahora parece triunfal.

Nuevamente en la entrada, él parece adivinar lo que viene, pues se levanta sobre sus pies buscando mi boca con su lengua y yo le dejo hacer a su gusto. Total, si algunos de ellos ya pensaran que estoy completamente loca, el "French-Kissing" con Doggie-Boy no empeoraría mucho su idea respecto de mí.

Sacando luego las llaves abro la puerta ( en ese momento, sólo tengo ojos para él ), y una vez fuera del alcance de sus miradas, todo mi cuerpo vuelve a ser únicamente suyo como un regalo porque también es su cumpleaños, para seguir con el festejo de nuestro aniversario haciendo el amor al lado de la entrada ( de noche le daré de postre unos pedacitos de manzana, para que nuestro "French-Kissing" privado sea mucho más rico ), y cerrar el festejo de ese día tan especial tras haber disfrutado la experiencia del Urbanudismo junto a Doggie-Boy".