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Ahora eres mía 3 - Continúa la diversión

en No Consentido

Elenita seguía atada a la cama sollozando por la violación que le había arrebatado su virginidad, mientras que Luci parecía haber desistido de intentar salir del cuarto de baño contiguo a la habitación. Mi imaginación se disparaba. ¿Qué iba a hacer con esas dos pedazo de putitas que estaban completamente a mi merced? En especial con Luci, mi mayor deseo. Quería darle una mezcla de sensaciones a Luci que jamás podría olvidar. Pero claro, ¿qué hacía con la otra de mientras? Una vez desvirgada se me había bajado bastante el morbo de follármela de nuevo.

¿Qué castigo aún más denigrante podía ofrecerle a la empollona de Elenita? Tenía que ser algo cruel, perverso y aún más ilegal.

Sin saber por qué, pensé en el centro de día para toxicómanos debajo de mi casa. Y se me ocurrió una gran idea. Deje a mis dos putas inmovilizadas tal y como estaban y salí de casa. Me acerqué al centro de día, donde tres pacientes, si se les puede llamar así, estaban sentados en un banco del parque que daba justo a la puerta a la luz de una tenue farola.

La pinta de los tres tíos no podía ser peor. Sabéis a lo que me refiero si hablo de drogadictos que cayeron en el lado más duro de la calle y las drogas les han dejado una constitución esquelética que da grima y unas caras ojerosas que tampoco son más agradables. Apestaban a tabaco cinco metros más allá del banco. Ofrecían un aspecto denigrante, pero que resultaba perfecto para mis crueles objetivos. Se pararon a mirarme con cara extrañada, interrumpiendo su conversación.

-¡Hola! ¿Alguien quiere sexo? – saludé simpático.

-Claro que sí, pero no contigo – dijo uno de ellos y los tres rieron nerviosos a la vez. Me di cuenta de que no había sido una buena apertura.

-No, no hace falta que sea conmigo. Acabo de usar a una putita y me preguntaba si tendríais ganas de poseerla un rato.

-No nos vaciles tío. Además no tenemos dinero para putas.

-Gratis, para vosotros a condición de que sea una orgía descomunal.

Me miraron incrédulos, pero la idea les gustó de inmediato. Empezaron a aplaudirse y a levantarse como locos.

-Venga, de cabeza. Pero, ¿y qué coño ganas tú con eso?

Les dije que me siguiesen. Entramos en mi edificio por la puerta del garaje, por si las moscas, los vecinos podrían sospechar, y les pedí que no armasen mucho escándalo o se quedaban sin el plato. Mientras subíamos en el ascensor, les expliqué:

-Bueno, es mi filosofía. Para mi la mayoría de las mujeres deben ser tratadas con máximo dolor, el orgasmo está sólo dedicado a unos pocos casos de mujeres excelsas. Ahora mismo, en mi casa hay dos mujeres y sólo una de ellas merece degustar ligeramente el placer. En cuanto a la otra, iniciada con el máximo dolor, le queda reservado más sacrificio. Me excita mucho que tenga un muy mal recuerdo de esta noche y me excitaría mucho más si os atrevieses a grabarlo. No tenéis por qué mostrar vuestra cara.

Ellos se mostraron muy cómplices de mi entusiasmo.

-Podeís acostaros con ella todos a la vez o por turnos. La acabo de desvirgar, así que quiero que le enseñéis lo peor del sexo, ¿de acuerdo?

Entonces llegamos a la puerta del piso, y les entré conmigo. Ellos tres me miraban atónitos, lo cual era divertido con sus caras de drogodependientes habituales. Abrí la puerta de la habitación y les dejé asomarse para observar a Elenita, tirada en la cama y desnuda, tal y como la había dejado después de su violación. Ella seguía con las bragas en la boca, pero abrió los ojos y a través de sus gafas de pasta pudo ver que yo no estaba solo, que le miraban otras tres caras demacradas con falta de lujuria. Cerré la puerta.

-Así que recién virgencita… No puede ser mejor. ¿Entonces podemos follarnos a esta puta? ¿Gratis?

-Sí, sentiros, libres. Cuanto más la llenéis de semen, mejor. Folladla bien duro, dadle pollazos en la cara, jodérosla sin condón, dadle por culo y lo que se os ocurra.

-Pero una cosa, ¿no nos buscaremos líos de cualquier tipo no? Yo tengo sífilis y puedo contagiarla.

-Perfecto, no se me ocurre un castigo mejor. Si se puede quedar preñada o infectada mejor. Ese tipo de cosas me excitan muchísimo.

-Eres la polla tío.

-Esperad aquí fuera un momento. Y por favor no hagáis nada.

Les dejé a mitad del pasillo mientras me metí a mi habitación a buscar mi videocámara. Batería cargada, inconscientemente es como si siempre hubiera estado esperando un momento así. La puse lista para empezar a grabar y salí de mi cuarto, en el pasillo los tres drogatas seguían esperando pacientemente, ilusionados con lo que estaba a punto de corresponderles. Les entregué la cámara, les indiqué como funcionaba y les pedí que esperasen un momento más, porque en el baño seguía atrapada la puta de Luci. Aún sabiendo que ver a tan tremenda puta les excitaría mucho, yo tenía muy claro que a ellos les correspondía Elenita y que Luci sería sólo para mi disfrute.

Me volví a meter en la habitación de Luci y Elenita me miraba tirada en la cama, volviendo a sollozar y a balancear la cabeza como diciéndome que no hiciera algo. La ignoré. Quité la silla que atrancaba la puerta del baño y abrí la puerta. Me encontré a Luci desnuda y aún mojada por el agua de la lluvia. Estaba apoyada contra la pared de azulejos del baño. La voluptuosa rubia me miró sorprendida y corrió a cubrirse sus espectaculares tetas con sus manos mientras cerraba las piernas para ocultarme su coñito y me gritaba que me alejase.

-¿Se puede saber qué haces? ¿Por qué te cubres el cuerpo si acabo de disfrutarlo entero? Y ahora estoy a punto de darte tu segunda lección, mi puta…

Sus gritos enmudecieron al momento mientras una mirada de ira se encendía en sus ojos. Sin embargo, a mí eso lejos de acojonarme me puso mucho más cachondo. Esa imagen de una Luci indignada, intentado sin conseguirlo tapar con sus manitas unos pechos enormes y luciendo un cuerpo depilado tremendamente erótico. Cogí una de las toallas que colgaba del perchero de la puerta y se la tiré a Luci, que la cogió al vuelo y se envolvió sensualmente en ella.

-Ven conmigo, y no dejes de seguirme.

Salí con Luci semidesnuda, la cual no pudo evitar ver a Elenita en bolas tirada en la cama de su habitación, con cara suplicante de desesperación, con el coño rezumando mi semen y sangre de su primera vez… Luci quiso acercarse pero la agarré con fuerza y la saqué de la habitación. Iba a protestar pero se calló al ver a los tres yonkis que ocupaban el pasillo. Ella no sabía que hacían allí pero intuyó que no pintaba nada bueno para ninguno de los dos. Rápidamente la metí en mi propio cuarto y cerré la puerta. Me acerqué a los colgados y les dije que la puta atada en la cama era toda suya y que lo grabasen en vídeo tal y como estaba acordado.

-Eres la polla tío. La verdad que la otra puta rubia que has metido en tu cuarto está muchísimo más cachonda, pero no nos podemos quejar. Cumpliremos.

-Ya te digo, menudas ganas de romperle el culo virgen.

Se metieron al cuarto como locos. Lo último que vi antes de mirar la puerta fue como uno de ellos cogía la cámara mientras los otros dos empezaban a desvestirse y se lanzaron salvajemente sobre la puta de Elenita que seguía esposada a los barrotes de la cama, con cara de horror y las bragas ahogando sus chillidos, que irían a más ante la violación grupal. Volví a mi cuarto donde una indignada Luci me esperaba sentada en la cama. Me miró muy enfadada y me gritó:

-¡Vas a dejar que la violen esos desgraciados, eres un monstruo! ¿No ves que la pobre es una inexperta? ¡Va a coger un trauma sexual de por vida!

-Cállate sino quieres que se corran dentro de ti también luego- Luci enmudeció al momento, su cara estaba llena de terror. Yo sólo miraba el espacio de la toalla que se abombaba bajo sus tetas – Ah, así que no quieres que te pase lo mismo que a ella, ¿no? Ella que se joda mientras tú te salves.

-No es eso, cabrón. Sólo que nunca me esperé esto de ti, confiaba en ti y mira lo que nos has hecho a las dos.

-No vas a conseguir mucho con eso, no voy a echarme para atrás. Ya has visto lo que va a pasar con tu amiga. Pero contigo…- le dije mientras me sentaba a su lado y la miraba a los ojos directamente – quiero algo distinto. – Incluso esbocé una tierna sonrisa pero ella seguía mirándome desde la frialdad absoluta. Pasé una mano por su pelo mojada – Vamos, ahora quiero un polvo amable contigo, romántico. Follarte y hacerte gozar más de lo que disfrutas con el pringado de tu novio.

-¿Quéee? ¡Tú flipas!- dijo ella deshaciéndose de mi mano.

-O te acoges a lo que te pido o que te follen esos tres. Así de claro te lo dejo. – Luci se puso a pensar mientras dejaba la mirada en blanco. De repente, en el silencio se oía demasiado la excitación de la habitación del fondo, donde los tres exaltados daban lo suyo a la Elenita. No distinguía la conversación, pero me pareció oír la palabra culo. Así que ya le estaban dando sexo anal, debía ser una orgía de lo mejor. Luci también debía estar oyéndolo, pero aunque no lo hubiera hecho llegó a la conclusión de que satisfacerme a mí era mejor que la violación grupal.

-Joder, pues si no tengo otra, venga, fóllame. Y déjame en paz de una vez luego.

-Jaja, que te crees tú eso. Vas a cumplir todas y cada una de mis fantasías una a una. Voy a descargar contigo todo lo que siempre he querido hacer.

Dicho esto metí la mano en un cajón de la mesita de noche y me tomé sin dudarlo 2 pastillas de Viagra para poner mi aparato enormemente duro, quería sacar de Luci lo mejor de mi sexo y del suyo. Me bebí algo de agua de una botella mientras Luci me miraba con horror, sin poder hacer nada. Era consciente de su situación de impotencia y que una negativa podía empeorar mucho más las cosas.

-¿Te queda clara mi intención? – Le dije contundentemente mientras con una mano le enganchaba la toalla por detrás, directo a deshacer el nudo a su espalda para desnudarla. La explosiva rubia intentó revolverse pero al segundo se dio cuenta de que inútil, de que estaba completamente a mi merced y me dejó hacer.

La toalla cayó rápidamente revelando de nuevo esas enormes y apetecibles tetas y sus fuertes muslos que escondían su celosa intimidad.  Desnuda totalmente. Luci volvía a ser mía, presa de mis fantasías más salvajes.

De fondo, me imaginaba como los violadores se corrían a la vez dentro de las cavidades de Elenita…