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Violada por el hermano de mi mejor amiga

en No Consentido

Me llamo Ana, he cumplido recientemente 18 años, soy rubia tengo el pelo rizado y largo, los ojos marrones, tengo bastante pecho para mi edad, soy alta y uso la talla 38.

Como todos los veranos fui con mis padres a veranear a Cazorla, un pueblo de Jaén, había hecho muchas amistades, entre ellas mi amiga Miriam, su padre tenía un hotel cerca de nuestra casa, en la parte alta del pueblo, solíamos pasar la tarde allí jugando a las cartas, tomando café, o viendo alguna película.

Aquel verano, vino su hermano Víctor, cuando me lo presentó pensé que era un chico muy guapo, de unos 35 años, tenía el pelo corto, castaño, los ojos azules, alto y bastante musculoso.

Por la noche quedamos todos para salir, yo me puse unos vaqueros ajustados, botas marrones que me llegaban hasta la rodilla y un top negro que realzaba mi escote.

Fuimos a la discoteca de siempre, estaba muy bien, había mucho sitio para bailar, dos barras, y una zona con sofás donde nos solíamos sentar.

Miriam se trajo a su novio Javier, vinieron tres amigos más y Víctor.

Los chicos fueron a por copas, Víctor me trajo la mía, empezamos a beber, y luego me sacó a bailar.

-          Hueles muy bien – Dijo Víctor

-          Gracias, tu también.

-          Mi hermana me ha dicho que vienes todos los veranos

-          Pues sí, y hasta ahora no te había visto nunca

-          Es que soy militar, este año me han dado un permiso de 15 días y he aprovechado para venir al pueblo y estar con mi familia y amigos

-          Eso está muy bien.

-          Y dime, ¿tienes novio?

-          No, nunca he tenido novio.

-          ¿y eso?

-          Me centré en terminar los estudios y sacar buena nota para la universidad.

-          ¿Qué vas a estudiar?

-          Económicas

-          Vaya eso es que eres una chica inteligente.

-          Gracias.

-          ¿te apetece que nos sentemos?

-          Claro

-          Voy a ir a por una copa ¿tu quieres?

-          Vale

-          Genial, pues ahora voy.

Fui a sentarme, Miriam y el resto, aun estaban bailando.

Víctor trajo las copas, y se sentó a mi derecha.

-          Eres muy guapa – dijo mientras me tocaba el pelo.

-          Gracias – dije apartando su mano

-          ¿Qué te pasa? ¿no te gusto?

-          No es eso, es que eres bastante mayor que yo.

-          ¿y qué? ¿tú ya tienes 18 no?

-          Sí, pero

-          Ja, no me lo digas ¿eres virgen?

-          Ya te dije que no he tenido novio

-          ¿Ni siquiera un rollete?

-          No

-          ¿Nunca te han besado en los labios?

-          No

-          Entonces es mi día de suerte

-          ¿Por qué? – tras preguntarlo, se me acercó, y me dio  un beso con lengua - ¡que haces! – dije enfadada apartándole.

-          Tranquila – respondió susurrando - ¿no te ha gustado?

-          No se es que…

-          Déjame que te bese otra vez

-          ¡No!

-          Venga, si te va a gustar – se me volvió a acercar y besó nuevamente mis labios, esta vez más despacio, empecé a sentir un escalofrío por todo mi cuerpo -¿Qué tal ahora?

-          Mejor, pero es que me da corte

-          ¿Por qué?

-          Eres el hermano de mi mejor amiga

-          Pues por eso deberías dejarte llevar, a mi hermana no le va a importar.

-          Si pero ¿Qué dirá la gente? Tú tienes 35 y yo 18

-          Olvídate de los demás, relájate, vive el momento.

La verdad es que me gustaba como me había besado, era mi primer beso, siempre soñé que sería de otra manera, pero nunca se sabe, no hacía daño a nadie si me enrollaba con el, así que cedí, me relajé, apoyé mi espalda en el sofá, el me rodeó con el brazo derecho y empezó a besarme  en los labios y en el cuello, entonces, hizo algo que no me gustó,  con la mano izquierda  empezó a tocarme la teta derecha…

-          ¡Oye! Para eso no me gusta, no quiero que la gente me vea, esto es un pueblo y luego se corre la voz.

-          Si no nos ha visto nadie – respondió, sacó la mano y me acarició el coño.

-          ¡Víctor para!

-          Está bien, te da vergüenza, lo entiendo

-          Gracias

-          ¿Y si nos vamos al hotel?

-          ¿Al hotel?

-          Si, podemos ir sin que nos vea nadie, nos metemos en una habitación y así puedes estar más tranquila.

-          No se

-          ¿Por qué? Venga, no va a pasar nada que tú no quieras.

-          Es que no me quiero precipitar.

-          ¿Y si solo vamos a charlar y a tomar unas copas? Venga, luego te acompaño a tu casa, estaremos poco rato si quieres.

-          Está bien, pero solo una copa y me voy.

-          Tranquila, que será sólo una copa.

Salimos de la discoteca, nos subimos en su coche y fuimos al hotel. Eran las 3 de la mañana cuando llegamos.

 Entramos en el cafetería, no había nadie, me senté en la barra, me puso una copa y él se sirvió otra.

Estuvimos hablando un rato, y cuando nos la terminamos yo me bajé de la banqueta.

-          Espera ¿Dónde vas? – dijo acercándose a mi

-          Dijimos una copa

-          Claro, pero no te vayas tan rápido.

-          Víctor, yo … - sentí un ligero mareo

-          Shhh, déjame que te bese otra vez

-          Víctor…

Empezó a besarme muy apasionado, yo empezaba a marearme más y el aprovechó para tocarme las tetas al tiempo que me chupaba el cuello.

-          Para, por favor, me estoy mareando

-          Lo sé –  dijo susurrando.

Mi cuerpo no me respondía, estaba a punto de caerme al suelo, el me cogió en brazos y me subió a una habitación.

Al llegar, me tumbó en la cama y continuó besándome, yo no me podía mover, todo me daba vueltas.

-          Chiquita, que rica estás, te voy a estrenar.

-          ¡No por favor!

-          Shhh

Me quitó el top, yo empecé a asustarme e intenté gritar, el me tapó la boca y se sacó una navaja del bolsillo derecho del pantalón.

-          Te voy a follar y si gritas, te rajaré el cuello y luego me desharé de tu cadáver ¿me has entendido preciosa?

Con la navaja me rompió el sujetador, luego, se apartó, me quitó las botas, los calcetines, los pantalones y el tanga, seguidamente, el se desnudó y a continuación se puso sobre mi cara, y entonces la vi, tenía una polla enorme, empezó a pasármela por labios, luego, me incorporó un poco, apoyó mi espalda en el cabecero, cogió el móvil, me metió la polla en la boca y empezó a grabar como se la chupaba, agarró mi mano derecha y me obligó a pajearle, estuvo un buen rato disfrutando, luego la sacó, y continuó el, después, volvió a meterla en mi boca y se corrió dentro.

-          ¡Venga trágatelo! – me ordenó

Yo decía que no con la cabeza, entonces me agarró fuerte del cuello.

-          ¡O te lo tragas o apretaré hasta que dejes de respirar!

No me quedó otra y obedecí, estaba asqueroso, quería vomitar, pero no podía por que seguía siendo incapaz de moverme.

Luego, se quitó, me cogió de las caderas y me tumbó, me abrió las piernas y empezó a chuparme el coño, me lamía el clítoris y escupía para lubricarlo, aunque no le hacía mucha falta ya que involuntariamente estaba bastante mojadita,  después de un rato, me metió un dedo y empezó a masturbarme, luego 2, cada vez lo hacía más rápido.

-          Mmm ¡que caldosito se está poniendo! va siendo hora de estrenarlo

-          ¡No, por favor! ¡no quiero!

-          ¡Me da igual lo que quieras! ¡te voy a hacer mia!

Se tumbó sobre mi, agarró su miembro y empezó a rozar el capullo por todo mi coño, lo empezó a introducir poco a poco y al ver mis lágrimas, no se lo pensó y de un empujón la metió hasta dentro, la sacó y vio que salía un poco de sangre, cogió el móvil, lo enfocó a mi coño y empezó a grabar, me metía los dedos y abría los labios vaginales para que se viera bien, lo paró y empezó a lamérmelo.

-          ¡Joder que rico lo tienes Anita!

-          ¡Basta por favor, no sigas!

-          ¿Qué dices? ¡no voy a parar ahora viene lo bueno!

Me volvió  meter su polla, sus fuertes embestidas me producían una mezcla entre dolor y placer, no lo podía controlar, me empecé a correr, la sacó y volvió a grabar, después se levantó y fue al baño, cuando salió, en su mano derecha, traía un bote pequeño de aceite corporal de los que regalan en algunos hoteles.

-          ¿Qué vas a hacer? – pregunté asustada

-          Cariño, falta un agujero por estrenar

-          ¿De qué hablas?

-          De tu ano preciosa

-          ¡No, no por favor, el ano no!

-          ¡cállate perra!

Me dio la vuelta, cogió la almohada, la dobló y la puso debajo de mi vientre, seguidamente, abrió el bote y empezó a lubricarme el ano con el aceite, luego se lo echó en su polla, al cabo de un rato, sacó el móvil para grabar todo lo que me iba a hacer, luego empezó a meterla despacio y cuando vio que ya estaba casi dentro, empujó con fuerza, sentí un dolor muy intenso y desagradable, la metía y sacaba tan salvajemente que me comencé a sangrar, paró, y con mucha brusquedad, volvió a introducirla en mi coño, jadeaba y gritaba como si de una bestia se tratara, cada vez más deprisa, y sin pensarlo, se corrió dentro de mí.

-          ¡Ohh,  joder que bien me he quedado! ¡me he follado todos tus agujeros!

-          ¡Eres un hijo de puta!

-          Piensa lo que quieras, esta noche no la olvidarás jamás.

-          Quiero irme.

-          Claro preciosa, en un rato se te pasará el efecto de la droga que te he dado y podrás irte, pero te advierto algo, si le dices algo a alguien, tu familia y todo el mundo va a ver todo lo que he grabado.

-          ¡Cabrón!

-          Será mejor que vayas al ginecólogo y te recete la poscoital y de paso que te mande la píldora para que la tomes todos los días.

-          ¿la píldora por qué?

-          Cariño, a partir de ahora, seremos novios, tu coño y todo tu cuerpo me pertenecen y si te niegas, a parte de enseñar a todo el mundo lo puta que eres, te mataré.

-          ¿Por qué me haces esto?

-          Porqué sólo de verte me pongo muy cachondo y quiero que seas mía y follarte cuando se me antoje.

Obedecí, me convertí en su novia o mejor dicho en su puta, hasta que volví a Madrid, me estuvo follando todos los días, pasaba casi todo el tiempo con él, apenas me dejaba sola.

Todos los días me llamaba por teléfono y me obligaba a hacer sexo telefónico.

En navidades, me regaló un portátil con Cam, y todas las noches nos conectábamos y mientras él se pajeaba, veía como yo me masturbaba y me tocaba.

Venía a Madrid casi todos los fines de semana, y me obligaba a follar con él.

Así estuvimos muchos años hasta que terminé mi carrera y empecé a trabajar.

El consiguió que lo trasladaran a Madrid, cuando se mudó, se presentó a mis padres como mi novio.

Me obligó a casarme con él, a mi familia, no le gustaba nada nuestra relación, no entendían como podía estar con él, por su culpa me distancié de ellos y apenas les veía.

Cuando empezamos a vivir juntos, casi todos los sábados, invitaba a compañeros suyos a casa, y después de cenar, me follaban.

Me ha convertido en una puta, me ha obligado a ligarme las trompas para que no pueda quedarme embarazada.

Hoy es sábado, vienen tres compañeros de Víctor a casa, así que os dejo, tengo preparar la cena y arreglarme.