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Me llamo Ana

en Hetero: Infidelidad

Me llamo Ana, tengo 45 años, casada y con hijos. Satisfecha en la cama, pero supongo que como todas las mujeres, tengo una fantasía difícil de realizar a menos que le ponga los cuernos a mi marido. Me gusta todo en el sexo, y no me puedo quejar del instrumento de placer que tengo en casa. Mi marido tiene una buena polla, pero como solo tiene una, no puede satisfacer la fantasía que tengo de ser poseída por dos hombres a la vez. Dicen que para la edad que tengo me mantengo bastante bien, no hago deporte, pero el trabajo que realizo hace que no deje de moverme en toda la mañana. No tengo grandes pechos, son normales una talla 95, y una 40 de pantalones. A mi marido le vuelve loco mi trasero. Y no solo a él, me doy cuenta que atrae las miradas de todo macho viviente cuando paso por su lado.

Trabajo en unos grandes almacenes, encargada de una sección y con cuatro empleados a mi cargo. Con la crisis todos nos hemos vistos obligados a hacer más horas en nuestros turnos. En mi caso me vi obligada a comenzar en un turno de madrugada, dos veces en semana. Al principio me negué ya que me encontraba sola en la planta y me daba miedo, pero al cabo de una semana lo que hicieron fue meter a cinco chicos en prácticas. Estos iban rotando por todas las secciones y lo normal es que cuando me tocaba entrar a las cinco de la madrugada hubiera por lo menos dos chicos conmigo. Eran chicos de entre 17 y 18 años. La primera semana fueron dos chicas, me volví a quejar ya que eran dos chiquillas y el trabajo consistía casi todo en mover cajas de un lado para otro y estaba claro que más que ayuda, lo que hacían era retardarme en el mío. La segunda semana fueron dos chicos. Manu y Juan. Eran simpáticos, dos niños, que seguramente ni siquiera habrían sido destetados aun. Congeniamos bien, solo hablaban de la play, de los juegos y los estudios, eran dos chicos que se querían sacar un dinerillo extra para el verano. Nada del otro mundo, pasaban totalmente desapercibidos cuando estaban con los demás compañeros.

Había pasado casi un mes, cuando los escuché en una conversación sin que ellos se dieran cuenta. Estaban hablando de lo buena que estaba una de las chicas, y de que se mataban a pajas con ella, por lo visto ninguno de los dos había follado aún, y fantaseaban con perder la virginidad los dos a la vez. Aquella conversación estuvo todo el día sonando y sonando en mi cabeza, incluso había intentado fijarme en que chica se fijaban más, pero no conseguí averiguarlo. Cuando me di cuenta llevaba dos días, intentando imaginarme como serían sus pollas y fantaseando con ser yo la chica agraciada.

Una noche me había quedado bastante insatisfecha con mi marido, habíamos discutido en medio de un folleteo y me había quedado sin orgasmo. Llegué al trabajo pensando en hacerme una paja antes de comenzar a trabajar. Estaba en mi vestuario con la bata de trabajo abierta, debajo solo llevaba sujetador y braga, estaba sentada en uno de los bancos con la braga echada hacía un lado y metiéndome un par de dedos, había llegado casi una hora antes. De pronto escuché a Juan y Manu, entraron de pronto en el vestuario y los tres nos quedamos sin habla, ellos con la boca abierta mirando mi coño y mis dedos dentro y yo con el gemido de la llegada del orgasmo reprimido en la garganta. Manu fue el primero en reaccionar, tampoco me esperaba esa reacción en él, dio varios pasos hacía mi mientras se desabrochaba el pantalón sacándose la polla rápidamente. Volví a sentir el cosquilleo del orgasmo, la polla del chiquillo estaba dura, era bastante grande, tenía el capullo al aire, oscura y venosa, nos miramos a los ojos, y sonrió, era una sonrisa de satisfacción, sin palabras me estaba dando las gracias por lo que iba a suceder. Volvió a bajar la mirada hasta mi coño y mi mano, vi como la suya se dirigía a su polla y comenzaba a pajearse despacio. No quise cerrar los ojos, solo necesité mover mis dedos varias veces para sentir como me alcanzaba el orgasmo. Casi no me dio tiempo a ver como Juan se acercaba por el otro lado del banco, y también se sacaba la polla de los pantalones. Juan era más pequeño en estatura, algo más rellenito, pero me sorprendió lo que vi, la polla de este chico podía competir sin dudarlo con la de mi marido, era grande, gorda y algo curva, más blanca que la del compañero. Juan se acercó hasta ponerse a mi lado, la tenía a escasos centímetros de mi cara, podía sentir el inconfundible olor del semen reseco y podía ver como de su prepucio comenzaba a salir ese líquido preseminal que tanto me gustaba. Estaba a punto de abrir la boca y tragármela cuando una de las manos de Manu se metió por el borde de mi sujetador, su mano estaba caliente, no tardó en alcanzar mi pezón que estaba duro como una piedra, lo miré y se estaba pajeando con una mano y con la otra magreaba mi teta con los ojos cerrados. Era un acto lleno de ternura. Volví a girarme cuando sentí la mano de Juan alcanzando mis labios, me hizo retirar mis dedos y sentí los suyos deslizarse suavemente por mi encharcado coño, volví a correrme en silencio intentando que durara el máximo de tiempo. Los gemidos de Juan me hicieron sobresaltarme sin duda estaba a punto de correrse, ya no solo los dedos de Manu entraban y salían de mi coño, me había bajado la otra parte del sujetador y jugueteaba con su lengua en mi hinchado pezón. Acerqué sin pensarlo la cara a la polla de Juan y antes de que comenzara a soltar un mar de leche había conseguido alcanzarla con los labios, los dos primeros no atinaron a entrar, pero para el tercero me la tenía incrustada hasta la garganta y los gemidos del chiquillo resonaban en el vestuario. Se la meneé como una posesa con la mano y con la boca, tragué todo lo que salió de su polla y notaba que cuanto más chupaba más dura se le ponía. Ya se había despertado la perra que llevaba dentro, y todas las fantasías que me había creado soñando con un momento así. Manu estaba loco con mis tetas, pasaba de una a otra. Chupaba con fuerza mis pezones, me los ponía duros como piedras y los mordía, me producía un agradable dolor, tiré de su cabeza hacía arriba, le propiné un beso con lengua soltando incluso parte de la leche del amigo y ni siquiera se inmutó, o no le importaba o no sabía que le estaba soltando la lefa del amigo en la boca.

.- dame tu polla!!

Se levantó y me lancé a comerle la polla como yo solo sabía hacerlo, sabía que un hombrecito como este, no me iba a poder aguantar mucho, era algo más grande y más gorda que la de Juan y la forma curva que tenía hacía que el capullo impactara directamente con la parte de arriba de mi campanilla, en tan solo unos minutos sentí el primer chorro de leche caliente en mi garganta, intentaba no gemir, me sujetó por la cabeza, parecía que le daba más placer que no me moviera, dejé que lo hiciera él, su movimiento era despacio, sentía como su polla se tensaba más y más, estaba intentando retener el orgasmo, pero no pudo, volvió a estallar y esta vez fueron más de cinco chorros espesos y caliente de una agradable y sabrosa leche de muchachito. Seguramente la primera mamada que le hacían en su vida. Cuando me la sacó de la boca los dos sonreían, los miraba y no me podía creer lo que estaba haciendo. Apenas había pasado 10 minutos desde que entraron por la puerta. Miraba sus pollas la seguían teniendo igual o más dura aun, los dos se la meneaban mirándose y riendo.

.-¿ nos vas a dejar que te follemos Ana? Preguntó Juan.

.- por fa Ana!! Yo quiero comerte el coño y follarte por el culo. Dijo Manu.

Escuchar esas voces que muy bien podrían ser de mi hijo me encendieron más aun. Tenía las tetas fuera del sujetador, me levanté del banco y me saqué la bata. Iba a sacarme la braga cuando escuché a Juan.

.- no te quites la braga, he soñado siempre con llenártelas con mi leche.

Sonreí. Esas palabras me hizo pensar que podría ser yo la chica con la que soñaban perder la virginidad, e iba a hacer realidad sus sueños. Y ellos sin saberlo, los míos. Ellos habían hecho lo propio, se habían quedado en calzoncillos, con las pollas fuera.

.- intentad no hacer mucho ruido. No vaya a ser que alguien nos oiga.

.- no hay nadie Ana, los demás no llegan hasta las seis y son solo las cinco y diez.

Le indiqué a Juan que se sentara en el banco, dejándolo entre sus piernas y se tendiera en él, rápidamente pasé mis piernas por encima de él dándole la espalda, con una de mis manos tiré de mi braga y busqué su polla con la otra, estaba tan mojada que entró sin esfuerzo, dejó escapar un gemido cuando su polla se coló hasta los huevos en mi coño, sentía sus huevos apretando mi clítoris y sus manos agarrando con desesperación mis nalgas.

.- que buenas estas Ana!! Como me gusta tu coño!!

Aguantaba el peso de mi cuerpo con mis piernas y comencé a subir y bajar primero despacio y pocoa poco  fui aumentando la velocidad, tenía puesto los ojos en la polla de Manu, seguía a mi lado, se había soltado la polla y podía ver como esta palpitaba, cuando lo hacía su capullo rozaba su barriga.

 

.- quiero follarte por el culo Ana.

Sonreí, paré un momento, levantándome me giré y me volví a incrustar la polla de Juan en el coño, este me miraba con los ojos como platos y la boca abierta. Me gustaba sentir esa polla palpitar dentro de mi coño, me gustaba como me miraba, con esa cara de deseo.

.- cógeme las tetas Juan!!

Mis palabras fueron atendidas rápidamente por el chico, me eché un poco para delante y miré a Manu, este ya se había colocado detrás mía, me estaba magreando las nalgas con las dos manos, las apretaba y me las movía, me las abría y las juntaba, yo había subido un poco mi culo y dejaba que Juan se moviera debajo mía, no pude reprimir el gemido que salió de mi garganta, sentí un par de dedos de Manu entrando en mi coño junto con la polla de Juan, volví a gemir, nunca había sentido esa sensación. Sacó sus dedos y sentí como refregaba su capullo por mis nalgas, lo sentía caliente y me hacía gemir mientras miraba a Juan. Este había incrementado su fuerza y me estaba dando más fuerte,

.- despacio Juan!! Despacio, no quiero que te corras todavía!!

.- no me voy a correr!!

Manu estaba intentando meter su polla junto a la de Juan, apretaba su capullo pero no la metía, me estaba volviendo loca. Fruncí el seño, para no gritarle que apretara fuerte.

.- ten cuidado Manu, que le duele a Ana.

.- no!! No!! No pares!! No pares, no me duele!!

Sentí su mano cogiendo su polla y apretó con más fuerza, si puede salir una cabeza de un crío, pueden entrar dos pollas, por muy gordas que sean.

.- joder le caben dos pollas!! Que fuerte!!

Bombearon unas cuantas veces, pero la polla de Manu terminó por salirse, sentí alivio, me estaba gustando pero también me estaban haciendo daño. Sentí las manos de Manu abriendo con fuerza mis nalgas, estaba enloqueciendo, Juan no dejaba de martillear mi coño con su polla, no dejaba de moverse debajo mía, Manu con su polla en la mano la tenía apretada entre mis nalgas, sentía el tronco en al agujero de mi culo y su capullo por encima, me estaba volviendo loca, dejé caer mi cuerpo sobre el de Juan para que dejara de moverse un momento y miré a Manu. Mi mirada fue suficiente, sonrió, se cogió la polla y colocó su capullo en la entrada de mi orificio, apretó pero no entro a la primera.

.- échale saliva!!

Pasó sus dedos por su boca y dejó una buena cantidad de saliva, ahora sentía la humedad en la entrada de mi culo, apretó con fuerza y coló más de media polla, solté un pequeño grito, y levanté mi cuerpo, Juan volvió inmediatamente a la carga, y Manu de otro empujón terminó de meterme la polla en el trasero. Esa embestida me dejó sin respiración, y volví a echarme hacía delante, lo suficiente para que Juan se acercara a mis tetas y comenzara a comérselas con desesperación.

.- que culo tienes Ana, como me gusta!!

Estaba mareada, casi no me dejaban respirar, los dos cabrones se habían acoplado a la perfección, cuando uno la sacaba el otro empujaba. Llevaba años soñando con esto y por fin lo estaba haciendo realidad. Y para nada hubiera imaginado algo así. No tardé en llegar al clímax, fue un orgasmo continuo, me tuvieron gimiendo más de 10 minutos, e incapaz de decirles que pararan. Me gustaba sentir las manos de Manu abriendo con fuerza mis nalgas y como sus huevos golpeaban con fuerza mi piel. Las manos de Juan se encargaban de mis tetas, las apretaba, pellizcaba mis pezones como si llevara toda la vida haciéndolo.

Ninguno de los dos dijo nada, no preguntaron si podían hacerlo, el primero fue Manu, sentí como paraba en seco y como su leche caliente me llenaba el recto, justo después lo hizo Juan, su leche caliente me llego hasta el cuello de la matriz. Los tres quedamos en silencio. Ninguno de los dos sacaban sus pollas de mi interior, las seguía sintiendo latir, aunque habían perdido parte de su dureza, la sensación era tan placentera que no deseaba que las sacaran. Los dos rompieron a reír, Manu se separó de mí, y yo me incorporé, me dolían las piernas. Había estado más de quince minutos aguantando el peso de mi cuerpo y a veces el de Manu. Pero me sentía bien.

Los dos se sentaron el uno junto al otro, se tocaban las pollas, no me podía creer que aun estuvieran medios empalmados. Yo había quedado frente a ellos, mi braga había vuelto a su lugar e impedía que la leche de los dos cayera al suelo, sentía como la de ambos salían a borbotones, me quemaba el culo y sentía mis labios hinchados, pero aun seguía con ganas de más.

.- Ana, yo también quiero darte por el culo. Me dejas?

No me lo podía creer, Juan se la había meneado un par de veces y ya volvía a pedirme guerra. La tenía lo suficientemente dura para metérmela y no para hacerme más daño. Le sonreí y le dije.

.- como quieres que me ponga?

.- no lo se, pero quiero ver como te entra mi polla en el culo.

.- ahora te vas a llenar con la leche de Manu, no te importa?

.- no!!

.- tiéndete en el suelo.

Se tendió y me coloqué de rodillas dejando su cuerpo debajo del mío, me eché a un lado la braga, la tenía toda mojada, sentí sus manos cogiendo mis nalgas y abriéndomelas, cogí su polla y la guíe a la entrada de mi trasero, entró sin dificultad, aun sentía mi esfínter abierto, la polla de Manu era algo más gorda y la de Juan hacía menos daño, cogí aire e hice fuerza con el esfínter. Eso lo hizo gemir, también hizo palpitar su polla, y en tan solo varias subidas y bajadas sentí como se ponía dura como una piedra y tomaba más tamaño, era yo la que se movía, subía y bajaba sobre su polla y lo hacía gemir. Me estaba calentando otra vez. Manu a nuestro lado se la meneaba despacio. No se que tenía esa polla que me excitaba tanto. Se puso de pie delante mía y cogiéndome del cuello la guió hasta mi boca, su capullo sabía a mi, subía y bajaba sobre la polla de Juan enterrándomela todo lo que podía mientra chupaba como una desesperada la polla de Manu. La sacaba de mi boca, me golpeaba la cara con ella y me la volvía a meter hasta la garganta. Miré el reloj que estaba encima de la puerta del vestuario, eran la seis menos veinte.

Manu se dio cuenta que ya no nos quedaba mucho tiempo, me hizo señas para que me echara para atrás, extendí las manos hacía atrás apoyándolas en el suelo a los lado de la cabeza de Juan ofreciéndole mi coño a Manu. Se colocó entre nuestras piernas, se agachó y hundió su lengua entre mis labios, el cabrón me hizo gemir como una perra, había encontrado mi hinchado clítoris y no dejaba de pasar la punta de su lengua por él, succionaba mis labios tirando con fuerza de ellos, y pasaba su lengua por todo mis vellos, escupió en el suelo, se había llevado los restos de la lefa de Juan con su boca sin hacerle ascos.

.- ahora te voy a follar Ana!!

.- si!! hazlo!! Fóllame!! Fóllame ya!!

Se arrodilló y de una sola vez metió toda su polla en mi dilatado coño, el pobre de Juan mantenía su polla en mi culo, pero sin poder moverse siquiera, pero no se quejaba. Manu se echó más encima mía, consiguió incluso morder una de mis tetas, mientras se movía con una velocidad endiablada. Sus movimientos hicieron que Juan se saliera de mi culo y con un pequeño empujón salió de debajo mía, ahora solo tenía a Manu dándome con todas sus fuerzas, me estaba haciendo gemir como nunca lo había hecho. No podía dejar de mirarlo, me estaba haciendo gozar como nunca nadie lo había hecho, y era un chaval, levantó mis piernas colocándoselas sobre los hombros y volvió a bombear con todas sus fuerzas, no podía dejar de gemir ni de mover la cabeza de un lado a otro. Se iba a correr de un momento a otro, sus gemidos lo delataban. Mi corrida llegó antes que la suya, y para mi sorpresa en vez de correrse dentro de mí la sacó y soltó un par de chorros espesos y calientes sobre mis vellos. Se apartó rápido.

.- te toca Juanito!! Follátela hasta correrte en su coño!!

No me dio tiempo a reaccionar, Juan ocupó su lugar y comenzó a bombear igual de fuerte que Manu lo había hecho antes. Volví a corroerme enseguida. Pero Juan parecía que no podía.

.- date la vuelta Ana!! Ponte en pompa porfa!!

Hinqué las rodillas y antes de que pudiera decir nada, había vuelto a metérmela con fuerza en el coño, me hacía chocar contra sus piernas, parecía que eso le gustaba más, paró y la metió de una sola vez en mi culo, me hizo dar un respingo, pero ya lo tenía tan abierto que casi no sentía dolor, metió varias veces y volvió a mi coño, embistió con fuerza y volvió a mi culo, varias embestidas más y la sacó para correrse en la entrada de mi coño. se había corrido tres veces y esta era tan abundante como la primera. Los dos rieron a carcajadas. Mientras Juan refregaba los restos de su corrida por mi braga. Me levanté como pude. Había gozado como una perra. Y tenía la braga toda llena de leche.

Los dos se vistieron deprisa y antes de salir me dieron cada uno un beso en cada mejilla. Me volví a colocar el sujetador y la bata y me arreglé el pelo. Cogí aire y salí para mi puesto de trabajo. Ese día pasé todo el día como en una nube, flotaba y se me hizo el día más corto de toda mi vida laboral. Cuando me cruzaba con Juan o Manu, esbozaban una sonrisa picara lo que me hacía juntar las piernas y sentir la leche reseca en mi braga, eso me producía un estremecimiento que recorría todo mi cuerpo.

Nunca antes había sentido la sensación de ir con ese agrado al trabajo. A la mañana siguiente cuando me levanté a las cuatro y treinta de la madrugada y mi marido me pregunto que donde iba, nunca antes había dicho eso de

.- donde voy a ir, a trabajar!!