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La andanzas de mi esposa ii

en Grandes Relatos

LAS ANDANZAS DE MI ESPOSA II

Habíamos pasado un magnifico fin de semana en un Hotel Todo Incluido, nos esperaba un largo viaje de regreso a nuestra ciudad de origen, lo cual sumada al cansancio natural hacía el viaje bien tedioso.

Los asientos que nos correspondían, eran los mismos donde hicimos el viaje,  el último del bus, lo que aquí llamamos la cocina, el cual por demás tenía unos bultos acumulados, y un muchacho joven que no era parte de la jira, más bien creo que un empleado de la línea de transporte que estaba allí para ayudar en lo que fuera necesario. La situación es que estábamos saliendo de Bávaro a la 5:30 de la tarde, por lo que estábamos supuestos a llegar a Santo Domingo a las 10:00 o algo más tarde de la noche.

El asiento trasero del bus sólo cogía tres personas, pues una parte estaba mutilada con la incorporación de un baño en la esquina derecha, siendo así solo estábamos mi esposa el extraño y yo, todos teníamos unos lentes de sol puesto, pero cuando el bus inicio el trayecto cerraron las cortinas y quedamos en la más absoluta oscuridad.

A los 10 minutos de iniciado el viaje, mi esposa me dice al oído que va haber problema, pues el tipo del lado me esta manoseando las piernas, que le dijera que hacer.

-Bueno, lo que quieras, le dije  en broma, pero ella lo tomo de forma literal, le tomo la mano y la alejo de ella, pero pasado unos segundo la tenía de nuevo rosando sus piernas.

Ella tomo mi mano izquierda y la puso en su pierna derecha, se corrió un poco el pantalón corto y me hizo que la comenzara a tocar en su concha, con suavidad, consiguiendo que ella se recostara y extendiera sus piernas delante del asiento.

La osadía de aquel muchacho no tenía límite, en poco tiempo su mano se encontró en la concha de mi mujer con la mía y aunque la retiro de inmediato volvió enseguida a la faena y sin mucho apuro consiguió meter un dedo en su concha, la cual ya estaba húmeda. En esta lucha nos pasamos gran parte del trayecto hasta llegar a la ciudad de la Romana, ya en la salida,  ella nos quito las manos y se paro en busca de algo en su bulto de mano, entro al mini baño y salió con una mini falda de tela suave que uso en la playa, se sentó entre nosotros y abrió las piernas, cuando la tocamos encontramos que se había quitado la tanga tenía las piernas totalmente abierta.

El joven no perdió tiempo, se abajo, arrodillándose entre los dos asientos y comenzó a besarla en su coño, consiguiendo que ella le respondiera con sensuales movimientos de placer, yo me limite a acariciar su muslo derecho, la deje que disfrutara de la lamida que recibía de aquel extraño. Pasado unos 5 minuto pude sentir lo que se avecinaba, conocía perfectamente a mi mujer y en cada movimiento que hacia sabía lo que venía detrás,  la sentí y la vi agarrar por el cuello aquel muchacho, y en un ataque silente pero fuerte de frenesís descargar una corrida en su boca, lo demás estaba por empezar, mi mujer es lenta en el primer orgasmo, pero luego, se vuelve indetenible y le llegan uno tras otro, hasta que desmaya.

Subió a su amante al asiento y se subió sobre él logrando que la penetrara con su propio peso, tembló al sentirla dentro, lo que me puso un poco curioso, deslice la mano acariciándola en sus nalgas hasta que baje a su concha y el pene me rozó,  pude sentir lo grueso que era y entendí lo del placer que ella estaba experimentando, el  la deja cabalgar, sobre sus piernas, la apoyó en el asiento contiguo y siguió para dedicarse a besarles su senos,  ella me susurraba al oído y me decía en silencio lo rico que estaba, en ocasiones se pasaba la mano por la concha la untaba de sus líquidos y la untaba en mi boca para que sintiera lo mojada que estaba.

Llagando a la próxima ciudad, se cambiaron, la puso en cuatro sobre el asiento, dejando la cabeza de ella sobre mi pene y comenzó a bombearla por detrás, ella sacó mi miembro y comenzó a chuparlo con desesperación, en ocasiones interrumpía para susurrar y seguía con su mamada, luego se paro en el pasillo, se sentó de espalda en mi piernas entrándose mi miembro hasta los testículos, el se turbó un momento, pero luego salió al pasillo del bus y comenzó a besarla en los senos, la boca y luego intento penetrarla junto conmigo y por su concha, pero no fue posible, la hicimos girar y volver a sentarse sobre mi verga, dejando su nalga dispuesta para él que raudamente comenzó a penetrarla, mi pene y el suyo se juntaron en el interior de la concha de ella, era la primera vez que dos penes la penetraban por el mismo lugar, y el placer que los tres sentimos fue inigualable, fue apoteósico la forma en que su gorda verga rosaba la mía y como la concha nos estrangulaba  para sacar cada vez más semen.

Este tipo era único, en pocos minutos y sin que nos diéramos cuenta el se la había entrado por el culo, los gemido de ellas se ahogaban en el motor del autobús, pero la sensación movía la guagua completamente, la follaba como toda una perra, le daba por el culo con una brusquedad extrema, pero que igual la estábamos gozando. El mismo la volvió a girar, puso su culo sobre mi pene y deposito el peso del cuerpo de ella hundiéndoselo hasta presionar mi piernas, luego la penetro con igual audacia por delante, consiguiendo un espasmo más de ella.

Pasando por Juan Dolió el Autobús se paró, había una requisa policiaca, por lo que nos separamos porque iban a prender la luz, el ocupo su asiento, yo el mío y ella se subió sobre el entrándose el pene nuevamente, con la falda en los lados tapo la evidencia y simulo dormirse en su cuello, pero en cada instante hacia un movimiento para conseguir la penetración; la policía reviso, el pasillo, la vio así y yo le dije que era su esposa que venía durmiendo y para dormir tranquila se subió arriba de él, con esto se fueron y ella comenzó  su faena sin que apagaran la luz.

Llegando al peaje los movimientos de ellos ya no eran discretos, simplemente estaban entregados al placer, disfrutaban al máximo lo que estaban haciendo y daban espacio a gritar sus emociones, los pasajeros sabían que algo ocurría pero no podían verlos,  de ahí que yo me quede paralizado, como si ella no anduviera conmigo, vi, sentí  como tuvieron un orgasmo simultaneo y se quedaron inmóviles,  la curiosidad me llevo a pasar mi mano por la nalga de ella y ver como sentir como estaba aquello de semen, lo deje tranquilo y ella se quedó un poco dormida, al llegar a la parada final, la desperté  y bajamos en silencio del autobús, subimos al vehículo nuestro que nos esperaba  estacionado y partimos raudamente del lugar.

En el camino a la casa, ella me comento, estaba como borracha, viste como me cogió ese perro, viste como me partió el culo con ese pene gordo, y mira, se pasó la mano por la concha y unto en mi ropa una cantidad enorme de semen, nunca me había corrido así, tiene que localizarme ese tipo para que me coja otra vez, ese es mi regalo de cumpleaños  el mes que viene.

Finalmente llegamos a la casa, ella se durmió sin bañarse, yo pase la noche acariciándoles la concha y el culo mojado con el semen de aquel chico.

Autor

El Llanero Solitario

jeencruz@hotmail.com