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Las andanzas de mi esposa xi

en Grandes Relatos

LAS ANDANZAS DE MI ESPOSA XI

 Las cosas buenas, solo suceden, para mi cumpleaños por primera vez quise hacer una fiesta,  por lo general sólo celebro el cumpleaños de mi mujer, pero por circunstancias especiales, este año tome la decisión  de hacerlo y no me arrepiento.

Para la ocasión invitamos a mis amigos a una fiesta durante el día, un pasadía en el área de la piscina, donde haríamos una fiesta estilo Cowboy, los invitados tenían la libertad de ser creativo en su vestimenta, pero no debería faltar  el sombrero, y la camisa a cuadro, lo demás era simple albedrio.

Los invitados llegaron, las chicas fueron las más creativas, algunas en jeans, otras en pantalón corto al estilo Daysi Duke, camisetas pequeña amarradas debajo de sus pechos, o simplemente un sujetador con algunas ervillas de sheriff.

Los chicos  llegaron con sus botas, pantalones azules, sombrero vaquero y uno que otros cambios, hubo alguien vestido de indio, el llanero solitario, algunos de bandidos, pero el ambiente fue especial, la fiesta se desarrolló con lujo, orden y esplendor.

Llegada la siete de la noche, la mayoría se habían marchado, sólo uno que otro borracho estaba esperando el auxilio de uno de los empleados para que lo llevaran  a su casa, mi esposa y yo éramos los anfitriones, pero no nos dedicamos a atender a nadie, solo a pasarla bien, así pasamos el día de lo más relajados, a esa hora estábamos sentados en una hamaca tomándonos un trago.

Yo tenía una camisa a cuadro azul  con un pantalón Lee, botas puntiaguda y un sombrero cowboy que compramos en Panamá; ella tenía igual indumentaria, la única diferencia era su pantalón, corto, amarrado con unos cordones por los lados hasta la prístina  que permitía toda su piel y  ver gran parte de sus nalgas, con solo flojar  uno de los cordones estaba desnuda, esto mantenía a más de uno con el palo erecto,  lo uso para bañarse en la piscina, pero cuando estaba fuera de ella dejaba mucho de qué hablar, más si veíamos sus pechos brotando por el escote de la camisa de cuadro roja que amarraba poco más arriba de su vientre.

Cuando eran ya las ocho, los empleados se habían marchado, pues comenzamos a coquetear entre nosotros, de hecho imitábamos a los vaqueros, le decía Daysi Duke, el coqueteo llego a que ella me recostó de un taburete de madera, parte de la decoración, y comenzó a chuparme la verga, entretenida en sus asunto hasta que oímos una guitarra sonar, la verdad que no hubo tiempo de nada, pues inmediatamente apareció Javier con la guitarra en mano, y allí estaba ella con mi verga en su boca y una mano acariciándose el coño mojado, la cara de lujuria de Javier fue indescriptible y la sorpresa entre nosotros más.

Nos quedamos paralizados, él sólo atino a seguir tocando, pero extremadamente nervioso, hasta que recuperamos la calma y con la mano izquierda le moví la cabeza a la improvisada Daysi Du para que siguiera chupando y con la derecha le hice una señal a Javier para que se sentara y siguiera tocando.

Así pasamos  10 minutos, tiempo en el que Javier toco 3 veces la única canción vaquera que se sabía, luego sólo se dedicó a mirar hasta que yo le hice una señal que se acercara, al pararse junto a nosotros, le indique que se la sacara y se la pusiera en la boca a mi mujer, ella no se percató sino hasta que la verga de Javier roso sus labios, lo miro y sonriente comenzó a chupársela con gran agitación.

Me cambie de posición y me baje los pantalones, Javier  se puso en el taburete donde yo estaba para que ella siguiera chupándole la verga, yo aproveche y la levante, poniéndola en cuatro, baje  su diminuto pantalón y comencé a chuparle el coño por un minuto y luego se la clave, ella comenzó a gemir, intercambiando gemido con las chupadas de Javier.

Pasado un buen rato cambiamos, Javier paso a clavarla y ella me la chupaba, hasta que a ella se le ocurrió la idea de hacerlo los tres sobre la esterilla, puso a Javier debajo, y suavemente se la fue entrando  por el culo hasta que lubrico bien y pudo follarla sin dolor, luego yo se la entre por la concha y así le gritábamos arre potra, que la leche tarda.

Cansada de esta posición se puso el pantaloncito de nuevo, esta vez lo rompió por la parte de abajo y se puso su sombrero, se montó sobre mi verga y puso a Javier para que le hiciera fotos mientras montaba el bronco ( yo), así estuvo hasta que le llego una gran corrida, descansó y paso a montar igualmente a Javier que sin mucho apuro se corrió dentro de ella.

Acostada en la litera descubrió sus pechos y me dijo que quería que el potro la bañara de leche, primero me la chupo y luego me dejo que me masturbara sobre ella, así me llego la gran corrida, mi semen que de por si es abundante, cubrió sus pechos, rostro y parte del vientre de ella, y cuando casi termino me sorprende Javier con otra eyaculación sobre ella, el muy puto se masturbó mientras nos veía.

Cansados nos recostamos los tres en la hamaca y nos quedamos dormidos, llegada la madrugada nos despertaron los perros y nos fuimos al interior de la casa donde en la mañana donde echamos otros gran polvo mañanero al estilo mi mujer.

Con la promesa de que lo que sucedió ahí, ahí se quedaría y que en otra ocasión alguna locura se nos ocurriría, despedimos a Javier, no sin antes ella darle un poco de lengua.

 El Llanero Solitario

jeencruz@hotmail.com