miprimita.com

Polvo de gallo 2

en Hetero: Infidelidad

Como todos los jueves, estábamos programados para una reunión de amigo y sus esposas, esta vez correspondía a la casa de José y Marieta, como ha sido mi costumbre, llegue un poco tarde, pues esos encuentros desde la seis  de la tarde me parecen un tanto desagradable, dado que todos somos adultos.

Cuando llegue a la casa de José  ya estaban todos allí, incluso habían comenzado a jugar dominó lo hombres y las mujeres estaban debajo de un árbol tomando tragos y haciendo cuentos. Después de saludar me senté con las chicas, era famoso haciendo cuento y contando chisme entre ellas, más que de siete mujeres que habían, me había tirado 4 de ellas, incluyendo a Marieta.

Una media hora después, una Julio le recordó a sus esposa que debían comprar los medicamentos antes de que cerrara la farmacia, reaccionando ella un poco alborotada, pues al parecer lo había olvidado, se paro del grupo y cuando fue a subir a su vehículo se percato que el mío le impedía la entrada, por lo que me llamo y me pidió que le dejara salir, pero cuando paso junto a Julio, este me pidió que la acompañara, pues no confiaba mucho en que ella saliera sola, lo cual acepte de buen gusto.

Yani se monto en mi vehículo y rápidamente salimos con destino a la farmacia más cercana, la cual esta a unas 2 millas, pero pasando por varias urbanizaciones, lo que hace el transito un poco más lento. Al llegar, ella me dijo que la esperara en el vehículo, así lo hice, la vi entrar, al salir hablo con el vigilante, le entrego algo y subió al vehículo, me indico que me moviera a un parqueo que está en un lateral de edificio, bastante solitario.

-        O es ahora o es nunca, dijo ella, en tono nerviosa, indicándome que apague la luz del auto.

-        ¿Qué pasa?, dije un poco turbado.

Ella no dijo más, se lanzo sobre mí, comenzó a besarme, pasando su lengua por mis labios sin que yo le correspondiera, estaba bastante turbado, pues del grupo es la persona que más había respetado, me había cogido su cuñada, a su amiga, pero jamás pensé en ella como mujer, pero eso no dice que fuera fea, es una mujer morena, de ojos claros, piel blanca, delgada, con unos ojos vivaces que me encanta; pero el tipo de relación que existía entre ella y Julio, para mí era de mucho respecto.

Pasado unos minutos, comencé a corresponderle, la verdad me gusto aquel beso, era un beso con sabor, su excitación se sentía, se veía, se percibía, era algo inusual sentirla estremecerse con las caricias que ella me hacía, sentir en el sabor de su saliva algo diferente a cada mujer que había besado, al bajar a sus pechos, flojeé los botones y cuando acaricie uno de ellos con un roce de mi lengua, fue un choque eléctrico que se sintió en el vehículo entero.

Suavemente le quite la blusa, flojeé su sostén y me incline a rozar levemente sus senos con mi lengua, entonces comenzaron a chorrear un liquido claro, de sabor dulce que fue acrecentando con las caricias. Ella tenía cuatro meces que había parido, estaba dando la mama a su hijo, pero no estaba previsto que con mi caricias ella comenzara a chorrear leche materna.

Apenada por el incidente, ella volvió a ponerse el sujetador con unos protectores que saco de su cartera, luego llamo a su esposo y le dijo que se iba a dilatar unos minutos más pues le conto lo de los senos, pero sin mencionar las circunstancias, esto me puso más excitado, y sin que terminara de hablar la moví al asiento trasero, el cual una vez recostado servía de cama, quite su pantalones dejándola con las bragas puestas, pero ella se apresuro y bajo los míos y en menos de tres segundo me estaba chupando la verga, para mi aquella escena no tenia comparación, en mi mente no cabía, jamás había pensado tener ni ver a Yani con mi verga en su boca, sobre todo lo que me estaba gustando aquella mamada.

Recosté el asiento delantero del chofer unos 45 grados al frente, la puse apoyando su espalda y subí sus piernas en mi hombro a nivel del cuello, ella cerraba las piernas y la habría lentamente, pero un movimiento involuntario la volvía a cerrar apretando mi cuello, es como si su concha no tuviera preparada para sentir mi lengua en ella, pero lentamente fue cediendo hasta que finalmente mi lengua comenzó lentamente a deslizarse por sus labios vaginales, se fue relajando y abriendo hasta que la lengua fue entrando en su húmeda vagina, penetrándola hasta lo más profundo, pero los aspamos, lo movimientos eléctricos seguían en ella, hasta que no aguanto más, dejo que las ganas hicieran sus efectos.

Sentí otra vez aquel sabor dulce, pero esta vez en su concha, la leche materna se deslizaba por su vientre y llagaba hasta sus labios confundiéndose con la corrida que se estaba dando en ese momento, sus gritos pudieron ser oído por el vigilante, pero ella no le importaba.

Me recosté sobre el asiento trasero y ella vino a posarse sobre mi verga, su chorreante coño, fue haciendo espacio para aquella dura maza de carne que la hacía gritar con locura; perdió toda sus compostura, ya no era la mujer seria que yo respetaba, se comportaba como una puta, me pedía que la clavara con fuerza y se mecía hasta chocar con el techo, se corría y luego seguía hasta correrse de nuevo, waooo, nunca vi una mujer correrse de seguido 4 veces.

Finalmente la deje que se deleitara con mi polla hasta los granos dentro de ella, cuando ya la sentí ceder en su ritmo, la recosté, abrí de nuevo sus piernas y comencé a darle con fuerza, me hubiese gustado pasar la noche con ella y disfrutarla al máximo, pero sabía que aquello era sólo un rapidito o un polvo de gallo, es por ello que me concentre en disfrutar lo que se me ofrecía, cerré los ojos y puse todas mis emociones en aquel rico y sabroso coño,  la descarga de semen fue algo que ella no pudo aguantarla dentro, lo chorros salieron por sus nalgas, mojándola toda, y quedamos tendido en el asiento, en un abrazo, besándonos y ambos estábamos consciente de que lo que paso era incomparable e irrepetible.

-        Ya sé porque todas esas mujeres hablan de ti, me dijo con esa picardía que le caracteriza.

-        Quienes, dije, haciéndome el idiota.

-        Desde aquel juego que saliste a comprar el gas con mi cuñada, ella es otra, es mejor mujer, mejor madre y mejor cuñada, ella no me conto nada, pero lo sé, igual que ella va a saber al verme que lo hicimos, pues la mujeres no somos tontas.

La verdad es que me dejo sorprendido y fascinado, pues si las cosas se saben, no hay que mentir, pero como es mi lema, yo no negué, ni confirme nada.

-        Yani, lo que me ha dado, nadie me lo volverá a dar, ni tú, por la forma, el momento y lugar donde ocurrió, pero espero y sé que lo disfrutaste, pero que el sólo recuerdo te excite y sea una mujer más caliente con tu marido, si hay que renovarlo sucederá, pero estamos claro de que no tenemos nada entre tú y yo, más que una linda amista.

-        Lo sé, dijo ella con seguridad, pero créeme, que buscare la forma de ver como un día nos juntamos los tres, es una fantasías que tenemos Julio y yo, pero no sabría como incluirte.

Me puse rojo, vámonos, veremos qué pasa en el futuro.

EL LLANERO SOLITARIO