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Las andanzas de mi esposa vii

en Grandes Relatos

LAS ANDANZAS DE MI ESPOSA VII

Viaje a Panamá

Antes de ir a Panamá, me figuraba esta ciudad como si fuera un mol limenso, lleno de tiendas, mercados, vendedores y muchas diversiones, algo distinto a lo que en realidad es, pero bien, nosotros llegamos a esta bella ciudad procedente de Ecuador donde habíamos pasado unos días, desde el aire nos impresionó la ciudad, la vista habla mucho sobre el desarrollo vanguardista  de sus estructuras y eso en particular me gusta mucho.

En el aeropuerto nos esperaba Willis, así dijo llamarse el joven de unos 26 años o más, con porte de militar y unas facciones demasiado serias para mi gusto, este joven nos lo había puesto a disposición un amigo, empleado de la embajada de Panamá en nuestro país, por lo que era de confiar y así lo demostró.

Rumbo al hotel  tuvimos una mejor vista de las distintas edificaciones, estilo Miami, las modernas autopistas, así como los distintos proyectos en ejecución, se ve que van de mano con el desarrollo, esto me entretuvo bastante a todo lo largo del camino hasta que arribamos al hotel.

Nos apedamos en el Hotel Plaza Palpilla Inn, donde nos recibieron como si fuéramos artistas,  copas de sidra y jugo  un registro vip esto sumado a la elegancia de sus instalaciones y la hermosa decoración de nuestra habitación, una vista espectacular de la ciudad, del edificio que controversial llamado El Tornillo, por su forma cónica,  en fin allí todo estaba a pedir de boca, pero lo malo era que estábamos contra el tiempo, es por esto que sólo nos dio tiempo a bañarnos, cambiar de ropa y salir en el taxi a una excursión en el canal.

Willis, más que nuestro chofer se convirtió en nuestro guia, no dio una vuelta por la ciudad, nos mostró las iglesias, el museo, la plaza y nos llevó hasta un barco que nos daría un tours por el canal, esta parte fue la que más nos impresionó, no por su belleza, pues no lo es, además el mal olor de las aguas, el humo del ambiente por el cruce de los barcos dejan mucho que desear, pero supimos apreciarle como la gran obra de ingeniería que es, pero sobre todo por la gran historia que envuelve su construcción; ahora bien calor es infernal, Panamá es en esta época sumamente caliente, un ambiente de húmeda y pegajoso que te hace sentir como si fuera un pez en aguas calientes, la ropa siempre estaba mojada de sudor, esto es más de lo que esperábamos.

Al salir del canal nos recomendó un restaurante con vista al canal, que podemos darle un 5, excelente la comida y mucha a precios normales y de ahí de regreso para el hotel, es precisamente en el camino que mi mujer me dice que si se va a ir de Panamá sin echar un polvo, la verdad que me pareció de mente su propuesta pues no era el mejor ambiente y así se lo dije.

-Dejame eso a mí, me dijo en silencio y señalando a Willis que muy concentrado ni miraba por el retrovisor, mi mujer tenía puesto unos pantalones, pero la forma en que se había sentado en medio del asiento trasero dejaba muy poco a la imaginación, pero este muchacho era un profesional, podíamos hacer lo que fuera y el no se enteraba, pero lógicamente ese no era el plan de mi mujer.

Ya en el hotel, Jackie le dijo a  Willis que estacionara el taxi y que le ayudara a subir a la habitación, yo le dije que tenía que ver algo en la administración del hotel y que subiría un poco más atrás,  me dedique a ver las distintas áreas, la piscina, los salones y sobre todo bar restaurant, mientras ello subían a la habitación.

Me conto ella que subiendo en el ascensor, ella simulo que se caía, se tiro en sus brazos y que el todo nervioso la coloco de pies, soltándola enseguida, al llegar a la habitación no quería entrar por lo que ella tuvo que halarlo casi obligado y sólo se sentó en el sofá, le brindo un refresco y ella se fue a cambiarse de ropa,  se quitó la ropa en el baño y envuelta en una toalla volvió   a la habitación, Willis se puso de todos los colores posibles, los temblores se le vieron en las manos y pies, ella tuvo que preguntar que le pasaba y le aclaro que si era porque ella estaba en toalla en nuestro país eso es normal, sólo así lo calmo.

En el baño, ella dejo la puerta abierta, le entro conversación, preguntó por la familia, novia, madre padre, que pensaba hacer en el futuro, etc, luego salió de la ducha secándose y esta vez totalmente desnuda, como sabrán esto fue demasiado para Willis, el corpulento joven salió corriendo de la habitación sin decir nada.

Cuando Willis sale en el primer nivel del ascensor, yo lo vi ante que el me viera, y supuse lo que había pasado, me aproxime al lobby y cuando iba a pasar a mi lado lo pare,  haciendo creer que occidentalmente, estaba allí, enseguida vi lo ruborizado que estaba, me dijo que abajo se sentía mejor, que la señora se iba a bañar, etc. La verdad que el muchacho estaba muy asustado y tímido, en cierta forma le reclame que mi mujer tenía miedo de quedarse sola en los hoteles y por eso él debía acompañarla, pero que para que viera que no había problema subiéramos.

Ok, antes de subir marque del lobby a la habitación, le comunique a mi mujer  que subía con Willis de nuevo, pero en el ascensor fui un poco más claro.

-Willis, mi mujer viene de otra cultura, ella es Italiana, en su país, las mujeres son liberales, no tienen tabúes para quitarse la ropa o para acostarse con quien quieran, y esos es bueno para quienes le gusta, lógicamente mi mujer no es Italiana, ni eso es cierto, pero fue lo que se me ocurrió en el momento.

Entrando a la habitación, mi mujer estaba con una bata que usa para dormir, color azul transparente, que termina justamente en medio de sus nalgas con unos encajes, la tangas de un color azul pero más intensa y sin el sostén, pero al entrar  estaba de espalda, con las dos hojas de las cortinas del ventanal abiertas en contraluz, lo que hacía ver perfectamente iluminado su cuerpo, giro medio cuerpo y sólo pregunto que si queríamos algo.

Willis se sentó sin decir nada, yo serví un trago de  wiski y le di una cerveza a ella y le dije a Willis si quería cerveza o wiski, se quedó dudando, como no respondió le pase una cerveza, la cual se tomó de dos tragos, no era para menos. Mi mujer se sentó frente a él, yo estaba de pies y camine a ver la ciudad desde el ventanal, luego volví y me senté al lado de ella.

-Señor, a usted no le molesta que su esposa este así delante de otro hombre, pregunto Willis, balbuceando hasta que pudo unir las palabras.

-La verdad no, somos liberales, incluso mucha ropa tiene ella, con el calor de aquí  hasta desnuda andaría ella, pero seguro no lo hace porque tu te pones nervioso, eso dije tratando de captar sus más mínimas reacciones.

-Te molesta que me desnude?, preguntó Jackie al  nervioso muchacho.

-No, si el don está aquí no me molesta,  le respondió de un solo esfuerzo de vos

Ella ni sosa ni perezosa se quitó las pocas cosas que llevaba y volvió a sentarse, en este nivel el casi no se agitó como antes, pero en los pantalones  algo estaba creciendo sin control,  y ante de que saliera corriendo me pare y dije que me iba a bañar, me quite la ropa, di una vuelta en toalla igual que lo hizo ella y volvía a la ducha, desde allí hablaba con ellos, pero hubo un silencio bien largo que lo interrumpió la  vos  de ella al preguntar.

-Amoooor, a Willis le esta creciendo, puedo mamársela.

-Si hagan lo que quieran, respondí de lo más natural.

Ya vencido un poco el  miedo y la timidez, Willis se  dejo desnudar por ella sin ningún temor, no si si mi presencia o la simples conversaciones sostenida.

-Waooo, amor ven a ver, que grandota herramienta tiene, eso lo dijo con la algarabía que le caracteriza, pero al saber que yo estaba en la ducha lo llevo al baño alado por el pene. La verdad que Willis estaba bien dotado, tenía una tranca con un tamaño por encima de lo normal, derecho, con una cabeza en forma de copa, más ancha que lo demás, totalmente arresmillado, al parecer se había circuncidado, al verlo me sorprendí pero lo único que hice fue salir del baño ellos entraron a la ducha donde intercambiaron algunos besos.

Me senté en el mueble a esperar, cuando salieron Willis la trajo cargada y la deposito en la cama, abrió sus piernas y comenzó a besar su concha por bastante tiempo, por lo que decidí sumarme a la fiesta, le puse mi pene en la boca y ella lo mamo con la pasión que le caracteriza, hasta que por fin le llegó su primer orgasmo acompañado de una serie de temblores que estremecieron todo su cuerpo.

Willis venía con to, como se dice en el juego, le estaba dando brocha con la cabeza de su verga, esto es pasándosela entre ambos labios vaginales, sin penetrarla, caricias que ella respondía con un empuje hacia arriba poniendo más presión a los roces, hasta que ella le ordenó que la clavara, puso su gran cabeza en la entrada de ella y comenzó a empujar lenta y rítmicamente, pero no le entraba sólo una gran parte de el, pero suficiente para hacerla estremecer nuevamente y gritar de placer, entregando los jugos que salían de sus entrañas a aquel muchacho.

Cambiamos de posición, yo me arrodille entre sus piernas y con toda facilidad la penetre, seguí bombeándola  mientras ella chupaba la cabeza del pene a Willis, la puse un poco de lado presionando sus piernas para una mejor penetración, esto trajo un rápido orgasmo que le lleno la concha a niveles rebosantes, luego me tire en el mueble y Willis volvió a ponerse detrás de ella, esta vez la penetro hasta lo más profundo sacando gritos que se confundían entre los ruidos de la calle. Así lubricada con mi semen la penetración de él era suave, por eso ella cogió el comando y abrazándolo con sus piernas lo tumbo sobre la cama y se sentó sobre él cabalgándolo  con rapidez.

Yo sentado en el mueble, tenía una perfecta visión de la penetración que ella estaba recibiendo, la polla salía hasta el comienzo de la cabeza y se enterraba hasta unos centímetros de los testículos en ella, la verga chorreaba una batida de mi semen con los jugos de ellos, bajando en espuma por las bolas de Willis, esto me provoco otra erección. La faena se extendió por lago tiempo, hasta que con un grito, un rugir, apretó a Jackie por la cintura y la retuvo clavada por unos segundos depositando unos chorros de semen que comenzaron a salir forzadamente por los lados de  la vagina hasta ensuciar la cama. Ella también se corrió pero esta vez en silencio, quedando tirada en el pecho de él.

Después de haber descansado los tres nos entramos en la ducha, Willis y yo la bañamos, enjabonamos todo su cuerpo, luego la besamos por diversos lugares, yo le sobaba mi polla entre las nalgas, en algunos movimientos lograba penetrarla desde atra, pero por la concha, igual hacía Willis, besaba los pechos, sobaba su polla entre los labios de la vagina y lograba penetrarla, el juego se volvió bastante erótico, mi polla y la de él se encontraban en la vagina, se rozaban, la penetraban, yo la agarre por las nalga y la empuje hacia adelante, para que Willis la penetrara más profundo, luego él la sostuvo para yo clavarla con intensidad y finalmente ambas pollas se enfrentaron hasta que los tres comenzamos a unirnos en un solo y gran orgasmos, el primero fue Willis, sus chorros de semen cayeron dentro de ella, en mi pene y en mis bolas, luego ella exploto justamente cuando mi primer chorro cayo en sus labios vaginales, las demás descarga dieron en la cabeza de la poya de Willis.

Después de bañarnos, bajamos al restaurant, cenamos los tres y tomamos una copa de vino tinto, charlamos y nos confesó Willis que la experiencia que había vivido lo marcaría para el resto de su vida, nada, nos despedimos dejándole una muy buena propina que no quería aceptar y que le colocamos disimuladamente en el bolsillo del pantalón.

El Llanero Solitario

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