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Xenia, laura y fredy el cubano (parte 4)

en Hetero: Infidelidad

 

 

 

Xenia regresó a casa dolorida tras su intensa experiencia sexual con Fredy. Era tarde pero no tenía sueño, estaba confusa. Todo había sido tan doloroso como placentero aunque su culo estaba devastado. Menos mal que Oscar pasaría todo el fin de semana fuera, en el rally, lo que le daría tiempo para reponerse. A pesar de lo contradictorio de sus sensaciones estaba satisfecha, había vuelto a sentir la pasión, aquellos orgasmos, aquella enorme polla embistiéndola salvajemente, no se lo podía quitar de la cabeza y menos aún aquella frase, “la próxima vez te gustará más”. No sabía si habría próxima vez, estaba casada, tenía una hija y no podía tirar todo a la basura por simple sexo. Pero no era simple sexo, era el saberse deseada, el volver a experimentar la lujuria ardiente de aquel negro. No debía, pero sabía que no sería capaz de resistir la tentación de volver a probar aquel rabo.

 

Cuando se levantó la mañana siguiente notó un tremendo escozor en su ano, Fredy la había dejado marcada para que no se olvidase de él. El fin de semana transcurrió tranquilo para ella pero rememorando una y otra vez lo ocurrido, y se mojaba cuando recordaba como había sido follada sin oponer ninguna resistencia.

 

Así llegó el lunes, y con una mezcla de ansiedad y nervios se presentó a su clase de baile donde se reencontraría con el hombre que la había proporcionado el mejor orgasmo de su vida. Cuando lo vio su corazón se aceleró. Entonces ya no tuvo ninguna duda de que volvería a hacerlo, de que regresaría a sus brazos y de que haría cualquier cosa que él quisiera, no podía resistirse a aquel negro de sonrisa perfecta.

 

-         Hola mi amor, estaba deseando volver a verte ¿cómo estás?

-         Bien, confusa.

-         ¿Por qué, mi reina?

-         Por todo lo que pasó, ya sabes.

-         Lo que pasó fue que dos personas se dejaron llevar por la pasión.

-         Si, pero una de esas personas está casada.

-         Pero su marido no atiende a esa persona.

 

Xenia no podía negar que lo que decía Fredy era cierto. Oscar ya no la amaba, convivían juntos, les unía una hija y una hipoteca pero nada más.

 

-         Entonces mi amor, ¿te espero este viernes otra vez?

-         No lo se, no creo que pueda escaparme tan pronto.

-         Yo estaré aquí a la misma hora.

-         No se, Fredy

 

Xenia quería pero no podía justificar ante su marido la ausencia y no debía dejarse ver otra vez por ese local un viernes por la noche, si tentaba a la suerte alguien podría verla y los rumores empezar a correr. La clase siguió pero Xenia estaba ausente tratando de encontrar la forma de volver a verse con Fredy sin levantar sospechas.

 

Pero fue el martes cuando la oportunidad se le presentó en bandeja de plata. Su marido debía salir al día siguiente por temas laborales y no regresaría hasta el jueves. Le dejaba la noche del miércoles libre pero tenía claro que no quería volver a hacerlo en aquel local, no, era demasiado peligroso así que comenzó a sopesar la posibilidad de invitar a Fredy a su casa después de acostar a Anita. Pero ¿estaba loca? Llevarse a su amante a casa y con su propia hija allí, lo podía ver algún vecino. Pero no había más opciones. Pensó en ello durante todo el martes y el miércoles se presentó a la clase de baile con un plan en su cabeza. Fredy ansioso no tardó en acercarse a ella en cuanto entró al local.

 

-         Preciosa, puntual como siempre.

-         Si, así soy yo.

-         ¿Has pensado en lo del viernes?

-         Si, y no puede ser, el viernes no.

-         Y ¿cuándo puede ser?

-         Hoy, esta noche, a las 12, pero no aquí, tiene que ser en mi casa.

-         Ok, mi amor, por una vez te van a coger bien en tu cama.

-         Jajaja – Xenia no pudo reprimir la carcajada.

-         Pues me tendrás que indicar como llegar.

-         Vivo en las afueras, en una urbanización de chalets en la salida norte.

 

Xenia le indicó con cuidado como debía de ser todo, tenía que llegar en coche y aparcar en el garaje para entrar a su casa directamente, sin que nadie pudiese verle y Fredy accedió encantado, le excitaba la idea de follarse a Xenia en su propia casa.

 

Y a las 12 de la noche apareció como habían fijado en la urbanización de la dulce Xenia, que esperaba atenta en la ventana después de acostar a la pequeña Ana, con el mando de la puerta en la mano. Cuando vio aparecer el Ford Focus blanco de Fredy presionó el botón y mientras la puerta se abría ella miraba a los alrededores en busca de testigos, pero no vio a nadie. Quedó más tranquila. Fredy entró al garaje y desde allí accedió a la casa. Un bonito chalet, de diseño moderno y decorado con estilo. Xenia lo esperaba vestida de forma discreta, con un short azul y un top blanco marcando sus enormes pezones por la excitación de la que ya era presa. Invitó a Fredy a sentarse en el sofá mientras iba a la cocina a por un par de copas. Le sirvió un Jack Daniels con hielo y ella se puso un Baileys para ir relajando el ambiente. El cubano iba vestido con unas bermudas negras y una camiseta de tirantes del mismo color que se ajustaba a su piel marcando su potente musculatura. Cuando la rubia lo vio sentado en su sofá, con su eterna sonrisa, se excitó aún más de lo que ya estaba, quería comerse a aquel fibroso negro de nuevo.

 

-         Así que la dulce Xenia no ha podido resistirse a la tentación

-         Pues no, no he podido.

-         Entonces el otro día quedaste satisfecha.

-         Necesitaba algo así aunque la tienes demasiado grande

-         Si, eso dicen mis amantes pero luego no quieren otra cosa.

 

Xenia no se encontraba cómoda hablando de aquello pero necesitaba otra ración de sexo así que dejando a Fredy con la palabra en la boca se lanzó a sus labios y comenzó a besarlo apasionadamente. El negro no tardó en reaccionar metiendo su lengua en la boca del bombón y comenzando hábilmente a sobar por todas partes a su amante. La rubia ya en estado de excitación total y con el corazón acelerado no tardó en buscar bajo las bermudas el objeto de su deseo y lo encontró ya erecto, duro como la roca y listo para atacar. Fredy no podía negar que aquella mujer le excitaba al máximo, pocas veces en su vida había perdido el control como el anterior viernes, siempre era capaz de reprimir sus instintos y manejar los tiempos en el sexo para terminar cuando el quería, pero con Xenia no fue capaz, había planeado sodomizarla toda la noche y no pudo, aquella ardiente rubia lo llevó a la eyaculación antes de tiempo. Pero esa noche sería distinto, tenía pensado follársela hasta el amanecer y quedar así saciado pero la dulce niña iba muy rápido y sin darse cuenta ya había bajado sus bermudas y le estaba dando una buena mamada. Xenia engullía aquel cipote con ansiedad, tratando de llevarlo más y más adentro de su boca, pero era imposible, apenas se metía un tercio de todo aquello y ya se sentía asfixiada. Notó las manos de Fredy retirar su top blanco y acto seguido amasar sus pechos y jugar con sus pezones lo cual la excitó aún más.

 

-         Vamos nena, chupa que te vas a hartar de polla hoy

-         Mmmmmm, mmmmm

-         Oh si, lo del otro día no fue nada, guarra, hoy vas a saber lo que es follar con Fredy de verdad. Te voy a dejar el culo como un tunel.

 

Xenia se estremecía mientras escuchaba aquello sin poder responder, ambos sentados en el sofá que Oscar eligió, hacía ahora 3 años, donde le iba a ser infiel, de nuevo.

Fredy disfrutaba de la mamada pero quería más, así que agarró la cabeza de Xenia guiándola con bruscos movimientos que hacían que la punta de su rabo se estrellase violentamente contra la boca de su amante. Quería desvirgarla la garganta, era evidente que iba a costar pero todo era posible así que con su tranca metida todo lo que podía comenzó a hacer presión con fuerza. Xenia se dio cuenta de lo que intentaba aquel bestia y se asustó dándole golpes al cubano con sus delicadas manos en los muslos pero Fredy no tenía intención de parar y siguió apretando hasta que ocurrió lo que parecía imposible. La garganta de la rubia comenzó a ceder y pudo notar como su polla se abría paso por ella entrando hasta más allá de la mitad mientras por el bello rostro de Xenia corrían algunas lágrimas.

 

-         Ohh, puta, como entra, esto si que es una mamada.

-         Ahhhhhhg oahhhaaaaggggg, ahhhhhhgggg

-         No te entiendo amor, ¿Qué quieres más? Ok, mi reina, te voy a follar un poco la garganta que no veas que gusto da.

 

Y mientras Xenia asimilaba lo que acababa de oír notó como el negro sacaba su polla unos centímetros para volver a empujar con más fuerza y llegar a encajar a través de su boca gran parte de aquel brutal mástil. No sabía como pero tenía metida en su garganta más de dos tercios de la inmensa polla de Fredy, se le escurrían las lágrimas y sentía continuas arcadas así que cuando Fredy paró después de un par minutos de intenso mete y saca sintió como que recuperaba la vida.

 

-         Bueno nena, ya te he enseñado una cosa más pero no hemos terminado, te voy a mostrar como lo hacen las profesionales.

-         No espera, me vas a romper la boca.

-         Si quieres me voy y le chupas la polla al maricón de tu marido

-         No…

 

Xenia no quería que se fuese pero había sufrido mucho, así todo se dejó hacer.

Fredy la colocó con las piernas sobre el respaldo del sofá y la cabeza sobresaliendo de los cojines mirando al techo, como colgada en el aire y se dispuso a atacar teniendo a la nena a su total merced, ahora si podía follarle la boca como era debido. Flexionó las rodillas ligeramente y atacó con su monstruoso rabo la dulce boca de la rubia que notó como entraba de nuevo hasta su garganta sin poder hacer nada para impedirlo. El negro trataba de ir más adentro cada vez pero era imposible encajarle toda la tranca, veía como la garganta de Xenia se deformaba amoldándose a su invasor a cada movimiento de su cadera mientras chorros de saliva iban saliendo de la boca de la rubia y cayendo por su bonita cara dándola un aspecto de cerda de lo más morboso. Así estuvieron no menos de diez minutos en los cuales la dulce niña pensó que se iba a asfixiar aunque al final ya sentía como su garganta se había ajustado y ya no era tan angustiosa la follada. El negro sin previo aviso sacó de golpe la polla e incorporó a Xenia.

 

-         Oh puta, te follaría así toda la noche, tienes una garganta de campeonato, pero tu culo también necesita atención.

-         Casi me ahogas, cabrón.

-         No te preocupes, pronto te la tragarás entera sin que yo te ayude.

-         Déjame respirar.

 

Pero Fredy no tenía intención de dejarla respirar. La colocó con las rodillas en el suelo y el pecho apoyado en los cojines, dejando su precioso culo accesible. Sacó un botecito del bolsillo de las bermudas y después de abrirlo le aplicó un frío gel al ano de su amante.

 

-         ¿Que me haces?

-         Es por tu bien, lubricante de profesionales, te va a ir perfecto para la enculada que te voy a dar.

-         Ten cuidado Fredy.

 

Xenia sabía que Fredy la volvería a sodomizar pero esperaba antes tener un par de buenos orgasmos con aquel nabo en su chochito. Estaba mojada y quería polla pero tenía miedo también aunque esperaba que con el lubricante todo fuese mejor. Pronto tuvo un dedo en su ano y después dos. Notaba una sensación rara, como de frío pero no podía negar que aquel gel facilitaba la entrada a su culo. Fredy no aguantó las ansias y enseguida se preparó para embestir con todo. Abocó la cabeza de su polla y de una vez sin avisar la dejó irla hasta la mitad, todo ello facilitado por el lubricante.

 

-         Ahhhhh, me partes cabrón

-         Acabamos de empezar, zorra, hoy te voy a reventar el culo

-         Ahhhh, con cuidado, por favor.

-         Yo no se follar con cuidado.

 

Y con esas palabras Fredy empezó a bombear como un auténtico animal, poseído por la lujuria. Durante la siguiente hora el culo de Xenia sufrió un brutal tratamiento, de todas las posturas imaginables. Por momentos creyó perder el conocimiento ante los salvajes ataques de su amante que a pesar del tiempo transcurrido no perdían ni un poco de intensidad. Fredy parecía no tener límites, emanaba fuerza y cada vez que sentía próxima la eyaculación la sacaba un rato y descansaba para volver a maltratar el ano de la rubia con más fuerza. Xenia intentaba ahogar los gritos para no despertar a Anita pero las embestidas eran tan potentes que no podía evitarlos cuando aquella negra manguera se insertaba por completo en su culo. Tenía sentimientos contradictorios, quería terminar ya porque temía por su maltratado recto pero por otra parte estaba empezando a gozar, la situación la excitaba, aquel negro sobre ella follándola el culo, se sentía una puta y notaba cada vez más próximo el orgasmo.

 

-         Oh cerda, este culo está hecho a medida para mi polla

-         Ahhhh, hijo de puta, me estás matando

-         Quiero montarte toda la noche, guarra.

-         Siiiii, móntame todo lo que quieras, soy tuya.

 

Xenia ya se había entregado al negro y no contenta con recibir los pollazos ella misma, a cuatro patas movía su culo hacía atrás para que la polla le llegase más adentro, quería sentirla en su estómago, no pensaba ya en lo dolorida que iba a quedar, en lo maltrecho que terminaría su culo después de aquello, solo quería polla.

Fredy, que empezaba a estar más excitado de lo normal sentía próximo el orgasmo y viendo que la rubia quería más decidió darse un respiro y sacó la polla un momento para descansar y relajarse. Su sorpresa fue mayúscula cuando notó la delicada mano de Xenia agarrando su nabo y dirigiéndolo de nuevo a su culo. Ella misma se lo metió y comenzó a follarse sola. La dulce nena había notado un inmenso vacío en su interior pero no podía parar ahora que estaba tan cerca del orgasmo así que no dudó.

 

-         Ohhhhh, pero que puta eres, ya solita te empalas.

-         No pares, cabrón, no pares

-         No, te voy con todo, hasta que te rompa el culo.

 

Dicho esto Fredy arremetió con todas las fuerzas que le quedaban a una velocidad increíble, nunca en su vida había follado de aquella manera. La escena era fascinante, no se explicaba como aquel delicado y precioso cuerpo podía aguantar el brutal ataque del enorme negro que la follaba como si le fuese la vida en ello. Pero hasta Fredy tenía un límite y no tardó en alcanzarlo. Gritando como un loco comenzó a eyacular derramando chorros y chorros de espeso esperma en las entrañas de la dulce Xenia que aguantaba como podía los últimos pollazos de aquel tremendo negro.

 

-         Ohhhh, putaaaaa, ohhhh, me has sacado toda la leche.

-         Ahhhh, ahhhh, quiero más

 

Ya más relajado, Fredy sacó su enorme falo del culo de Xenia dejando un inmenso boquete del que empezaba a emanar semen que resbalaba por las blanquecinas piernas de la dulce nena. La rubia por su parte no había llegado a correrse, no le faltó mucho pero ahora estaba como inmóvil, paralizada, pensando en todo aquello. No sabía si había sido un gran polvo o poco menos que una violación. De todo esto la sacó el llanto de la pequeña Ana. Los gritos de Fredy unidos a los suyos propios habían debido despertar a su niña. Tapándose el culo con una mano para no pringar toda la casa corrió hacia el baño, se sentó y una vez que descargó todo el semen de su intestino se limpió y salió de nuevo.

 

-         Será mejor que te vayas, tengo que subir con Ana.

-         ¿No te gustó, mi amor?

-         No es eso, pero estamos en mi casa, y bueno, ya hablamos el viernes.

-         Bueno nena, como quieras.

-         La puerta del garaje se abre desde dentro, con un pulsador que hay a la derecha.

-         Bueno, preciosa, otro día con más calma seguimos.

-         Si si, otro día.

 

Y así Fredy se marchó y Xenia, una vez calmada Anita y durmiendo de nuevo, se sentó en el sofá y se puso a reflexionar.

Todo era confuso, aquel negro la había violado la garganta y luego la había roto el culo pero se sentía tan excitante siendo montada por ese cubano, todo aquel garrote insertado en su ano, la llenaba y además la encantaba sentirse una zorra, la sensación de engañar a su marido, todo eso la hacía enloquecer, entrar en trance y gozar. Aunque no había llegado a correrse y seguía estando caliente. Estaba descubriendo muchas cosas sobre si misma que desconocía. Ella se consideraba a si misma una buena chica, formal y decente, jamás habría pensado que disfrutaría tanto engañando a su marido en su propia casa, sintiéndose todo una puta. Se estaba volviendo a calentar pensando en todo aquello. Se llevó una mano bajo su short y se palpó su coñito, estaba muy mojado y comenzó a tocarse lentamente, tenía que sofocar aquel calor interior que empezaba a emanar de ella. Los pequeños roces del principio se estaban convirtiendo en fuertes sobes y cada vez más rápidos. Se sacó el short y el top quedando completamente desnuda de nuevo, en el sofá, metiéndose ya dos dedos en su húmedo chochito. Que bien la vendría ahora un consolador como los que había visto en aquella reunión del taper sex con sus amigas. Mientras seguía masturbándose frenéticamente sus ojos recalaron en algo que había sobre la mesa, el pequeño botecito de lubricante de Fredy. Lo debía de haber olvidado allí. Su calenturienta mente empezó a pensar. Necesitaba correrse, lo ansiaba con todas sus ganas pero sobándose el coño no lo iba a conseguir así que no lo pensó más y agarró el botecito. Se aplicó en sus dedos un poco del frío gel y poniéndose a cuatro patas y con el culo en pompa dirigió su mano hacia su entrada trasera. Con sumo cuidado fue introduciendo dos dedos en su culo, que, maltrecho aún por la reciente follada que había sufrido, los recibió con facilidad. La dulce rubia notaba como sus deditos entraban y salían sin problemas por su rosado ano que poco antes había alojado un enorme monstruo así que decidió probar con un dedo más. Tres dedos no representaron tampoco ninguna dificultad para Xenia que empezaba a estar muy excitada, de nuevo, como fuera de si. Sin darse cuenta ya se follaba el culo con cuatro dedos a toda velocidad y empezaba a gemir. Había perdido el control de su cuerpo pero no iba a parar hasta tener su ansiado orgasmo. Sin saber como, su ano se había dilatado por completo y en un ataque de ardor Xenia se dejó ir el puño entero en el culo sintiendo un leve dolor acompañado de un placer extremo. Se estaba corriendo, con la mano completamente hundida en su hoyo trasero, se convulsionaba, se retorcía y gritaba presa de un increíble orgasmo que hizo que derramase algunos flujos procedentes de su coño sobre el sofá. Durante más de un minuto estuvo revolviéndose entre pequeñas descargas eléctricas que la hicieron subir al cielo.

Ya recuperada de aquella maravillosa sensación Xenia volvió a la realidad. Con mucho cuidado se fue sacando su delicada mano del culo y una vez fuera notó de nuevo el vacío en su trasero, su ano se resistía a cerrarse. Aquello la iba a doler al día siguiente pero había merecido la pena. Se miro el puño, embadurnado de gel lubricante y pequeños restos de no quería saber que. Se lavó a conciencia y se fue a dormir, y durmió bien, muy bien, en su cama.

 

Mientras tanto Fredy conducía de vuelta a casa, satisfecho por la función pero no del todo. No era como lo había planeado, quería haber pasado toda la noche machacando aquel culo, taladrando aquella garganta, perdiéndose en los preciosos pechos de Xenia, pero no pudo, la rubia le hizo correrse antes de tiempo, le hizo perder el control, aquel culo que se tragaba su polla entera fue demasiado para él, todo un profesional del sexo que era capaz de eyacular cuando quería. Pero no, aquella deliciosa rubia le volvía loco y no podía contenerse.

En eso iba pensando cuando su teléfono empezó a sonar. Eran las 2 de la mañana y no sabía quien podría ser, tal vez Xenia para pedirle que volviese. Sacó el móvil y vio que el número era desconocido, contestó.

 

-         ¿Aló?

-         ¿Fredy?

-         El mismo, ¿con quien hablo?

-         Soy Laura.

-         ¿Laura? ¿qué Laura?

-         Estuvimos juntos hace unos días, en tu local, pero veo que te has olvidado de mi.

 

La cabeza de Fredy y también su polla reaccionaron, aquel pedazo de mujer, aquellos pechos.

 

-         No mi amor, como me voy a olvidar de ese cuerpo que te gastas, pero dime ¿por qué me llamas a estas horas?

-         Bueno, es que llevo pensando en ti desde que estuvimos juntos.

-         No te preocupes mi amor, a todas les pasa y lo bueno es que Fredy tiene amor para todas.

-         ¿Cuándo podemos volver a vernos?

-         Pues mi amor, este viernes te puedo hacer un hueco, si quieres podemos quedar en mi local.

-         Mmmmm, ¿no podría ser el sábado por la noche?

-         Por ser tú haré una excepción, aunque los sábados los suelo dedicar a parrandear con mis compadres.

-         Entonces quedamos el sábado ¿sobre las 12 en tu local te parece bien?

-         Perfecto mi amor, no veo el momento de volver a comerme ese par de tetas.

-         Jijiji

 

Fredy quedó encantado ante los planes que se le ofrecían en el horizonte, montar aquel cuerpazo de nuevo sería la guinda para una gran semana.

 

Laura no podía dormir aquella noche. Desde que estuviese con Fredy su cabeza solo se centraba en aquella experiencia, en aquella noche salvaje de sexo con el superdotado cubano que la había hecho disfrutar como nadie en su vida. Y necesitaba volver a verlo, su cuerpo se lo pedía y ese fin de semana era el momento. Mario se iba el sábado a una casa rural a celebrar el cumpleaños de un amigo y ella se había escabullido de aquel plan. Después de hablar con Fredy quedó tranquila, sabía que sus necesidades volverían a ser satisfechas como era debido.

 

 

Xenia acudió el viernes a su clase de baile después de su segundo encuentro con Fredy y lo que vino después. Su culo se había recuperado bien y tenía ganas de bailar y de ver al cubano de nuevo. No sabía cuando podría volver a disfrutar del negro, la encantaría tenerlo en su cama cada noche pero no podía ser.

Como siempre, Fredy la recibió con una sonrisa en la boca y moviéndose al ritmo de la música, siempre feliz.

 

-         Hola princesa ¿cómo estás?

-         Bien, como siempre.

-         Tenemos que repetir lo del miércoles

-         No se, Fredy, a veces pienso que estoy loca. Si seguimos tentando a la suerte nos van pillar y ya se que a ti te da igual pero yo tengo una familia.

-         Tu marido no te hace feliz, mi amor, eso no me lo puedes negar y una preciosidad como tú no puede tirar su vida, tiene que disfrutarla.

 

El cubano tenía labia y era convincente pero a Xenia le daba pánico pensar en que su marido se pudiese enterar de sus infidelidades. La sola idea del divorcio con la pequeña Anita en medio le aterraba, su cabeza le decía eso pero mientras tanto su cuerpo que ya se frotaba con aquel negro le decía otra cosa. Su soporífera vida había vuelto a encenderse tras los últimos encuentros con Fredy y quería más, sin ninguna duda lo quería, pero tenía que ser prudente, en aquella pequeña ciudad pronto se sabía todo.

 

-         ¿Qué me dices, mi amor? ¿Este sábado te viene bien? Te prometo que será una noche que no olvidarás.

-         No se Fredy, yo quiero pero no se si podré, Oscar estará en casa y no se que excusa puedo ponerle.

-         Estoy seguro de que se te ocurrirá algo, yo voy a estar aquí, esperándote, a las 12.

-         Bueno, lo intentaré pero no se.

-         Piensa en lo que te he dicho, va a ser una noche diferente y no la olvidarás jamás.

-         ¿Qué quieres decir?

-         No te voy a desvelar el secreto, queda en tus manos descubrirlo o no.

 

Xenia siguió bailando con esa frase en su cabeza. Se separó de Fredy y se mezcló entre el grupo de alumnas cada vez más reducido. Se había fijado que el número de asistentes era cada vez menor, los rumores sobre el local seguían creciendo en aquella ciudad donde todo el mundo se preocupaba más por el que dirán que por ser feliz. Pero eso era problema de Fredy, no suyo, su problema era buscar la forma de escabullirse el sábado por la noche pero no sabía como sin levantar sospechas. No, esta vez no podría ser, por más que lo deseará.

 

Durante todo el sábado siguió buscando una forma pero era imposible, a esas horas, con Oscar en casa no podía ser. Había pensado en organizar una salida con sus amigas pero implicar a más gente sería peligroso. Durante la cena dejó de pensar en ello, simplemente no era posible. Dio de cenar a la pequeña Anita y después de acostarla se dispuso a servirle la cena a Oscar que llevaba sentado en el salón toda la tarde viendo fútbol y bebiendo cerveza.

 

-         Cariño, a cenar.

-         Hoy ceno en el salón, que no me quiero perder el partido.

-         De eso ni hablar, se cena en la mesa como siempre.

-         Te digo que no, que está a mitad de partido y no me lo voy a perder.

-         Pues si quieres cenar allí te lo sirves tú.

 

A Xenia le molestaba sobremanera que su marido la tratase como a una sirvienta. Bastante tenía con hacerle la cena como para además tener que servírsela en el salón mientras él la ignoraba por un partido de fútbol.

Se dispuso a cenar sola, ensalada mixta, unos lomos de merluza a la plancha que había preparado con esmero y una cerveza bien fresquita. Estaba empezando cuando, visiblemente enfadado, entró Oscar.

 

-         No le sirven a uno ni en su propia casa, después de toda la semana trabajando para pagarle a la señorita sus caprichos.

-         ¿Cómo dices?

-         Lo que oyes, que no eres capaz ni de servirme la cena un puto día que te lo pido.

-         Te la sirvo en la mesa, que es donde se debe de cenar.

-         En mi casa como donde se me pone de los cojones, encima para la puta mierda que has hecho.

 

Xenia, no daba crédito a lo que estaba oyendo, como le faltaba al respeto su marido, algo que nunca había sucedido.

 

-         Igual te crees que soy tu chacha o algo parecido y que estoy aquí para complacerte.

-         Solo te estoy pidiendo que me pongas la puta cena para que pueda ver el partido

-         No me hables en ese tono.

-         Te hablo como se me pone de los huevos.

 

La dulce Xenia dejó entonces su dulzura habitual y sacó las garras que llevaba dentro. Oscar había tomado alguna cerveza de más y se estaba pasando del límite, algo que ella no iba a permitir. La discusión se alargó, se empezaron a echar en cara cosas que ambos llevaban dentro, pequeños resentimientos que se habían ido enquistando después de años de relación y al final la cosa se desmadró.

 

-         Vete a tomar por el culo, Oscar, si no trabajo es por que tú no quisiste que volviera después de nacer Ana, y lo sabes.

-         Eso era al principio, no quería que la niña estuviese sola tan pequeña, pero ahora ya puedes volver a trabajar. Lo que pasa es que la señorita se ha acostumbrado a estar en casa todo el día haciendo el vago y a sus clases de baile.

-         ¿Qué estás diciendo?

-         ¿Te piensas que soy idiota? Se que vas a esa academia de baile a frotarte con el negro de mierda ese, como una cuarentona desesperada, que la gente habla, Xenia.

-         Voy allí a aprender a bailar, que siempre me ha gustado y lo sabes.

-         Si, claro, y yo me lo creo. Vas allí a que te sobe un negro, como si no tuvieses una buena polla en casa.

 

Xenia, confundida pero a la vez furiosa, explotó.

 

-         ¿A esa mierda le llamas una buena polla? Jajaja, déjame que me ría un rato.

-         Puta de mierda, ¿qué me estás llamando?

-         ¿Necesitas que te haga un esquema?

Oscar, rojo de la rabia y ofendido en su amor propio ante lo que escuchaba cogió un vaso y lo estampó contra la pared mientras gritaba.

 

-         Puta zorra, te he dado todo en la vida, te tenía que haber dejado muriéndote de hambre con los miserables de tus padres que no tienen ni donde caerse muertos.

 

Xenia lo miró con cara de odio, fuera de si. Podía soportar los insultos pero no que se metiesen con sus padres. La familia de Oscar era adinerada, de clase alta, mientras que la suya era muy humilde y eso era algo que a su marido siempre le gustaba recalcar, le encantaba sentirse su salvador, como que la había rescatado, pero jamás se había propasado así.

 

La rubia, totalmente alterada, no dijo una palabra más, cogió su bolso y las llaves y salió a la calle, no sabía con que rumbo. Ya afuera, trató de calmarse, no podía creer lo que Oscar le había dicho. Miró su móvil, eran las 11:45, habían estado discutiendo más de una hora. Pensó en Fredy, sin saber como había encontrado la forma de librarse de su marido y ahora no sentiría ningún remordimiento por volver a serle infiel. Comenzó a caminar en dirección al local ligeramente sofocada, disfrutando de la agradable temperatura. La proximidad del encuentro con el cubano y la alteración por la pelea con su marido la tenían en un estado de excitación extraño.

 

A las 12:05 de la noche se presentó en la puerta de Fredy el cubano, nerviosa, como siempre. La ubicación del local, en una calle poco concurrida lo hacía bastante discreto. Miró hacia ambos lados, para asegurarse de que nadie la veía, y entró. En el local no había nadie salvo Wesner, el simpático camarero que tan bien le caía.

 

-         Hola mi amor, ¿cómo tú por aquí?

-         Ehhh, es que había quedado con Fredy.

-         Está arriba, me dijo que si venías te dijese que subieras, pero si te quieres tomar una copa antes.

-         Si, creo que si, la necesito.

-         Marchando un mojito para la mujer más bonita que ha pisado este local.

-         Jajaja, gracias, guapetón.

 

El viejito se puso a preparar su clásico mojito mientras Xenia se examinaba a si misma. No había caído en el aspecto que tenía hasta ese mismo momento. Vestía su ropa de andar por casa, pantalón de licra negro con un top ajustado del mismo color y unas sandalias de verano. No era el atuendo más adecuado para salir de casa un sábado por la noche pero todo quedaba bien en aquel precioso cuerpo que rebosaba sensualidad.

 

-         Aquí tiene señorita.

-         Gracias, Wesner. No se que vas a pensar de mi.

-         Yo no juzgo mi amor, la vida es corta y hay que disfrutarla. Una preciosidad como tú tiene que sentirse siempre deseada.

-         Si, puede que tengas razón.

-         La tengo, ricura, he vivido mucho aquí donde me ves y de mis errores he aprendido.

 

Xenia miraba a Wesner mientras degustaba el delicioso mojito, ya más calmada. Le tenía gran cariño a aquel colombiano, pequeño y regordete, con su inseparable sombrero de paja. Conversaron un rato más mientras la dulce rubia se terminaba su copa y se reía con los inocentes piropos que el viejito la dedicaba.

 

-         Bueno, Wes, voy a subir ya.

-         Disfruta de la vida y que sepas que aquí siempre estará Wesner para lo que necesites.

-         Lo se.

 

Sin más demora, Xenia encaró las escaleras y subió hasta la puerta del privado de Fredy. Desde afuera oyó risas, la extrañó, una voz femenina y la inconfundible carcajada del negro. No pensó más, tocó a la puerta y oyó al cubano decir adelante. Abrió la puerta y quedó un poco sobrecogida ante lo que vio. Sentados en el sofá con una copa en la mano se encontraban Fredy y aquella pechugona, Laura, creía recordar que se llamaba, que había visto aquel viernes en el local. Fredy vestía unas bermudas negras y una camiseta azul oscuro, mientras que Laura llevaba una camiseta blanca súper escotada que hacía verse aún más grandes sus inmensos pechos, con una falda negra y unas botas blancas. La chica se quedó tan sorprendida como ella cuando entró.

 

Laura: - Fredy, ¿qué pasa? ¿Creí que íbamos a estar solos?

Fredy: - Mi amor, no seas egoísta, aquí hay amor para todos, jajaja

Xenia:  - Creo que me voy a ir, perdón, esto ha sido un error.

Fredy: - No, preciosa, ¿Donde vas?, tómate una copa y hablamos un rato.

Xenia:  - No se, Fredy, estás ocupado.

Laura:  - ¿No estarás pensando en hacer un trío o algo así?

Fredy:  - Pues mi cielo, esa era mi idea, yo solito puedo con las dos jajaja

Laura:  - No, no, no, esto no es lo que habíamos hablado, yo cosas raras no hago.

Xenia:  - Yo tampoco, me voy.

Fredy:  - Bueno, preciosas, vosotras veréis, la puerta está abierta, pero si os marcháis se acabó el coger con Fredy para siempre.

 

Laura estaba perpleja, aquel negro quería hacer un trío, lo tenía planeado y acababa de jugarse un órdago. Estaba indecisa, llevaba días soñando con aquel encuentro y no quería, no podía, volverse a su casa de vacío. Por otra parte no podía negar que aquella chica era una preciosidad. No es que la atrajesen las mujeres pero si tenía que compartir cama con alguna, mejor que fuese con una diosa rubia.

Por su parte Xenia estaba tan confusa o más que Laura. No tenía ninguna intención de hacer un trío con ellos dos pero la idea de no volver a follar con Fredy la desconsolaba, no quería renunciar a él justo ahora que había encontrado a alguien que de verdad la saciaba. Además, cuando vio a Fredy montando a aquella chica se había sentido extrañamente atraída, incluso tuvo ganas de entrar ahí.

La situación era tensa, Laura y Xenia se miraban sin saber que hacer y Fredy, que mantenía su eterna sonrisa en la cara, rompió el hielo.

 

-         Bueno, bueno, no nos precipitemos, vamos a tomar una copita y a charlar tranquilamente jajaja.

 

El negro se levantó y salió hasta el balconcillo, desde donde le pidió a Wesner una ronda de mojitos. Después entró y tomando de la cintura a Xenia, la sentó junto a él en el sofá, de forma que quedó con sus dos chicas, una a cada lado. Comenzó a hablar como él sabía, haciéndolas reír y quitándole hierro a la situación, gastando bromas y al poco subió Wesner con su bandeja y tres mojitos, bien cargados. Así, poco a poco todo se fue suavizando y después de tres rondas tanto Xenia como Laura se sentían mucho mejor y la conversación fue subiendo de tono.

 

Fredy: - Bueno, chicas, al final termináis hasta amigas, jajaja

Laura: - Pues claro que si, solo tenemos que hacer turnos para usarte jijiji

Xenia: - Yo me pide Lunes y viernes jajaja

Fredy: - Pero que turnos ni que nada, si los tres podemos pasarla genial, no me creo que nunca hayáis hecho un trío.

Laura: - Yo no

Xenia: - Yo tampoco

Fredy: - Pues os estáis perdiendo una de las mejores experiencias de la vida. Pero hoy lo solucionamos.

Laura: - No se, no lo veo claro.

Fredy: - Además va a ser un trío apoteósico, para grabarlo, editarlo y mostrárselo a los jóvenes. Un cubano superdotado y dos preciosidades españolas jajaja, nos haríamos de oro.

Xenia: - Pero que malo eres Fredy.

Fredy: - No os dais cuenta de que al placer que yo os puedo dar se le suma el de una mujer que sabe mejor que nadie lo que os gusta. Mira, vamos a empezar y si no estáis cómodas lo dejamos ¿ok?

Laura: - Mmmmmm

Xenia: - Bueno, pero como has dicho, si no estoy cómoda me voy

 

Fredy no perdió el tiempo, en cuanto vio la primera señal de aprobación por parte de las chicas empezó a despojarse de la camiseta y se acercó a Laura para comenzar a besarla mientras cogía una mano de Xenia y la dirigía a su entrepierna. La rubia se dejó hacer y pronto se encontró con su delicada mano en el interior del pantalón del negro, sobando su ya dura polla, era inmensa, no se cansaba de admirarla. Empezó un lento sube y baja mientras observaba como Fredy hábilmente iba liberando los enormes pechos de Laura al tiempo que la sobaba. Xenia estaba extrañamente excitada, esa situación era nueva para ella, se sentía como una voyeur observando como una pareja de desconocidos copulaba. Fredy ya había hundido su cara entre aquellos inmensos senos y chupaba como loco mientras Laura cerraba los ojos y disfrutaba. Xenia no aguantó más y despojando al cubano de sus bermudas se arrodilló y comenzó una intensa felación intentando tragarse todo aquel rabo, con la experiencia aun reciente de la violación de su garganta. Por su parte Fredy bajó su cabeza hasta la entrepierna de su amante y comenzó a jugar con el ya húmedo coño que se le mostraba sin pudor. La escena era increíblemente sensual y aquel negro el hombre más afortunado de la tierra.

 

-         Oh Fredy, que bien me lo comes, sigue así.

-         Está bien mojado, pero ahora te va a tocar a ti, fíjate como lo hace tu amiga para que aprendas tú también.

 

Diciendo esto, posó sus manos en la cabeza de Xenia y haciendo presión la obligó a meterse en la garganta la práctica totalidad de su polla, comenzando acto seguido un rápido sube y baja.

 

-         Joder, eso es, es…. Imposible.

-         De eso nada amor, acomódate ahí abajo que te voy a enseñar.

-         No, yo no puedo hacer eso.

-         Vamos, inténtalo.

 

Laura, sin estar convencida, accedió y Fredy liberó de la presión a Xenia que ya empezaba a necesitar el aire. Tenía a aquellas dos diosas arrodilladas frente a él, dispuestas a comerse su polla.

 

-         Vamos, chicas, desnudas que hace calor.

 

Y ambas obedecieron, desnudándose sensualmente y quedando a la vista aquellos dos infartantes cuerpos, tan bonitos y tan diferentes a la vez. Laura como una amazona, fuerte y bronceada, más alta y con aquellos pechos que a pesar de su enorme tamaño seguían erguidos. Xenia como una delicada princesa con la piel más blanquecina y unos pechos grandes y firmes pero que no podían compararse con los de su compañera sexual.

 

-         Ahora, Xenia, enséñale como se hace a Laura.

-         No se como enseñarla.

 

Fredy se levantó y con una mano en un hombro de cada una de las chicas las instó a arrodillarse a lo cual ellas accedieron. Ya con las dos bocas a la altura de su polla Fredy dirigió su monstruoso miembro a la boca de Laura que lo acogió como pudo y empezó a mamarlo con habilidad pero sin llegar a engullirlo como había hecho Xenia.

 

-         Xeni, tú cómeme los huevos.

 

La rubia obedeció y comenzó a meterse las enormes pelotas del negro en la boca, de una en una chupándolas mientras Laura mamaba el inmenso mástil. Fredy estaba en la gloria, ni en sus mejores sueños había imaginado algo así.

 

-         Ohhh, ohhh, no paréis, guarras.

 

Las chicas se esmeraban en su labor y dada la situación en la que estaban no podían evitar los roces entre ellas. Xenia notaba como su brazo chocaba una y otra vez con uno de los enormes pechos de Laura y sin saber por que, aquello la estaba excitando. Sentía el suave toque de aquella montaña de carne y empezó a tener ganas de agarrarlas y ver como eran. Ella tenía unas muy buenas tetas pero aquello era otra cosa, con sus dos manitas alcanzaría a abarcar uno de aquellos melones. Pensaba todo esto mientras chupaba los enormes cojones del negro. De pronto notó la mano de Fredy en su nuca guiándola hacía su polla y se dejó hacer. Pronto las caras de las dos chicas se encontraron a escasos centímetros y separados únicamente por el negro rabo de Fredy. Ambas estaban excitadas e indecisas sin saber muy bien que hacer, pero estaban disfrutando.

 

-         Vamos, nenas, chupadme el rabo juntas, como buenas amigas.

 

Y poniendo una mano en cada cabeza las acercó a su polla, de forma que ambas chupaban por un lateral el gordo cipote. Lo besaban, lo succionaban y accidentalmente sus lenguas se tocaban en algún punto, mientras Fredy disfrutaba de la mejor mamada de su vida.

Xenia no aguantó la tentación y acercó tímidamente sus manos hasta los pechos de Laura quedando asombrada por su tamaño y firmeza. Laura se sintió extrañada pero le gustaba la sensación de tener aquellas delicadas manos sobándola las tetas, lo hacía con suavidad y paciencia y pronto sus pezones se colocaron duros. Ella no perdió el tiempo y a su vez acarició los pechos de Xenia, quedando sorprendida por el tamaño de sus pezones. Los pechos de aquella rubia eran modestamente grandes y estaban firmes. Fredy viendo como sus chicas jugueteaban entre ellas decidió ir un paso más allá y retirando su rabo hizo que las bocas de ambas chicas se fundieran en un excitante beso, tierno al principio pero que pronto se desbocó. Xenia besaba a Laura como una posesa, buscando con su lengua cada rincón de la boca de su compañera y sin soltar aquellos pechos que la tenían abstraída.

 

-         Muy bien chicas, seguid así, disfrutando.

 

Laura no oía nada ya, se concentraba en aquel intenso beso y en sobar con una mano los pechos de Xenia mientras empezaba a deslizar la otra por el vientre de aquella preciosa rubia hasta encontrar su rajita completamente empapada. Comenzó a masturbarla a buen ritmo sin dejar nunca de besarla, era una sensación increíble tener sus dedos en el coño de otra mujer y notar como se iba excitando poco a poco, besándola cada vez con mayor intensidad. Xenia, completamente excitada, tomó la iniciativa, tumbado a Laura sobre el sofá y subiéndose sobre ella, comenzó a chupar sus pechos, aquellas inmensas montañas de carne que tanto la estaban excitando. Mientras Fredy por detrás la metía un par de dedos en su húmedo coño. Xenia comenzaba a descontrolarse, volvía a sentir aquel fuego interior que necesitaba ser sofocado pero nunca pensó que algo así podría pasarle con una mujer. Laura a su vez estaba cerca del orgasmo, aquella preciosa rubia la estaba volviendo loca y quería más así que la agarró de sus dorados rizos y la obligó a bajar por su vientre hasta su chocho, ya chorreante. Xenia no opuso resistencia y comenzó a dar pequeñas lamidas provocando los espasmos de su amante.

Fredy no aguantaba más, el espectáculo que tenía frente a si era demasiado. Aquellas dos diosas matándose de placer, besándose, chupándose, masturbándose y listas para recibirlo a él. No se contuvo y apuntando con su enorme falo a la cavidad íntima de Xenia se dejó ir todo lo que pudo.

 

Fredy: - Ohhhh, no aguantaba más.

Xenia: - Ahhhhh, con cuidado, que me partes.

Laura: - No pares, rubia, no pares.

 

Fredy comenzó a bombear a buen ritmo, lo que hacía la labor de Xenia más difícil, pero pronto se acomodó a las embestidas del negro y pudo continuar con su mamada lésbica. Estaba disfrutando, la excitaba hacer gozar a aquella guarra de enormes pechos y quiso ir más allá. Chupó uno de sus dedos y acto seguido empezó a explorar el ano de Laura. El dedo fue acogido con facilidad por el culo de su amante que gimió más fuerte.

Xenia se amoldaba poco a poco a la inmensa polla que la atacaba desde atrás, estaba empezando a gozar como una loca, jamás había siquiera imaginado con comerse un coño y ahora estaba disfrutándolo, saboreando los jugos que de allí emanaban mientras por detrás un negro la follaba salvajemente, como había cambiado su vida sexual en poco tiempo.

Fredy por su parte, estaba en el paraíso, con las manos en la cintura de Xenia se concentraba en sus embestidas intentando no excitarse demasiado, quería que aquello durase toda la noche, era la mejor experiencia sexual de su intensa vida. Agarró a Xenia de su preciosa cabellera hundiendo su cabeza aún más en la entrepierna de Laura.

 

-         Vamos, cómela el culo, antes de que se lo rompa.

-         Si, cómeme el culo, Xenia.

 

Laura alzó sus piernas dejando su precioso trasero listo para recibir la lengua de la dulce rubia. Xenia no perdió el tiempo y sin ningún reparo sacó su dedito del ano de su amante y comenzó a lamer el rosado agujero con esmero. Aquello fue demasiado para Laura que al poco estalló en un inmenso orgasmo.

 

Laura: - Ohhhhh, me corro, me corro, me corro.

Xenia: - Ahhhh, que rica estas, guarra.

Fredy: - Y esto solo acaba de empezar, vamos a cambiar.

 

Cambiaron de posición, siendo Laura la que recibía la polla de Fredy mientras lamía los orificios íntimos de Xenia, que seguía excitándose más y más pero sin alcanzar el ansiado orgasmo y eso que Laura era muy hábil con su lengua, sabía donde tocar y como lamer sus partes.

Continuaron follando cambiando de posturas, siempre dándose atenciones los tres, siempre participando todos, durante más de 45 minutos en los que Laura se volvió a correr y Fredy tuvo que hacer esfuerzos sobrehumanos para no acabar. Pero el cubano estaba excitadísimo y quería probar los culos de las chicas, que estaban ya perfectamente lubricados por la saliva, los fluidos y el sudor que se entremezclaban.

 

Fredy: - Chicas, ya es hora de probar esos culos.

Laura: - ¿No podemos seguir así? Nos lo estamos pasando muy bien

Fredy: - Nena, una cogida sin culo está incompleta.

Xenia: - Vamos, lo que sea pero no paréis.

 

Xenia se colocó de rodillas en el suelo, apoyando su torso en el sofá y dejando su culo bien alzado para recibir lo que fuera, solo quería seguir follando y correrse, es lo único que ansiaba. Fredy, de pie, se reclinó ligeramente y apuntó su enorme dardo al ano de la rubia que estaba loca por seguir. El cubano no tuvo ningún cuidado y atacó con fuerza, clavando su polla hasta la mitad en aquel culo que tan bien la acogía.

 

Fredy: - Ohhh, como me gusta este culo, está hecho a medida para mi.

Xenia: - Ahhhh, cabrón, no pares, rómpemelo.

Fredy: - Te voy a reventar, puta, y tú vete preparándote que después te toca a ti.

 

Laura observaba incrédula como el delicado ano de Xenia se iba tragando todo aquel mástil, la imagen era espectacular, el intenso negro de Fredy sobre la blanquecina piel de la nena. Después de unas pocas embestidas toda aquella polla había desaparecido en el interior de aquel culo, parecía físicamente imposible. La imagen era salvaje, el cubano embistiendo a toda velocidad, sacaba sus 25 cms casi por completo y los introducía de nuevo sin piedad, provocando fuertes gemidos.

 

-         No te quedes mirando, mamacita, colócate que ahora te toca a ti.

 

Laura volvió en si y obedeció, colocándose en la misma posición que Xenia, completamente pegada a la rubia, de forma que sus culos quedaban a pocos centímetros. Fredy no cabía en si del gozo, aquellos dos formidables traseros dispuestos para él.

Xenia gemía como una posesa y pedía más, estaba muy cerca de alcanzar el ansiado orgasmo.

 

-         Vamos, maricón, fóllame como un hombre, dame más duro.

 

Pero Fredy, próximo a su límite se salió del culo de la nena, dándose un descanso y dejando a la rubia indignada.

 

-         Hijo de puta, no pares ahora, vuelve a metérmela.

-         Mi amor, hay que compartir, le toca a Laura.

 

Y diciendo esto dirigió su negra polla al trasero de Laura. Haciendo una ligera presión consiguió introducir la cabeza, pero aquello estaba mucho más estrecho.

 

-         Ahhhh, Laura, que apretada estás, voy a gozar como un perro desflorándote el culo.

-         Ahhhhhhhhh, con cuidado, me matas, es demasiado grande.

 

Xenia por su parte empezó a besar a Laura, ahogando así sus gritos, mientras se tocaba su húmedo coño.

Lo que siguió fue una salvaje follada que Laura no disfrutó al principio, cuando el dolor superaba al placer, y eso que no pudo encajarse en ningún momento todo aquel pollón como si había hecho Xenia. Pero poco a poco fue acostumbrando su ano a aquellas dimensiones y gozando de la cogida. Fredy, pasaba de un culo a otro mientras las chicas se besaban, se comían los pechos y se tocaban por todos lados. Habían perdido la noción del tiempo. Fredy estaba dando por el culo a Laura sobre la moqueta cuando Xenia, se puso a cuatro patas justo delante de la pechugona que comenzó una intensa mamada del culo de la rubia provocándola intensas sensaciones que la hacían gemir de la forma más sensual. El culo de Xenia estaba tan abierto ya que notaba como la lengua de Laura entraba completamente en su recto.

 

Fredy estaba exhausto, sudaba a chorros y sabía que no podría aguantar más así que lo dispuso todo para el final que había planeado. Se salió del culo de Laura, se puso de pie con su enorme miembro apuntando al cielo y les hizo un gesto a las chicas para que se acercasen. De rodillas ambas, pronto entendieron lo que el cubano deseaba y le complacieron por completo. Juntando sus tetas aprisionaron la verga del negro y comenzaron un sensual sube y baja mientras se besaban. Fredy estaba subiendo al cielo del placer, aquellos dos pares de tetas abrazando su polla y frotándola mientras sus lenguas se fundían en un sensual beso. El espectáculo era digno de la mejor película porno de la historia, aquellas tetas, naturales y deliciosas surcadas por el enorme mástil negro que aparecía y desaparecía entre gemidos del cubano. Las chicas se olvidaron por un momento de Fredy, concentrándose en besarse mientras subían y bajaban lentamente, hasta que un enorme y potente chorro de líquido caliente les cruzó la cara acompañado por un grito de placer extremo. A la primera descarga le siguieron más y más, parecía no tener fin, era un volcán en erupción que estaba llenando de leche las caras de esas dos ninfas del placer que no paraban de besarse, mezclándose su saliva con esperma caliente. Después de más de medio minuto de descargas Fredy terminó y sacó la polla de entre la montaña de carne que lo enterraba. Laura se separó de Xenia y se dejó caer hacia atrás. Su aspecto era súper morboso, apoyada contra la parte baja del sofá, abierta de piernas y completamente empapada de sudor, con la cara surcada de chorros de leche. Por su parte Xenia se quedó sentada sudando también y respirando a gran velocidad.

 

Fredy: - Oh nenas, ha sido la mejor cogida de mi vida. Esto tenemos que repetirlo, hacerlo tradición.

Laura: - Estoy destrozada, voy a lavarme un poco.

 

Dicho esto, cogió su ropa, se levantó y se fue al baño.

 

-         Y tú amor ¿lo gozaste?

-         Si, si, ha sido, diferente.

-         En la vida hay que experimentar, ¿a qué nunca creíste que gozarías con otra mujer?

-         No, jamás, pero ha sido muy placentero.

-         Entonces ¿repetiremos?

-         No se, no se que decir, déjame que lo asimile primero.

 

Xenia había cogido unas toallitas de bebé que siempre llevaba en su bolso y se limpiaba la cara mientras hablaba con Fredy. Al momento salió Laura vestida y apresurada.

 

-         Joder, son casi las 4 de la mañana y yo todavía tengo que encontrar el coche, que no se donde lo he aparcado y llegar a casa.

-         No te preocupes, mi amor, yo te acompaño hasta el coche que también me voy a casa.

 

Fredy se acercó a Xenia y dedicándole una de sus sonrisas, la dio un apasionado beso. Acto seguido fue Laura quien se le acercó y la besó también, lo cual la dejó sorprendida, pero después de toda la saliva que habían compartido esa noche aquello no era nada.

 

-         Bueno, Xeni, te dejo con Wesner que tiene que cerrar. Nos vemos el lunes.

-         Ciao

-         Adios guapa – finalizó Laura.

 

Y se fueron por las escaleras. Xenia aprovechó para meterse en el baño y terminar de limpiarse. Se vistió y bajó a la planta de abajo donde Wesner se estaba tomando un mojito y escuchaba una canción a bajo volumen, algo triste, probablemente música de su tierra, despechada.

 

-         Bueno Wesner, ya me voy.

-         Preciosa, a estas horas no puedes ir sola por ahí. Espera que cierro y te acompaño.

-         No hace falta, de verdad, Wes.

-         No aceptó un no por respuesta.

-         Bueno.

 

El viejo cerró el local, puso la alarma y salió a la calle. Hacía una temperatura estupenda para pasear y así empezaron a conversar mientras se dirigían a casa de Xenia, que quedaba a unos 20 minutos.

 

-         Ufff, Wesner, no se que me pasa, a veces pienso que estoy loca.

-         ¿Por qué, mi amor?

-         No se, estoy casada, tengo una hija y miro donde estoy ahora.

-         Estás disfrutando la vida, preciosa, eres una mujer en plenitud que busca fuera lo que no le dan en casa, solo eso.

-         Si, pero siento que soy mala.

-         No, cielito, lo que pasa es que tienes grabados en la cabeza unos conceptos erróneos. El sexo solo es eso, sexo, pero todo el mundo necesita satisfacer sus deseos.

-         Si, es verdad, pero no es eso solo…

-         Que mas, mi amor

-         No se como decírtelo. Fredy me gusta, tiene un cuerpo y una sonrisa y una labia y bueno, otras cosas ocultas.

-         Si, mi amor, se de lo que me hablas, la fama de Fredy le persigue.

-         Pero no he llegado a…. ya sabes, a….

-         Si, al orgasmo.

-         Y hemos estado horas hoy, y el otro día. Pero no me he llegado a…. bueno, a eso, a correr. En cambio, con Edu que es gordo y feo y huele mal…

-         Mira mi niña, las cosas no son siempre son como una las cree y en sexo menos. He visto hombres impecables, modelos que no eran capaces de satisfacer a una mujer y en cambio tipos horrorosos y mugrientos que las volvían locas. Llevo toda la vida detrás de la barra de un bar y si algo se es de relaciones de una noche. El placer a veces está donde menos te lo esperas. Puede estar en el maloliente Edu o en un viejito como yo.

-         Jejeje, ¿tú?

-         Si, se que no lo crees pero a lo mejor yo puedo darte más placer en este callejón inmundo que ves a la derecha que Fredy y su portentosa verga en su lujosa habitación del sexo. O tal vez no, eso no lo puedes saber si no lo pruebas.

-         Wesner, ¿qué me estás proponiendo? Jajaja

-         Yo no te propongo nada, tú ya eres mayorcita para coger lo que quieras y probar de donde te venga en gana. Lo que te acabo de decir es solo un ejemplo.

 

Xenia, estaba confusa, no sabía si el viejito estaba tratando de embaucarla o la estaba dando una lección de la vida, pero lo que oía le estaba dando que pensar. Y pensó que tal vez tuviese razón, quien le iba a decir a ella que Laura le podría haber dado tanto placer, que iba a disfrutar lamiendo todo su cuerpo, acariciando sus tetas. Y por que no probar con Wesner, no iba a ser peor que lo que había hecho ya, no se iba a sentir más culpable y además aquel viejito la despertaba mucha ternura y sería como hacerle un favor. Se decidió y agarrando de su callosa mano al colombiano lo metió en el callejón.

 

-         Bueno, vamos a probar si lo que dices es verdad, Wes, soy tuya, hazme lo que quieras, aquí, en este sucio callejón, no te diré que no a nada.

-         Oh mi amor, no se, tal vez nos vea alguien.

-         ¿Ahora te vas a echar para atrás? Solo te lo diré una vez más, o lo tomas o lo dejas.

-         Lo tomo.

El viejito miró hacia atrás, el callejón daba una calle mas concurrida pero a esas horas no había ni un alma y la oportunidad que se le brindaba era irrechazable. Además el no tenía nada que perder. Así todo agarró a Xenia del brazo y la llevó más al fondo, hasta la esquina donde había unos contenedores y allí se refugiaron de cualquier posible mirada. En aquella esquina, medio oscura y con un montón de bolsas y cartones esparcidos por el suelo, apestaba a orines y pero nadie los vería. Wesner ya más tranquilo comenzó su ataque, apoyó a la rubia contra la pared y la bajó el top dejando al aire aquellos majestuosos pechos que no tardó en llevarse a la boca. Los chupaba a intervalos como queriendo sacar leche de allí dentro mientras Xenia cerraba los ojos y disfrutaba de aquella comida, la encantaba que la chupasen así las tetas, la ponía a cien. Después de varios minutos de succión Wesner se dio un respiro y mientras se bajaba los pantalones comenzó a hablar.

 

-         Eres mía entonces

-         Siiii, tuya, haré todo lo que me pidas, cualquier cosa.

-         ¿Estás segura?

-         Si, completamente, así que aprovéchate.

 

El viejo ya con los pantalones en el suelo dejó ver sus calzoncillos blancos, de esos antiguos que parecían tener 1000 años, y posando una mano en la cabeza de la rubia la indicó que se arrodillase. Xenia, captó el mensaje y se puso en cuclillas a la altura de la entrepierna de Wesner. Sin recibir más indicaciones bajó el calzoncillo y quedó sorprendida ante lo que vio. Una enorme y arrugada polla oscura y unas pelotas inmensas. Olía bastante mal, después de una larga jornada de trabajo pero a Xenia ya no le importaba nada. Se metió el instrumento en la boca, entero y comenzó a mamar. No creía que aquel viejo pudiese empalmarse a su edad sin ayudas externas pero nuevamente quedó sorprendida al ver como poco a poco crecía en su boca hasta el punto de no poder contenerla. Seguía chupando y no tardó en empezar a comparar mentalmente. Aquella polla no era tan larga como la Fredy ni con mucho, tendría unos 17 cms, pero su grosor si era comparable sino mayor. Aquella era una verga bien gorda. Si, sin duda era más gorda que la de Fredy, apenas le cabía en la boca una vez estuvo totalmente dura. Xenia chupaba al ritmo que Wesner le marcaba con su mano. El sabor fue repugnante al principio pero una vez limpia la dulce nena ya disfrutaba intentando meterse tan adentro como podía aquel mástil. El colombiano decidió cambiar de técnica y fue él quien tomó la iniciativa. Apoyando la cabeza de su amante en la pared del sucio callejón comenzó a percutir en la boca de la rubia que empezaba a sofocarse y sufrir algunas arcadas. Wesner no tenía intención de parar, estaba excitado y quería meter toda su verga en aquella cavidad así que a golpe de cadera hizo presión y notó como su gorda polla se iba abriendo camino en la garganta de la preciosa rubia. Después de una dura lucha el viejo sintió que todo su rabo estaba dentro de la boca de la nena, que dejaba escapar algunas lágrimas por sus mejillas. Estaba sufriendo pero muy en su interior disfrutaba siendo vejada de aquella forma, en aquel inmundo callejón por un viejo.

 

-         Lo siento nena, pero me has dicho que lo que quiera y esto es lo que quiero.

 

Xenia no podía ni quería responder, solo quería respirar. El colombiano temiendo asfixiarla sacó su rabo de un tirón completamente mojado por las babas de Xenia que respiraba agitada.

 

-         A cuatro patas que te voy a dar con todo.

-         Eso espero

-         Uffff, si que estás caliente, pero te voy a bajar yo la calentura a base de verga.

-         No se si podrás, eres muy viejo

-         Ohhh, putita, cuando acabe contigo te voy a tener que llevar derecha al hospital

-         Menos hablar y más hacer, viejo de mierda.

 

El colombiano sintiéndose picado agarró a la rubia, que ya se había colocado a lo perrita,  por sus caderas y bajándola los pantalones y el tanga apunto su fofa polla al coño de Xenia que mojado la acogió bien, como un guante. Pronto empezó una potente follada por parte del viejo, que dejó sorprendida a la rubia. No creía que aquel viejo fuese capaz de bombear con tanta fuerza pero la estaba haciendo gozar. Aquella polla era muy gorda y la ensanchaba por dentro, rozando con sus paredes vaginales y provocándola un intenso placer.

 

-         Oh, viejo de mierda, no pares.

-         Te voy a follar hasta que te parta.

-         Ahhhh, ahhhh, ahhhh, hazme lo que quieras, soy tu perra.

-         Después te voy a romper el culo, te lo voy a dejar abierto para siempre.

-         Ohhh, ohhhh, ohhhh lo que quieras, pero no pares, haz que me corra.

 

El viejo continuaba empujando con fuerza espoleado por los comentarios de la diosa que estaba cogiéndose. En un derroche de potencia le dio una serie de estocadas brutales que hicieron que Xenia no pudiese aguantar y se fuese hacia delante cayendo sobre los cartones. Intentó reponerse pero Wesner no la daba tregua así que no tuvo más remedio que amoldarse a su nueva situación. Pero los años no pasan en balde y las fuerzas del colombiano se fueron consumiendo hasta el punto de que tuvo que parar.

 

-         Nena, necesito un descanso, ahora vas a ser tu quien me cabalgue.

-         Soy tuya pero haz que me corra, lo necesito.

 

El viejo se tumbó sin ningún reparo entre los cartones y acto seguida Xenia se montó sobre él, guiando con su mano la enorme polla a su coño que para esas alturas ya estaba encharcado a la espera del primer orgasmo. La dulce nena comenzó a cabalgar lentamente, metiéndose todo aquel rabo que la llenaba por completo y poco a poco fue aumentando el ritmo de la cogida. Estaba poseída en busca de su recompensa y al ver que no llegaba empezó a ir más rápido, y más rápido, y más hasta que perdió el control y comenzó a sacudirse como una loca arriba y abajo sobre aquel duro miembro que la recibía encantado. Wesner aguantaba heroicamente el sube y baja aferrado a los perfectos pechos de Xenia mientras veía como la rubia cabellera de su amante subía y bajaba tapándola la cara. Fuera de si, la nena gemía y gritaba.

 

-         Ahhhh, cabrón, que polla tienes.

-         Es toda para ti, te la voy a meter por todos lados.

-         Ahhhh, ahhhh, ahhhh, me corro, me corro, me corro.

 

Y así, cabalgando, llegó el ansiado orgasmo de la rubia que quedó como vacía de fuerzas, inmóvil empalada por la estaca de Wesner que se la hundía hasta lo más profundo de si misma.

 

Xenia se sentía por fin en paz, liberada, saciada, satisfecha, pero Wesner estaba lejos de acabar su función. Le había dicho que podía hacer con ella lo que quisiera así que sin dudarlo se la quitó de encima y tumbando a la nena boca abajo y con la cabeza hundida entre las bolsas se sentó sobre ella dejando su polla, dura como la roca, lista para abrir el canal entre sus nalgas.

 

-         Espera un poco, me ahogo entre esta basura.

-         ¿Cállate, puta, que creías que esto se terminaba cuando tú te corrías?

-         Wesner, dame un minuto.

-         Ni un minuto ni nada, ahora me toca a gozar a mi y lo voy a hacer en tu culo.

 

Xenia no reconocía al tierno viejito que la atendía en la barra, pero el sexo tiene esas cosas, despierta el lado animal de las personas.

El colombiano no perdía el tiempo y pronto tuvo dos dedos enterrados en el culo de Xenia que los recibía a desgana después de su orgasmo. La falta de lubricación hacían complicada la penetración así que el viejo los sacó y sin mediar palabra los dirigió a la boca de Xenia.

 

-         Ahh, no, quítame eso de la cara, que me da asco.

-         Es tu mierda, peor será cuando te comas la mía.

-         Nooo,

-         Abre la boca o te la rompo. Recuerda que me dijiste que harías todo lo que quisiera.

-         Pero…

 

Xenia recordando sus palabras abrió con miedo la boca y el viejo introdujo sus dedos que no tuvo más remedio que chupar. El regusto era horrible, tuvo una arcada pero aguantó el vómito.

Con los dedos bien untados en saliva volvió a atacar el ano de la rubia que esta vez los recibió mejor. Después fueron tres los dedos para terminar con cuatro. Xenia se volvía a sentir excitada y cuando el viejo volvió a ofrecerle sus dedos abrió la boca sin pensar, deseando que pronto aquellos dedos volvieran a su culo, ya no le importaba el asqueroso sabor, la excitación lo podía todo. El viejo se estaba preparando para atacar pero antes de eso tenía reservada otra sorpresa. Se incorporó y colocándose en cuclillas justo delante de la cabeza de la rubia agarró su dorada cabellera y hundió la preciosa cara de la dulce nena en su culo.

 

-         Ohhh, puta, no te gustaba tu mierda, pues verás la mía jajaja, cómeme el culo y reza para que no me entren ganas de cagar.

-         Mmmmmggggg, mmmmmaaaammmgggggg

-         Chupa hasta que quede bien limpio.

 

Xenia fue cogida totalmente por sorpresa y se vio con su cara aplastada contra aquel sucio culo. No le quedó mas remedio que acceder a las peticiones del viejo y empezar a chuparle el ano a aquel depravado viejo. Su lengua recorría desde las pelotas hasta la entrada posterior de Wesner para delicia del viejo que estaba disfrutando como un cerdo. Estaba lleno de pelo y pequeños trozos de lo que pensaba que era papel higiénico enrollado. Fue asqueroso pero pronto el viejo se aburrió y volvió a su labor en la parte posterior de la rubia.

 

-         Ahora si, guarra, vas a recibir lo tuyo.

-         Vamos, acaba con esto.

 

El viejo apunto su gorda polla al ano de Xenia y con una brutal estocada hundió hasta más allá de la mitad su falo, provocando el dolor a la rubia que aguantó estoicamente.

 

-         Ohhh, Fredy me ha dicho que tu culo se lo traga entero así que yo no voy a ser menos.

-         Vamos, fóllame, hijo de puta.

-         Te voy a follar hasta que sangres, puta.

 

El viejo, nuevamente lleno de energías empezó a apretar hundiendo más y más su polla a cada embestida hasta que la consiguió meter entera entre gritos de placer por su parte y de dolor por parte de Xenia que sentía que el culo la ardía. Sin duda alguna ya, aquella polla era aún más gorda que la de Fredy y la estaba destrozando por dentro. El viejo arremetió como un titán durante casi diez minutos mientras Xenia, una vez hecha al tamaño empezó a disfrutar. Pero nuevamente las energías del viejo se terminaron.

 

-         Ohhh putita, me dejaste sin energías, voy a terminar.

-         Noooooo, un poco más, Wes.

-         Ya no doy más, me voy a correr.

-         Espera.

 

Xenia tomó los mandos. Se puso de pie, y empujando al viejo contra la pared lo dejó allí con el rabo duro apuntando hacia ella, que se colocó inclinada de espaldas y con su mano se introdujo el vergón de Wesner de nuevo en el culo comenzando ella con un movimiento de atrás adelante a follarse sola. El viejo no daba crédito pero se dejaba hacer. Xenia estuvo así por más de 5 minutos hasta que finalmente se volvió a correr con todo aquel rabo insertado en sus entrañas.

 

-         Aahhhhh, ahhhhh, ahhhha, hijo de puta, me corro.

-         Ohhhh, pero que puta eres.

 

Xenia se quedó empalada durante unos segundos pero el viejo quería terminar ya con aquello y quería hacerlo a lo grande. Agarró a la rubia, que en esos momentos se hallaba fuera de si, como en otro mundo disfrutando aún su orgasmo, y la sentó en la misma esquina del callejón, donde estaban todos los restos de orines de la gente que se descargaba allí. Se puso frente a ella y comenzó a masturbarse a toda velocidad. Xenia que veía lo que se le venía encima se dispuso a recibirlo gustosa, aquel viejo la había hecho correrse 2 veces y se merecía terminar de la forma que quisiera.

 

-         Ohh, rubia, vas a saber lo que es una corrida de verdad, te voy a llenar la cara.

-         Puedes hacerme lo que quieras, soy tuya.

-         Si, ya va, me corro, ohhh ohhh, ohhh.

 

Y después de estas palabras comenzaron a brotar chorros y más chorros de leche caliente sobre la cara de Xenia que los recibía gustosa al principio. Pero pasadas las primeras descargas el flujo no disminuía, aquello no era normal, sus ojos estaban ya cerrados por los múltiples lechazos recibidos y aún seguían cayendo. Sentía el peso sobre su cara, totalmente cubierta. La intensidad bajó y ahora notaba como los últimos golpes iban a dar sobre sus tetas que ella apretaba  para recibirlos. Al final el viejo terminó dejando a Xenia echa un desastre. Parecía que en su cara se había corrido al menos 10 personas. Para finalizar el viejo recorrió con su ya medio flácido rabo la cara de la nena recogiendo la leche y llevándola a la boca que pronto se llenó.

 

-    Trágate mi jugo, preciosa, que te va a gustar.

-         Lo que tú quieras.

 

Y Xenia accedió a tragarse aquel esperma que fue directo a su estómago.

Después de eso se incorporó y buscó de nuevo su bolso, sacando las toallitas de bebé y limpiándose por segunda vez la cara. Ya más tranquilos ambos, se vistieron y salieron del callejón. Xenia apestaba a una mezcla entre basura, orines y semen pero no se arrepentía.

 

-         ¿Te ha gustado, preciosa?

-         No se como describirlo, pero si, me ha gustado, no creí que fueras capaz de tanto ni que tuvieras eso ahí abajo.

-         Bueno, la vida te da sorpresas, y como te dije antes, hay que probar para saber. Las mujeres veis a un maricón de esos de hoy en día, depilados y vestidos como nenas y os creéis que ese os va a dar placer porque es muy guapo pero estáis equivocadas. Para dar placer hay que tener una buena polla y saber usarla y una vez que os han metido la tranca ya os da igual que sea guapo, feo, gordo o viejo.

-         Puede que tengas razón, no se, ha sido una noche, extraña.

-         Pero ha terminado bien, has encontrado lo que necesitabas. Un hombre de verdad que te de duro, que te folle como a una puta en un callejón de mala muerte. Cada persona es un mundo y tiene unos gustos. Tú tienes que encontrar los tuyos.

 

Aquella conversación dejó a Xenia pensativa, le dio muchas vueltas a todo aquello, ¿qué era lo que realmente la excitaba? Lo estaba descubriendo pero se resistía a admitirlo, sentirse como una puta, usada y vejada por cualquiera. Aquel gordo de Edu en el sucio baño, Wesner en el callejón, hasta Laura la había dado mucho placer. Pero ¿en qué se estaba convirtiendo? No estaba segura pero deseaba seguir explorando ese camino.

 

Después de aquella breve conversación, Wesner acompañó a Xenia a casa. Cuando llegaron eran las 6 de la mañana, ya casi amanecía. Entró sigilosamente, se dio una ducha larga para quitarse aquellos olores de encima y se fue a dormir al cuarto de invitados, no quería estar con Oscar. Y durmió muy bien aquella noche.

 

 

CONTINUARÁ