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La nueva vida de Xenia (parte 8)

en No Consentido

 

Entró de un solo golpe de cadera y la rubia volvió a notar un terrible dolor en su ano. Se quejó pero Ramón solo se concentraba en hacerle el mayor daño posible, jaleado por la morena que a su vez se subió a la mesa. Xenia se trataba de abrir con ambas manos las nalgas para facilitar la penetración pero debido a la tensión en la que se encontraba y a la falta de lubricación el dolor no cesaba. Vio como Laura se subía a la mesa y pasaba una pierna a cada lado de su cabeza y luego se flexionaba acercando su húmedo coño de nuevo a la cara de Xenia que trató de girarse pero fue apresada con fuerza por las manos de la morena.

-          Me vas a comer el coño por las buenas o por las malas, puta zorra.

-          Ahhhh, no, déjame, guarra, apestas – se quejó la nena.

Pero nada pudo hacer por evitar que aquel encharcado chocho se hundiera en su cara y comenzará a frotarse contra ella. Laura movía sus caderas atrás y adelante rozando el bello rostro de Xenia que luchaba por zafarse y a la vez intentaba soportar las embestidas de Ramón que estaba excitadísimo.

-          Ohhhhh, este es el mejor polvo de mi vida. Y luego te voy a dar a ti, tetona.

-          Siiiiiii, siiiiiii, lo que tú digas, pero esta zorra no me quiere comer el coño.

-          Puta rubia, empieza a chuparle el coño o te juro que te rompo el culo.

Xenia no podía más y se dejó ir, paró de resistirse y se sometió a sus amantes. Se relajó y comenzó a lamer el repugnante coño que tenía justo encima de su cara. Laura notó rápidamente las caricias y gimió de placer y Ramón sintió que el esfínter de la rubia se relajaba y su polla entró hasta el fondo.

-          Ahhhhh, así, chúpamelo, Xenia, como tú sabes, ahhhhhh, lo come de vicio – gemía la morena

-          Si, ya no se resiste, mira como le entra todo el rabo.

-          Ohhhh, es increíble como traga ese culo.

Xenia era ajena a todo, solo quería acabar con aquello y se afanaba en dar placer a la morena de enormes pechos que seguía restregando sus humedades vaginales contra la cara de la nena. La lengua de Xenia entraba por completo en el coño de Laura y jugueteaba en su interior provocándole un gran placer. Por otra parte la penetración de Ramón había dejado de ser tan dolorosa cuando se relajó y ahora incluso disfrutaba ligeramente de ella con sus piernas abiertas. Pero Laura quería más y se inclinó ligeramente hacia delante dejando su rosado orificio a la altura de la lengua de Xenia que no dudó en lametearlo y chuparlo con ahínco provocándole espasmos a la morena que había empezado, a su vez, a juguetear con los pechos de la rubia.

-          Ahhhhhh, si, que rico lo mamas, no pares.

-          Tetona, ya te va tocando a ti

-          Un poquito más, espera, un poquito más, Xenia, métemela entera.

La rubia obedeció e introdujo todo lo que pudo su lengua en el orificio posterior de Laura que empezaba a dilatarse. El sabor era tan repugnante como el del coño pero la nena ya no sentía ni padecía, solo era un robot en manos de aquellos dos pervertidos. Pero la paciencia de Ramón se terminó y sin mediar palabra bajó a Xenia de la mesa y agarró a Laura de un brazo obligándola a bajar también.

-          Te voy a dar rabo a ti también zorra.

-          Pero que siga comiéndome el culo.

-          Como quieras.

Ramón se tumbó en el suelo con su estaca apuntando al cielo y Laura se fue incrustando poco a poco aquel ariete en su mojado coño no sin dificultad. Cuando lo tuvo metido casi por completo se inclinó sobre el fofo torso de Ramón dejando caer sus inmensos pechos y el gordo comenzó a moverse con agilidad metiendo y sacando su polla.

-          Ahhhh, con cuidado, que lo tienes muy gordo.

-          Acabarás pidiendo más rabo, como todas – bramaba el gordo.

-          Y tú sigue comiéndome el culo – ordenó Laura

La nena obedeció sin pensar y comenzó a lamer con esmero el ano de aquella amazona que cabalgaba tímidamente sobre el trabuco de su jefe. La escena no podía ser más excitante y así estuvieron durante varios minutos. Laura tuvo varios orgasmos y Ramón decidió cambiar de postura, se levantó e hizo incorporarse a la morena que estaba en otro mundo abstraída por el placer que estaba recibiendo y por los efectos del alcohol y se dejó hacer. Ramón, sin previo aviso, la puso a cuatro patas y le clavó la cabeza de su polla en el culo sacándola un grito de dolor. El culo de Laura no era como el de Xenia y se resistía a la penetración pero Ramón apretaba con fuerza y entre alaridos fue colando poco a poco hasta la mitad su gorda polla. No pudo encajarle más así que comenzó un intenso mete y saca entre los gritos de la morena que estaba sufriendo de lo lindo. Xenia por su parte permanecía sentada en el suelo esperando que todo aquello acabase. Durante varios minutos el gordo sodomizó a Laura de forma brutal pero el aguante de Ramón llegó a su límite y hundiendo su falo todo lo que pudo en el recto de Laura se corrió soltando gritos y juramentos. La morena también gemía y Xenia quedó impresionada por el hueco que quedo en su culo cuando Ramón retiró su polla. El rosado ano había quedado dilatado por completo y se negaba a cerrarse. En ese momento la mano de Ramón agarró sus dorados cabellos y la obligó a hundir su cabeza entre las portentosas nalgas de Laura que permanecía inmóvil.

-          Vamos, puta, límpiale el ojete a nuestra amiga, que no se vaya sucia para casa – bramó el jefe de la nena.

-          Pero no…. – la rubia no pudo terminar la frase ya que pronto su cara se vio atrapada entre las montañas de carnosas de Laura.

-          Chupa como tú sabes – decía Ramón aún excitado.

-          Si, vamos, lame, zorra – la jaleaba Laura.

Y Xenia, resignada, obedeció y comenzó a introducir su delicada lengua en el abierto ano de Laura que gemía como una loca a la vez que dejaba salir abundantes cantidades de leche que la rubia no tenía más remedio que tragar. La corrida de Ramón había sido grotesca y los flujos no dejaban de salir del culo de Laura que estaba cerca de alcanzar un orgasmo ante las hábiles lametadas que recibía con gusto. Ramón hacía presión con su mano para que la nena no se despegase del culo de la morena.

- Déjalo bien limpio, zorrita

- Ahhhh, me mata de placer esta rubia – gemía Laura completamente cachonda.

Xenia no dejó ni una gota de semen en el trasero de la morena pero así todo seguía aprisionada entre sus nalgas.

-          Sigue chupando, perra, que me quiero correr una vez más

Ramón se separó un poco y se puso a observar el tremendo espectáculo que tenía ante él. Laura era quien, con sus dos manos, seguía atrapando la cabeza de Xenia que se esmeraba en darle placer lamiendo con intensidad sus oscuras cavidades, introduciendo su lengua por completo en su ano y sacándole gemidos de lujuria cada vez más fuertes a la nena que estaba cerca de correrse otra vez.

-          Ahhh, me corro, cerda, me corro – gritó Laura convulsionándose

-          Vaya par de perras – reía Ramón que volvía a tener la polla dura

Las piernas de Laura flojearon y Xenia notó como cálidos chorros brotaban del coño de su amante y se deslizaban por su escultural cuerpo. Pensó que todo terminaba ahí pero la morena seguía sujetando con fuerza su cabeza y entonces notó como un potente chorro le golpeó en el rostro. Laura la estaba meando encima. Xenia trató de zafarse pero la morena era más fuerte y la mantenía sujeta mientras se vaciaba en su cara. La nena no tuvo más remedio que aguantar aquella humillación entre arcadas.

-          Ahhhh, que bueno, ahhhh, ahhhh – gemía Laura extasiada.

-          Ohhh, perra, me he vuelto a poner como una roca.

Xenia tenía la boca llena del caliente orín que no dejaba de salir del coño de Laura y entonces volvió a notar la dura polla de Ramón abriéndole el culo. Intentó gritar pero no pudo. Su jefe la bombeaba a buen ritmo y Laura seguía sin soltarle la cabeza por lo que se encontraba atrapada. La escena continuó por más de diez minutos en los que su ano quedó devastado mientras Laura se corrió otras dos veces antes de que Ramón terminase en la dulce cara de Xenia con otra abundante corrida.

-          Toma, cerda, tomaaaa – decía mientras soltaba chorros de esperma

-          Ohhh, llénala de leche – gemía Laura que observaba con placer la morbosa escena

La cara de Xenia quedó cruzada con numerosos chorros de caliente semen. Todo le daba igual ya, solo quería terminar e irse a casa pero Ramón pretendía terminar la función a lo grande y sin dejar de apuntar su semierecto mástil a la cara de la nena la comenzó a bañar nuevamente en orines.

-          Te voy a mandar bien duchada para casa, jajaja – reía el gordo.

-          Ohh, yo también quiero – dijo Laura que estaba cada vez más borracha

La morena acercó su entrepierna a la cara de Xenia sin importarle que Ramón siguiese meándola comenzó ella también a orinar en el rostro de la nena que mantenía los ojos cerrados. A Laura le temblaban las piernas y tenía que hacer grandes esfuerzos para mantener el equilibrio pero no paraba de orinarse encima de la rubia que estaba completamente cubierta de orines, de rodillas entre las dos personas que habían abusado de ella esa noche. Ambos terminaron pero Laura quería seguir disfrutando de la boca de Xenia y agarrándola de su húmeda melena la obligó a tumbarse en el suelo bocarriba para acto seguido pasar una pierna a cada lado de su cabeza y aplastar con su brutales nalgas la cara de la nena.

-          Vamos, rubia, una última corrida, cómeme el culo como tú sabes, otra vez.

Xenia obedeció como un autómata y comenzó a lamer de nuevo con todas sus ganas el culo de la morena, tumbada sobre los abundantes orines que había esparcidos por el suelo, ya todo le daba igual, quería hacer correrse a aquella amazona una vez más y con sus manos abría las nalgas de Laura y hundía su lengua en la profundidad de aquel recto sin importarle el sabor. Xenia se dejó llevar y cada vez lamía con más y más fuerza sacándole alaridos de placer a la morena que se retorcía entre espasmos cerca de alcanzar su enésimo orgasmo.

-          Vamos, zorra, ahhhhh, ahhhh, ahhhh, no pares de comer.

Xenia no respondía pero se afanaba en darle placer a la morena hasta que ésta estalló en un brutal orgasmo mientras Xenia mantenía toda su lengua en el interior de su ano. Laura se retorcía con los ojos entreabiertos y su ano se contraía y dilataba mientras la rubia mantenía su lengua dentro. Fue en ese instante cuando a la morena, fuera de si como estaba, se le escapó una pequeña cantidad de excrementos que fueron directos a la boca de la rubia. Xenia tardó unos segundos en asimilar lo que acababa de ocurrir y cuando lo hizo apartó a Laura de un golpe y comenzó a escupir la repugnante sustancia de su boca. Acto seguido no pudo evitar las arcadas y vomitó varias veces.

-          Ohhhhhh, esto es lo máximo, siiiiii, vaya espectáculo – gritaba Ramón – menudo par de zorras.

Xenia se retorcía del asco, pero como pudo se incorporó y corrió al baño. Allí se lavó como pudo antes de volver a vomitar. Su cabeza estaba a punto de estallar, nunca se había sentido tan humillada. Salió del baño y vio como Ramón volvía a sodomizar a Laura sobre la mesa aunque la morena estaba medio inconsciente y no quiso saber más. Se vistió apresuradamente y salió corriendo del bar. Durante el camino a casa aún vomitó otras dos veces y una vez en su piso pasó más de una hora en la ducha tratando de limpiarse y de quitarse el asqueroso sabor de la boca pero aquello estaba grabado en su cabeza y tardaría mucho en olvidarlo.

La nena no pudo dormir en toda la noche, la situación había sobrepasado todos los límites, la habían violado entre aquellos dos cerdos, la habían orinado encima y lo peor era como había acabado todo. No quería recordarlo porque las arcadas volvían a aparecer. Se levantó a las 8, se volvió a duchar y lavar la boca y comenzó a hacer la maleta. Cogió solo lo importante, no tenía muchas posesiones y aunque le dolía dejar atrás aquel piso que tan esforzadamente había amueblado tenía que hacerlo. Dejó las llaves y una nota en el buzón de su casero y caminó a paso ligero hasta el Drago’s. Entró con cuidado por si Ramón estaba durmiendo por allí como hacía a veces pero pronto comprobó que no había nadie, solo la pocilga de la noche anterior. Pasó sin mirar demasiado aunque no pudo evitar sentir una arcada por el repulsivo olor. Vació la caja, apenas 400 euros y luego pasó a la cocina, corrió el frigorífico y buscó el azulejo suelto. No tardó en dar con él. Sabía que allí guardaba Ramón dinero, alguna vez lo había sorprendido mientras lo sacaba y ella pensaba cobrarse su liquidación y lo sufrido la noche anterior. Quitó el azulejo y metió la mano sacando un bote de colacao. Lo abrió y se quedó paralizada ante el fajo de billetes que había allí adentro. Debían de ser más de 10.000 euros. Al principio pensó en coger 1.000, para ir tirando, luego se acordó de lo de la noche anterior y se dijo que serían 3.000, pera finalmente metió todo el fajo en su bolso. Volvió a guardar el bote y dejó la nevera en su sitio.

Salió del Drago’s y sin mirar atrás paró un taxi y se subió.

-          A la estación de autobuses.