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La nueva vida de Xenia (parte 3)

en No Consentido

 

Xenia amaneció confusa, como cada mañana. Le costaba un rato centrarse, ubicar su vida y saber en que día estaba. Pronto recordó todo, la noche en el Drago’s, la enorme polla del manco y su primer “trabajito”. Se sintió nerviosa por un momento, ¿qué había hecho? Se repetía inquieta. Pero según pasaban los minutos se fue tranquilizando, ya no tenía que darle explicaciones a nadie, era libre e independiente. Las ideas volvían a su cabeza, hacerse de oro, no tener que volver a trabajar poniendo copas ni limpiando baños o aguantando a borrachos. Dejó de fantasear y se levantó. Después de hacer las labores de su humilde piso y comer se dirigió como cada jornada al Drago’s pero por el camino iba pensando que no le quedaban muchos días allí, cada vez estaba más decidida.

La jornada discurrió tranquila a pesar de que era viernes. Borja no apareció por el bar lo cual le extrañó, pero no le dio mayor importancia. Se encontraba despachando a la clientela habitual cuando su teléfono comenzó a vibrar. Lo cogió y vio que era un número desconocido a pesar de lo cual contestó.

 

-         Dígame.

-         Hola preciosa.

-         ¿Con quien hablo?

-         Veo que ya te has olvidado de mi, con lo bien que lo pasamos anoche. Pues yo no he podido dejar de pensar en ti, rubia.

-         Ehhh, Agustín – recordó su nombre de la tarjeta

-         El mismo.

-         ¿Qué quieres? Me pillas trabajando

-         Quiero volver a romperte el culo, guapa.

-         Mira, ahora mismo no puedo atenderte, mejor hablamos en otro momento.

-         Tú verás, pero te iba a proponer un buen negocio.

 

Xenia dudó un momento, había gente en la barra esperando pero la curiosidad la mataba.

 

-         Bueno, dime de que se trata.

-         Se trata de dinero fácil, ¿estás interesada?

-         Pero ¿tú y yo?

-         No, nena. Te explico. Tengo una partida de poker en mi casa con unos clientes. Tengo negocios con ellos y me interesa complacerlos mucho.

-         No se, creo que no me interesa.

-         Tú misma pero te estoy hablando de 1000 euros por una noche de trabajo.

 

Xenia se estremeció un momento mientras hacía una señal de espera con la mano a los clientes que le reclamaban atención. 1000 euros por una noche.

 

-         No se, tengo que saber cuales son las condiciones antes de asegurarte nada.

-         Me parece lógico, rubia, pero la partida es mañana y yo tengo que tener algo amarrado, si no eres tú será otra así que necesito una respuesta hoy. Si te parece podemos quedar luego y te explico en que consistiría.

-         De acuerdo, pero estoy trabajando ahora, hasta la 1 más o menos no salgo.

-         ¿Dónde trabajas?

-         En el Drago’s, cerca de donde me cogiste el otro día. No se si lo conoces.

-         Claro que lo conozco, joder, tú trabajas para Ramón, ese hijo de puta. No me habré corrido yo juergas con él.

-         Si, es mi jefe.

-         Pues cuando salgas te recojo y hablamos un rato.

-         Ok.

 

Xenia colgó el teléfono totalmente excitada. Estaba nerviosa, incluso mareada, no sabía donde se estaba metiendo pero quería hacerlo. Aquellos 1000 euros le vendrían de maravilla, podría comprarse el colchón nuevo que tanto necesitaba y algo de ropa e incluso guardar algo para hacer un viajecito en verano. Estaba fantaseando con todo ello mientras ponía copas sin pensar ni por un segundo en lo que tendría que hacer para ganar aquel dinero. La noche se le hizo eterna esperando la hora de cerrar y marcharse a hablar de los detalles de todo aquello con Agustín. Estaba nerviosa porque no sabía muy bien de que se trataría aquel trabajo aunque se lo podía imaginar. Recogió todo el bar y dejó a Ramón haciendo la caja, cogió su abrigo y salió por la puerta. Justo afuera estaba el flamante Mercedes de Agustín que la esperaba con un puro en la boca y sonriendo. Se subió al coche sin percatarse de que Ramón salía en ese instante por la puerta para recordarle algo y la vio subir al coche y arrancar con Agustín.

 

-         Bueno rubia, veo que quieres ganar pasta.

-         Si, pero depende como.

-         Vamos a ver, esto es muy sencillo. Mañana tengo una partida de poker en mi casa con unos peces gordos, gente que me puede arreglar el año, y yo tengo que complacerlos. Vamos a cenar, tomar unas copas, jugar una partida y luego entras tú.

-         Y ¿se supone que tengo que follármelos a todos?

-         A los que quieran nada más, guapa, pero si, cuando te vean creo que todos van a querer probar.

-         Y ¿de cuantos estamos hablando?

-         Son 4, pero uno ya tiene 70 años y no creo que esté ya para mucha acción.

-         ¿Follar nada más? ¿De uno en uno?

-         Mira nena, no te voy a engañar, si aceptas vas a hacer todo lo que te pidan hasta que se aburran. Te guste o no. Esta gente no conoce la palabra no así que tendrás que follar como te pidan y el tiempo que aguanten ¿ok?

-         No se, me da miedo.

-         Tú verás, pero son 1000 euros y es una noche, no creo que Ramón te pague eso por un mes de trabajo.

-         No…..

-         Entonces, ¿cuento contigo?

-         Bueno, si.

-         Mañana cuando salgas de trabajar te estará esperando un taxi en la puerta que te va a llevar a mi casa ¿ok?

-         Ok, pero ¿a donde me estás llevando ahora?

 

Con la conversación Xenia no se había dado cuenta de que habían tomado el mismo camino que el día anterior.

 

-         Veo que no tienes muy buena memoria.

-         ¿Qué quieres?

-         ¿A ti qué te parece? Mañana te voy a dar 1000 euros y no te voy a tocar así que me voy a cobrar una pequeña comisión ahora.

-         Esto no era parte del trato.

-         Claro que si. Además lo hago por tu bien, te voy a ir preparando para mañana, abriéndote bien el culo.

-         No, de eso nada.

-         Bueno, tú verás, lo tomas o lo dejas.

 

Xenia dudó un instante. Ya se había hecho a la idea de ganar esos 1000 euros y la noche anterior no había estado tan mal.

 

-         De acuerdo, pero serán 1100.

-         Joder con la puta. Vale, pero ese recargo te va a salir caro. Te vas a enterar de los que vale un euro.

-         Bueno, ya veremos.

 

Entre tanto ya habían llegado al descampado y Agustín aparcó el coche en el mismo lugar que el día anterior. Se bajaron del coche y entraron en la parte de atrás. Xenia sin mediar palabra se desnudó completamente y comenzó a desabrochar primero el cinturón y luego los botones del pantalón del gordo.

 

-         Joder, que buena estás rubia, mañana voy a triunfar contigo pero primero te voy a romper el culo esta noche.

 

Xenia sacó la fofa polla del gordo y se la metió en la boca sin mediar palabra. Quería terminar con aquello cuanto antes y marcharse a casa así que se empleó a fondo succionando por completo el miembro de aquel tipo que ya se encontraba en estado de máxima excitación. Se lo tragaba por completo una y otra vez metiéndoselo hasta la garganta mientras el gordo jugueteaba con sus maravillosas tetas y con su entrepierna.

 

-         Ohhh, ohhhh, como la mamas, guarra, mañana vas a ser un éxito, pero te voy a mandar bien abierta.

-         Agghhhh, ahhhhhgggg, ahhhhhggggg

-         Ohhhhh, puta, si tú quieres te voy a hacer de oro. Conozco tipos que pagarían fortunas por tenerte una noche.

 

Xenia se iba excitando tanto por los dos dedos que comenzaban a introducirse en su coño como por las palabras del gordo que hacían volar su imaginación. Pronto fueron tres los dedos que se colaban en su vagina y luego lo intentó con cuatro de sus gordas falanges pero fue demasiado y la rubia sacándose la polla de la boca se quejó.

 

-         Ahhhh, para, que me vas a desgarrar.

-         Cállate y chupa, zorra.

 

Diciendo esto le volvió a meter su envarada tranca en la boca y siguió jugando con su cada vez más húmedo coño.

 

-         Te voy a dejar bien abierta con todo este pollón.

 

Xenia oyó esto y por su cabeza pasaron las enormes pollas con las que había tenido que lidiar hasta ahora, Fredy, Wesner, Fer, Hector y hasta el tullido de Borja. Esos rabos que tanto dolor y placer la habían provocado, y no podía evitar reírse ante los alardes de Agustín que la seguía metiendo dedos en el coño y hablando.

 

-         Puta, cuando te rompa el culo verás si te quejas.

 

El chochito de la rubia se iba dilatando y el gordo ya podía arremeter con sus cuatro gordos dedos sin problema así que probó a meter el quinto lo cual fue demasiado para Xenia que se corrió por primera vez aquella noche manchando los caros asientos de cuero con sus flujos y encorvando su cuerpo al máximo sin sacarse en ningún momento la polla de la boca.

 

-         Maldita zorra, me has manchado la tapicería de cuero

-         Ahhhh, ahhhh, ahhhh – solo acertaba a suspirar la nena

-         Te voy a destrozar, furcia.

 

Xenia seguía convulsionándose y el gordo atacaba como queriendo meterle todo el puño en el coño pero era imposible dado el grosor de sus manos. Mientras tanto la rubia se había recuperado y seguía mamando aquella polla a buen ritmo en estado de shock. Estaba excitada al máximo, la situación de nuevo, prostituyéndose en un descampado con un gordo, los recuerdos de aquellas enormes pollas, el pensar en lo que la esperaba el día siguiente y todos esos dedos en su vagina la tenían como en otro mundo. Pero de repente el gordo paró y sacó su mano de allí.

 

-         Es hora de romperte el culo, puta, te vas a ganar los cien euros extras.

-         Ahhhh, vamos, gordo, cállate y fóllame.

 

La rubia estaba fuera de si, poseída. En esos momentos hubiese follado gratis con aquel gordo, incluso le hubiese pagado.

 

-         Te voy a follar hasta que te reviente el culo.

-         Si, métemela entera, cabrón.

 

El gordo la tumbó boca abajo en los asientos y se subió sobre ella dirigiendo su polla al rosado ano de la deliciosa rubia que lo esperaba con ansias. Sin lubricación alguna empujó con una terrible fuerza consiguiendo meter casi en su totalidad su dura polla, lo cual provocó un intenso dolor a la deliciosa nena que asumió con un leve gemido debido al estado de máxima excitación en el que se encontraba.

 

-         Ahhh, este culo no tiene fondo.

-         Vamos, hijo de puta, fóllame como un hombre.

-         Maldita puta, vas a saber lo que es bueno.

 

El gordo cogió impulso y empezó a bombear en el culo de la rubia que seguía acelerándose más y más pero aquella polla no representaba un desafío para ella y no conseguía excitarla tanto como para llevarla al orgasmo. Además el gordo, que esta vez no estaba drogado, pronto empezó a quedarse sin fuerzas y redujo el ritmo lo cual irritó a la rubia que reclamaba más para llegar nuevamente al éxtasis.

 

-         Vamos cabrón, más adentro, más fuerte, no pares.

-         Si ya tienes todo mi pollón dentro, puta.

-         Necesito algo más grande, que me llegue más adentro, la tienes muy pequeña.

-         Maldita puta – vociferó el gordo visiblemente enfadado – te vas a enterar.

 

Saliéndose del culo de la rubia se levantó y salió del coche bufando, le había herido en su orgullo. Xenia no entendía nada, solo quería que la siguiesen follando, en esos momentos le hubiese dado su culo a cualquiera, a un mendigo, a un perro, solo quería que la llenasen de nuevo, lo que no imaginaba es lo que se le venía encima. Agustín abrió el maletero y lo cerró rápidamente, regresando al interior del coche con una porra de madera. La rubia lo miró asustado.

 

-         No querías algo más grande, pues aquí tienes algo más grande.

-         Pero, ¿qué haces?

-         Te la vas a comer entera por el culo, maldita zorra.

 

Xenia, se había dado la vuelta quedando boca arriba e instintivamente alzo sus piernas agarrándoselas con las manos dejando su precioso culito expuesto para la penetración. El gordo no podía creerlo, aquella preciosidad no decía que no a nada así que sin pensarlo más comenzó a meterle aquel tronco de madera por el culo. Era de un buen grosor pero el culo de Xenia ya dilatado lo tragó bien. La barra tenía al menos 40 centímetros e iba entrando sin problemas entre los gemidos de la rubia.

 

-         Mmmmmmm, mmmmmmm, mmmmmmmm

-         Querías que te llegase más adentro, pues ahí te va.

 

El gordo no daba crédito de la capacidad de aquel delicado ano para tragar. Ya había introducido la mitad de la estaca y parecía que aún podía ir más adentro así que siguió haciendo presión consiguiendo enterrar centímetro a centímetro aquella porra entre los gemidos de la rubia que parecía poseída por el demonio y pedía más.

 

-         Puta, te voy a abrir el culo hasta que se rompa.

-         Ahhhh, sigue, más por favor, no pares, métemelo todo.

 

El gordo, incrédulo, seguía apretando pero el cuerpo de la rubia no daba más de si y comenzaba a resistirse a la penetración con al menos 30 centímetros de madera en su interior, por lo que una vez visto que no podía ir más allá inició el retroceso para volver a atacar con más fuerza sacándole un gemido de placer a la rubia ante sus atónitos ojos. Empezó un fuerte mete y saca llegando a sacar casi por completo la porra de su culo para luego volver a meter los 30 centímetros en su interior hasta que chocaban con las paredes interiores de la nena que se estremecía con cada penetración.

 

-         Ahhhh, que bueno, no pares gordo, ojala tuvieses una polla como esa barra, sería tuya para siempre.

-         Hija de puta, te voy a romper entera, no tienes fondo.

-         Vamos, maricón, no pares.

 

Xenia estaba empapada de fluidos que corrían desde su coño hasta su culo mojando la porra a cada penetración. El gordo estaba perplejo ante el espectáculo que tenía frente a si pero quería participar. Así que sacando el palo por completo del culo de la rubia se sentó en el asiento y la obligó a montarse sobre su polla que jamás había estado tan dura. El empapado coño de la nena se tragó la pequeña polla del gordo sin dificultad y ella misma cogiendo la porra empezó a metérsela en su dilatadísimo ano. El espectáculo era tremendo, con Xenia cabalgando aquella polla mientras con su mano se introducía y sacaba a toda velocidad el palo de madera en el culo. Agustín a su vez mamaba de los magníficos pechos de la rubia que en esos momentos no sabía donde estaba, ni siquiera si estaba despierta. En esa situación el gordo no pudo aguantar mucho y entre bramidos se corrió llenando el coño de la nena de leche.

 

-         Ahhhhhhhhhh, puta, me corro, me corro, putaaaaaaaa.

 

Xenia al notar las descargas de leche en su interior y con la porra en el fondo de su inmenso recto llegó al mayor orgasmo de su vida, las piernas le temblaban, notaba descargas eléctricas en todo su cuerpo y su espalda se arqueó pareciendo que se iba a romper. Perdió el sentido por unos instantes mientras un torrente de flujos emanaba de su cuerpo bañando la polla y las piernas del gordo y toda la tapicería. Pero la preciosa nena llegó a un estado de relajación tan grande después del tremendo orgasmo que no pudo contenerse y se orinó allí mismo ante la incredulidad de Agustín que quedó empapado por completo y que cuando recobró el sentido se puso furibundo.

 

-         Hija de puta, mira como me has puesto el coche, puta cerda.

-         Ahhhhh, ahhhh.

 

Xenia seguía en estado de shock recibiendo las últimas descargas de su impresionante orgasmo, la daba igual todo y ni se inmuto cuando Agustín la sacó del coche completamente desnuda y con la porra aún enterrada en su culo, nada la importaba, estaba en otra dimensión y no oía las palabras que el gordo enfurecido la dirigía.

 

-         Ahora te vas a enterar, puta, me has meado el coche, pues yo te voy a mear a ti.

 

El gordo apuntó su flácida polla hacia la rubia que se encontraba de rodillas en el suelo con los ojos cerrados y que comenzó a recibir la abundante meada sin reaccionar. El espectáculo era grandioso, con la preciosa rubia siendo bañada por el orín del gordo, corriendo por todo su cuerpo, entrando en su boca entreabierta, bañando todo su pelo, corriendo por su espalda.

 

-         Ahhh, me he vaciado, zorra – dijo el gordo después de más de medio minuto de chorro.

 

Xenia empezaba a reaccionar, volvía en si cuando notó un vacío en su trasero. Agustín la había sacado la porra del culo y la miraba fijamente.

 

-         Bueno, ya solo queda que me limpies la polla y la porra y te llevo a casa.

-         Si, por favor, llévame a casa.

-         Por supuesto que no te voy  a pagar esos 100 euros, bastante que no te rebajo algo de los 1000 por lo que me va a costar limpiar el coche.

-         Si, si, lo que quieras, pero llévame a casa, tengo frío.

-         Bueno, pues límpiame la polla.

 

Xenia, despertando y empezando a ser consciente de la situación en la que estaba quiso acabar con aquello cuanto antes así que se acercó al gordo y comenzó a chuparle su fofa polla hasta dejársela reluciente. Se encontraba mal, le dolía el estómago y se sentía asquerosamente sucia pero tenía que terminar con aquello.

 

-         Ahora la porra, que ha quedado un puco untada.

-         No, la porra no.

-         Con lo que te ha hecho disfrutar, zorra. O la limpias o te dejo aquí en pelotas.

-         No por favor.

-         Vamos, zorra.

 

Xenia haciendo de tripas corazón se empezó a dar chupadas a la porra que Agustín mantenía en su mano sintiendo un nauseabundo sabor que estuvo a punto de hacerle vomitar.

 

-         Tienes que limpiarla entera, al menos hasta donde te la has metido, puta.

-         Es muy grande, no puedo.

-         Cuando te la metía por el culo no te parecía tan grande, zorra.

 

Dicho esto el gordo empezó a hacer presión y con cierta dificultad fue encajando cada vez más centímetros del ariete de madera que ya se habría paso por la garganta de la rubia. Era espectacular ver como la preciosa rubia iba haciendo desaparecer la barra mientras el gordo babeaba ante el espectáculo que tenía delante. Después de alojar 20 centímetros Xenia comenzó a tener algunas arcadas pero el gordo seguía empujando.

 

-         Vamos puta, que ya casi te la comes entera, sigue tragando

 

Pero Xenia no pudo más y comenzó a darle golpes en la pierna para que sacase aquel enorme trabuco de madera de su garganta. El gordo, satisfecho lo sacó y agarrándola por el pelo la encajó su polla que volvía estar dura por completo y acto seguido empezó a eyacular nuevamente en el interior de su garganta. El espectáculo había sido demasiado para él.

 

-         Vamos, zorra, vístete y entra atrás que nos vamos.

-         Si, por favor, quiero ir a casa.

 

Xenia se vistió y comenzó a recobrar el conocimiento. Se sentó en la parte de atrás del coche, en un lateral que apenas estaba manchado de sus orines. Se sentía muy sucia, se daba asco a si misma, solo quería llegar a casa, ducharse y meterse en la cama.

 

-         Mañana voy a triunfar contigo, quiero que complazcas a mis invitados en todo lo que te pidan, si les gustas vas a ganar mucho dinero con esta gente. Y vístete bien provocativa, como la puta que eres.

-         Lo que tú digas pero quiero los 1000 euros por adelantado.

-         De eso ni hablar.

-         Entonces no voy.

-         Te doy 500 ahora y los otros 500 después de cumplir.

-         Me parece bien.

 

Según pasaba el tiempo Xenia empezaba a ser consciente de lo que había hecho con ese gordo aunque todo le parecía como un sueño, lo tenía borroso, era como si hubiese estado drogada y sentía vergüenza pero no podía negar que aquel orgasmo había sido brutal y que el maldito gordo con su porra de madera la había hecho subir a las nubes.

 

Llegó a su portal y se despidió de Agustín escuetamente, nadie diría que aquel sujeto la había perforado el culo apenas una hora antes, cogió los 500 euros y subió casi corriendo a su casa. Rápidamente se desnudo y se metió en la ducha para limpiarse a fondo. Mientras se jabonaba fue consciente de lo dolorido que tenía el culo, su delicado agujerito había sufrido un tratamiento brutal pero también la había llevado al mayor orgasmo de su vida. Después se secó y se metió en la cama donde tuvo tiempo de pensar en todo antes de quedarse dormida, en lo que había pasado y en lo que la esperaba al día siguiente, con todo eso en la cabeza fue cerrando los ojos.

 

Continuará.