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Compañeros: Capítulo 2

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Valeria conoció a Matt en clase. Era un chico de intercambio que había estado en España por unos meses y se iba ese mismo fin de semana de vuelta a su país. Era alto y guapo, bastante diferente de lo que había por la facultad. A Valeria le parecía interesante; habían hablado alguna vez y en los últimos días habían coincidido en unos seminarios, y ella le había ayudado a entender algunas cosas que a él le costaban por culpa del idioma.
 
Matt había organizado una fiesta en casa, a modo de despedida, junto con John, su compañero de piso y de intercambio. También era alto y bastante musculado, con el pelo más largo que Matt y moreno. A la fiesta estaban invitados varios compañeros de clase con los que había entablado amistad, entre ellos Valeria.
 
Fue de ambiente americano, con cerveza y música. La gente se fue yendo poco a poco y Valeria había pasado muy buen rato, se había reído conociendo a John, al que no conocía y le había presentado Matt. Al final se quedaron ellos 3 y Valeria no quiso irse sin ayudarles a recoger los vasos y botellas de la fiesta. Ellos le dijeron que no podían permitirlo, pues era una invitada y le ofrecieron tomar una última cerveza mientras charlaban ya más tranquilamente y Valeria practicaba inglés.
 
Ambos chicos vestían de camisa y vaqueros. Valeria, había decidido ponerse los tacones negros, acompañados de una falda y camiseta corta, bajo la cual llevaba un push-up verde que le hacían unos pechos realmente apetecibles.
 
A John, Valeria le había gustado mucho físicamente, y se le ocurrió que podrían jugar a algo para hacer el rato más divertido.
 
-Juguemos a girar este vaso, y los dos que salgan se tendrán que besar.
 
-¿Qué dices, tío? –Replicó Matt. -¿Y si me toca contigo?
 
-Cierto. –Contestó John, riéndose. –Bueno, si nos toca, en vez de besarnos, nos quitamos algo de ropa, o podemos beber un trago.
 
Valeria quería reírse pero no podía, se vio sola con esos dos chicos e imaginó en qué podía derivar la historia y se vio algo superada; se empezó a notar algo caliente.
 
-A mí me parece bien. –Acertó a decir.
 
John y Matt se miraron con aprobación y decidieron empezar. Estaban los tres en un sofá y se juntaban poco a poco, inconscientemente.
 
 
Empezó Valeria con John. Fue un beso corto. Posteriormente John volvió a ser el afortunado, aunque coincidió con su amigo Matt y, tras reírse, bebieron de sus cervezas.
 
Valeria probó los labios de Matt en la tercera tirada, y en la cuarta volvió a coincidir con John. Los besos eran cada vez más largos. Valeria decidió volver a tirar el vaso, pues estaba ya realmente caliente y quería que cualquiera de los dos le volviera a tocar. Matt y John se miraban y también querían que eso que los tres pensaban, pasase. Así, John, cogió de la mano a Valeria antes de que ella girase el vaso, y volvió a besarla más decididamente, jugando esta vez ya con sus lenguas.
 
Valeria, mientras correspondía a John, notó la mano de Matt posarse en su muslo. Ella cambiaba de amante cada poco tiempo, alterando besos con uno y con otro. Valeria, mientras iba de uno a otro, aprovechaba para tocar el paquete a ambos, lo apretaba bien fuerte. Más adelante, desabrochó los pantalones de Matt, y después los de John, mientras se seguían comiendo la boca. Sacó sus pollas y las comenzó a masturbar suavemente, de arriba abajo, cada una con una mano.
 
Mientras, los chicos recorrían su cuello con sus bocas, uno por cada lado, lo que hacía que Valeria se estremeciera del gusto y cerrase los ojos, aunque no era comparable a lo que sintió después, cuando ambos recorrieron con su mano sus muslos, y acabaron en su vulva. Uno le estimulaba el clítoris con un dedo, el otro lo introducía con suavidad, pero sin parar, en su más que lubricada vagina.
 
Estuvieron así un buen rato, masturbándose lentamente pero muy excitados; era algo nuevo para los dos chicos, pues ella había vivido una situación similar una vez. Valeria notaba que sus manos se mojaban al masturbar a los chicos, pues estos se lubricaban naturalmente por la increíble excitación del momento, lo que hacía que sintieran aún más lo que Valeria les hacía. Se besaban, cada vez con menos tiempo entre uno y otro, pues se aceleraban, ella gemía incluso con los besos, pues esa doble estimulación era incontrolable, e iba sintiendo otras necesidades.
 
Se arrodilló en el sofá mirando hacia Matt, dejando detrás a John y comenzó a comerle la polla al primero mientras acariciaba sus depilados huevos. Ambos chicos lo estaban. John por su parte, se arrodilló, de manera que su cara quedaba delante del culo de ella, el cuál empezó a lamer y chupar, mientras seguía metiendo un dedo en su vagina.
 
Matt contemplaba la escena desde su privilegiada situación, recibía placer sin darlo. Acariciaba el pelo de Valeria mientras ella se intentaba concentrar en comérsela, pues lo que John le hacía por detrás le distraía de su tarea, pero bendita distracción, pensaba. Tuvo que detenerse y mirar hacia atrás cuando notó que John le metía a la vez un dedo por el culo. Empezó a gemir e intentó seguir dando placer a Matt masturbándole mientras le besaba. Sin duda era el centro del trío, y solo de pensarlo se ponía más cachonda y le daban más ganas de gemir.
 
Valeria se sentó en el sofá, Matt se arrodilló ante ella y le lamía desde los muslos hasta la entrada de la vagina y el clítoris. John estaba de pie tras el sofá, masajeaba los pechos de Valeria mientras ella disfrutaba de la atención que le daban ambos, agarrándose a los brazos de John y gimiendo. Iba todo poco a poco a más y tenía muchas ganas de hacerles más cerdadas, y que ellos se las hicieran a ella.
Los chicos se levantaron. Valeria se arrodilló entre ellos, les agarró las pollas con fuerza, y mientras las miraba comenzó a masturbarlas. John le quitó la mano más tarde y le metió la polla en la boca, pues era lo que más deseaba en ese momento. Mientras, ella no descuidaba la de Matt. Iba cambiando según quería, los chicos disfrutaban y ella estaba muy caliente. Quería sentirlas dentro de ella.
 
John hablaba con Matt algo que Valeria no alcanzó a entender. Decidieron metérsela, alternándose. Se arrodillaron en el sofá. John se la metió en su caliente vagina. Al principio, la notó mucho, pensó que se reduciría esa sensación con el paso del tiempo. Matt se sentó en el sofá, dejando su polla delante de la boca de Valeria. Ella no perdió el tiempo y mientras seguía sintiendo en exceso a John, comenzó a lamer el glande de Matt.
 
Ambos estaban realmente fuertes y a Valeria le ponían muy cachonda, pero por partida doble pensaba que no podría. Pensó varias veces en lo afortunada que se sentía; es posible que muchas chicas se lo montasen con chicos así, pero ella se estaba follando al mismo tiempo a dos.
 
Le tocaba a Matt. Valeria se montó sobre él, y John se sentó en lo alto del sofá, permitiendo a Valeria continuar con el sexo oral, que ya le empezaba a cansar. Cabalgaba a Matt y miraba a John con gesto lascivo, de suficiencia, mientras se la comía de manera bastante cerda. Tenía que parar pues ese dos contra uno hacía que no pudiera dedicarle a cada uno la atención que se merecía, aunque ella recibía por dos, y estaba encantada.
 
Se veía desbordada cuando, al hacerles sexo oral, gemía y no podía seguir por las embestidas que recibía, y los chicos abusaban ligeramente golpeando sus labios con la polla, u obligándole a tenerla en su boca un largo tiempo. Ese agobio era a veces demasiado, pero todo era demasiado, pensándolo bien, y quería aprovechar todo el placer que pudiera recibir porque, lo que ellos hacían, era parte del juego de hacer un trío. Hubo una vez que, mientras  John le castigaba los labios a golpes, ella pensó:
 
 
-¿Quieres jugar? Pues vamos a jugar. -Valeria le agarró la polla con fuerza y se la restregó por los labios rápidamente, haciéndole estremecer, y escupiendo sobre el glande con desprecio para después seguir jugando con ella, masturbándola, mojándola, en definitiva, intentando hacer que se corriera y le tuviera que decir que parase porque no podía más con aquel placer.
 
Se levantaron los 3 y Valeria, entre los dos, notaba dos pollas duras en su vientre y en su culo, mientras alternaba besos con los dos chicos. Valeria aún tenía puestos los tacones con lo que estaba más o menos a la misma altura de los chicos. Sobre ellos, le daban un aspecto de tía que podía manejar perfectamente ese tipo de situaciones. Matt, que estaba frente a ella, se separó un poco, dejando que Valeria se inclinase hacia adelante. John se la metió por la vagina y ella se la comía a Matt de nuevo, mientras él le sujetaba las manos, ayudándole a mantener el equilibrio en una postura muy estética, pero difícil para ella, pues cada poco notaba una embestida de John mientras tenía que satisfacer a Matt exclusivamente con su boca.
 
Decidieron cargar con ella. Matt estaba frente a Valeria y se la introdujo por la vagina. John, tras ella, fue poco a poco metiendo su polla recién lubricada por el culo, dándole tiempo a que este se hiciera más grande. Valeria se agarraba a ellos, y dejaba que la levantasen. Al estar fuertes podían manejarla perfectamente. Notaba demasiada presión al sentir la doble penetración, pero nunca lo había hecho y le ponía probarlo. Era una mezcla entre dolor y placer, en la que ganaba el placer claramente. Sacó fuerzas, apretó los dientes, mientras miraba a ambos alternativamente con furia y una sensación de estar caliente como nunca. Les besaba, les acariciaba el pecho, los abdominales, los brazos en tensión por cargar con ella. Se sentía en el cielo.
 
John apenas se movía, tenía la polla dentro del culo de Valeria, y notaba como la de Matt entraba y salía de la vagina, lo que también les excitaba. John iba más sobrado pero Matt ya aguantaba a duras penas.
 
Decidieron cambiar sus puestos y Valeria estaba más que cansada.
 
John se detuvo al notar que iba a correrse y ambos, hablando rápidamente se dieron cuenta de que les había llegado el momento de acabar.
 
Le pidieron a Valeria que se colocase de nuevo de rodillas. Ella les dijo que no quería que se corrieran en su cara, y Matt se lo pidió de rodillas, argumentando todo lo que habían hecho, y que ella había recibido por todos los sitios. Ella, cansada, le miró y aceptó, no muy convencida de esa idea. 
Estaba cansada incluso hasta para masturbarles, así que les propuso que lo hicieran ellos mismos mientras ella les acariciaba los huevos. Ellos estaban realmente cachondos, y comenzaron a tocarse desenfrenadamente.
 
En unos segundos, Valeria notó la leche caliente de Matt en su mejilla derecha, y a los pocos segundos, la de John en la izquierda. Ella los miraba desafiante alternativamente, mordiéndose el labio, cachonda por el orgullo que sentía de haber podido con dos chicos que le parecía que estaban bastante buenos. Matt había mirado al techo cuando alcanzó el clímax, pero John se deleitaba mirando la escena, y la cara de desafío e indiferencia de Valeria le ponía, por eso decidió estirar la cuerda e ir más allá, restregando su polla contra la mejilla de Valeria mientras seguía saliendo leche y después contra sus labios, llegando a terminar de correrse en su boca.
 
A ella en ese momento le llamó la atención no percibir ningún sabor ni olor desagradable; tenía pensado levantarse, pero le picó la curiosidad y lamió el glande de John; sabía algo dulce. Lo chupó unos segundos, y después el de Matt. Este sabía algo más fuerte, pero tampoco era desagradable.
Cuando cada uno notó los labios de Valeria rodear sus respectivos glandes, ellos la miraban por lo caliente de la escena, aún estaban cachondos. Pensaban que ella podía estar enfadada, pero con eso demostraba que no, que era agradecimiento lo que sentía, por haberle hecho pasar el rato posiblemente más caliente e increíble de su vida.
 
Se levantó, limpiándose con el dorso de la mano, sonriendo y dando las gracias por el gran momento que acababa de vivir y que seguro que no olvidaría. Seguro que ellos a ella tampoco. Ocuparía sus pensamientos durante el largo viaje de avión que tendrían al día siguiente.