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Mi Casting

en Hetero: General

-Si mamá, he comprado el pan.

Acababa de llegar a casa y ya empezaba otra vez el agobio.

Necesitaba un cambio en mi vida. Según los estándares de la sociedad, no era tan mayor como para independizarme, pero a mis 25 años sentía que no podía seguir ahí, necesitaba volar solo. El problema, el de siempre. El dinero.

No quiero que se entienda mal, mi madre es un cielo de mujer, pero vivir solo con ella hace que yo sea su único objetivo, y mi personalidad, algo tímida y solitaria, choca con la suya, controladora y posesiva con su hijo.

Había probado varios trabajos, incluso tenia formación en arte dramático, pero la crisis era demoledora, sobre todo con los jóvenes. Intenté con agencias de modelos, pues mis amigos siempre decían que era el guapo del grupo y tenía cierto éxito teórico entre las mujeres. Digo teórico, porque por mi cobardía había dejado pasar varios trenes.

Un día, viendo porno por puro aburrimiento, se me ocurrió ponerme en la piel de un actor. ¿Y si me presento a un casting?

Seguro que era más duro que lo que parecía en las películas. Gente mirando, sin intimidad, cortes en la grabación… Pero me encantaba el sexo, la época en la que estuve con mi exnovia había sido la mejor de mi corta vida, y el sexo, sin duda, había sido uno de los pilares de esa relación. Al menos para mí.

Solía consumir bastante porno, y por momentos me llegué a considerar un adicto al cine x. Así que, ¿Por qué no dedicarme a eso que tanto me gusta ver?

Escribí en el buscador de internet las siguientes palabras:

“Casting porno hombre”

Los resultados no fueron muy alentadores. Entré en la web de una productora española que conocía. Dentro, una foto de dos chicas besándose y masturbándose mutuamente. Eran muy atractivas. Pero no buscaba eso. Me centré en lo que estaba buscando. Había varias pestañas: “modelos”, “escenas”, “tienda” … Y por fin, lo vi: “contacto”. Pinché y el navegador me dirigió a otra página en la que figuraba una dirección de email.

Escribí, preguntando si harían próximamente algún tipo de casting, para informarme.

Supuse que tardarían en contestar, así que navegué un poco más por la página, contando con que la respuesta llegaría días más tarde. Al día siguiente, como muy pronto.

Entré en la pestaña que rezaba “modelos”. Había muchas más mujeres que hombres. La proporción sería como de diez a uno. Por un lado, eso me dio esperanzas, por el poco número de individuos, pero por otro pensé que para ser actor porno haría falta una serie de requisitos que podría no cumplir.

A las dos horas de enviar el mensaje me llegó un mensaje de respuesta. Me sorprendió bastante la celeridad. Repentinamente, me inundó la esperanza, aunque se desvaneció bastante en cuanto comencé la lectura del email.

¡¡Cuatro meses!! El próximo casting sería dentro de cuatro meses en el edificio principal de la productora. Me ofrecieron inscribirme y llamarme 10 días antes por si para entonces seguía interesado en presentarme a la audición. En esa fecha se me comunicaría si podría hacer la prueba con una chica. No especificaba si sería con una actriz o alguien sin experiencia, como yo.

Al menos, sería en la ciudad en la que vivía. Tenía muy decidido hacerlo. Aunque aun tendría que esperar cuatro largos meses. Tras echarle un vistazo en ese rato de espera a las chicas, pero sobre todo a los chicos, entendí que tendría que coger unos kilos de musculo, pues estaba bastante delgado. Aprovecharía ese tiempo de espera para ponerme en forma mientras aparentaba seguir buscando trabajo. Así, mi madre no estaría tan encima de mí.

Con mucha comida, ejercicio y descanso, conseguí ganar 7 kilos en esos meses, que sentaron realmente bien a mi salud. Dejó de dolerme la espalda al estar sentado, cosa que me pasaba desde hacía unos años y que era realmente molesta.

Con el paso de las semanas no conseguía que mi cuerpo estuviera definido del todo, pero sí se dejaban notar levemente los abdominales. Mis pectorales, espalda, hombros, brazos y sobre todo mis piernas habían ganado en volumen, dándome un aspecto bastante interesante. Hasta mi madre había notado mi cambio. Al menos, eso le agradaba, aunque cada vez tenía menos paciencia con el asunto de encontrar trabajo. Pronto esperaba darle solución definitivamente.

A falta de 10 días, como se había acordado, recibí un nuevo email de la productora. En el se especificaba lo que me habían mencionado en el anterior, meses atrás. Contesté afirmativamente a la propuesta, seguía tremendamente interesado. Me devolvieron el mensaje, citándome en su sede, en un polígono industrial a las afueras de la ciudad, a una hora determinada. Especificaban que fuese puntual. El mensaje no adjuntaba mas información.

El “día D” llegó. Tardé mas de la cuenta en vestirme, intentando elegir algo adecuado, aunque acabe decidiéndome por lo de siempre. Además, el calor veraniego acompañaba para llevar una camiseta, unos vaqueros sostenidos por unos finos tirantes y unos zapatos cómodos. Simple, pero efectivo. Me mire al espejo antes de salir. Contemple mi cara en el espejo por un momento. Mis ojos verdes, lo que más me gustaba de mí; mi nariz algo chata, posiblemente preferiría que fuera más masculina. La genética es caprichosa, aunque no tenía queja. Me puse las lentillas, pues era miope y me peiné el pelo hacia un lado. Lo llevaba largo, me podía meter el flequillo en mi boca. Salí de casa despidiéndome y me dirigí al edificio de la productora, con evidentes nervios. El taxi me dejo en la puerta del edificio anterior, pues no quería que supiera donde iba en realidad. Me daba cierta vergüenza que esperaba superar. Camine hasta donde estaba citado. En la recepción, bastante lujosa, me recibió una recepcionista joven, muy guapa.

-Hola. -titubeé. -Vengo a hacer una prueba.

-Hola, sube, por favor. Es en la planta 4, ahí tienes un ascensor. Te están esperando. -expuso con una perfecta sonrisa.

-Muchas gracias. – aceleré el paso y subí al cuarto piso. Una puerta con un letrero rezaba: “Sala de espera, audiciones”. No había nada más alrededor, por lo que entre. Dentro del cuarto esperaba una chica rubia, sentada en una de las dos butacas que había en la sala.

-Me miró y se levantó para saludarme.

-Hola, soy Kira. Tu debes de ser el chico que me han asignado. -dijo mientras nos estrechábamos la mano. Parecía no tener más de 20 años.

Era excesivamente guapa. Ojos grandes, azules y algo rasgados, una boca con labios carnosos y la nariz algo chata. Además de una sonrisa blanca y preciosa. Era alta, a pesar de llevar unos tacones de aguja de vértigo. Estábamos prácticamente a la misma altura, y tengo que decir que soy bastante alto. Los dos teníamos la piel de un tono parecido, no muy bronceada, mas bien tirando a pálida.

-Soy Jota. Siempre me han llamado así. -dije sin saber que añadir, después de que me mirase extrañada. Kira era bastante delgada, pero su figura resultaba ser de una modelo de pasarela. -no sabía si esto sería con una actriz o con alguien que viniera de fuera, como yo. -lo decía sin tener realmente claro si ella lo era.

Vestía un jersey azul que le llegaba a los muslos y unos vaqueros. Bajo el jersey se adivinaban unos redondeados pechos, muy proporcionados con su cuerpo.

-Soy actriz, pero no he tenido mucha suerte en los castings. Mi idea y mi ilusión es dedicarme a esto -sinceramente me sorprendía. -He trabajado más de modelo, pero me gusta demasiado el sexo y quiero dedicarme a ello por un tiempo. -al menos había acertado en lo de que era modelo. Creo que estaba de suerte. Aunque la compañera no me importaba tanto físicamente, creo que ayudaba que fuese atractiva.

Charlamos sentados en las butacas durante unos diez minutos, hasta que llego la hora en la que nos habían citado.

- ¿Me darías un consejo antes de entrar? -pregunté -como dices que has hecho esto alguna vez…

-No has visto las películas de esta gente? -Preguntó Kira. Yo asentí. -Hacer guarradas sin complejos, punto. -Además, no solo con esta productora. Si quieres sobrevivir en este negocio, en muchos casos vale más eso que una buena actuación. Yo aprendí la lección de otros castings. Y tampoco tuve suerte con los compañeros. A falta de atributos poderosos… -para mi gusto, la chica estaba muy buena, no entendía como no trabajaba en esto si realmente quería hacerlo. Aunque por lo que decía, igual se había cohibido en las actuaciones y no había tenido suerte por esa razón.

Mi polla no estaba mal, pero no era enorme, como muchas que se ven en las pelis. Era alargada, pero visiblemente menos gruesa. Aunque recuerdo estar con mi ex y recordarlo bastante hinchado. Todo se resume al nivel de excitación.

-Bueno, igual no tienes perfil de actriz porno, pero pareces una modelo. -dije intentando complacerla y motivarla.

-Gracias. -respondió sonriente. -que conste que te digo esto por mí, si los dos aprendemos a compenetrarnos tenemos más posibilidades, aunque también te lo digo porque tu también eres guapo. Tienes buena planta. -me contestó mantenido su amplia sonrisa. -créeme si te digo que esto impresiona, pero si te dejas llevar por la excitación y te olvidas de la gente que te rodea, es como estar en la intimidad. Es difícil, pero se puede conseguir. Imagina que es parte del decorado. Y una última cosa. Cuando veas que te corres, dame un par de toques en el muslo. Si se nos da bien lo anterior sé que los convenceremos. Espero que aguantes un tiempo. -dijo con tono jocoso. Eso espero, pensé para mí. No necesitaba mas presión.

Compruebo el reloj y veo que la hora se acerca, estoy bastante nervioso. Ella no parece estarlo. Aún faltan cinco minutos.

-Podríamos hacer algo para luego estar más a gusto entre nosotros. Faltan cinco minutos para la hora. -Sugerí para romper el hielo.

Ella se levantó de la butaca y se sentó en el ancho brazo de la que yo me encontraba. Nos miramos unos segundos, y sin decir nada, me besó con mucha dulzura. Su textura y sabor eran muy agradables. Mi lengua jugaba con la suya.

- ¿Algo así, decías? -dijo después de que se separaran nuestros labios. Lo que no había separado era su mano del bulto de mi pantalón. Lo agarraba con decisión.

Seguimos besándonos hasta que se abre la puerta. Un hombre bastante musculoso nos indica el camino hacia otra sala, con varios focos y cámaras. Es un set de rodaje. El hombre cierra la puerta después de que entremos y aguarda fuera. Dentro nos esperan dos hombres, que nos reciben amablemente. Al fondo de la habitación hay otras tres personas apurando un cigarrillo. Deben de ser los operarios de cámaras.

-Kira y Jon, ¿verdad? Encantado, somos Raúl y Carlos. -Imaginé que seria el dueño de la productora, o uno de ellos. -Carlos es uno de los directores que suele trabajar nosotros. -Dijo refiriéndose a su colega. Ambos parecían sobrepasar los cuarenta años. El director me sonaba vagamente, quizá había sido actor hace años y lo conocía de alguna película.

Nos saludamos con un apretón de manos.

Bien, contadme un poco vuestra historia. - Prosiguió Raúl.

Relaté mi caso, que era mi primera vez en un casting y mis motivaciones. Después, fue el turno de Kira.

-Yo tengo alguna experiencia, algún video hecho por mí yo sola, pero más como modelo, y cosas esporádicas.

- Muy bien, quitaos la ropa, quiero veros desnudos. - ordenó Raúl.

Contemple a Kira desnuda. Tenía una piel perfecta, parecía muy tersa. Seguro que la cuidaba mucho. Evite mirar demasiado, quería escuchar las indicaciones de Raúl, y contemplar a Kira me distraía demasiado.

-Tienes un físico espectacular, chica. Quizás algo delgada. Pero eres preciosa. Y tú, chaval, haces deporte, ¿no? -comento Raúl. Asentí. -bueno, pues a ver qué tal os compenetráis. Tenemos tiempo, así que tomáoslo con calma. Solo una cosa, ella puede mirar a la cámara. Tú, no. – me señalaba a mi mientras ponía la condición. Era una muestra mas de a quien estaba dirigido este género audiovisual. Si yo miraba a cámara no era muy agradable para el hombre que estuviera al otro lado de la pantalla, todo lo contrario que Kira. Me dedique a asentir de nuevo con la cabeza.

La cosa parecía un poco fría, así directamente, pero en eso suponía que consistía, por lo que no me sorprendió demasiado.

-Si os bloqueáis yo os puedo indicar que hacer, así igual es más fácil. -intervino Carlos. Tenía una voz realmente grave.

-No hace falta, gracias. -sentencio Kira.

Me agarró los huevos y acercó su boca a la mía. Mis manos se posaron instintivamente en su culo. Estaba algo duro, se notaba que hacía deporte, aun así, estrujarlo era delicioso. Me costaba concentrarme solo en ella, era una de las cosas que me había recomendado Kira previamente. Mientras estas follando, tienes que tener los cinco sentidos puestos en tu tarea, no hay que dejarse llevar por la presencia de mas gente mirando o de las cámaras.

Desinhibirse era complicado, notaba que mi polla contra su vientre no estaba dura del todo. Pero tuvo fácil solución, en cuanto Kira se agachó sobre sus tacones de aguja, y tras dos lametones, su boca engulló mi polla. Comenzaron entonces los flashes. Uno de los hombres que antes fumaba sacaba fotos como si no hubiera mañana.

Apoye mi mano en la cabeza de mi compañera mientras se movía, acariciando su suave cabello rubio, aunque enseguida se me vinieron a la cabeza sus ultimas palabras en forma de consejo: “haz guarradas”.

Intenté hacerle caso y comencé a mover mi pelvis de adelante atrás, mientras mi mano, ahora sí, apretaba su pelo, pues las ansias de control crecían en mí. Al principio me movía despacio, pero cada vez me sentía más cómodo y excitado, llego un punto que mi polla desapareció completamente en su boca. La obligue a aguantar en esa tesitura durante unos segundos, hasta que ella amagó emitir una arcada, pues la punta debía estar prácticamente en la garganta. Con mi mano aun controlando su cabeza, dejé que mi polla saliera poco a poco. Estaba totalmente empapada, y varios hilos de saliva aun la unían a sus dulces labios. Ella los retiró con la mano, en un gesto bastante lascivo mientras miraba a la cámara, antes de seguir de nuevo con su tarea.

Tenía la confianza de que estábamos haciendo una escena bastante buena, mi intención era firmar ese contrato, y Kira y yo nos seguíamos el rollo a la perfección. La metí una vez más hasta el fondo de su boca y la saqué. Repetí varias veces, cada vez había mas baba en mi polla, que junto a la que desbordaba por las comisuras de su boca caía en sus tersos muslos. Me di cuenta de que para aguantar en esa postura todo ese tiempo, Kira tenía que tener una forma física impresionante, pues solo se aguantaba en los tacones. Más aun cuando, además, de vez en cuando, usaba su mano libre para masturbarse, lo que le daba aun mas morbo al asunto, y seguro que quedaba muy estético en la cámara. Volvieron los flashes de la cámara de fotos.

La situación me ponía a mil por hora, ya no me importaba la gente ni las cámaras, ni el calor agobiante que desprendían los focos ni el cargado ambiente de la sala, con olor a sexo y tabaco. Agarré de nuevo con fuerza del cabello de Kira y di varios golpes con la polla sobre su mejilla, para después tirar hacia arriba a fin de que se incorporase junto a mí.

Era mi turno, me arrodillé y le di la vuelta. Ella se recostó sobre la mesa que teníamos al lado, dejando su culo frente a mi cara. Me apetecía comerlo entero. Comencé besando cada uno de sus glúteos con cierta ternura. Los acariciaba con las manos mientras daba suaves lametones. Hundí mi cabeza poco a poco entre sus más que tersas nalgas. Me agradó comprobar lo mojada que estaba. Lamía sin descanso su ano y su vagina, mi lengua iba de arriba abajo sin parar.

Ella, como es lógico, hizo uso de su propio consejo, y agarró mi pelo con violencia y hundió aun más mi cara entre sus suaves glúteos. Lo agradecí aumentando mis esfuerzos en satisfacerla mientras mis manos recorrían sus piernas hasta llegar a su sexo. Introduje un par de dedos y ella gimió más fuerte. Lo hizo aún más cuando metí otro por su culo. Entraban y salían al ritmo que quería y así estuve durante un buen rato, combinando esa masturbación con duros azotes que enrojecían su trasero.

Aproveché su postura para incorporarme y penetrar su vagina. Me estiré sobre ella hasta que mis manos encontraron las suyas después de recorrer sus brazos. Y empujé, empujé y empujé hasta perder la noción del tiempo. Solamente sus dulces gemidos inundaban el ambiente. Sus gemidos y el sonido de mis huevos terriblemente hinchados chocando contra sus jóvenes nalgas tras cada embestida. La penetraba hasta el mismísimo fondo.

La magia se rompió cuando note por el rabillo del ojo como uno de los operadores de cámara se movía con una frente a nosotros, al otro lado de la mesa. Quería no mirar a la cámara, cumplir la condición del director. Centré mi vista en la salvaje melena rubia de Kira.

Hice que se diera la vuelta que se tumbara en la mesa. Agarré sus piernas y las posé sobre mis hombros mientras volvía a arremeter contra su vagina. Mientras embestía, frotaba mis dedos contra su clítoris, lo que hacía que los gemidos fuesen mayores. Mis fuerzas comenzaban a flaquear.

Dos cámaras aparecieron a ambos lados, estaban demasiado cerca de la acción, pero yo ya no podía parar. Una enfocaba la cara sollozante de Kira, aun con sus propias babas alrededor de la boca tras el majestuoso sexo oral que me había regalado. Más flashes. La otra cámara ofrecía un primer plano de la penetración. Aunque por poco tiempo, pues saque mi polla de su vagina, y como habíamos acordado previamente mientras esperábamos, le di dos toques en el muslo.

Kira se incorporó fugazmente y se agachó ante mi polla justo para que su boca recogiera el primer chorro de leche. El primero de varios que salieron. Los dejaba caer por las comisuras como ríos de lava saliendo de un volcán mientras me masturbaba con suma delicadeza. Los flashes no cesaban.

-Dios. ¡Oh!  -exclamé prolongada y repetidamente mientras me corría sobre esa diosa. Me gustaba ver en a los hombres “sufrir” mientras se corren siempre que veo porno, de ahí mi reacción algo sobreactuada. Tenía mis manos a la espalda, para dejar que ella hiciera lo que quisieras, se exhibiera ante las cámaras que, cada una a un lado, no perdían detalle de mi abundante eyaculación.

Después de acabar, Kira continuaba deleitándonos tanto a mí como a las cámaras lamiendo mi glande con dulzura, dejando caer la leche que aun quedaba en su boca. Recogió parte de la que había en sus muslos en dos dedos y se los llevo a la boca mientras me miraba con lascivia. Observé a los operadores y a ambos se les notaba un gran bulto en el pantalón. Era lo normal en esa situación. Yo estaba cardíaco siendo el protagonista.

-Vale, ¡cortamos! -la voz de Carlos sonó atronadora en el set de rodaje. Las cámaras se retiraron lentamente, alejándose de la escena.

-Aquí, Kira -ordenó el hombre que hacía las fotos. Le tiró unos cuantos flashes más mientras ella, con mi glande entre sus labios, le dedicaba una mirada penetrante y de lo más sexy.

Raúl acudió a donde nos encontrábamos para darle una toalla a Kira, que ya se estaba de pie junto a mí.

-Impresionante, chicos, ¿seguro que no os conocíais de antes? Habéis estado bastante convincentes, de verdad. Yo creo que son mas que aptos, ¿no crees, Carlos? -dijo girándose hacia su colega.

Este se dedicó a asentir.

-Pues lo dicho, chicos. Enhorabuena. En breve nos pondremos en contacto con vosotros para la sesión fotográfica.

- ¿Una sesión? -Pregunté.

-No os preocupéis chicos, es para la web de la productora, las subiremos junto con el video que hemos hecho del casting, consideradlo vuestra primera escena con nosotros. Y creedme, ha sido muy buena. Si tuviera que poner un inconveniente, es que igual se quedó algo corta, pero eso siempre se puede arreglar. Se pondrán en contacto con vosotros, no os preocupéis. Ale, descansad, que os lo tenéis merecido.

Los cámaras, Carlos y Raúl salieron del set rodaje y Kira y yo chocamos las palmas en señal de felicidad, para después fundirnos en un abrazo.

-Muchas gracias, has estado genial, Jota.

- Tú sí que has estado impresionante, hazme caso. Tengo ganas de ver el video.

-Yo no creo que lo haga, me da algo de vergüenza verme. -Dijo sonriendo con la mirada apuntando a sus pies.

-Para nada créeme. -Respondí, sorprendido. -Si quieres lo vemos juntos. -intenté sugerir.

-Lo pensaré. -Dijo mientras fruncía el ceño. No parecía convencida.

Continuamos conociéndonos mientras nos vestíamos. Salimos del edificio de la productora. Pedimos un taxi que nos llevase de vuelta a la ciudad. Nos bajamos en el centro, en un punto que estuviera cerca de la casa de cada uno.

-Un placer, Jota, y gracias de nuevo. Es posible que coincidamos en muchas ocasiones ahora que trabajaremos para la misma productora, así que ya nos veremos. - Se despidió con un beso y se alejó entre las luces que iluminaban la calle. Continué mirándola hasta que dobló la esquina. Regresé a mi casa, contento de verdad por primera vez en meses. Si todas eran como Kira, vaya carrera me esperaba.