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¿Queres jugar?

en Intercambios

Con cierta frecuencia visitaba la casa de mi hermano, a unas 4 horas de la mía, me gustaba ir a la playa, la piscina y a un bar bastante animado que quedaba en el complejo habitacional donde vivía él con su esposa y sus hijos.

Desde hacía un par de años mi cuñada tenía una amistad entrañable con varias de sus vecinas, cuyos esposos laboraban en la misma empresa de mi hermano. Había una de ellas en particular, Johanna, que era tremenda “loca” y le ponía el cuerno desde siempre a su esposo Carlos, este era un tipo maduro, con unos veinte años mayor que ella, bastante atractivo. Johanna por su parte tenía un cuerpo “gimnasio” que era la envidia de todas y el deseo de todos, ella era realmente bella.

Carlos era el típico marido “bonachón” que estaba enamorado de su esposa joven y bella y no se daba el lujo de celarla o dudar de ella en lo absoluto, probablemente incluso consideraba que por poseerla debía pagar “derecho de piso”, simplemente no cuestionando nada.

En mis primeros contactos con ellos, en principio, había hecho amistad con Johanna, pero con el tiempo logré una bonita amistad con Carlos, a quien definitivamente consideraba un buen hombre, además de agradable y atractivo, he de decir que desde siempre me han llamado la atención los hombres maduros.

El primer tema de conversación nada más llegar a casa de mi hermano con mi cuñada era el “amante de turno de Johanna”, ella siempre tenía uno, o quizá dos, o quizá más. Desde hacía algún tiempo ella se acostaba con un compañero de trabajo y vecino de Carlos y mi hermano, ocho años menor que ella, o sea casi un chiquillo, él vivía a solo unas casas de la suya dentro del complejo. Yo había conocido al amante de Johanna y efectivamente era una delicia de chico, pero carecía de personalidad y a mí me parecía más “chico portada de revista” que un hombre deseable.

Por la noche ya en el bar, Carlos y Johanna como era costumbre se sentaron con nosotros, ella como era habitual empezó a buscar pretextos para salir, evidentemente a comunicarse con su amante.

Cuando íbamos por unas copas, usualmente mi hermano y su esposa se iban temprano a su casa, por los niños, yo generalmente me quedaba con Carlos y Johanna. Esa noche Johanna aduciendo que necesitaba ir a su casa por “algo olvidado” se marchó, eso lo hacía siempre, tardando mucho tiempo, tiempo de más que Carlos nunca cuestionaba.

Y ahí estaba yo con el buen Carlos… el más feliz de los cornudos, siendo un tipo tan agradable y atractivo no entendía cómo aceptaba paciente la situación con su esposa.

-Oye Carlos, vos estás muy enamorado, ¿cierto?

-Sí, mucho la verdad

-¿Por qué?

En ese momento debí callar, no meterme en lo que no me importaba, pero no lo hice.

-Bueno, tengo a una mujer sumamente bella, atractiva

-¿Y qué más?

-No entiendo dónde quieres llegar

-Sexualmente, ¿sos feliz?

No esperaba que a un hombre tan maduro se le subieran los colores ante esa pregunta.

-Sí, claro que si

-¿Qué tan seguido tenes sexo con tu mujer?

-Estrella, deja eso, me avergüenzas… jajajajjaja

¡Bingo!, yo estaba totalmente segura que su mujer no le daba ni cantidad, ni calidad de sexo. El demonio que habita en mi entró en “acción”, de pronto sentí la necesidad de hacer “justicia” por ese hombre, además claro, debía admitir que ese hombre siempre me había gustado. Pudo ser por el licor que ya estaba en mí, pero me entró una tentación desmedida.

-¿Te la chupa rico Carlos?

Los ojos de Carlos parecían salirse de su cavidad, tanto tiempo de conocerlo y jamás habíamos tocado su intimidad.

-Eso es muy íntimo, muy personal, Estrella dejemos ese tema, ¿si?

-¿Te ha dado el culo? ¿tenes sexo anal con tu mujer?

-Ya basta, no quiero hablar más de eso

Aquello era un reto, un reto total y absoluto, un reto de esos que una mujer como yo deseaba lograr.

-¿Dónde dijo tu mujer que iba?

-A casa, a traer algo que se le quedó

-¿Y que era ese algo?

-No sé, ¿Qué pasa?, no entiendo lo que te pasa hoy

-¿Qué te parece si jugamos vos y yo?

-¿Jugar? ¿De qué hablas? ¿Qué juego?

-Vamos a tu casa, si tu mujer está ahí nos tomamos los tres un trago y me voy a dormir, pero si tu mujer no está, yo te doy una mamada.

Pocas veces disfruté tanto una imagen masculina como aquella, los colores subieron al rostro de Carlos y creí que se desmayaría, jajajjajajajaja.

-Estrella, sos única, tanto tiempo de conocerte y nunca habías estado tan graciosa como hoy.

-Carlos, nunca hablé tan en serio como hoy, ¿a qué le temes?, ahí estará tu esposa y simplemente nos tomaremos algo y yo me iré.

-Sigo sin entender a donde queres llegar, pero vamos, acepto, igual tengo una bebida que seguro te va a gustar.

Caminamos el pequeño sendero que separaba el bar de su casa, al llegar abrió la puerta y llamó a su mujer, era un hecho que ella no estaría ahí, sin embargo el buscó por un momento más. Regresó a mi lado con cara de incredulidad.

-Lo siento Estrella, mi mujer no está aquí, pero yo no estoy de acuerdo con tu juego, jamás aceptaría algo tan sucio como lo que me dijiste.

-¿Sucio?, ¿De qué planeta sos?, te ofrezco una mamada que de seguro nunca te da tu mujer y dices que es sucio, eso solo lo puede decir alguien que no sabe lo delicioso que es el sexo oral.

-No Estrella, yo jamás le sería infiel a mi mujer, ella no lo merece, yo la amo.

En serio, no podía creer que ese hombre fuera tan iluso, que no sospechara algo que todos sabían de años.

-¡Al diablo con eso!, no tenes palabra, dijiste que aceptabas jugar y perdiste… paga… aunque tu paga puede ser tu mayor recompensa.

Él se quedó sin saber que decir, yo me acerque y lo empujé al sofá, me ubiqué enfrente de él, en medio de sus piernas y empecé a bajar su cierre.

-¡Detente!... ella puede llegar

A mi sus protestas me tenían sin cuidado, si ella entraba y montaba un drama, aquel “pobre angelito” sabría toda la verdad de sus andanzas.

Mis hábiles manos empezaron a tocarlo, mis dedos hicieron un primer monitoreo, el bulto palpado no parecía nada despreciable, pude sentir el momento exacto en que su erección apareció, él estaba más que nervioso, aquel juego me gustaba, era un hombre maduro y parecía adolescente en su primera experiencia.

-Por favor Estrella, somos amigos, no me hagas esto, no puedo.

Lo miré directo a los ojos, me excitaba demasiado ver su cara de súplica y susto, yo no iba a detenerme, él merecía algo mejor que estar sentado en un bar mientras su mujer follaba con su vecino-compañero de trabajo que además podría ser su hijo.

Saqué su verga, la empecé a tocar, trazaba círculos con la yema de mis dedos en “su suave y tersa cabecita”, mis ojos seguían clavados en los suyos, sentí como de su hoyito empezó a salir ese poquito de delicioso líquido viscoso, íbamos por muy buen camino. Acerqué mi boca a su verga, seguí trazando pequeños círculos en su “gorro” esta vez con mis labios, cuando sentí que él estaba muy excitado, empecé a mamarlo, primero suavemente mirándolo directo a su cara en todo momento, nunca había sentido esa sensación deliciosa de “invadir” otro cuerpo que se resistía y lograr sentirlo relajarse, en ese momento supe que podía seguir con fuerza y rapidez… ese hombre sucumbió en segundos, metí mi mano y acariciaba sus huevitos, mientras mi lengua seguía brindándole placer a su pene totalmente endurecido, él me miraba atónito, estaba segura que su adrenalina fluía a raudales por su cuerpo, él temía la llegada de su mujer y al mismo tiempo estaba recibiendo una mamada “infiel” que yo tenía plena seguridad lo estaba llevando al máximo de excitación.

Empecé a aumentar la fuerza con que lo mamaba, metía su polla lo más dentro que podía en mi boca, tenía un tamaño y grosor bastante buenos, si mi intuición no me fallaba, aquel hombre explotaría en cualquier momento, probablemente tenía leche acumulada de algún tiempo sin sexo. Dudaba mucho que el “Señor Correcto” incluso se masturbara.

Yo le chupaba la verga y le miraba su cara, adoro mamar y adoro ver la cara de mi hombre mientras lo hago, es uno de mis placeres, ver el momento preciso en que pierden el control con su verga en mi boca me excita al extremo.

Carlos perdió el control más rápido de lo que pensé, hizo hacia atrás su cabeza, cerró los ojos y empezó a gemir sin control, yo aproveché para mamar más rápido aún y en ese momento sentí salir en forma violenta su semen en mi boca, era tal la cantidad que creí ahogarme, saqué su verga de mi boca y por la comisura de mis labios bajaba su leche, él no levantaba aun su cabeza, se había corrido violentamente ante las embestidas de mi boca en su polla, habría preferido tener a mano algo con que limpiar la cantidad de leche que ese hombre despidió, pero ante la situación, levanté mi falda y la limpié con ella, igual limpié su pene, seguí dándole pequeños masajes con mi mano, sentía como Carlos se estremecía como con pequeños espasmos, poco a poco introduje su verga con cierta dificultad nuevamente dentro de su pantalón, cerré su pantalón, me levanté y le puse un pequeño beso en sus labios.

-Buenas noches Carlos

El solo abrió un poco sus ojos, yo me marché a toda prisa, la verdad no me interesaba en ese momento pasar por el drama de la posible llegada de su mujer, me sentía satisfecha en parte, para mí el juego apenas había dado un pequeño paso, aun había mucho más.

En mi siguiente visita a casa de mi hermano, nuevamente nos cruzamos con Carlos y Johanna, esta vez en el bar de la playa, le sentí a él esquivo, desde la noche de “la mamada” nos veíamos hasta en esa ocasión, nos estábamos tomando unos tragos como de costumbre, mi hermano no había ido y mi cuñada le pidió a Johanna que le acompañara a dar una vuelta por la playa. Nuevamente Carlos y yo estábamos solos.

-¿Te gustó?, evidentemente él entendía de que le hablaba.

-Mucho

La verdad me sorprendió la forma segura y sin titubeos en que él dijo esa palabra.

-¿Te gustaría de nuevo?

-Sí, pero esta vez te quiero mamar yo a vos

-¡Perfecto!

Realmente íbamos bien.

En mis siguientes visitas el juego continuó, agregándole cada vez un elemento más. Carlos seguía corriéndose relativamente rápido, pero ambos trabajábamos en mejorar su control en cuanto a eso. Aunque nunca hablamos de su mujer, ni de su vida sexual con ella, yo ya no tenía ni la más remota duda, ellos llevaban una muy pobre vida sexual, él se consideraba mal amante y justificaba sin decirlo, las infidelidad de su mujer, ya era casi estúpido que él no lo supiera, ya que ella generalmente iba a “su casa” y era en “su casa” donde Carlos y yo fallábamos casi siempre.

Carlos y yo ya llevábamos un año de mantener relaciones sexuales en mis visitas, ya él propiciaba nuestros encuentros y estos se daban en diversos sitios. El mejoraba sustancialmente en cantidad y calidad del sexo que me brindaba. Era un muy buen amante, muy cerca de ser un excelente amante.

La siguiente noche que coincidimos por primera vez vi al amante de Johanna en el bar, ya alguna vez me lo habían presentado, pero jamás lo vi socializar con nadie, el par de veces que lo había visto antes no lo había detallado. Vaya, vaya, realmente era un chico guapo, muy guapo, bastante lejos de tener la presencia y el atractivo de Carlos, pero era muy guapo. La cara de Johanna era un caos, era evidente su nerviosismo, pero eso no fue lo peor que vi en su cara… ¡ella estaba enamorada de su amante!, oh, oh.

Esa noche había varios amigos más en la mesa y yo procuré como siempre estar cerca de Carlos, me gustaba pasar mi pie por su pierna y jugar con eso, él seguía poniéndose nervioso ante lo atrevida que me gustaba ser con él.

No había pasado inadvertida para mí la cara de Carlos, yo ahora si estaba completamente segura, Carlos no solo sabía de la infidelidad de su mujer, sabía perfectamente que era con el “Chico-Revista” con quien lo hacia…

Me acerqué a Carlos y en voz muy baja le dije:  

-¿Amor, queres que juguemos hoy?

-¿Es que acaso no jugamos cada vez que vienes?

-No amor, hoy es un juego diferente, dirigí mi mirada hacia el Chico-Revista

-Estrella no quiero más juegos de los tuyos, ni lo pienses con ese imbécil

-¿Por qué no?, puede ser divertido

-Deja eso, no quiero ningún juego

-Carlos hasta donde yo recuerdo mis juegos siempre te han gustado, solo sígueme la corriente que este juego involucra hacerle pasar un mal rato a la perra de tu mujer.

Aja, era el punto clave, Carlos miró a su mujer con un deseo de estrangularla, finalmente el “Buen Carlos” se estaba cansando de ser el idiota en esta historia.

-Adelante Estrella, tus juegos siempre han sido bastante gratificantes.

Me puse en pie y me acerque al Chico-Revista

-Hola, ¿Cómo estás?, ¿te acordas de mi?

Aunque el Chico parecía algo confundido por mi amabilidad, fue bastante cortés y por un rato charlamos animados, ufff debo reconocer que era al extremo guapo, vaya sonrisa que tenía ese chiquillo, olía muy bien y vestía en forma impecable.

-¿Qué te parece si te unes a nuestra mesa?

-Ehh, no, no, muchas gracias, pero no

-¿Heyyy que pasa?, aparte de ser tus compañeros de trabajo son tus vecinos. ¿No me diras que tenes problemas con alguno de ellos?

Cariño, dentro de las respuestas posibles no estaba un no.

Nos acercamos a la mesa y en ese momento todos corrieron sus sillas y saludaron bastante efusivos al nuevo integrante de la tertulia de la noche.

La cara de Johanna merecía un premio, parecía que se desmayaría del terror. Sin embargo la cara de Carlos tenía ese brillo de “deseos de venganza” que me encantó.

La noche transcurrió bastante bien, seguimos contando chistes y anécdotas. Yo creo que todos sabían del triángulo amoroso, sin embargo los únicos que parecían incómodos eran Johanna y el Chico-Portada de Revisa.

Como era usual, todos se fueron retirando y aunque Ronny, así se llamaba el Chico-Revista, ya había hecho múltiples intentos por irse, yo no podía permitirlo.

Mi plan iba bastante bien, ya solo quedábamos los 4 en la mesa. Carlos, Johanna, Ronny y yo.

-Heyy Carlos, Johanna, ¿Por qué no nos invitan a una copa en su casa?

-No, lo siento yo me tengo que ir… strike one… Ronny

-Perdón Estrella ya es tarde, tengo mucho sueño, en otra ocasión será… strike two… Johanna

-Claro que sí, vamos, me parece una idea genial, tengo media botella de un tequila delicioso que he guardado para unos visitantes tan especiales.

Mi sonrisa de “oreja a oreja” delató lo feliz que me sentía, Carlos evitó que me “poncharan” en mi juego.

Aunque creí que Ronny seguiría negándose, parecía atrapado en la situación.

Al llegar  a casa de Carlos y Johanna el ambiente se podía cortar con un cuchillo, ella parecía haberse quedado muda. El hilo de la conversación recayó en mí, pero eso no era problema alguno, socializar y mantener activa una conversación se me da perfecto.

Cuando la botella quedó vacía y todos estábamos bastante subidos de alcohol, ya habíamos tomado bastante en el bar, más acabar la botella de tequila, sentí que el ambiente se había relajado, probablemente el alcohol había logrado quitar la tensión.

Tomé la botella vacía en mis manos y la diabla que habita en mí sugirió:

-¿Jugamos?, el juego se llama botellita, le damos vuelta en la mesa y frente a quien le quede el “pico de la botella”, deberá sacrificar una prenda.

-Pareces una adolescente, yo no voy a jugar esa mierda de juego

Oh, oh, la Joannita estaba molesta.

-No, no, no… yo no juego nada de eso, yo ya me retiro a mi casa.

Ronny ya no podía ni hablar de lo ebrio, pero aun así seguía huyendo.

-¿Te das cuenta Carlos?, los más jóvenes y bellos temen perder algunas prendas y mostrar un poco de sus hermosos cuerpos esculpidos en el gimnasio. ¿Vos que decís?

-Que me encantaría ver tus tetas al aire con este juego.

No pude evitar soltar una fuerte carcajada, Carlos se había metido de lleno en el juego, era como si hubiera dejado ya de ser el bueno y hubiera optado por una nueva y atrevida forma de ser. Johanna estalló en furia.

-¿Carlos como podes decir eso frente a mí?

-¿Ah el asunto es que podemos decir y hacer cualquier cosa a espaldas uno del otro? Y ¿Por qué no jugar de frente? ¿Por qué no darnos la oportunidad de disfrutar un poco con nuestros amigos?

-Yo no pienso jugar a este estúpido juego

-Bueno amiga, te podes ir a dormir, yo me quedo jugando con este par de hombres divinos

-Te estas comportando como una zorra, como una puta

-Pero una zorra libre, de frente, sin mentiras ni engaños, una puta feliz

El silencio casi nos ahoga a los cuatro, por un momento creí que Johanna se me lanzaría encima a golpearme.

-Bueno ya basta de pleitos, ¿jugamos? Johanna ve a dormir, Estrella, Ronny y yo jugaremos un rato.

Carlos estaba convertido y disfrutaba mares el mal momento que pasaba su mujer. Yo solo sonreía, realmente me estaba divirtiendo. Johanna solo se quedó de pie al lado de la mesa sin decir nada.

-A ver chicos, haré mi primer aporte al juego

Me saqué la blusa, sabía que andaba un sostén bello que me favorecía mucho y me le daba una forma muy sensual a mis tetas. Yo podía dudar de cualquier parte de mi cuerpo, menos de mis tetas sugerentes, eran grandes, si yo quería lograr atraer las miradas, ellas eran mis primeras cómplices, a Carlos le fascinaban y ya había tenido mucho placer en ellas y con ellas, sin embargo esa mirada de deseo apareció, me encantaba que me mirara de esa manera. Ronny parecía sorprendido y estoy segura que lo que veía le gustaba. Johanna me miraba con odio latente, escudriñaba mis tetas y casi estaba segura que ya había codificado mi sostén para comprarse uno igual para ella, obviamente de varias tallas menos que el mío.

-¡Deliciosas tus tetas Estrella!

Johanna se sacó su vestido, quedando su escultural cuerpo a la vista de todos, estaba absolutamente bronceada, su abdomen era totalmente plano, su lencería le habría parado la verga a un regimiento. Vaya que era sexi esa mujer. Esos dos hombres estaban enamorados de ella, las caras de deseo de ambos eran más que evidentes.

-¿Es bella mi mujer cierto?

Carlos se dirigía a Ronny quien yo creí que ya no podría decir ni una palabra más, entre su ebriedad, su nerviosismo y su deseo.

-¿Jugamos? ¿les parece bien jugar en la alfombra?

Yo no podía perder el control, pero ya me sentía muy excitada.

Nos sentamos en el suelo, en la deliciosa alfombra, Johanna fue la primera en darle vuelta a la botella. Poco a poco las prendas de los dos caballeros empezaron a caer.

El primero en quedar totalmente desnudo fue Ronny… WOWWWWWWW… no solo su cuerpo era bello, su verga era una delicia.

-¡A la mierda la botella, empecemos al acción!

Me pegué a aquella verga deliciosa, mientras que Carlos se le iba encima a su mujer en forma casi violenta, Johanna estaba muerta de los celos de verme chupando a su amante, pero no había problema, a mi Carlos me excitaba más.

-Estrella me encantaría verlas a ustedes dos besarse, es mi fantasía desde hace mucho

Los cuatro nos pusimos de pie, yo particularmente no practicaba sexo lésbico, pero lo consideraba parte del juego si es sexo en grupo.

Con todo y lo infiel y puta que podía ser Johanna yo sabía que jamás había tenido sexo en grupo, ni siquiera un trio y menos sexo con una mujer. Yo quería verga, y esa noche quería dos vergas, era mi objetivo, era lo que me movía a inventar todo aquello, aunque quería ayudar a Carlos a poner en evidencia a su mujer, muy en el fondo siempre mis deseos de satisfacer mis más bajos instintos sexuales era lo que en realidad me motivaba, desde que conocí a Carlos, desde que supe de su mal vivida vida sexual.

Si debía tener sexo con ella para llegar a mi verdadero delirio… la verga, pues lo haría, en el sexo todo se vale y ahí todos estábamos hasta los cojones de excitados.

Me acerqué a ella y la empecé a besar, ella respondió más dispuesta que lo que creí iba a estar, Carlos y Ronny mientras se tocaban sus pollas, en franca estimulación. Mientras nosotras nos besábamos ellos se acercaron a mamarnos nuestras tetas, pasaban de las mías a las de Johanna y viceversa, mis pezones estaban totalmente erectos y los de Johanna estaban igual como de piedra, no logré decidir quién me chupaba mejor mis tetas, ambos lo hacían muy bien, con mucha hambre y deseo.

Me separe un poco y acercándome al odio de ella dije:

-¿Con cuál queres empezar? ¿Con cuál queres acabar?

-Con los dos, ambos son míos

-¡Egoísta de mierda!

Me separé de ella y me acerqué a esos hombres que estaban con esas vergas erectas a más no poder, era evidente que la de Ronny era más grande, pero la de Carlos tenía lo suyo también.

Lo tomé de la mano a ambos y me arrodillé, empecé a meterme en la boca una verga y luego la otra, las tenía tomadas a ambas con mis manos, solo por momentos las dos pollas se rozaban y por la actitud de ambos eso les producía como una corriente eléctrica, Johanna se me unió y ambas chupábamos la dos vergas al tiempo que nos enredábamos nuestras lenguas, no podía negar que ella era al extremo sexi, muy deseable y su sabor era delicioso, en ese momento decidí que Carlos debía recibir al fin una mamada decente de su mujer, yo conocía muy bien que ella le negaba constantemente el sexo oral a él, así que me adueñé de la verga de Ronny dejándole a ella la de su esposo, yo debía mamar como la más profesional, ya que estaba segura que ella por no quedarse atrás haría lo mismo a su esposo y eso le haría muy bien a su relegado marido. Mamar a Ronny no me era tan placentero como mamar a Carlos, Carlos me provocaba mucho deseo de darle placer, este niño rico, solo era lindo, no atractivo, no tenía esa masculinidad innata de un hombre hecho y derecho como Carlos, pero su verga era grande, joven, dura como acero y deseosa de ser besada, chupada, succionada. Escuchaba a Carlos gemir, me encantaba oírlo gemir, Ronny estaba casi perdido, de pronto me tomó de los brazos, me levantó, me tumbó al sofá se metió entre mis piernas y empezó a mamarme a mí, oh no… no esperaba eso, ese chiquillo mamaba muy bien, metía su lengua en mi concha, vaya chico que tenía una lengua larga, Carlos no mamaba tan bien, él era más básico con eso, ¡ese chiquillo se me estaba comiendo el coño!, me pareció ver que Carlos mamaba a Johanna, pero yo ya viajaba a otra dimensión de placer, en un momento sentí que ambos hombres hicieron el cambio, ahora la boca que estaba en mi concha era la de Carlos, un Carlos mucho más atrevido, mucho más adelantado en darme placer, él no aguantó más y empezó a penetrarme, yo ya estaba al borde de gritar de placer, perdí el control, empecé a gemir descontrolada, al lado los gemidos de Johanna se mezclaban con los míos, pero yo no podía permitirme correrme antes que ellos, quería llevar nuestro juego un poco más lejos, abruptamente Carlos sacó su verga y la que en ese momento entró en forma casi brutal a mi coño fue la de Ronny, ese chiquillo se movía delicioso… era un ciclón en mi concha. Pero mi plan en favor de Carlos no podía ser olvidado, me levanté de pronto dejando a Ronny con su húmeda polla y me di la vuelta, era el momento preciso de hacerlo, estaba totalmente excitada y Johanna parecía perra en celo gimiendo como loca. Levanté mi culo y se lo ofrecí de lleno a aquel novel amante, que no dudo un momento en tomar lo que le ofrecía totalmente excitada y casi fuera de mí.

-¡Vaya que eres puta Estrella!

Su penetración fue mucho menos complicada de lo que pensé, mi culo ya estaba preparado por mi excitación a nivel superior.

Miré a Carlos y le hice una pequeña seña, mientras mi cuerpo era sacudido por las embestidas en mi culo que daba Ronny.

Carlos volteó a su mujer en forma agresiva y sin darle tiempo a su negativa de siempre la clavo fuertemente en su culo, ella gritó, dudo mucho que de otra forma esa “niña mimada” le hubiese dado el culo a su marido, ella era una puta barata y debía ser tratada como tal, Carlos buscaba su venganza y esa era la mejor, hacerle sexo anal a ella y enseñarle que el placer sexual no era solo el convencional, que este iba más allá de solo lo que ella quería.

La muy perra de la Johanna ya pronto le tomó el gusto a la verga de su marido en su culo y empezó a gemir como demente.

Yo ya no podía saber nada de nada, estaba perdida en lo mio, tocaba mi clítoris, mientras mi culo era poseído, Ronny estaba a punto de correrse. Pero yo quería darle un regalo aún mayor y mejor a Carlos, me hice a un lado, ante la sorpresa de Ronny, me acerqué a Carlos y le dije muy suavemente:

-Enséñale a esta perra que si quiere tener dos hombres, debe satisfacer a ambos por igual.

Senté a Ronny que estaba casi a punto de correrse

Tomé la verga de Carlos, la saqué del culo de Johanna y la hice sentarse en la verga de Ronny. Ella como era de esperarse empezó a moverse como loca encima de su verga favorita. Yo volví a ver a Carlos y le dije muy suavemente.

-Andá, seguí rompiéndole el culo a tu mujer.

Aunque  la posición era algo incómoda para la penetración, Carlos se agenció hacerlo, cuando su verga entró en el culo de Johanna, los tres tomaron un ritmo acelerado y frenético.

Lo mío nunca fue solo mirar, lo mío siempre fue ser parte activa en el sexo, sin embargo había un morbo absoluto en observar como aquellos hombres se follaban a su mujer, a la mujer de ambos, ella estaba perdida, gritaba como poseída del demonio sexual más violento de todos, quien llevaba el compás de la penetración era Carlos, los tres estaban a punto de estallar.

Yo me senté al lado de aquel trio y me empecé a hacer mi propia paja, no tardaría ni un minuto con aquel nivel de excitación en que me encontraba. Mi coño estaba palpitante, mi culo tenía aquella deliciosa sensación entre dolor y placer de la reciente follada. No lo esperaba así, pero Carlos de pronto sacó su verga y se vino encima mío, me clavó fortísimo, una y otra vez, mientras se agarraba de mis tetas, yo creí que me las rompería, clavaba sus dedos y apretaba con dos de ellos mi pezones.

Yo me corrí de primero, no pude más, sentí que me desmayaba, de inmediato escuché como ahogaba su grito al acabar Ronny, Johanna fue la siguiente y mi querido y recién descubierto como un verdadero depravado sexual, Carlos, fue el último en correrse, sacando su verga de mí, dejándome llena de leche, fue a poner en la boca de su mujer toda la leche que pudo.

Ronny parecía haberse desmayado. Johanna chupaba en ese momento la verga de Carlos con su semen y mis jugos vaginales, luego vi como Carlos la besaba apasionadamente, para luego regresar a mi lado y besarme apasionadamente a mí. Johanna se levantó y se acercó a ambos y hubo un apasionado beso entre los tres, Rony inesperadamente se acercó y se unió al beso, todos nos chupábamos las bocas, incluso Carlos y Ronny.

-¿Qué tal si jugamos los cuatro en la ducha?

Todos reímos de buena gana.

Ese día hubo un renacer a otro nivel sexual por todos, yo no pude seguir visitándolos tan seguido como antes, sin embargo sé que Carlos y Johanna ahora son miembros activos de un Club de Intercambio de parejas, Ronny se casó y aunque aún no logra que su esposa participe en sus “juegos”, él sigue siendo parte de la vida sexual de Carlos y Johanna, yo me les uno cuando voy. Mi próximo reto será ir a “jugar” con mi pareja actual y lograr la participación de la esposa de Ronny. Cuando consiga que estemos los seis en una deliciosa orgía, vos que me estás leyendo serás el primero en saberlo… ¿queres jugar amor?