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Lo Que La Vida Nos Guarda... IV

en Lésbicos

Lo Que La Vida Nos Guarda... VI

Luego de la presentación de aquel chico no supe donde esconder la cara y maldije más de una vez mi manía de hablar demás.

  • Antonella: ¿Hablas en serio?
  • Leonardo: Claro que sí – riendo-.
  • Antonella: No te creo – tenía que estar bromeando-.
  • Leonardo: Que sí jajaja – busca algo en su saco - Toma – me pasa su billetera-.

La abro y busco alguna identificación. Veo su carnert de conducir. No puede ser, pienso. Busco su cédula y miro la foto, es el mismo chico que tengo al frente. No aún convencida de mi mala suerte, o mejor dicho, gran metida de pata, empiezo a leer la información que contiene el pequeño plástico: Nombre: Leonardo González Peña; Lugar de Nacimiento: Santo Domingo, R.D.; Fecha de nacimiento: 07  noviembre 1990. Bien, estoy muerta. Continúo mirando la identificación, pero sólo para no verle la cara a quien acabo de ofender. No pude ni siquiera continuar leyendo ¿y para qué? Ya tenía la información necesaria para saber que se trataba realmente del hijo del Sr. González Araujo.

Primero la misma cara que la fotografía, segundo el nombre y tercero la fecha de nacimiento, pues hoy es 07 de noviembre.

  • Antonella: Yo… -levanto un poco la vista, sin llegar a hacer contacto sus ojos- yo no quise… - me interrumpen-.
  • Sr. González: ¿Antonella Astiflex? No me lo puedo creer. – me saluda con un abrazo  -Cuanto has crecido – un poco sorprendido y sonriendo -. Hace unos días eras una pequeña y mírate ahora, toda una mujer.
  • Antonella: Hace ya un buen tiempo que no nos veíamos- con sonrisa forzada -.
  • Sr. González: En serio estoy sorprendido. Aún recuerdo cuando tu familia y la mía nos reuníamos a hacer parrillada… que tiempo aquellos ¿no?
  • Antonella: Jaja fueron muy buenos tiempos - tratando de disimular mi incomodidad  -.
  • Sr. González: Excelentes diría yo. Oh ya veo que empiezas a conocer a mi hijo – abrazando de lado a Leonardo- ¿Qué tal la pasan?
  • Leonardo: De maravillas papá. Antonella es todo un encanto -  me mira, me averguenzo -.
  • Sr. González: Sí, eso lo tengo clarísimo. Chicos lo dejo continuar. Voy a saludar a unos amigos. Y Antonella – cubriendo mi mano derecha con las suyas – un placer volver a verte – se marcha-.

Aver escuchado al Sr. González llamarlo hijo, me apenaba todavía más, si es que eso aún era posible.

  • Leonardo: Y bien, ¿ya me crees?
  • Antonella: Sí, ya te creo.
  • Leonardo: Creo que alguien me debe una disculpa – sonríe. Esta gozando mi estupidez-.
  • Antonella: OK. Tienes razón. Discúlpame por referirme a ti de esa manera. No debí hacerlo. Y la verdad, para serte sincera, no me parece que eres nada de lo que dije. ¿Me disculpas?
  • Leonardo: No, no te disculpo.
  • Antonella: ¿No me disculpas? – no me esperaba esa respuesta.-.
  • Leonardo: Sí, como ya dije: no estás disculpada – sonriendo-.
  • Antonella: Pero, ¿por qué? Se que no hablé muy bien de ti, pero tampoco fue que hablé tan mal. Aparte que tú me manipulaste un poco. Así que yo creo que me deberías disculpar. No seas tan orgulloso.
  • Leonardo: Es que tengo una condición para perdonarte.
  • Antonella: ¿Condición? Ahora si fue jaja. A ver, Sr. ´´Tengo una condición´´ ¿cuál es la paga de  mi pecado?
  • Leonardo: Simple, sólo debes ir conmigo a la playa. Cuando sean las 11:00pm vengo por ti.
  • Antonella: Mmm… ¿qué habrá? - no convencida del todo -.
  • Leonardo: Pues estarán unos  Djs, bebidas alcohólicas, hoguera, comida,  amigos, arena, mar… ¡ah! Y sobre todo, yo y tu anhelada disculpa – me guiña un ojo - ¿Qué opinas?
  • Antonella: Me has convencido.
  • Leonardo: Me darás tu número de teléfono y cuando sea hora te llamo, me dices donde estás y nos vamos. Ahora tengo que irme, mi papá casi  va a presentarme.
  • Antonella: No, que tal su tú me dejas tu número de teléfono y yo te llamo a ti justo a las 11:00pm.
  • Leonardo: No me quieres dar tu número telefónico. Increíble, primera vez que me sucede. Generalmente me lo dan sin yo tener que pedirlo.
  • Antonella: Para que veas las sorpresas de la vida...
  • Leonardo: Me caes muy bien jajaja –  busca en un bolsillo  – mira, espero que en verdad me llames – me da su tarjeta-.
  • Antonella: Lo haré, no te preocupes.
  • Leonardo: Eso espero. Hasta el rato – se va-.

Lo veo marcharse. Voltea a verme, levanto una ceja, él se ríe y sacude la cabeza.

Busco a mi familia con la mirada. Están el mismo lugar que los dejé. Voy a ellos, saludo a los que antes no estaban. Miro a Michel, un poco temerosa de que se haya molestado por mi pequeña desaparición, pero para mi asombro me responde con una sonrisa. ¿Qué clase de bicho raro la habrá picado? Quien sabe…

El Sr. González llama la atención de todos. Presenta a Leonardo. Dice que es su único hijo, que pocos lo conocen ya que vivía en Colombia con su madre, su  primera esposa. Un dato que no sabía, bueno es evidente. Habla de los logros de su hijo, se le nota el orgullo. Dice que está terminando la carrera universitaria, administración de empresa. Va a entrar en los negocios de la familia. Entre otros datos más graciosos de la niñez de Leonardo.

Ya la fiesta no me pareció tan aburrida, incluso me empecé a divertir bastante. Hablé con algunas amistades que tenía abandonada desde que empecé a salir con Valentina, si que tenía mi mundo descuidado. Me enteré de cosas que… Jesús jajaja.

Bailé unas cuantas canciones. Mi humor está bastante bueno y el de todos los invitados.

Llega Leonardo hasta nosotras y me pide bailar con él. Acepto  despidiéndome de las chicas.

  • Leonardo: Pude ver que bailas muy bien.
  • Antonella: Entonces me estabas observando.
  • Leonardo: ¿Y cómo no hacerlo?
  • Antonella: Fácil, mirando a otro lugar.
  • Leonardo: ¿Y perderme de ese espectáculo? No, gracias.

Llegamos a la zona de baile.

  • Leonardo: ¿Qué tal algo más caribeño?
  • Antonella: ¿Ejemplo?
  • Leonardo: ¿Bailas salsa?
  • Antonella: ¿Bailar salsa? No, para nada. En ese género estoy frita.
  • Leonardo: Ven, yo te enseño.
  • Antonella: ¿Delante de toda esta gente? Ni loca.
  • Leonardo: ¿Por qué?
  • Antonella: Aparte de destruir el gran espectáculo que di hace rato, según tú, pasaría la vergüenza de mi vida.
  • Leonardo: No creo. Aprenderás rápido. Si cuentas con el mejor profesor de toda América.
  • Antonella: Jajaja ¿en serio? No me digas.
  • Leonardo: Ya verás. Chicos, una salsa, por favor -  dirigiéndose a los músicos-.

Ellos dan una señal afirmativa. Empieza a sonar la música.

  • Leonardo: Es fácil. Empezaremos con lo básico, para que no te confundas.
  • Antonella:OK, pero despacio, no quiero hacer el ridículo frente a toda esta gente.
  • Leonardo: Descuida. Mírame los pies. Un paso para delante, luego un paso atrás. Luego con el otro pie un paso atrás, un paso delante, así como lo estoy haciendo. Un paso adelante, luego pa’tras. Ahora el otro pie. Un paso pa’tras, un paso pa’lante. El primer pie adelante… - lo interrumpo-.
  • Antonella: Eres un pésimo profesor.
  • Leonardo: ¿Por?
  • Antonella: Se supone que soy la chica, mi primer paso es para atrás.
  • Leonardo: Cierto. Vamos otra vez.
  • Antonella: No, ni en juego.
  • Leonardo: ¿No quieres aprender? - confundido-.

Termina la canción

  • Antonella: Ey chicos. Otra, por favor. Que sea... rápida. – les digo a los músicos-.
  • Leonardo: Es mejor una suave para que no te pierdas. Recuerda que estás aprendiendo.

Empieza la otra canción

  • Antonella: ¿Y aquí quién necesita aprender?
  • Leonardo:Entonces sabes bailar – Agarra mis manos y se empieza a mover –
  • Antonella: Pues ¿qué te digo? – me río y sigo sus movimientos a la perfección-.
  • Leonardo: Mmm… entonces veamos lo que tienes – me lleva más rápido-.
  • Antonella: Pretendes perderme. – sonrío-. No te esfuerces, no creo que suceda.
  • Leonardo: ¿Ah si? – empieza a darme vueltas-.
  • Antonella: Seis vueltas, ¿en serio con seis simples vueltas pretendías ponerme en ridículo? –me suelto y empiezo a bailar sola-
  • Leonardo: Si que te sabes mover– sonriendo-.
  • Antonella: Tengo al mejor profesor de toda América. Era obvio moverme así, ¿no?
  • Leonardo: Cierto, se me olvidaba eso – me atrae a él- A ver que tan bien lo haces cerquita.
  • Antonella: Esa es mi zona – le alzo  una ceja – empiezo a mover mis caderas con más ritmo-.
  • Leonardo: Y tienes toda la razón – me aleja- mejor mantenerte lejos – me mira pícaro-.
  • Antonella: Perver  jaja – me vuelve a dar vueltas-
  • Leonardo: Mejor prevenir que lamentar – ambos damos vuelta-.
  • Antonella: Tienes razón – me atrae a él-.
  • Leonardo: Y más si quiero que vallas a la playa.
  • Antonella: Muy cierto – termina la canción-.
  • Leonardo: Bueno nos vemos en 30 min.
  • Antonella: OK. – salimos de la pista- Nos vemos.

Busco a Michel para informarle de mi salida. Rayos... no la encuentro. Pregunto a algunos de los presentes, nada. Que tonta, hoy día todos tenemos celulares. Me hubiera ahorrado la caminata. Busco el móvil en el pequeño bolso de mano.

Llamada…………………………………………………………………………………...

-              Antonella: Mamá ¿dónde estás?

-              Michel: Cerca de la fuente de la entrada ¿por?

-              Antonella: Me queda lejos. Quería preguntarte ¿si puedo ir a la fiesta de la playa?

-              Michel: ¿Con quién irás? ¿Quién te invitó?

-              Antonella: Lo hizo el hijo de González.

-              Michel: Oh, claro que puedes ir. No hay problema alguno. Si quieres llamo a Richard para que te lleve y espere.

-              Antonella: No te preocupes yo me encargo, gracias. Llegaré tarde.

-              Michel: Sí, no hay problema. Sólo no tomes de ninguna bebida que ya esté abierta cuando llegues, ni que te den el trago. Nunca se sabe.

-              Antonella: Está bien mamá, adiós.

-              Michel: No tomes mucho, adiós.

..................................................................

 Mmm… esta mujer está muy complaciente. ¿Qué tendrá? – Pienso-.

Hice unas llamadas para que me trajeran lo necesario, traje de baño, ropa de playa, sandalias y  por el estilo. Busco la tarjeta que me dio Leonardo para llamarlo, cuando estaba al punto de hacerlo aparece.

-      Leonardo: ¿Lista?

-      Antonella: Casi. Espero que me traigan algunas cosas que necesitaré.

Leonardo se quedó esperándome, le dijo a sus amigos que se fueran alante, que ya luego los alcanzabamos. Llegó Richard con lo que estábamos esperando. Lo despedí y le dije que no tendría ya que esperarme, que un amigo me llevará a casa.

Nos fuimos en su carro, un convertible plateado increíblemente hermoso. En el trayecto conversamos poco, pero no era un silencio incómodo, la música se encargaba de hacerlo agradable.

Al llegar a la playa lo primero que pude escuchar fue una música lejana, era electrónica y creaban una mezcla extremadamente perfecta para mis oídos. No pude contenerme a no mover mi cabeza.

  • Leonardo: ¿Te gusta este ritmo, eh?
  • Antonella: Me encanta – empiezo a cabecearme según el ritmo-.
  • Leonardo: Es bueno. Será el que escucharás toda la noche
  • Antonella: Esto me empieza a gustar. No será tan mala la tortura.

Leonardo me guió a uno de los baños portátiles del lugar. Y mientras me cambiaba de ropa él me esperaba afuera. Terminé de arreglarme y entré lo que llevaba puesto en un bolso, el cual contenía el traje de baños que me acababa de poner. Salgo.

  • Antonella: Leonardo. ¿Leonardo? ¡Leonardo! – le llamaba-.
  • Leonardo: Acá estoy – estaba sentado en la arena, junto al agua-.
  • Antonella: Pensé que te habías ido.
  • Leonardo: No, cómo crees. – llegando hasta mí- Por lo que veo piensas salir con pareja de aquí, si es que no la tienes.
  • Antonella: Nada que ver – sonrío-.
  • Leonardo: Así como estás creo muy poco en lo que me dices – tenía puesto un traje de baño azul marino de dos piezas-.
  • Antonella: Pero si estoy decente. Mira que hasta me puse vestido y todo – era de los típicos vestidos de playa-.
  • Leonardo: Sí, llevas vestido, pero estás consciente de que eso deja que se vea todo igual con todos esos hoyos – señalándome-

-Antonella: Quien habla...El Señor miren mis músculos jaja – sólo traía un bañador que quedaba por encima de las rodillas-.

  • Leonardo: Jeje – se ríe- ya  sabes… hace mucho calor.
  • Antonella: Mejor cállate y vamos a bailar junto al Dj.

Fuimos al centro de la fiesta, donde se estaba creando aquel magnífico jarabe para mis oídos. La mayoría eran muy jóvenes que no llegaban ni a los 30 años. Todos saltábamos al ritmo de música y las luces. El ritmo me envolvía y no paraba de moverme. Mi cabeza, cintura, cadera, piernas y pies estaban poseídos por aquel sonido demoníaco que me incitaba a seguir bailando, y yo no puse resistencia alguna.

Un pequeño grupo le dimos respiro a nuestro cuerpo. Decidimos apartarnos del resto y hacer una actividad diferente: la primera hoguera de la noche. De apoco se nos unieron otros.

Leonardo y yo, junto a otros chicos nos pasamos el resto de la noche compartiendo frente al fuego. Con cada segundo que pasaba más divertido y entretenido se iba poniendo todo. Cantamos, algunos tocaron instrumentos musicales como la guitarra, tambora, güira…

Bebí, bailé y canté como hace mucho no lo hacía. Conocí personas de muy buena onda e hicieron vida a recuerdos locos y atrevidos de su vida.

Tarde de la madrugada, 3:20am, decidí que ya era hora de volver a casa si quería llegar a tiempo a la universidad.

  • Antonella: Leonardo – se lo digo muy cerca, los chicos hablaban animosamente-.
  • Leonardo: ¿Ya te debes ir?
  • Antonella: No quisiera, pero tengo clases mañana.
  • Leonardo: Entiendo. Vámonos entonces.
  • Antonella: No, quédate yo me las arreglo. No será difícil conseguir transporte.
  • Leonardo: Yo dije que te llevaría y así lo haré.
  • Antonella: Pero… -  me interrumpe-.
  • Leonardo: Pero nada. Vámonos – se pone de pie. Me ayuda a hacer lo mismo-
  • Ángel: ¿Ya se van? – Nos pregunta un  chico-.
  • Antonella: Sí, es que tengo compromisos mañana-.
  • María: Que mal.
  • Pedro: Pero si esto aún no se acaba.
  • Antonella: No los quiero dejar, pero debo irme. Un placer conocerlo a todos – me voy despidiendo de cada uno- ya tienen mi número, nos mantenemos en contacto.
  • Leonardo: Hasta la próxima chicos. La pasé excelente con ustedes.
  • Todos: Adiós.

Fuimos a buscar su carro. Nos subimos en el, la buena música no se hizo esperar. En una hora ya estábamos en mi hogar, dulce hogar. Me deja en la entrada de la puerta principal.

Antonella: Gracias por todo Leonardo. Me la pasé como hace mucho no lo hacía – apoyando mis manos en la puerta del copiloto-.

  • Leonardo: No hay porque. Yo igual la pasé muy bien.
  • Antonella: Hasta la próxima. Conduce con prudencia eh.
  • Leonardo: Sí mi capitana – se van con gran velocidad. –
  • Antonella: Está loco – pensé-.

Abro la puerta y entro. Subo las escaleras hasta llegar a mi habitación. Estoy echa polvo. Despojo todo de mi cuerpo, me ducho, pongo la pijama y adiós mundo.

Siento que sacuden mi cuerpo. Puedo escuchar como alguien dice mi nombre bajito y me vuelven a sacudir.

  • Antonella: Déjame tranquila – con los ojos aún cerrados y voz soñolienta –
  • Carmela: Antonella despierta – vuelve a sacudir-.
  • Antonella: Déjame en paz Carmela – me tapo la cara con la sabana-.
  • Carmela: Antonella tienes clases. Levántate ya – con un tono serio-.

_

  • Antonella: Aún es temprano, dame cinco minutos-
  • Carmela: 9:45 AM.
  • Antonella: ¡Qué! – abrí los ojos como platos- no me lo creo – me meto corriendo al baño-.
  • Carmela: Te lo dije.
  • Antonella: Abro la ducha – Carmela me seleccionas la ropa por favor-.
  • Carmela: Claro.
  • Antonella: Rayos – protesto- justo hoy.
  • Carmela: Es que llegaste muy tarde, y la lluvia ayudó. Siempre que llueve duermes como un tronco.
  • Antonella: Pero puse la alarma – me enjabono el cuerpo- estoy frita. Me han dicho que este profesor es el mismo Diablo.
  • Carmela: Persígnate entonces hahaha –ríe-.
  • Antonella: No te burles – abro para que corra el agua-.
  • Carmela: Ya, está bien. ¿Cómo la pasaste ayer?, o mejor dicho, hace unas horas.
  • Antonella. Muy bien, hice amigos nuevos – empiezo a lavarme los dientes-
  • Carmela: Que bueno, hace mucho no salías a divertirte.

Termino de acerarme y salgo del baño. Veo todo encima de la cama. Un jeans azul oscuro y una blusa de un azul más claro, con estampado en la espalda, Vans negros, suéter con abertura delante del mismo color

  • Antonella: Sí, bastante tiempo – empiezo a vestirme rápido-
  • Carmela: Me imagino que te irás sin comer nada.
  • Antonella: Sí, es muy tarde. Después de la clase me desayuno.
  • Carmela: Voy a bajar a buscarte unas manzanas, para que no te vallas tan vacía – sale de la habitación-.

Termino de arreglarme pensando en la excusa que voy a inventarle al profesor. No se me ocurrió ninguna. Ya Carmela me trajo dos manzanas y jugo. Ella siempre tan atenta. No me terminé el jugo y me llevé las manzanas para comerla en el camino.

Bajé rápido las escaleras, sin necesidad de correr.

  • Empleada: Buen día señorita.
  • Antonella: Buenos días Sofía – le sonrío- disculpa no me percaté de ti.
  • Sofía: No se preocupe. Va apurada hoy.
  • Antonella: No te imaginas cuanto.
  • Michel: Señorita ¿qué son esas confianzas con mi hija? Ocúpese de su trabajo – entrando a la sala-.
  •  Sofía: Sí Señora- se marcha apenada-.
  • Michel: Que no se vuelva a repetir. Y tú – refiriéndose a mí – ¿no comerás con nosotros hoy tampoco?
  • Antonella: ¿Por qué tienes que ser tan grosera con los empleados? – fastidiada – No, no voy a acompañarlos hoy, voy tarde a a  la facultad.
  • Michel: Al menos hoy tienes un porque. Cuando llegues me dices como te fue ayer. Pasa buen día.
  • Antonella: Ten buen día tú también.

Voy a mi carro, lo enciendo y conduzco hasta llegar a la facultad. Por suerte hay especio libre en el parqueo. Miro mi reloj de muñeca, ya han pasado 35 min desde inició la clase. Subo las escaleras lo más rápido que me permiten mis piernas, empezando a odiar que mi curso quede en el quinto piso, genial ¿no? Llego hasta la puerta un poco sofocada. Le hago señas al profesor, me mira y continúa su clase. Decido esperar un poco. Se dirige a mí como a los 8 minutos después ¡Aleluya!

  • Prof.: Diga señorita – con cara aburrida-.
  • Antonella: Es que pertenezco a esta clase y… - interrumpida-.
  • Prof.: La hora de entrada es a las 10:00 am ¿lo sabía?
  • Antonella: Sí maestro lo sé, es que tuve un inconveniente y no pude llegar antes.
  • Prof.: No tengo que ver con eso, la hora de entrada es a las 10:00 am no a esta hora. No entra.
  • Antonella: Profesor déjeme tomar esta clase, por favor. No volverá a suceder.
  • Prof.: Claro que no volverá a suceder.
  • Antonella: Entonces ¿me dejará entrar?
  • Prof.: ¿Es sorda? Le dije que no. Y si no se ha dado cuenta está interrumpiendo mi clase – cierra la puerta-.
  • Antonella: Que mier… – aún sin creer lo que él acababa de hacer-.

Joder. Me salió más animal de lo que creí.

Salgo del edificio. Me siento en el pequeño parque que tiene al lado, entro a al whatsapp para matar el tiempo chateando y husmeando los estados y perfiles de mis contactos. Nati está en línea, decido escribirle.

Msj de Antonella: Hola Nati, ¿qué tal todo? :3

 

Msj de Natali: Holaaaa  :D. Todo bien ¿y tú, qué tal estás?

 

Msj de Antonella: Aquí respirando… *-* ¿Estás en clase ahora?

 

Msj de Natali: Sí, pero salgo en 30 min ¿por? :/

 

Msj de Antonella: Te esperaré en el parque de allá.

 

Msj de Natali: Perfecto. Hasta el rato  :*

 

Msj de Antonella: OK  :*

Llego al pequeño y todos los bancos estaban sucios. Perfecto – pensé-. Veo a una chica acostada en uno de ellos, con las rodillas flexionadas para arriba – si ella está así de cómoda no está igual que los otros-. Me acerco hasta quedar frente a sus  pies.

  • Antonella: Hola. Disculpa, me cedes un espacio – La estúpida ni me miró- Chica, hablo contigo – me empiezo a molestar - ¿Disculpa eres sorda? ¡Disculpaaaaa! – alzando la voz-
  • Chica: -Se incorpora y quita de su oreja lo que parece un audífono- Disculpa  ¿qué decías? – Sonríe como si acabara de desenterrar un tesoro-.
  • Antonella: Que me des un espacio ya que las otras bancas están mojadas. ¿Y tú de qué te ríes? – frunzo es ceño –
  • Chica: Ahora dizque no me conoces – se quita los lentes de sol – ¿Y ahora?
  • Antonella: Ah pero si es la plebeya – algo sorprendida – Que raro que no andas con solidaridad – Me siento -.

Sí, se trataba de la chica con la que había chocado. Creo que se llama… mmm… Carolay, no ¿Karina? Mmm… tampoco es ese  ¡ah¡ Carla, sí, ese mismo es.

  • Carla: ¿Solidaridad? – tenía cara de confusión -.
  • Antonella: Sí, la amiguita esa que tienes.
  • Carla: ¿Solidaridad? – aún pensativa –  No tengo ninguna amiga llamada Solidari… aaah Es Generosa no solidaridad – pone los ojos en blanco -.
  • Antonella: Solidaridad, humildad, respeto, amor, comprensión, es lo mismo todo – lo digo con mucha indiferencia –.
  • Carla: Aja – con cara de fastidio-.
  • Antonella: Espera – asombrada-¿eso lo hiciste tú? – refiriéndome al dibujo en el dibujo que sostenía su mano-.
  • Carla: Pues… sí – sonríe- ¿Quedó bien?
  • Antonella: ¿Qué si quedó bien? Está súper –devolviéndole la sonrisa- ¿Eres de esta facultad?
  • Carla: No estudio medicina.

El dibujo era una mujer desnuda, bastante hermoso. No era vulgar ni pone abajo la integridad de la mujer. Es sexy, delicado, muy sensual, muy artístico. Fue dibujado a lápiz, al menos eso creo. No sé casi nada de estás cosas, pero con mi poco conocimiento le daría un 10.

  • Antonella: ¿Con ese potencial? Deberías cambiar. Mira que se te da muy bien – con toda la sinceridad del mundo-.
  •  Carla: Gracias  pero mi futuro es dentro de un quirófano – sonríe- Es sólo un pasatiempo.
  • Antonella: Con que medicina…- lo mismo que yo, pensé- Bueno, si así lo prefieres.
  • Carla: ¿Y tú estudias en esta?
  • Antonella: No.
  • Carla: ¿Y qué haces aquí? Hay más lugares para descansar .

       

  • Antonella: Estoy esperando a mi prima. Y dos cosas: una, me siento donde quiera y dos, no estudias acá y también estás sentada ¡no?
  • Carla: Es que esperaba a mi nov… amiga.
  • Antonella: Ya veo ¿Es la del dibujo?
  • Carla: No exactamente. ¿Qué estudia tu prima?
  • Antonella: Fotografía, ¿y tu “amiga”? – marco las comillas con mis dedos.
  • Carla: Artes plásticas.
  • Antonella: ¿Qué mención?
  • Carla: Pintura, y es mi amiga.
  • Antonella: Como digas.

Empezó a darle toques al dibujo, yo permanecí mirando cada toque que le aplicaba y cada gesto en su cara al hacerlo. Lo disfrutaba, eso se podía notar. Hubo un silencio largo, para nada incómodo. Cruzamos miradas en varias ocasiones.

  • Carla: ¿Desayunó su alteza?
  • Antonella: No, ¿me vas a invitar?
  • Carla: Tengo algo por aquí – empieza a buscar – toma – me pasa una bolsa.
  • Antonella: ¿No tendrá algo raro?
  • Carla: ¿No ves que está cerrado? Aparte no es obligado – se ofendió-.
  • Antonella: Jajajaja es broma ¡qué genio! – lo tomo – mmm… está rico gracias – le doy otra mordida-.
  • Carla: Por nada. Adiós, que casi comienza mi clase – mete las cosas en su mochila - Buen provecho.
  • Antonella: ¿Ya te vas? – termina de meter todo y la cierra - Ahora que empezabas a caerme bien.
  • 0Carla: Así son las cosas de la vida – sonríe y se la pone-
  • Antonella: Hasta la próxima – le sonrío igual-.

Vi como se alejaba hasta que se perdió de mi vista. Lindo caminar.

  • Antonella: Alone nuevamente – pienso en voz alta- al menos te tengo a ti rico desayuno – doy otra mordida al sándwich-.

Me acabo todo, voto la basura en un zafacón cercano. Vuelvo a la banca saco mí Iphone 6, voy al reproductor de música. No sé que escuchar, la pongo en aleatorio. Tú Mi Poesía de Jesse y Joy empieza a sonar. La canción me sumerge en su melodía a tal punto que cierro los ojos para sentirla más.

 Alguien me quita un audífono, me espanto. Era Nati.

  • Natali: Hola bonita – nos damos un beso de lado - ¿Cómo estás?
  • Antonella: Excelente  ¿tú?
  • Natali: Perfecta. Chicos les presento a mi querida prima – le dice a unos chicos- Ello son Catalina, Miguel y Diana, compañeros de clase y buenos amigos.
  • Antonella: Hola chicos – cada uno me saluda –
  • Chico: ¡Ey! – Venía gritando de lejos, se veía molesto -¿Por qué no me esperaron? – llegando a nosotros-.
  • Diana: Es que estabas hablando mucho y preferimos esperarte fuera.
  • Miguel: Sí, exageras.
  • Natali: El punto es que ya estamos todos. Ven José, te presento a Antonella, mi prima.
  • José: Hola Antonella – apenas me miró-.
  • Catalina: Vamos a organizar lo de la presentación. Estaba pensando en que podríamos llegar  primero que ellos para fotografiarlos antes de que suban a hacer la presentación.
  • Natali: Esta buena la idea,  pero recuerden que las más importantes son las de cuando estén cantando.
  • Diana: Entonces tomamos en ambas ocasiones. Miguel tienes que llevar dos cámaras con todo, José llevarás las luces…
  • José: ¿Luces para qué? El Hotel estará iluminado.
  • Miguel: Porque para hacer fotos profesionales en la mayoría de los casos no sólo se necesitan cámaras profesionales, genio – dice lo último lleno de sarcasmo-.
  • José: Ah OK.
  • Diana: Como decía, antes de ser interrumpida – mira a José – Cata, tú traerás el maquillaje y si  consigues, maquillistas.
  • Natali: Yo y Antonella podemos, así que sólo trae el maquillaje.
  • José: Maquillar no es poner lápiz labial y delineador en los ojos.
  • Natali:  Has visto las modelos de Jessica Vinic?
  • José: En las pasarelas si.
  • Natali: Cinco veces fuimos supervisoras de esa área, y en los dos últimos eventos fuimos unas de ellas. En conclusión, si alguien habla y no sabes de su capacidad, calla -se hizo un silencio por parte de todos. Nati es un amor, pero si le sacas el mal lado a flote... cuídate.
  • Diana: Continuando -rompiendo el silencio incomodo con sus palabras - Entonces tenemos a José con las luces, Cata el maquillaje..., puedes conseguir tres reflectores?-
  • Catalina hace un gesto afirmativo - Bien, entonces el maquillaje y tres reflectores - va tomando apuntes en una pequeña libreta gris - Miguel el refrigerio y  traes tu camioneta, para que te lleves todo lo que utilizaremos. Natali y yo tomaremos las fotos.
  • José: Que bien repartes Dianita, entonces tú no llevas nada.
  • Diana: Tomaré fotos, seré una de las editoras y voy a facilitar el estudio. Si quieres también llevo las dos míseras luces que te encargué y te evito ese gran peso de buscarlas, porque ni las vas a comprar. Y de paso tener que soportarte mientras trabajamos.
  • José: Tampoco es para que me hables así, sólo di una opinión.
  • Diana: Ese es el problema, tus opiniones estúpidas.
  • José: No era para que te pusieras así de animal. Ya, sólo fue una pregunta. Por Dios...
  • Catalina: Y ella te respondió. Sólo fue una respuesta -en mal tono-.
  • Diana: Amor ya olvídalo, no vale la pena - Catalina se tranquiliza un poco, no sin antes destrozar a José con la mirada-.
  • Catalina: Es que este estúpido...
  • Diana: Ya, calma - agarra su mano y la entrelazan- Todos de acuerdo con lo dicho anteriormente?-afirman con la cabeza-
  • Miguel: Entonces a las 4:00pm nos vemos en el Hotel, sean puntuales. Chicos, me preguntaba si podría llevar a mi novia, si no hay problema con que ella valla.
  • Catalina: Claro Miguel, nadie te lo prohíbe. Hasta bien nos cae a todos. Eso sí, trata de poner la máxima atención al trabajo y no a su trasero.
  • Natali: Mm... y tú por qué hablas de su trasero Cata? Pero hay que ver... ya no hay respeto - en plan burlón-
  • Diana: No, déjala tranquila. Yo nada más escucho - mira a Catalina –
  • Catalina: Si que eres chismosa Natali -  se rie, atrae a Diana, la abraza por detras, le dice algo al oído, Diana sonríe -.
  • José: Entonces llevaré a la mía.
  • Antonella: Yo me seguiré informando con Natali, ahora tengo una clase. Hasta el evento.

Después de despedirme de todos fui a mi clase. Aún no llegaba la prof asignada, así que empecé a escuchar música y estudiar el entorno. Una se miraba al espejo, otra centrada en el móvil, un grupo como de diez bromeaban, unos los observaban a ellos… en fin, una clase normal. Alto. Era una clase normal hasta que esa chica despegó su trasero de esa silla. Se abalanzó a otra, no sé como no terminaron en el piso. La primera hablaba anímicamente, la otra parecía más cuerda. Me echo de lado para ver su rostro. Sorpresa. Nada más y nada menos que Carla. Pongo más atención. Creo que Carla le dijo algo que no le gustó jaja. La chica la soltó y puso una cara… Carla para que no esté molesta la abraza y besa su mejilla. Baaah ha caído en sus encantos. Toman asiento y continúan hablando. No se percató de mi presencia, mejor. Desde mi posición tengo una clara visión de ellas.

Al cabo de un rato llega la profesora. Me quito un audífono. Se presenta, dice su método de evaluación; yo por mi parte tomo apuntes. No pierde tiempo, empieza la clase con el tema La División celular, haciéndonos preguntas de este. Para mi sorpresa Carla es la primera en participar, así que termino de desaparecer la música de mis oídos.

  • Prof. Rodríguez: Bien – aprueba la respuesta - ¿Podría decirme en cuantas etapas se dividen y cuáles son?

Vuelve a responder en automático, ni pensó la respuesta. Inteligente y todo me salió la Carla. Es hora de hacerme notar, a ver como reacciona al verme en la clase. Levanto la mano derecha.

  • Prof. Rodríguez: Diga señorita – refiriéndose a mi -.
  • Antonella: Un aporte.
  • Prof. Rodríguez: Adelante.

Empiezo a dar mi explicación, algunos me prestan atención y entre ellos Carla. Como pensé, se sorprendió al verme. La miro y continúo. Al terminar la profesora hace un comentario y según el nos daba buena luz.

  • Antonella: Supérame – sólo moviendo mis labios-.
  • Carla: Supera a la maestra - se ve desafiante-.
  • Antonella: La estoy viendo, está media viejita ¿no?

Sonríe. Levanta la mano, una señal de que la ``guerra’’ continúa. La profesora la vuelve a dar la oportunidad y ella no la desaprovechó. Maneja el tema muy bien. Yo por mi parte pido participación, la cual es aceptada. Continuamos así unos minutos más, hasta que la profesora nos detiene, según ella al paso que íbamos terminaríamos dando toda la clase. La verdad fue divertido, más por los gestos que nos hacíamos entre nosotras.

Continuó la clase, tomo varios apuntes; me llega un mensaje de Nati.

Msj de Natali: Mona, ya terminé. ¿Almorzamos juntas?

Msj de Antonella: Sí Homo Habilis, pero aún no salgo de clases. Ven y me esperas, sólo faltan 15min.

Msj de Natali: OK. ¿Dónde estás?

Le digo donde me encuentro y continuo en lo que estaba.

 La profesora se despide, sale del curso y tras ella algunos estudiantes. Yo por mi parte guardo mis cosas en la mochila, miro de reojo a Carla y me está esperando. Cierro la mochila, me la pongo, empiezo a caminar. Le cruzo por el frente y ni la miro, bueno, al menos no de una forma que ella lo note. No me detiene. Rayos, no salió como pensé. Casi llegando al la puerta escucho…

¡Ey espera! – Era Carla-.

  • Antonella: Dime – lo digo con indiferencia, pero cantando victoria por dentro -.
  • Carla: Eres buena eh – sonríe -.

Seguimos hablando, me presentó a la otra chica, la que casi las hace caer, se llama Marta y se une a la conversación. Natali entra a buscarme, odia esperar. Empieza a hablar con Carla, llegaron al tema de cuando le derramé la bebida. Natali actúa como si no sabía que había sido yo quien lo hiso. Y Carla se come el cuento.

Observo la cara de Marta y no era muy buena que digamos. Creo que estaba celosa. Las interrumpe y para llevarse a Carla dice que deben ir a almorzar. Natali por su parte logra que sigamos juntas y así nos dirigimos las cuatros al comedor. Quería ir al restaurante u.u, pero bueno.

Marta sigue con su cara de pocos amigos, cosa que Natali  lo toma como impulso para seguirle entrando conversación a Carla, en momentos es tan maldita… Nos sentamos y al rato llegan unos chicos, entre ellos José, el compañero de Natali. Este chico es mala onda en todas partes, se notaba la incomodidad de todos a cada uno de sus comentarios en especial a Carla. Pude escuchar que Marta es su novia, Y yo haciendo historia entre Carla y ella… que mente la mía. No a todas las chicas del mundo le gustan otras chicas  como a ti  Antonella. Que ganas de tener una traes.

Ya casi es hora de mi próxima clase así que me despido de todos, Natali se va conmigo.

  • Carla: Eres tan insoportable – Saliendo del lugar-.
  • Natali: ¿Y qué hice ahora?
  • Antonella: Toda la confianza con Carla sólo para que Marta se moleste. Pero el tiro te salió por atrás, no son más que amigas.
  • Natali: Si son más que amigas – me mira-.
  • Antonella: ¿No viste que José es su novio?
  • Natali: ¿Y? Pero el echo que sea José lo dice todo jajaja. Eso explicaría porque lo tiene de novio.
  • Antonella: Hahahah, que fatal eres. Pero en serio, seguro fueron celos de amiga o algo así.
  • Natali: Antonella, por Dios – me mira seria – celos de amiga son los que tengo yo contigo, esos eran celos de pareja. Entre esas hubo algo. No, no hubo, todavía hay algo.
  • Antonella: ¿Crees que si fuera así Marta se hubiera dejado dar tanto afecto delante de ella? Responderé por ti: no.
  • Natali: Eso no explica nada. Aparte ella estaba molesta, es normal que quisiera que Carla se molestara también.
  • Antonella: Bueno… aún no lo creo posible.
  • Natali: Antonella – se para, me mira serio  y toca mi hombro – eres tan ingenua, que ni pareces una Astiflex.

No dije nada, esas palabras no me gustaron nada y lo peor de todo es que son ciertas.

Seguimos caminando en silencio, noto que Natali me mira algo arrepentida de lo que dijo.

  • Natali: Oye… - vacila – disculpa lo que te dije, fui medio brusca.

No digo nada.

  •  Natali: Anda Antonella – se me para al frente poniendo sus manos en mis hombros para detenerme- ya discúlpame, no me gusta estar mal contigo. Y más cuando yo tengo la culpa.
  • Antonella: No hay nada que disculpar Natali, todo está bien.
  •  
  • Natali: No, todo no está bien. Primero me llamaste por mi nombre  no por el diminutivo  y  segundo ya conozco esos ojitos. Anda, mandame a la mierda aunque sea.
  • Antonella: Vete a la mierda – me río -.
  • Natali: Te tomaste muy en serio eso de mandarme a la mierda eh – se ríe igual-.
  • Antonella: Bueno, así lo pediste – sonrío-.
  • Natali: Y tú obediente lo haces.
  • Antonella: Claro, eres mayor que yo, te debo obediencia.
  • Natali: Eso no me lo dices cuando te pido que no compres un vestido que yo me quiero poner ¿no?
  • Antonella: La obediencia tiene limites bebé – le lanzo un beso-.
  • Natali: ¿Ves? Así te ves mucho más bonita.
  • Antonella: Sí, pero me dolió eso que dijiste.
  • Natali: Ay amor, es que casi siempre quieres ver sólo la parte buena.
  • Antonella: Sí, fue lo peor de todo: tienes razón.
  • Natali: Bueno ya, no es algo tan grave. ¿Dónde es tu clase? ¿Tardarás mucho?
  • Antonella: En ciencias. No, es de dos horas. ¿La tuya?
  • Natali: De tres, pero debo salir con los chicos a comprar algunas cosas.
  • Antonella: OK. Nos hablamos al rato, yo doblo aquí.
  • Natali: Hasta el rato.

Sigo mi camino despacio, miro para atrás y esta Natali con el móvil.

  • Antonella: ¡Buscas la dirección en el GPS! – le grito en broma -.

Me mira y sonriendo me saca la lengua por un instante. Seguimos mirándonos y su cara empieza a cambiar. Pasó de sonreír, a estar seria,  de estar seria a sorprendida, y de sorprendida a extrema sorpresa. Parecía que había visto un fantasma, su cara palideció.

Me acerque rápidamente, agarré su rostro.

  • Antonella: ¿Nati? ¿Natali? – me empieza a preocupar- ¿Qué coño pasa? – ya desesperada. Nati no dice nada. Me agarra de un brazo y empieza a correr, yo intento seguirle el paso- ¿Qué mierda pasa? – sigo corriendo- Natali, ¿qué fue lo que viste? – pero ella no me hace caso y sigue corriendo, mientras me arrastra con ella- Maldición dime que pasa – no dejo de correr-.
  • Natali: Es él, la acabo de ver – continuamos corriendo-.
  • Antonella: ¿él? ¿él quién? – desconcertada –
  • Natali: él, por quien viniste a esta universidad.
  • Antonella: No puede ser… - creo que también palidecí -.

Hola, otra vez me tienen por aquí. Sí, ya sé que estoy durando siglos para publicar, a pesar de haber dicho que lo haría más seguido, pero como sabemos no somos culpables de todo lo que nos pasa. ¡Existen las contingencias! Pero bueno… Espero les haya gustado la continuación.

Un saludo especial para mi boliviana HERMOSA. Sé Te quiere un  montón corazón :*

Comentarios, sugerencia o simplemente contacto conmigo en el perfil les dejé las redes que más uso. Un saludo y súper abrazo desde RD. Tengan feliz resto de semana. Besos :*****