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Su nombre es Alex 6

en Lésbicos

- Alice, que sorpresa - dije nerviosa.

- Disculpa que no avisé antes.  Necesitamos hablar.

- Claro, entremos. - meto la llave en la cerradura y pasamos dentro.

》 ¿Quieres tomar algo?

- Ron, por favor.

- ¿A esta hora? - pregunto con sorpresa.

- ¿Desde cuándo hay hora determinada para tomarlo?

- Está bien. Si es lo que quieres...

Tomo la botella y un vaso. Guio los pasos a mi habitación.

- Estefany, quiero que hablemos acá.

- Claro, no hay problema. - cambio mi dirección hasta sentarme en un sofá.

Alice hace lo mismo, pero a uno distinto al que estoy. Intento llenarle el vaso, pero ella me detiene con una seña. Me estiro y se lo paso junto con el ron.

Llena y toma del vaso dos veces antes de hablar. Le doy tiempo.

- Estefany, ¿Qué nos pasó? ¿Qué nos está pasando?

- La pregunta debería ser "¿qué me está pasando?". Sé muy bien que la culpa mayor recae en mí, en la actitud que estoy tomando contigo. Te estoy descuidando Alice, me doy cuenta de eso. Y no está bien que lo haga, entiendo perfectamente que para que nuestra relación marche bien necesitamos vernos más a menudo y debe existir más afecto de mi parte. Alice, yo...

-Estefany - interrumpe - no vine aquí para que me digas lo que ya sé. Ninguna necesita instrucciones de cómo ser la pareja perfecta, primero porque ya tenemos bien claro el estereotipo, y segundo porque no me interesa que sea así. Las dos tenemos responsabilidades, y no pido que las dejes todas por pasar tiempo conmigo, porque yo no echaría a un lado las mías tampoco, a menos que se trate de una urgencia, claro. Sólo te exijo que no te agregues cosas de mas - toma un sorbo de ron.

》Pero no estoy aquí para tocar ese tema. Vine para que ambas digamos lo que sentimos. Qué y cómo nos sentimos la una con la otra - le echa ron al vaso hasta la mitad, y sé lo bebe todo de un trago. - Estefany, ¿cómo te sientes junto a mí? ¿qué sientes por mí?

- Me siento confiada, afortunada, tranquila, pervertida- esto último en tono jocoso. Alice luchó con sus ganas de reír - plena.

- La segunda...

- ¿Qué siento por ti? - pronuncié en tono bajo - por ti siento respeto, amor, admiración, fascinación. Siento que debo protegerte... yo... no soy muy buena con las palabras. - salgo de mi asiento y me paro frente a ella - no soy nada buena palabreando - me hinco para llegar a su altura. Le quito despacio el vaso con ron que acababa de llenar y me lo llevo a la boca. Lo coloco vacío en algún lugar - así que quiero que sientas en vez de escuchar - tomo su mano, la pongo en mi pecho taquicardio y la miro a los ojos - siento que quiero estar contigo, que te extraño, que te amo, Alice, y que no quiero perderte - me acerco a su boca, pero ella gira ligeramente - que me urge estar contigo - paseo mi nariz en su cuello - que te deseo con esmero - acaricio sus piernas semi-desnudas - que muero por tocarte.

 Tomo su cabeza con firmeza y, lográndolo en el segundo intento, la beso.

Sus labios permanecen quietos, pero puedo sentir su rápido pulso en la carótida. Poco seguí insistiendo para que respondiera.

Era un beso desesperado, ardiente, agresivo, posesivo. Cada una podía sentir el dolor y desesperación de la otra

Alice quitó mi t-shirt con desespero mientras yo lamia su cuello y tocaba su espalda. Quitó mi sostén y me tiró de espaldas al suelo. Su boca besó mi abdomen, dejando un camino ascendente de saliva hasta mis pezones.

 Después de ahí sólo hubo besos de labios rojos por la presión que ejercíamos en cada uno,

ropas que estorbaban,

arañazos que ponían a arder nuestra piel en cada espacio que estos se encontraban,

mordiscos con un dolor excitante,

nuestro tegumento completamente cubierto de aguas salada,

pieles marcadas por el deseo tan salvaje de poseernos,

nuestros tórax tamboreando con cada movimiento brusco, pero a la vez coordinado para darnos placer

falanges patinando en nuestras duras protuberancias lubricadas por la naturalidad de nuestro deseo,

gemidos que se intercambiaron por gritos,

lenguas que buscaban oro en las mojadas cuevas de nuestro manantial sureño,

Nos encontrábamos poseídas por bestias que nos ponían a danzar las caderas al compás de nuestras montañas de pico rosa producto del movimiento por ese roce bendito,

Nuestro cuerpo avisó su límite cuando temblaron al mismo tiempo.

No decíamos nada, yo no tenía fuerza ni para abrir los ojos.

Alice yacía sobre mí con ventilación acelerada y su sexo aun palpitando sobre el mío, su cabellera roja, ahora alborotada, me impedía ver su rostro con mis ojos ahora abiertos.

Tengo ganas de hablar, de decirle lo mucho que siento estar causándole problemas emocionales, pero era tan perfecto el momento que me cohibí por si eso lo arruinaba.

- Estefany - pronunció desde de lo que me parecieron 10 minutos - cuando estoy contigo, así como ahora, me siento plena, completa, protegida, me siento amada, feliz y plácida. Y de esta forma me quiero sentir siempre que estemos juntas, porque yo te amo Estefany, y el amor dado a medias duele más que el arrebatado. Pues en el segundo sabes que sólo te queda reponerte y alzar el vuelo, pero con el primero no sabes que hacer. Vives en una batalla interna de si la otra persona te quiere o no, si está contigo por compromiso y costumbre y no por placer, entonces no sabes si irte o permanecer a su lado.

》 Porque siempre está la duda de ¿y si me voy y cometo el error de perder la persona que amo y "me ama" por dudas estúpidas? También está el sentirme mierda cada vez que no reaccionas a mis detalles, darme cuenta que soy la de las iniciativas y lo estúpidamente feliz que me pongo cuando tienes un detalle conmigo, aunque sea insignificante, que es cuando vuelven las esperanzas.

》 No soy una niña y tengo bien claro lo que quiero y no en mi vida, y esto en lo que nos estamos convirtiendo no lo quiero.

》 No digo que seas tú la única que falla, aparte ya me dijiste que no es adrede y sobre eso ya es otra conversación. Sé muy bien que soy intensa y caprichosa, crecí en un lugar donde me dieron todo lo que pedí en el momento que lo deseaba, y eso es una consecuencia de ello. También soy muy celosa, pero he ido manejando eso y lo sabes.

》 Estefany, quiero que me respondas ahora, ¿crees que esta relación puede mejorar? ¿vamos a poner de nuestra parte para ello? Porque yo no quiero que tiremos todo, sin embargo, lo haré. Con el dolor de mi alma lo haré si de eso depende mi estabilidad emocional.

Permanecí en silencio. Ella tenía toda la razón.

- Vamos a poner de nuestra parte - respondí - no quiero que terminemos lo nuestro.

》 No sabía que te hacía sentir de esa forma. Sé que me he disculpado mil veces, pero quiero hacerlo nueva vez. - acomodé mi cuerpo hasta quedar sentada con Alice de frente - Discúlpame, no tenía idea de lo mal que la pasas por esta situación. La semana entrante empezaré a buscar ayuda profesional, por ti, porque no mereces sentirte así, y por mí, porque esa no es manera de vivir.

Alice sonrió y buscó mis labios para volvernos a besar.

Todo estaba resuelto.

- Siendo así, ya puedo ir a prepararnos algo de comer.

- Es decir, que de ser no ¿me ibas a dejar hambrienta?

- Por supuesto. ¿Piensas que después de romperme el corazón te iba a alimentar? Estás muy loca. - intenta pararse, pero la detengo, dejándola de espaldas.

- Pidamos algo, no quiero que te alejes ni un segundo - beso su cuello.

- Está bien, pero déjame buscar mi teléfono.

- No quiero. - digo en tono infantil. - Llama del mío, está más cerca.

Alice se estira y alcanza los  jeans donde está el teléfono.

- ¿Quién es esta? - tensa la voz.

Mierda, pensé en mis adentros. No había cambiado el fondo de pantalla desde que el móvil llegó a manos de Alex.

- Ah, esa es Alex, una conocida. - respondo con tono insignificante.

- ¿Por qué la tienes de fondo, si es sólo una conocida?

Le expliqué todo el suceso del día que la conocí.

- Ok. No quiero que le vuelvas a dirigir la palabra - se gira al decirme esto.

- ¿En serio? ¿Volveremos al inicio? Es sólo una conocida, no me digas que ya vas a empezar.

- Estefany, las últimas veces que fuimos a aquel café, ella no te despegaba la vista. No quiero que sigan hablando, ¿ok?

- Alice, se supone que acabamos de reconciliarnos, que estoy contigo en este momento y que cada una dijo que trataríamos de controlar nuestros fallos y sales con eso. No mames. - me dejo caer al suelo.

- Ok. Ok. Tienes razón. - se resigna. Marca unos números y se recuesta en mi - pero pon cierta distancia, eh - pongo los ojos en blanco.

》 Si, buenas tardes... Espera un momento. Amor, ¿qué quieres comer? - dice mientras me mira.

- Lo mismo que tú - respondo.

- Ni sabes lo que voy a pedir - me dice.

- Confiaré en tu gusto. - concluyo.

- ¿Me dices el menú?...

Alice continuó hablando por el teléfono. No presté atención a lo demás.

- Llegaran en 30 minutos.

Empieza a revisar el teléfono, mientras juego con uno de sus mechones. De reojo veo que cambia la imagen del fondo de pantalla, después se pone a jugar en una app.

- Tengo una última pregunta...-  dice ella después de un rato - ¿cómo es que ella tuvo tanto acceso a tu móvil?

- Cierto personaje me dijo hace como... 6 meses, creo, que lo mantenga sin clave.

- Mmm... ok.

》Coloca tu dedo aquí - dijo al cabo de pocos minutos. También puso el de ella - ya está listo.

- Eres un caso, Alice - dije calmada.

- Sshi, calla y bésame - subió hasta posar sus muslos en mi cadera y nos volvimos a besar, deseosas e insaciables.

Almorzamos, todavía desnudas, en la sala. Tonteamos mucho recordando vivencias pasadas y no nos volvimos a parar hasta que llegó la hora de irme alistando para la cena con Marcos y mamá.

Me fue de mucha ayuda tener a Alice conmigo, si alguien sabía bien de ropa, era ella.

- Tengo marcadas las piernas - dice Alice mirándose al espejo.

- Que alivio que son sólo las piernas - digo rememorando el ardor de mis arañazos.

- Al menos a ti no sé te notan - responde consiente de lo que quise decir anteriormente.

- Con este montón de ropa, no digo yo.

- Hace unas horas no te quejabas - se defiende.

- Tú tampoco - reacciona con una mueca.

-  Préstame unos jeans, no quiero que mamá piense que me golpearon.

- Que exagerada la damita - digo desde el espejo - Búscalo en el closet -.

¡TUMB! ¡TUMB! - ¿Estefany? - preguntan desde afuera.

- Llego tu mamá - habla mientras se sube el jeans.

- Suerte que arreglamos todo ese alboroto de abajo - sonrío al decirlo.

》 ¡Ya abro! - vocifero.

》Amor, apúrate.

-Sí, sí. Ya casi acabo. Deja que me ponga este polo.

- ¿En serio?

- ¿Qué? - reacciona a mi mirada acusatoria - no lucía bien con la blusa - contesta caminando a la puerta.

- ¡Alice, que gusto verte! - dice mamá entrando y saludándola-. ¿Cómo estás?

- Muy bien, Maritza, ¿usted? Aunque por lo que veo, bastante bien. Déjeme decirle que hoy está más hermosa que de costumbre.

- Ay, muchas gracias, hija. -  sonríe - Estefany, no dejes ir a esta chica - dice mientras la abraza.

》 Y estoy bien, no tanto como ustedes, claro. - nos dice en tono pícaro - ¿Qué tal tu familia?

- Mamá, no empieces - advertí.

-  Ellos están bien. - dice Alice esquivando el tema- Mamá preguntó por usted, incluso planeábamos invitarlas a la casa de campo este fin de semana.

- Me parece perfecto, sólo díganme la hora y allá estaremos.

- Le digo después que nos organicemos bien. Bueno, las dejo. Ya van de salida.

- Te podemos llevar a casa. Tenemos tiempo.

- No, descuidé, vine en mi carro, pero gracias.

Mamá se adelanta para darnos espacio e inventa interés por unas flores cuando salimos de la casa. Por eso la adoro tanto.

Llevo a Alice hasta su auto.

- ¿Nos veremos mañana? - pregunta.

- Nos vemos hoy si así quieres -respondo con toda sinceridad.

- Boba - sonríe.

- Me encantó pasar contigo la tarde y más que arregláramos las cosas.

- Y a mí me encantas tú - busca mis labios y me da un beso corto. - hablamos más tarde.

- Me avisas cuando llegues.

- De acuerdo.

Desapareció de mi vista.

- Mamá, ya puedes dejar de disimular. Ven que el tiempo avanza.

- Ah, no. Como quiera es malo. Atrapa - lanza las llaves hacia mí. Sé me caen de las manos.

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Saludos desde Rep. Dominicana!