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Auto – sexo oral

en Sexo Oral

Era pasada la media noche y llegaba a casa luego de compartir en una pequeña fiesta, celebramos la llegada Carla y Rodrigo. Estaba abriendo la puerta de mi casa, cuando lo vi. Estaba parado fuera de su coche, mirándome brazos cruzados y me dijo: ¡Acompáñame, tenemos que platicar!

Enseguida le refute: “¿a esta hora? Ya pasa la media noche”. Él me respondió, -“ solo daremos una vuelta, le pongo gasolina al coche y te regreso”.

Decidí  subir al auto, dimos un par de vueltas y de pronto estábamos en un estacionamiento privado, en medio de un montón autos estacionados y a oscuras.  Comenzó a decirme que me extrañaba, que quería estar conmigo, que me deseaba.  El gesto en mi cara era: ¡No te creo nada, solo quieres es follarme! Y no era que yo no lo deseara, pero no podía hacérselo tan sencillo.

Empezó a acariciar mis piernas, nos besamos lento, saboreando bien nuestros labios, tocándonos. Sus labios son gruesos y su lengua no tiene límites, en menos de tres besos ya estaba en sus piernas, lamiendo sus orejas y mordiendo su cuello, mientras el agarraba con fuerzas mis nalgas y me apretaba hacia a él.

Yo estaba poniendo un poco de resistencia, quería saber que más podría hacer para convencerme, pero me moría de ganas de que me devorara,  de pronto estaba en mi asiento de nuevo y él decía: “voy a bajar mis pantalones, quiero que lo comas”.

Para ser sincera,  esta fue la primera vez que veía un ¡¡pene!! En ese momento no me atrevía a decirle de otra forma, cerré mis ojos incluso para no verle y entonces él tomo mi mano para guiarme.

Podía sentir sus vellos en la yema de mis dedos, y lo caliente en mi mano,  poco a poco iba bajando y agarrándolo, acariciando, conociendo su forma, deseándolo. Me entro un poco de morbo y abrí los ojos, él me miraba divertido y me dijo:

-“Quiero que lo  pruebes, acércate”…

Me acerque con timidez, y pase mi lengua un poco por  su cabeza, estaba húmeda. Eso me gusto. Pronto él  me tomaba por mi pelo y empujaba mi cabeza. Diciendo:

-“Abre la boca, juega con tu lengua… ¡así, así!, lo haces bien”… Si necesitas apoyarte, aprieta mis muslos.Y eso hice. Estaba tan nerviosa al tenerlo dentro de mi boca, que él debió sentir mis dientes rozarlo, lo sentía enorme, mi lengua se movía por todos lados, y aunque yo tenia los ojos cerrados mientras lo chupaba, podría sentir su meneo debajo de mi, entrando y saliendo. ¡Disfrutando mi boca! Me acariciaba el cabello y lo empujaba más y más adentro. Mi lengua y mi saliva se movían con rapidez y él hacia unos ricos sonidos que me decían que le estaba gustando.

El disfruto su mamada, los vidrios del carro quedaron empañados, y me sentó de nuevo en mi asiento, y él se subió encima de mí. Yo aun tenía mi ropa puesta, así que levante mis brazos para que sacara mi blusa, quito el sujetador en un santiamén y comenzó a acariciar mis tetas, les daba  vueltas con las palmas de las manos, mientras me besaba profundo, su lengua llegaba a mi garganta, y se confundía con la mía.

Comenzó a besar mi cuello y mi pecho, lamio y mordió mis pezones, que estaban duros de excitación, y yo le fui bajando más y más sus pantalones.

Beso mi abdomen de una manera tan sensual que solté un gemido, al mismo tiempo que se incorporaba a mi oído y me decía: -“me gustan los ruidos que haces”…  Yo me derretí.

El momento era tan intenso, con sus manos y su lengua sobre mí que lo disfrute por completo, pero mis piernas seguían cerradas.

De pronto sentí, como bajaba la cremallera de mi pantalón y metía su mano en mis pantis, jugó con mis vellitos, y metió sus dedos hasta adentro, eso  hizo que me retorciera y quise mirar lo que hacía. Cuando se dio cuenta que estaba mirando, susurro: -“cierra los ojos”, yo le dije: “quiero mirar como los haces”. Y me respondió: “eres una sin vergüenza”…

Se levanto sobre mi y con mirada malévola me dijo: “Abre las piernas”…