Hace un tiempo tuve la oportunidad de enseñar inglés en una universidad en Caracas, tenía unas cuantas horas mal pagadas, pero quería ganar ese tipo de experiencia. Le di clases a un grupo de aproximadamente 25 estudiantes.
Dedo admitir que fue un poco decepcionante, puesto que el nivel de inglés era muy bajo y los alumnos pocos rendidores, sin embargo dentro de lo malo siempre hay algún bueno, en este caso uno de mis estudiantes ¡Andrés!
Andes era un joven de unos 25 o 26 años, atlético y guapo, además resaltaba porque era quien tenía mejor dominio de la materia y además obtenía buenas calificaciones, es decir resaltaba entre los demás y les cuento que por varias cosas. Era inteligente y no solo sabía ingles.
Siempre se sentaba hacia el medio del salón, y siempre que yo explicaba la clase intervenía o me miraba, cuando yo me paseaba entre los asientos me seguía con su mirada. A veces pensaba que yo le gustaba.
Un día luego de clases decidí entregar unos ensayos que tenía pendientes, muchos no pasaron el ensayo, y mi estudiante favorito obtuvo una baja calificación, razón por la cual se quedo después de la clase para preguntarme y aclarar sus dudas. Él creía que lo había evaluado mal.
Nos quedamos solos en el salón, y en el piso casi no había nadie, pues mi hora de clase era de las ultimas del día. Cerramos la puerta y comenzamos a revisar el texto que había escrito, le indique las correcciones de forma y gramática que tenia, cuáles eran sus errores y porque la baja nota. Andrés no parecía satisfecho con mi explicación, entonces me dijo:
Andrés: Profesora, que puedo hacer para aumentar mi nota, no quiero bajar mi promedio en su clase.
Yo: Puedes practicar un poco más, eres muy bueno. No necesitas mejorar tanto. Es solo un ensayo.
Andrés (insistente): Lo sé profesora, pero me gustaría ser siempre su favorito.
Yo: jajaja ¿Por que crees que eres mi favorito?
Andrés: Soy quien mejores notas tiene, intervengo y además usted siempre me mira y pide mi opinión. ¡Yo soy su alumno favorito!
Yo: Pues sí, tienes razón lo eres, además creo que eres muy guapo e inteligente. Dime algo ¿Tienes novia?
Andrés: No, no tengo novia. ¿Y tú? – A Pesar de ser su profesora me tuteo. Y eso me gusto.
Yo: No, yo soy soltera. – Nos miramos con un poco de malicia.
En ese momento él se acerco a mí y nos dimos un beso, que por un momento me llevó a mis días de universidad, aunque nunca bese a alguno de mis profesores. Pero si quise hacerlo.
El beso se volvió intenso, sus labios eran grandes y su lengua muy inquieta, casi no podía respirar, nos pusimos de pie porque el escritorio en medio estorbaba, pronto me apretó entre sus brazos y podía sentir sus manos por todo mi culo, así poco a poco me fue pegando contra el pizarrón, rozando su polla contra mi coño, la ropa comenzaba a estorbarme. El me susurraba al oído: “que rico besas”.-
Le tome sus manos y se las puse sobre mis tetas, cuando las toco, se pegaba más y más de mí, y comenzó a desabrochar mi blusa, y bajo mi sujetador a hasta mi cintura. Andrés comenzó a chupar mis pezones, y hundía su cara en mi pecho, los lamia y los mordía con ganas de comérselos. Y yo estaba muy excitada, mis pantis estaban muy mojadas.
Cuando nos dimos cuenta, él se había quitado la camisa y yo le abría sus pantalones, quería ver a ese nene crecer en mis manos y en mi boca. Cuando lo saque ya estaba caliente y mojado. Así que me agache un poco para chupárselo y conocer su sabor, tenía muchos vellitos ¡Estaba delicioso! Me lo devoré. Le chupe los huevos, le jale esos vellos y se los lamí. Lo deje completamente lleno de mi saliva.
Andrés, no paraba de jadear y decirme: “uuff, uff, que rico lo mamas”.- me levantó y me llevó hacia el escritorio. Me sentó encima y me bajo las bragas con ganas y luego las olió con fuerza: “mmmm que delicioso es tu aroma”…- Eso me excito muchísimo y le dije: “por favor fóllame duro”.- el notó lo mojada que estaba, acaricio mi coño y mojó sus dedos y me los metió en la boca. Su mirada era tremenda, sentía que iba explotar de ganas. Y yo estaba muy deseosa.
Pude ver lo fuerte que era Andrés en el sexo, le gustaba imponerse y eso me encendía más y más.
El me abrió las piernas y se montó encima de mí, me lo clavó tan duro y profundo que deje salir un gemido, se agarro de mis tetas y comenzó a follarme brutalmente delicioso, yo no dejaba de moverme, mis tetas brincaban y podía sentir sus vellos rozar los míos. (Hacía calor)
Me decía: “me encanta tu coño peludito, voy a devorártelo”.-
Yo por mi lado no paraba de gemir, de pedir más y más duro. Todo lo que salía de mi boca era: “fóllame así, que rico, dame más y más… que duro estas… ¡Ay Andrés!”. Y eso a él lo calentabas mucho más.
El hombre se bajo a chuparme el coño, decía que sabia delicioso y que estaba muy jugoso, cuando metió su lengua y chupo mi clítoris no pude evitar venirme en su boca.
Cuando se levanto, me dijo: “quiero marcar tu coño, haz que me corra”, comencé a chuparle su polla con intensidad y muchas ganas, mi lengua lo envolvía estaba muy mojado de mi saliva y de mis fluidos. Él me decía: “¿te gusta mamar, eh?, saca toda la leche, que es para ti”. Se lo chupe tan rico, que pronto lo saco, me dijo abre las piernas y lleno mi coño de su leche, caliente y espesa. Les confieso que era abundante.
Como a mí me gusta tomarla, me pase los deditos por mis vellitos y me los chupe: “Que rica está, déjame limpiarte”.- y le di unas lamidas como buena gatita a su huevo para que quedara brillante.