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Soy Psicoanalista (Saul)

en Fetichismo

Esta historia es una petición de un nuevo amigo que le da morbo el tema y me contó por correo una pequeña historia que es real y yo lo que hice fue plasmarlo de la mejor manera posible. Espero no defraudarlo ni a él ni a ningún lector de este relato. Como dije en mi primer relato del mismo título estos relatos serán peticiones que recibiré por correo e intentaré recrear los morbos de los amigos y amigas que me escriban.

 

- Buenas tardes Saul. Cuénteme a ver porque cree que debe hablar con un psicoanalista.

 

- Bueno es por un fetichismo que tengo.- me dijo con la cabeza agachada.

 

- Los fetichismos no son algo que tratar a no ser que se convierta en una patología constante que le impida hacer una vida normal.- le dije ya que le vi algo apesadumbrado y avergonzado por ello.

 

- Es que mi fetichismo viene de hace años y ha condicionado mi vida de una forma radical y creo que ha llegado la hora de cambiar. Quiero ser una persona normal.- me dijo con lágrimas en los ojos.

 

- A ver Saúl.- le dije amablemente- los fetichistas son personas normales en su plenitud. Simplemente es que disfrutan de unas cosas que les crean unos estímulos tanto a nivel sexual como a nivel sensorial que las demás  personas pasan inadvertidas. Es como si le digo que yo no disfruto de un buen vino y usted sabe apreciar todo el aroma, el sabor, la textura... ninguno de los dos es más normal que el otro, simplemente nos gustan cosas distintas.

 

- Créame que lo mío no es normal. Si quiere le cuento la historia de  mi vida porque desde que fui huérfano todo ha estado condicionado por ese fetichismo.

 

Yo lo escuchaba atento pensando en que tipo de fetichismo podría tener siendo tan joven y porque venía a mi consulta gente tan rara. Saúl debía tener entre 20 y 23 años. Era un joven delgado de pelo corto. Vestía de manera normal y no llamaba la atención en absoluto. Se podía decir que era un chico normal y corriente.

 

-Bien, todo empezó hace muchos años cuando me quedé huérfano y mi tía, la hermana de mi madre, me acogió como si fuera su hijo. Ella vivía con su marido pero no tenían hijos, lo cual creo que fue la causa de su depresión. Me castigaba sin motivo al volver del colegio, o no me daba paga, o me insultaba y me decía que era un inútil pero nunca me pegaba. Nunca, hasta que su marido la dejó y se fue a vivir lejos y se casó con la mujer por la que dejó a mi tía. Mi tía es una mujer normal. Ahora tiene 56 años pero está muy bien conservada. Sale a caminar, hace deporte ligero en casa con videos y se cuida mucho las comidas. Es morena de melena corta y lleva gafas. Es muy guapa, bueno al menos para mi lo es...es mi tía. Tiene un pecho no muy grande y viste mas o menos normal.

 

Un día al volver del colegio mi tía me estaba esperando. Al abrir la puerta de casa vi como se levantaba hacia mi y me agarró de la pechera y me insultó diciendo que era un guarro y que había dejado mi habitación hecha un asco. A empujones me llevó al salón y allí me empujo contra el sofá. Pude ver como se quitaba la zapatilla y empezó a pegarme con ella en el culo. Como tenía el pantalón vaquero puesto no me dolía pero notaba como me pegaba con fuerza. Era una zapatilla de estas típicas de abuela, las de suela de goma y luego tela calentita para el invierno. Cuando terminó de pegarme se fue llorando a su habitación y yo algo descolocado me fui a la mía con una tremenda erección.

 

- ¿ Le puso que su tía le pegara? - dije mientras tomaba notas de todo.

 

- No se si me excitaba que me pegara o lo que me excitaba era que fuera así de dominante conmigo pero fue raro y me sentí algo mal por ello.- me dijo mientras miraba constantemente al suelo como avergonzado recordando lo sufrido en ese tiempo. Días después me volvió a pegar, esta vez con la mano me dio varios cachetes pero no me excité tanto como la última vez.

Un sábado por la noche mi tía salió por la noche y al volver yo aun estaba en el salón viendo la televisión. Ella se enfadó mucho por verme en el salón. Me dijo que le había arruinado la vida y que todo era culpa mía y se acercó a mí y me agarró de la oreja gritándome muy cerca. Pude notar su olor a alcohol pero no entendía su enfado. Entonces me hizo ponerme como a los niños cuando se les dan azotes en el culo. Yo me puse y empezó a darme cachetes en el culo. Yo estaba tumbado encima de mi tía como un niño mientras que ella sentada me azotaba llorando y mascullando cosas que apenas llegaba a oír. Después me hizo arrodillarme ante ella y me obligó a besar sus zapatos mientras casi llorando seguía diciendo que todo era culpa mía. Cuando mis labios tocaron sus zapatos ella me soltó la oreja y se puso a mirar mientras mascullaba cosas que no llegué a entender. Sus zapatos, esos que yo besaba eran de un color azul oscuro a juego con el vestido que llevaba y con un tacón alto y fino. Yo besaba sin atreverme a mirarle a la cara. Empecé a notar como mi miembro se ponía duro  y sin saber porque seguí besando e incluso lamiendo. A veces me atrevía a besar y lamer la parte del empeine de su pie que quedaba al aire en el zapato y ella lo notaba y fue dejando de llorar. Yo por miedo y la verdad bastante excitado seguí lamiendo sus pies  mientras echaba  un vistazo a su cara viendo que había llorado por el rimel corrido pero ahora tenía una expresión de triunfo y satisfacción. Al bajar la mirada vi como tenia las piernas algo separadas y veía como su braguita de color azul claro estaba algo humedecida. Seguidamente baje mi cabeza y seguí lamiendo sus zapatos y sus pies.

 

-¿ Que pasó entonces?¿ Encontraba usted satisfacción en aquello, Saul?- dije mientras alucinaba al oír su historia.¿ Se sentía atraído por su tía??

 

-Si, mucha satisfacción.-respondió Saúl y agachando la cabeza siguió hablando. ¿ atraído ?no....nose... -dijo dubitativo. Me excitaba mucho como me trataba, hasta como me insultaba y sobre todo sus zapatos y zapatillas; pero déjeme que le cuente el resto de la historia. Yo seguía lamiendo sus zapatos y empecé a notar como mi tía estaba masturbándose. Levante un poco mi mirada mientras disimulando lamía y besaba su pierna y vi como tenía la mano debajo de su húmeda braguita y la movía mientras lanzaba unos pequeños gemidos. Eso me puso mas cachondo aún y sin pensarlo volví a besar sus zapatos mientras me empecé a tocar por encima de mi pantalón corto.

 

- ¿ Llegó a correrse, Saul?- pregunté curioso y algo cachondo al escuchar aquella historia.

 

- Si, pero fue mi tía la que me dijo que me corriera. Al darse cuenta que me estaba tocando me dijo que me corriera pero en sus zapatos que luego lo limpiaría yo con mi lengua. No pude ni pensar en ese momento y lo hice. Después mientras estaba lamiendo mi propio semen de sus zapatos pude notar como ella le dieron varios espasmos y también se corrió.

 

- ¿ Que pasó después? -pregunté curioso.

 

- Nada. Me dijo que me fuera a mi habitación y me fui. -dijo como avergonzado.

 

- Muchas veces nos dejamos llevar por los impulsos y el calentón. No tiene que sentirse avergonzado por eso Saul.

 

- Al día siguiente apenas vi a mi tía. -continuó diciendo Saúl con aquella voz apagada. Solo por la noche ya para cenar que me dijo que la preparará un sandwich y se lo llevará al salón. Yo obedecí y se lo llevé. No pude evitar ver como iba vestida. Llevaba un vestido suelto que solía llevar para andar por casa y en los pies las típicas zapatillas antiguas como de fieltro. No estaba nada sexy, pero mi polla se empezó a ponerse dura y ella se dio cuenta al cogerme la bandeja en la que le llevé el sandwich. Ella me miró mientras le daba un bocado al sandwich y me dijo si me gustaron los zapatos de la noche anterior y yo asentí con mi cabeza. Después ella me dijo que por lo que veía también me gustaban las zapatillas de andar por casa. Ahí yo no dije nada, solo agaché la cabeza.

 

- Una situación muy incómoda, ¿ no ? - dije mientras tomaba algunos apuntes. -¿ que pasó después?.

 

- Me miró y sonriendo me dijo que me arrodillara y besara sus pies.- me dijo con cara de vergüenza. Yo me arrodillé y empecé a besárlos. Notaba el fieltro cuando mis labios lo rozaban y aquel olor me resultaba muy agradable. Cuando llevaba un rato vi como se descalzó por lo que pude besar y lamer cada uno de sus dedos de los pies. Notaba su calor en mi boca mientras chupaba y me deleitaba con ellos cuando escuché que me decía que si quería correrme lo hiciera sobre sus pies no sobre las zapatillas para que no se estropeásen. No tardé ni un minuto en correrme sobre aquellos maravillosos pies. Me quedé mirando y me dijo que los limpiase como la noche anterior, a lo que me agaché de nuevo y lamí  mi semen de sus pies.

 

- ¿ Le agradaba aquello? - pregunte curioso porque era raro a mi entender en aquel momento que aquello pueda excitar a alguien.

 

- Si y no.- me contestó cabizbajo. Era la sensación de obediencia hacia mi tía. Era la calidez de las zapatillas, el aroma de los pies, el color de los zapatos. La verdad no se bien que me pasa pero se ha convertido en una obsesión y por eso he venido.

 

- Se repite con normalidad esa situación.- pregunte curioso tanto profesionalmente como particularmente. Es decir...esto que me está usted hablando ocurrió hace....¿ cuanto?.

 

- Desde hace unos 4 años.

 

- ¿ Cuatro años?-pregunté asombrado ya que vi que era un chico joven.

 

- Si mas o menos. Yo llevo así todo ese tiempo y ya no puedo mas. Me fijo en los zapatos de sus amigas y ella lo sabe. Creo que le dice a sus amigas que se pongan tacones para ir a casa. Con algunas que tiene mas confianza me humilla haciéndome besar sus zapatos o sus botas. Nunca me ha usado sexualmente pero si alguna de sus amigas. En ocasiones me hace ir de visita a casa de alguna y allí me castigan entre las dos. Me dan zapatillazos, me hacen oler sus zapatillas, frotarme con ellas, se ríen de mi, me insultan, me hacen correrme en sus pies o como he dicho con las que tiene mas confianza me hace tener relaciones con ellas. A veces eso se alarga todo un fin de semana en el que no me dejan vestirme, me hacen ir a 4 patas como un perro siempre sentado a sus pies oliéndolos, adorando sus zapatillas, las mismas con las que luego me dan golpes en las nalgas hasta dejarme el culo colorado. No es que me importe, para mi es un sueño el poder tirarme a una madura, pero no tengo elección. Me guste o no me guste debo obedecer a mi tía; siento que se lo debo por lo desgraciada que le he hecho su vida y comprendo que me castigue de esa manera. Nunca me ha faltado nada, ni de comer ni de estudiar ni cosas materiales y comprendo que hacerse cargo de mi le llevase a ese estado de nervios y depresión. Si así puedo ayudarla pues lo acepto.- dijo Saul emocionándose.

 

- Pero dice que debe obedecer a su tía. No querrá decir que le gusta obedecerla, que le gusta que le pegue con la zapatilla, que le excita olerlas y correrse en sus pies. ¿ no querrá decir eso Saul? - dije serio mirándolo a la cara.

 

- Si.- dijo llorando. -Tiene razón. me excita mucho que me pegue con las zapatillas. Tiene unos 8 pares de zapatillas de andar por casa y un montón de zapatos. Cuando no está suelo abrir el zapatero y observarlos mientras me toco, no puedo evitarlo. A veces los cojo, los huelo, los froto contra mi cuerpo para notar su tacto. Me excita mucho. Me fijo en los zapatos de todas las mujeres con las que me cruzo. Disfruto cuando sus amigas me dicen que me corra en sus pies o en sus zapatos aunque luego lo tenga que limpiar con mi lengua.- me dijo cabizbajo para luego terminar diciéndome.- ¿ Cree que me puede ayudar?

 

- Claro que sí Saul. Usted lo ve como un problema y no lo es. Lo que usted tiene es un fetichismo y le ayudaré a controlarlo pero antes necesitaría hablar con su tía. ¿ Cree que sería posible que viniera a la consulta?- le dije con una gran curiosidad por conocer a aquella madura viciosa que tenía por tía.

 

- No creo que ponga problema. De hecho ella me animó a que viniera a verlo y me dijo que si lo necesitaba su casa estaba abierta para usted.

 

- Perfecto entonces Saúl. Hable con su tía y cuando pueda ella nos vemos y charlamos un poco sobre como llevar ese fetichismo que tanto lo atormenta.

 

-Puede venir ahora.- me dijo sin dudar y con una sonrisa algo sospechosa en la cara. Mi tía me dijo que puede venir usted cuando quiera. Vivimos en el  piso tercero letra D de este bloque.

 

- ¿ Vivís en este mismo bloque?.- dije quedándome de piedra al oírlo.

 

- Si- me contestó. De hecho mi tía lo está esperando.

 

 

Espero haber estado a la altura de la petición y que guste a todo el mundo. Espero mas peticiones para poder hacer relatos cada vez mas morbosos. Agreguenme al correo y espero comentarios que me ayuden a hacer cada vez mejores relatos. Gracias.