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Carlota (1)

en Hetero: Infidelidad

La vida de Carlota se había vuelto de lo más monótona. Había conocido a su marido Carlos a los 18 años en la universidad y desde ahí habían estado siempre juntos. Ahora tenía 28 y Carlos 30. Era una chica normal, ni gorda ni delgada, si que su cuerpo estaba algo fibrado ya que salía a correr y echaba tiempo en el gimnasio. Sus pecho no muy grandes para algunos se diría que tenían el tamaño justo. Se casaron hacía dos años ya y poco después a él le salió un trabajo en otra ciudad  muy lejos de la familia y amigos. Carlota y Carlos no se lo pensaron, pero a Carlota tras llevar viviendo allí ya varios meses no le salía ningún trabajo. Vivían en una urbanización bastante grande y lujosa, de estas que tienen enormes salas de reuniones, piscina y un minigimnasio. Su piso, un séptimo tenía una geniales vistas de la ciudad, pero Carlota no conocía  a nadie allí. Toda su vida se había quedado en su ciudad natal a unos 700 km de distancia.

La monotonía se iba apoderando de Carlota. A esto le sumaba que desde la boda estaba intentando quedarse embarazada pero sin éxito. Si todo seguía así irían a una clínica de fertilidad a hacerse pruebas porque Carlota necesitaba ser madre desesperadamente. La vida de Carlota se limitaba a cuidar la casa, ir al gimnasio, hacer la compra, comer sola porque Carlos trabajaba, echarse la siesta y leer hasta la hora de la cena que era cuando volvía Carlos del trabajo y podían estar juntos.

Un día sonó el timbre de la puerta y extrañada fue a abrir. Era Teresa, una vecina que había llegado nueva junto con su marido hacía un mes. La había visto alguna vez por la urbanización y también el día que llegaron que fue casa por casa repartiendo magdalenas caseras para conocer a todos los vecinos. Era una mujer pequeña y delgada. Con una sonrisa de las que ocupan toda la cara y una cara que no puedes negarle nada que pida. La típica abuelita amable que te sonríe y te da las gracias por todo.  Ángel era su marido. Era un señor poco mas grande que ella, pero no mucho. Se notaba que se cuidaba y no se había abandonado. Afeitado y aun con pelo en la cabeza aunque canoso. Era una pareja en torno a los 60, prejubilados los dos, pero con una excelente salud y forma física, de hecho salían a andar todas las mañanas y si Teresa no salía, su marido se iba a hacer un poco de trote en el parque de al lado.

 

 

 

- Hola Teresa, ¿ que tal?.-dije al abrir la puerta.

- Hola cariño. -dijo la mujer sonriendo muy amable.- perdona que te moleste pero tengo que pedirte un favor de vecinos.

- Tu dirás, ya sabes que lo que necesites.- conteste yo.

- Nos vamos unos días donde mi hijo mayor y tiene que venir un paquete y puse que te lo entregaran a ti si la entrega la hacías posterior a hoy, espero que no te importe.

- Ah, no no, claro que no, me paso el día aquí así que no pasa nada, Que lo traigan si.- dije con una sonrisa

- Gracias cariño, eres un encanto.- dijo mientras acariciaba mi mejilla y se fue.

Al día siguiente efectivamente llegó un paquete a su nombre a su casa. Era un paquete del tamaño de dos cajas de botas altas de mujer juntas, pero no pesaba. Lo cogió y firmo en la maquinita del repartidor y entro a casa muerta de curiosidad por saber que sería. Movió el paquete pero no oyó nada. Se quedó mirando un rato, y es que el aburrimiento en la  vida de Carlota era muy malo y más esa semana que su marido estaba fuera por unos asuntos de trabajo, así que lo puso a contraluz a ver si veía algo, hasta lo peso y  miró en google a ver que cosas podían pesar eso, lo movió, lo dio la vuelta una y mil veces, hasta que se pensó hasta en abrirlo. Pero no lo hizo y lo dejo apartado en una habitación cerrando la puerta para no verlo y no sentir la tentación. Pasaron unos días y el fin de semana y el lunes por la mañana volvió a sonar el timbre de la puerta de Carlota.

 

 

 

- Hola Carlota, no te he despertado, ¿ no?- dijo Teresa en cuanto Carlota abrió la puerta.

- No no, tranquila, pasa que tengo aquí tu paquete, es bien grande.- dijo con intención de ver si Teresa le decía que había pedido.

-¿ Si? vaya espero no te fuera de molestia el tenerlo por casa.

- Claro que no. Toma aquí lo tienes.- dijo entregándoselo.- ¿ quieres un café?,- le preguntó para ver si durante la conversación del café soltaba lo que era, ya que la curiosidad le podía.

- Pues sí niña, muchas gracias. Es que mi marido ha salido a trotar como dice él y a mi con el día que hace no me apetece, parece que va a llover como el día del diluvio. Veras tu el hombre este como al final vuelve empapado, no tiene cabeza.- digo de modo distendido mientras se sentaba en el salón con su caja a l lado.

Al poco Carlota trajo una bandeja con café, leche, azúcar y unos bollos. Se pusieron a charlar mientras Teresa se interesaba por Carlota y su vida. Carlota al  ver la amabilidad de Teresa y lo buena persona que parecía, rompió en lloros contándole  lo miserable que se sentía y lo diferente que era su vida a lo que ella había pensado. Teresa la abrazó, la consoló y la animó a realizar pequeños proyectos que fueran cumpliendo las expectativas de su vida.

- A ver Carlota, ¿ que ilusiones tenías antes que no has cumplido?.- dijo amable mientras la sujetaba la mano mirándola fijamente con su amable cara.

- Carnet de conducir. dijo Carlota.

- Vale, eso es fácil, esta tarde mismo te acompaño a una autoescuela. ¿ que más?

- Saber coser.

- Jajaja, eso es fácil. A partir de la semana que viene te subes a mi casa todas las tardes y yo te enseño. ¿ que más cosas?

- Tener un niño.- dijo Carlota algo apenada. Llevamos mucho tiempo y no consigo quedarme embarazada.

- Bueno, eso no es follar y ya. hay parejas que necesitan más tiempo que otras, lo que tienes que hacer es relajarte y salir de esta monotonía que es estar encerrada en casa, pero te ayudare y conseguirás  cumplir todas tus metas e ilusiones, ¿ vale? ¿ que más cosas tienes pendientes?

- No se.... tener un bonsai. Siempre he querido uno. - dijo Carlota avergonzada porque solo se le ocurrió eso.

- Ayyyyy  jajaja me matas niña, me matas... dalo por hecho. Pero ¿ que más cosas?, ¿ algo en el plano sexual?- preguntó Teresa al ver que Carlota ya no lloraba y estaba ms tranquila para ver si se relajaba aún más.

- Que cosas tiene Teresa, nose, si ..supongo como todas ¿ no?- dijo avergonzada.

- Pues dime una a ver....algo que no hayas hecho y te dé mucho morbo, cuéntame.- dijo mirándola con una ligera sonrisilla.

- No..no se.- dijo Carlota avergonzada mirándola a la cara.

- ¿ Un trio?, ¿ Intercambio? ¿ Con un viejo? ¿ Con una mujer? ¿ Con un perro? jajaja.- y al decir esto último se rió para quitar tensión a la pregunta.

- No....no se, siempre he querido.... pero con mi marido me da cosa pedirselo.... si es una tontería, no se....-dijo sin terminar la frase.

- Venga dímelo que estoy en ascuas.- dijo Teresa echándose más adelante en el sofa.

- Que se corran en mi pecho.- dijo Carlota avergonzada.

- Que guarrilla niña.-dijo Teresa.- ¿ Y en la cara? En la cara es muy morboso, te lo digo yo.

- Si también.- dijo Carlota mirando a Teresa dándose cuenta del comentario que acababa de hacer.

- Bueno..pues todo se puede hacer con ganas..... así que anímate y saldrás adelante. De momento tienes otra cara, ahora al menos sonríes. Eso es muy importante para cambiar, querer cambiar. ¿ Tu quieres cambiar Carlota?

- Si claro.- contestó sonriendo y sintiendo que aquella conversación había sido liberadora.

- Pues esta tarde a las 6 estoy aquí para ir a apuntarte a una autoescuela, una hípica o a clases de poda del bonsai enano, pero tu tienes que animarte.- digo mientras se ponía de pie y le acariciaba el pelo.

Tras aquella conversación Teresa se levantó y se fue despidiéndose hasta por la tarde. Y así fue como por la tarde pasó por ella y fueron juntas a la autoescuela y Carlota pudo apuntarse y conseguir los libros para empezar a estudiar. También pasaron toda la tarde paseando y charlando sobre todo de la vida de Carlota. Al volver hacia el bloque de pisos, Teresa invitó a cenar a Carlota para que no estuviera sola ese día y esta accedió así que a las 9 de la noche fue a casa de Teresa y Ángel. Llamó a la puerta y le abrió Teresa con un regalo envuelto en la mano.

- Es para ti, a ver si te gusta.- Dijo Teresa.

- Pero Teresa, no tenias porque...¿ que es? dijo mientras lo abría viendo un pequeño bonsai. Se emocionó y abrazo a Teresa agradecida.

- Venga chiquilla, ahora vamos a cenar.- dijo Teresa sonriendo al ver la ilusión con que Carlota miraba su nuevo bonsai.

Se sentaron los tres a cenar. La charla fue muy amena entre risas, chistes, anécdotas y demás se pasó la noche rápidamente. En la cena tomaron vino y aunque Carlota no bebió mucho ya que apenas bebía. Después de cenar Ángel se tomo un chupito de orujo y preparó uno sin alcohol para Carlota de mora. Se sentaron a charlar en el sofá mientras Ángel se tomaba una copa tranquilamente mirando a su mujer y a su vecina. Pasado un rato de charla Carlota se dio cuenta que ya era muy tarde, había estado allí más de 3 horas.

- Bueno chicos....va siendo hora de irme.- dijo algo tímida levantándose.

- Como que?. Ya te vas?. - dijo Ángel admirando el cuerpo de Carlota.

- Si, si, es un poco tarde y tendréis que dormir que mañana...- dijo sin llegar a terminar la frase.

- Mañana que?- dijo Teresa. Nosotros estamos jubilados y tu no trabajas ni tienes niños que cuidar, puedes quedarte un rato más.

- Si, eso si, jajaja. - rió Carlota sonriendo amablemente.

- Además cariño, yo te he regalado un bonsai, pero mi marido aun no te dio su regalo.- dijo Teresa sonriendo cómplice a Ángel.

- No no, no tienes que darme nada Ángel, en serio.-dijo Carlota sonriendo halagada por aquello y sintiendo que por primera vez tenía amigos en aquella ciudad.

- Claro que si chiquilla. Además es un regalo muy especial. Lo hemos hablado y queremos dártelo y espero que sepas apreciarlo, ¿ verdad cariño?. - le dijo a Carlota mientras le acariciaba el pelo y miraba a su marido.

- Si claro. -dijo Ángel sonriendo mientras se levantaba y se acercaba hacia el sofá donde estaban sentadas Teresa y Carlota.

Carlota notaba como Teresa, pegada a ella en el sofá, le acariciaba mas su cabeza...jugando con su pelo y la otra mano la ponía en su pierna. Ángel se colocó frente a ellas y empezó a desabrocharse el pantalón con la mirada fija en Carlota. Carlota a su vez, algo confundida miraba a Teresa y a Ángel alternando sin llegar a creerse que eso estuviera pasando.

-Shh, tranquila mi niña....te gustará tu regalo. Confía en mí.- dijo Teresa mientras guiaba la cabeza de Carlota para acercarla a la polla medio dura de su marido.

Carlota abrió la boca. No entendía por que lo hacía, ella estaba casada, ella no necesitaba aquello, pero por alguna extraña razón se sentía llevada a chupar aquella polla.

Se la metió en su boca y empezó a chupar mientras Teresa le acariciaba el pelo a la vez que la susurraba cosas como "así bonita, muy bien" o "disfruta de mi marido cariño". La polla de Ángel empezó a crecer en la boca de Carlota que se afanaba por chupar y tragar toda la saliva que  generaba al tener aquel miembro en su boca. Suspiraba a la vez que chupaba. Su mano se movió hasta la polla y lo empezó a masturbar a la vez que lo chupaba.

Teresa desabrochaba los botones de la blusa de Carlota para dejar libres sus tetas. Carlota seguía chupando disfrutando de aquella polla con el consentimiento de su amiga, pero ¿ que pasaría se Carlos, su marido, se enterase?. Estaba chupando una polla que no era la de su marido, lejos de eso, era la de un vecino que le doblaba la edad. Mientras tanto Ángel estaba de pie, con un ligero movimiento de cadera para hacer que aquella chica chupara bien su polla dura, mirando como desaparecía entre sus labios.

Teresa le quitó a Carlota la blusa y también el sujetador dejando sus pechos al descubierto completamente. Entonces le hizo un gesto a su marido y este sacó la polla de la boca de Carlota y la cogió del brazo haciendo que se levantase mientras con la otra mano empezó a sobarle el pecho.

-¿ Que hacéis?. yo....yo...mi..mi marido yo no quiero que....- dijo Carlota con voz dubitativa mientras Teresa se acercó a ella, se agacho y le quitó la falda y el tanga que llevaba.

Carlota estaba tan nerviosa y a la vez excitada que empezó a tartamudear sin creerse bien lo que estaba ocurriendo.

-Te...Te..Teresa ¿ que haces? yo ...no..yo no...digo muy nerviosa pero sin oponerse a quedarse desnuda ante aquel matrimonio en su salón.

- Shhh cariño, recuerda lo que hablamos....tu querías cambiar ¿ Quieres cambiar?- le dijo Teresa al terminar de desnudar a Carlota y hacer que se sentaré encima de la mesa donde habían  cenado.

- Si Teresa pero yo..yo..-dijo muy excitada por la situación pero algo avergonzada también.

- Shhh, tu tranquila, vas a cambiar y nosotros te vamos a ayudar.- y diciendo esto Teresa miro a Ángel asintiendo.

Ángel se colocó entres sus piernas y puso la punta de su polla en su rajita mojada y empezó a penetrarla. Ángel noto como su rajita cedía al paso de su polla sin ninguna dificultad gracias a todo el flujo vaginal que Carlota tenía debido a su gran excitación. Empezó a meter y sacar suspirando. La sujetaba de las caderas como atrapándola para si mismo y poder penetrarla más profundamente.

- No..no... Teresa... sin condón no. Yo sabes que...- dijo Carlota entre los jadeos de las embestidas que le estaba proporcionando Ángel.

- Shh tu calla mi niña,no temas que no te quedarás, tu disfruta de este momento. Piensa que tu querías que tu vida cambiase, y a eso te estamos ayudando.- dijo Teresa mientras su marido seguía con el mete saca al coño de Carlota.

Ángel estuvo como unos 5 minutos follando a Carlota. Cuando vio que estaba a punto de correrse la sujetó por las caderas haciendo que su polla entrará hasta dentro y saliese completamente. Ese placer llevó a Ángel al clímax, pero antes de correrse la sacó y se pajeo sobre Carlota. Carlota empezó a notar como varios chorros de semen atravesaban su cuerpo hasta llegar a sus pechos. Como se escurría por su piel mientras que Ángel seguía soltando semen sobre el cuerpo de Carlota. Cuando se quiso dar cuenta tenía todo el pecho y vientre lleno de semen que chorreaba despacio recorriendo su cuerpo mientras que la polla de Ángel palpitaba sin fuerza sobre su cuerpo.

-Otra de tus fantasia cumplida pequeña. -dijo Teresa acariciando la cabeza desde un lado y sonriendo a su marido.

Espero mejorar y que podáis sentir todo el  morbo de esta historia. Agradezco vuestros comentarios y vuestra crítica constructiva tanto aquí en la página como en el correo que figura en mi perfil. Pido disculpas si no he sido del todo claro a la hora de escribir o expresarme y por las posibles faltas ortográficas que tengo. Seguiré con las aventuras de Carlota si veo que este relato tiene algo de aceptación. Muchas gracias por gastar vuestro tiempo en leerme y espero no haberos defraudado.